Reseña: Por una democracia progresista. Debatir el presente para un mejor futuro

La Dra. Patricia Galeana reseña Por una democracia progresista. Debatir el presente para un mejor futuro (Debate, 2021) de Cuauhtémoc Cárdenas.

Texto de 10/06/22

La Dra. Patricia Galeana reseña Por una democracia progresista. Debatir el presente para un mejor futuro (Debate, 2021) de Cuauhtémoc Cárdenas.

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La obra del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Por una democracia progresista. Debatir el presente para un mejor futuro (Debate, 2021) es una lectura obligada para toda la ciudadanía comprometida con la situación de nuestro país. Hace una revisión crítica de la historia de México. Para debatir el presente, analiza desde la primera Constitución promulgada en plena guerra insurgente, hasta las más recientes reformas a la carta magna vigente. 

Sobre las diferentes etapas de la Revolución Mexicana concluye que no se han cumplido plenamente sus metas: la vigencia efectiva de un Estado de derecho y una democracia igualitaria en lo social. Además, el tema de la tierra, presente desde el grito insurgente de Miguel Hidalgo en Dolores; los recursos naturales; los derechos de la clase trabajadora; la emancipación de la mujer; son abordados con profundidad en la obra.

De los principales artículos de la Constitución, muestra sus avances y retrocesos. Del artículo 3° destaca la definición de democracia de la reforma de 1940, elaborada por Jaime Torres Bodet, donde se le define como “un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”. Señala el retroceso de 1992, que dio entrada a las corporaciones religiosas al sistema educativo. Concluye que la reforma de 2019 es letra muerta mientras no se dote de presupuesto suficiente a la educación, en particular a la superior, incluida en la fracción X.

Respecto al artículo 27 –que reivindicó para la nación el dominio del subsuelo desde 1917–, señala que la reforma de 1947 permitió la reconstrucción del latifundio, al establecer equivalencias en superficie de distintas calidades de tierras, y que los propietarios pudieran recurrir al amparo. Refiere cómo en los años subsiguientes se redujo considerablemente el presupuesto asignado al desarrollo rural. En 1992 se dio pie a la privatización de las tierras ejidales y de comunidad, y desapareció la Banca de Fomento al Campo. Finalmente en 2013, prácticamente se anuló el control del Estado sobre los recursos del subsuelo a través de contratos con particulares. 

Respecto al artículo 123, el Ingeniero refiere como el salario de la clase trabajadora ha estado por debajo de sus necesidades. El Estado ha incumplido sus responsabilidades sociales “causa principal de la enorme desigualdad que hoy caracteriza a nuestra sociedad”.

Desde 1978 se estableció que toda persona tiene derecho a un trabajo digno y socialmente útil, pero no se ha instrumentado una política de Estado para lograr el pleno empleo, ni se han hecho las leyes reglamentarias para hacer exigible este derecho ante el Estado. 

Con respecto al artículo 130, la reforma de 1992 trastocó el sentido del texto original.

Nuestro autor también analiza las propuestas individuales y colectivas que se han hecho desde la Revolución al tiempo presente, para el desarrollo del país. Inicia con la obra “La reconstrucción de México” de Salvador Alvarado, quien planteó la socialización del Estado para dar respuesta a todas las demandas de la Revolución, y lograr la independencia económica como base de todas las libertades. Al analizar el debate Caso-Lombardo, el autor considera correcta la posición de Caso en pro de la libertad de cátedra. 

Sobre el gobierno de Lázaro Cárdenas, destaca en primer lugar la aceleración del reparto agrario y la concepción del ejido como unidad social, económica y política, y del magisterio como el organizador social; así como su apoyo a la clase trabajadora, a su unidad nacional e internacional. Explica su indigenismo como emancipación del proletariado y no como su incorporación a la “civilización”, con el propósito de desindianizarlo. 

“Sobre el gobierno de Lázaro Cárdenas, destaca en primer lugar la aceleración del reparto agrario y la concepción del ejido como unidad social, económica y política, y del magisterio como el organizador social; así como su apoyo a la clase trabajadora, a su unidad nacional e internacional”.

Refiere también las instituciones que creó el presidente Cárdenas para apoyar el desarrollo de campesinos y obreros: el Banco Ejidal, el Banco Obrero y los Almacenes Nacionales de Depósito. Con la convicción de que el único sistema capaz de lograr la unidad nacional es el socialismo, diferente al liberalismo clásico y al comunismo, con la dirección del Estado de la economía, para garantizar los equilibrios y no como propietario de los medios de producción. En este marco, la escuela socialista, racionalista, contribuyó a combatir el fanatismo. 

La expropiación de las empresas petroleras hecha por el presidente Cárdenas, marcó el fin de la oposición de las compañías extranjeras a acatar la Constitución mexicana y su legislación, en ejercicio de la soberanía nacional. Significó la preservación del Estado de derecho, y permitió la industrialización y crecimiento de su economía.

En política exterior en el gobierno cardenista se escribieron páginas gloriosas: en defensa de Etiopía frente a los fascistas italianos; de China ante la invasión japonesa, de Austria contra la Alemania nazi; se apoyó a la República española y asiló a los republicanos perseguidos; se defendió a Finlandia de la Unión Soviética; y posteriormente a Cuba y República Dominicana de las acciones estadounidenses. 

