¿Realmente hay alguien ahí fuera?

En este texto, Martín Méndez examina las últimas discusiones que se han suscitado en la arena política sobre el llamado fenómeno ovni, y se pregunta sobre la existencia de vida inteligente en otros planetas.

Texto de 16/11/23

Ovni

En este texto, Martín Méndez examina las últimas discusiones que se han suscitado en la arena política sobre el llamado fenómeno ovni, y se pregunta sobre la existencia de vida inteligente en otros planetas.

Tiempo de lectura: 8 minutos

Los alienígenas y los Objetos Voladores No Identificados (OVNI) están de vuelta ya no solo en el imaginario colectivo promovido por Hollywood, sino también en la arena política y científica. El interés e investigación sobre el fenómeno ovni ha alcanzado escaparates periodísticos considerados serios, como el reportaje del New York Times del 20171 donde se mostraban tres videos tomados por pilotos de la marina estadounidense de lo que ahora llaman “fenómenos aéreos sin identificar” (UAP, por sus siglas en inglés): objetos que parecen desplazarse a velocidades inusitadas para la aeronáutica actual (civil o militar), además de ejecutar maniobras imposibles de realizar con aviones de combate u otro tipo de dispositivo aeronáutico conocido. La geometría de estos objetos tampoco muestra indicios de “alas” u otros sistemas visibles de propulsión; por ejemplo, el objeto volador puede ser un cubo dentro de una esfera, o bien puede no mostrar una estela de calor a su paso.

“Grusch también mencionó que ha habido encuentros hostiles con ovnis donde seres humanos han resultado lastimados.”

Las noticias sobre estos fenómenos aéreos alcanzaron una nueva cota de interés mundial el 26 de julio de 2023, cuando se reunieron en el Capitolio estadounidense los miembros de la subcomisión de Seguridad Nacional, Frontera y Asuntos Exteriores del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes para escuchar las declaraciones de David Grusch (exoficial de inteligencia de la Fuerza Aérea Estadounidense), David Fravor (comandante retirado de la Marina) y Ryan Graves (expiloto de la Armada).

Las declaraciones 一bajo juramento一 de David Grusch2 resultan las más impactantes: el Gobierno de Estados Unidos ha recuperado naves de origen extraterrestre (no humano) a las cuales ha practicado ingeniería inversa a través de la colaboración con empresas privadas tecnológicas a lo largo de décadas, además de poseer restos “no humanos” recuperados de estas naves. Grusch también mencionó que ha habido encuentros hostiles con ovnis donde seres humanos han resultado lastimados. Y más aún, continúa Grusch: “nuestro cielo está lleno de UAP, cuya existencia no se denuncia lo suficiente. Los avistamientos no son raros, ni aislados. Son la rutina […] y plantea un desafío poderoso a la seguridad nacional”. Más allá de las declaraciones bajo juramento, no ha habido la presentación de pruebas más contundentes que soporten dichas afirmaciones.

En México, algo similar ocurrió el 12 de septiembre con la intervención de Jaime Maussan en la Cámara de Diputados, en el marco de la Audiencia Pública sobre Fenómenos Anómalos No Identificados (FANI), la cual tenía la intención de llevar a cabo cambios en la Ley de Protección del Espacio Aéreo Mexicano.3 El momento cúspide de la audiencia se dio cuando Maussan presentó dos cuerpos momificados de navegantes milenarios, dos “seres no humanos” hallados en Cusco, Perú. Sin embargo, la polémica no se hizo esperar toda vez que en Perú a dichas momias se les conoce como momias de Nazca, y están identificadas como una falsificación compuesta por huesos humanos y de otros animales.4

No es la primera vez que se modifica la estructura ósea en pro de una narrativa que apoye la idea de navegantes milenarios y naves extraterrestres estrelladas contra la Tierra. Tal es el caso de Roswell, Nuevo México, el “Santo Grial” de los entusiastas de tecnología extraterrestre en posesión del Gobierno norteamericano. Un reciente estudio5 sobre lo ahí acontecido en julio de 1947 revela que no se trató de un globo meteorológico (narrativa oficial), sino de un objeto en forma de disco, y no fue uno, sino dos los sitios de impacto que halló la Fuerza Aérea Norteamericana. En los alrededores del accidente se encontraron algunos cuerpos de no más de metro y medio de altura, con características humanoides, pero con cabezas y ojos de tamaño anormal. Estos pseudo-navegantes interestelares en realidad eran niños modificados quirúrgicamente por Josef Mengele a petición de Joseph Stalin. La torcida idea de Stalin era crear pánico entre la población estadounidense de mayores proporciones que el ocasionado por la transmisión de radio de La guerra de los mundos de Orson Welles: en otras palabras, se trataba de una guerra psicológica. Los ovnis de Roswell 一prototipos aeronáuticos diseñados por científicos alemanes al cobijo de los rusos一 se pusieron a resguardo y se les practicó ingeniería inversa con los más altos niveles de confidencialidad. Muchas de las aeronaves tipo stealth (‘sigilo’) desarrolladas posteriormente por la Fuerza Aérea hunden sus raíces en el trágico y grotesco evento de Roswell.

“En los alrededores del accidente se encontraron algunos cuerpos de no más de metro y medio de altura, con características humanoides, pero con cabezas y ojos de tamaño anormal. Estos pseudo-navegantes interestelares en realidad eran niños modificados quirúrgicamente por Josef Mengele a petición de Joseph Stalin.”

Dos días después de la presentación de Maussan, en lo que parecía una serie de eventos coordinados, la NASA presentó el informe final del equipo de estudio independiente sobre Fenómenos Aereos Sin Identificar.6 La conclusión del informe fue que: “a pesar de los numerosos relatos e imágenes, la ausencia de observaciones consistentes, detalladas y seleccionadas significa que actualmente no tenemos el conjunto de datos necesarios para sacar conclusiones científicas definitivas sobre los FANI”. Y sentencia: “Hasta la fecha, en la literatura científica revisada por pares, no hay evidencia concluyente que sugiera un origen extraterrestre de las FANI.” En otras palabras: sí, hay algo ahí fuera, pero no sabemos exactamente qué es. Al menos en esta ocasión se formó un equipo de trabajo e investigación; muy diferente a lo que sucede en la novela Contacto, de Carl Sagan,7 donde se señala que: “tan convencida estaba la comunidad científica de que no había nada extraterrestre en los ovnis, que cuando el presidente Jimmy Carter solicitó a la NASA un estudio exhaustivo sobre dichos fenómenos, el organismo aeroespacial se negó a realizarlo”.

Finalmente, el 19 de septiembre, en respuesta al teatro presentado por Maussan, un grupo de científicos de la UNAM convocaron a la conferencia “¿Extraterrestres o esqueletos de llamas? Ante crédulos y charlatanes, la ciencia responde”, en las instalaciones del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3).8 Invocando el pensamiento crítico, así como los resultados más recientes sobre la búsqueda de vida extraterrestre por métodos directos (toma de muestras de planetas como Marte o asteroides) e indirectos (monitoreo de señales de radio provenientes del espacio exterior o detección de moléculas que sean producidas por actividad biológica, como el sulfuro de metilo), se desmontó la narrativa espectacular presentada por Maussan.

Sin embargo, después de ser testigos de las impresionantes imágenes de los telescopios espaciales Hubble y James Webb, que llenan nuestra mirada con cientos de miles de galaxias allá fuera, la incertidumbre y la clásica pregunta continúan causando cierto escozor: “¿Estamos solos en el Universo?”. El Dr. Antonio Lazcano, presente en la conferencia del C3, lo expuso claramente con estas palabras: “Somos la única forma de vida conocida en el Universo. Eso no quiere decir que no haya otras formas de vidas en otras partes del Universo, pero tampoco quiere decir que haya otras formas de vida en otras partes del Universo”.

Ante tal incertidumbre, parece inevitable que se produzca un vacío o sentimiento de orfandad cósmica que busca ser llenado. Así, parece ineludible que exista un paralelismo entre buscar vida extraterrestre y la búsqueda de un Dios o Creador. En este sentido, más de uno ha señalado que el programa SETI (acrónimo en inglés para “búsqueda de inteligencia extraterrestre”) está más fundamentado en la fe que en la ciencia, pues, en más de 40 años de búsqueda, no se ha encontrado evidencia sólida de una señal extraterrestre que provenga de alguna forma de vida inteligente.

“Somos la única forma de vida conocida en el Universo. Eso no quiere decir que no haya otras formas de vidas en otras partes del Universo, pero tampoco quiere decir que haya otras formas de vida en otras partes del Universo”

Lo cierto es que, si se trata de hallar vida extraterrestre lo suficientemente avanzada como para haber enviado una señal de radio en nuestra dirección, no solo se necesita tiempo, sino también un poco de suerte. Esto se tenía bien claro desde la concepción del programa SETI en la década de los 70. Por ejemplo, en las actas de la conferencia “Comunicación con inteligencias extraterrestres” (1973), se consigna que no existe una motivación sólida para: “observar las estrellas más próximas o de hecho cualquier punto en concreto. Aunque disponemos de poder para descubrir civilizaciones no sabemos dónde mirar ni con qué frecuencia […] creer que esta búsqueda tendrá éxito con recursos limitados y tiempo limitado no es más que un espejismo”.9

A lo largo de los años ha habido un puñado de señales capturadas por SETI que han acelerado los corazones de los científicos, pero el escrutinio más riguroso las ha descartado. Principalmente porque al volver a “escuchar” en la dirección en la que se detectó por vez primera dicha señal, no se ha podido volver a sintonizar; es decir, no hay “repetibilidad”. La última señal que hizo enarcar las cejas de los radioastrómos de SETI se detectó en diciembre de 2020 y provenía de la región de Próxima Centauri,10 la estrella más cercana a nuestro Sistema Solar (aproximadamente a 4 años-luz de distancia). Un estudio más detallado reveló que se trataba de una mera interferencia proveniente de osciladores utilizados en diversos aparatos electrónicos; en otras palabras, la interferencia era producto de la tecnología humana. No había nadie ahí fuera intentando hacer contacto, después de todo.