Más tarde, el expresidente Cárdenas se unió al movimiento mundial por la paz, el respeto a la soberanía nacional y la liberación económica de América Latina. Abogó por el desarme y la desnuclearización. Por su autoridad moral, formó parte del Tribunal Internacional sobre crímenes de guerra contra el pueblo de Vietnam, encabezado por Bertrand Russell. El Ingeniero concluye sintetizando el ideario del presidente en una frase: “solo la justicia social garantiza la paz y la felicidad humana”. 

A continuación, nuestro autor analiza las contradicciones, claudicaciones, desviaciones y retrocesos que se han dado en los gobiernos emanados de la Revolución, aunque todos ellos se dijeron identificados con sus postulados. Da cuenta de todas las acciones represivas del Estado y las vidas que cobraron; de la utilización del delito de disolución social (1947 a 1970); la toma de universidades por militares y policías, entre otros hechos ominosos. 

También refiere las acciones positivas: como la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social (1943), la nacionalización del servicio público de electricidad (1960), así como de la banca; y cómo se desaprovechó ésta última para el desarrollo de la economía nacional, y posteriormente se reprivatizó y extranjerizó. 

En materia internacional, destaca el Tratado de Tlatelolco para la desnuclearización de América Latina y el Caribe (1967); el apoyo a la Revolución Sandinista (1977); el reconocimiento a la República Española hasta 1977; el asilo político a chilenos, argentinos y uruguayos (1979), entre otros. 

El Ingeniero reitera que la Revolución Mexicana es un proceso inacabado, porque no se ha institucionalizado una sólida democracia nacional. Señala que en la etapa neoliberal el Estado perdió el control de los recursos del subsuelo; la infraestructura de las comunicaciones del país se privatizó; y desapareció la banca de fomento, lo que causó el aumento de la desigualdad social, la caída de la economía y el decaimiento del sistema educativo, de salud y de seguridad social. Todo ello ha quedado evidente con miles de víctimas letales, la pérdida de empleos, la elevación de la pobreza en la presente pandemia. Así como en la delincuencia, violencia, inseguridad y corrupción, que siguen irrefrenables hasta el día de hoy. 

“…en la etapa neoliberal el Estado perdió el control de los recursos del subsuelo; la infraestructura de las comunicaciones del país se privatizó; y desapareció la banca de fomento, lo que causó el aumento de la desigualdad social, la caída de la economía y el decaimiento del sistema educativo, de salud y de seguridad social”.

Nuestro autor considera que no es ni debe ser función de las fuerzas armadas hacer las funciones policiacas de combate a la delincuencia, que deben depender de la autoridad civil y dar cuentas al Congreso. 

Por todo ello, es necesaria la revisión de lo hecho para diseñar nuevas estrategias. Subraya que la meta de la Revolución Mexicana fue y es constituir una democracia política y económica; el ideal socialista como etapa superior del desarrollo humano. 

Para lograrlo, el ingeniero Cárdenas señala que hay que fortalecer la libertad del municipio, y descentralizar el poder. Se declara contrario a todo tipo de reelección. Destaca que el poder económico no debe ser el que marque el rumbo del país, se pronuncia por una economía con mercado no de mercado, regulada por el Estado, de acuerdo con el interés público; que se debe fortalecer la Banca de fomento y hacer una reforma hacendaria-fiscal y tributaria. Se pronuncia por un Estado que garantice los derechos constitucionales y la seguridad de la población, con absoluta separación de poderes. 

Reitera que la democracia significa derecho a la igualdad y también derecho a la diferencia. Aun cuando estos derechos están en la Constitución y en nuestras leyes, el Estado no cumple con su obligación de hacerlos vigentes, por lo que aboga por políticas públicas para los diferentes sectores de la sociedad. 

No hay tema alguno que el ingeniero Cárdenas, como estadista que es, deje de analizar. Señala que México se encuentra sumamente rezagado en el cumplimiento de acciones que contribuyan a reducir los efectos negativos del cambio climático, el cuidado del medio ambiente y el desarrollo de energías limpias. 

Concluye que “no caben ya más la improvisación… y menos la ocurrencia”. Refiere que los Planes Nacionales de Desarrollo no se ejecutan por los distintos ejecutivos y que los legislativos no verifican su cumplimiento. Destaca la relevancia de la participación de las instituciones de enseñanza superior y de investigación para la planeación de soluciones a los grandes problemas nacionales, por lo que es necesario incrementar su presupuesto como una de las obligaciones del Estado, para avanzar en el desarrollo del país y su bienestar social.

Propone una cuidadosa y amplia revisión de la Constitución que nos rige. Sobre la crisis ocasionada por la actual pandemia, considera que se requieren medidas de emergencia, una política económica contracíclica, entre otras. Sin embargo, ninguna de estas propuestas ha sido acogida por el gobierno, ni siquiera se ha atendido las demandas de los sistemas de salud, ni se ha dotado al personal médico de las condiciones adecuadas de trabajo. Nuestro autor concluye que será ardua la tarea de reconstrucción, construcción y reencauzamiento del país. Coincido con él. EP

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