La montaña rusa de emociones que produce toparse con una señal candidata, solo para que sea posteriormente descartada, seguramente siembra dudas sobre nuestra capacidad intelectual para detectar y descifrar un mensaje enviado por alguna civilización extraterrestre. Al respecto vale la pena traer a colación una anécdota de Frank Drake, quien propuso la ecuación que lleva su nombre para estimar el número de civilizaciones tecnológicamente avanzadas que podrían enviar una señal de radio a nuestra galaxia;11 inspirado en la obra Lingua Cosmica, del matemático Hans Freudenthal de la Universidad de Yale, Drake pensó en enviar una señal con una cantidad de caracteres (ceros y unos, por ejemplo) que fuera el producto de dos números primos, los cuales servirían como una medida del “ancho” y “alto” de la imagen, y proporcionó una idea de cómo deberían ordenarse los caracteres. Como prueba, Drake escribió un mensaje compuesto por 551 caracteres 一producto de los números primos 19 y 29一, el cual, una vez decodificado en forma imagen, contenía una figura humana como la que dibujaría un niño usando “bolitas” y “palitos”, así como información tanto de nuestro sistema solar como de nuestro sistema de numeración, entre otras cosas. Envió el mensaje a los miembros de la Orden del Delfín, un grupo de científicos de distintas disciplinas formado durante la conferencia que dio origen al SETI, para que lo decodificaran. No añadió ninguna información extra: únicamente la secuencia de 551 caracteres. La respuesta que obtuvo fue el silencio, a excepción de un miembro que le envió un mensaje de vuelta con la misma idea y que, ya decodificado, consistía en una copa de martini con todo y aceituna.

Si bien el método de codificación de mensajes ideado por Drake ahora es considerado rudimentario, en la década de los 70 constituyó una especie de salto cuántico en lingüística interestelar… al menos para una civilización como la nuestra. La anécdota de Drake es humildemente aleccionadora ya que nos obliga a reconocer la niebla de chovinismo intelectual que llega a empañar nuestra visión sobre otras posibles inteligencias que, en estos momentos, podrían estar intentando comunicarse con nosotros.

“[…] establecer o hallar evidencia sólida de vida fuera de este planeta barrería con el vacío existencial que nos motiva, como especie, a cuestionar la bóveda cósmica en busca de algún murmullo, por débil que pueda ser, de la frenética actividad de otra civilización…”

Por remota y risible que pueda resultar contactar a alguna civilización extraterrestre, establecer o hallar evidencia sólida de vida fuera de este planeta barrería con el vacío existencial que nos motiva, como especie, a cuestionar la bóveda cósmica en busca de algún murmullo, por débil que pueda ser, de la frenética actividad de otra civilización, o del eco de su derrumbe. Cualquiera de las dos opciones, creo, detendría el girar alocado de nuestra civilización para fijarlo en un norte cósmico que señale un rumbo trascendental: ir más allá no sólo de nuestras fronteras planetarias, sino también de nuestra manía de exterminarnos entre nosotros mismos. EP

  1. Cooper, H., Kean, L. & Blumenthal, R. 2 Navy Airmen and an Object That ‘Accelerated Like Nothing I’ve Ever Seen.’ The New York Times (2017). []
  2. Seisdedos, I. “Los avistamientos no son raros ni aislados”: el Congreso de EE UU se toma en serio los ovnis. Ediciones EL PAÍS S.L. (2023). []
  3. Damián, F. Jaime Maussan lleva restos “no humanos” a San Lázaro. Grupo Milenio (2023). []
  4. Lagos, A. No, las momias de Nazca que presentó Jaime Maussan en el Congreso de México no son extraterrestres. WIRED (2023). / Lagos, A. La UNAM le responde a Jaime Maussan sobre las momias de Nazca presentadas en el Congreso mexicano. WIRED (2023). []
  5. Jacobsen, A. Area 51: An Uncensored History of America’s Top Secret Military Base. (Hachette UK, 2011). []
  6. UAP. NASA Science https://science.nasa.gov/uap/ (2023). / Skibba, R. & Godoy, M. S. La NASA no encontró extraterrestres. Pero si ves un ovni, avisa. WIRED (2023). []
  7. Sagan, C. Contacto. (Emecé, 1998). []
  8. Rueda, A. & C. Ayala, E. Frente a charlatanes, hay que defender la racionalidad. https://www.c3.unam.mx/noticias/noticia270.html?fbclid=IwAR3YIzbRR0xKyD4S3-c6d5nb4AaGzkG449_wygr0R0e1f55n-WgbfbexWNM (2023). []
  9. Sagan, C. Comunicación con inteligencias extraterrestres. (Planeta, 1985). []
  10. Futselaar, D. What was that signal from Proxima Centauri? SETI Institute https://www.seti.org/what-was-signal-proxima-centauri (2021). []
  11. Sagan, C. Murmullos de la Tierra: El mensaje interestelar del Voyager. (Planeta, 1981). []
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