¿Qué sigue después de las elecciones estadounidenses para México? La especialista Susana Chacón reflexiona sobre esta relación bilateral en el mundo durante 2020.
Observatorio electoral | Estados Unidos: Biden, presidente electo
¿Qué sigue después de las elecciones estadounidenses para México? La especialista Susana Chacón reflexiona sobre esta relación bilateral en el mundo durante 2020.
Texto de Susana Chacón 16/12/20
Antes de entrar en materia, me permito hacer una reflexión que busco compartir con ustedes queridos lectores. El año llega a su fin en medio de muchos sucesos internacionales, el de mayor envergadura es sin duda el de la pandemia de la Covid-19; termina en medio de una gran recesión económica mucho más profunda que la de la crisis de 1929 y de igual importancia, por sus consecuencias, que el de la pandemia. Desde hace un año, con los primeros brotes del virus en Wuhan, China, no imaginábamos lo que sería el 2020 para el mundo, para la humanidad, para el turismo, para el cambio climático, para el uso de las tecnologías digitales, para el desarrollo de la ciencia y tecnología, para el comercio, para la cooperación internacional y para la estabilidad de las democracias a nivel internacional.
Por la importancia de los acontecimientos electorales, no puedo centrar mi texto en el tema del turismo y las relaciones internacionales, que es el eje temático de diciembre en nuestra revista Este País. No obstante, señalo algunas consecuencias de la pandemia en esta la materia. El turismo se pausó en todo el mundo de enero a diciembre del presente. Dejo a continuación tan sólo algunos datos que demuestran, por regiones, lo anterior: -79% en Asia Pacífico, -69% en Oriente Medio, – 69% en África, -68% en Europa y -65% en América. Las consecuencias para el sector fueron devastadoras. El turismo cayó en un total de 70% a nivel mundial. La movilidad turística global dio un giro este año y muy seguramente, en adelante, no volverá a ser como hasta fines del 2019. Los escenarios denotan que se va a privilegiar un turismo alternativo y sustentable, que en nada coincide con el Gran Turismo o el turismo de gran calado que tuvo un boom en los últimos años, pero que fue también uno de los responsables de la situación de caos en la que estamos inmersos. Nunca antes, como en años recientes, se habían visto los niveles de movilidad desde todos los continentes y hacia todas las regiones. Esto cambiará, sin duda, y pronto veremos el rumbo que toma.
Después de este año, nada será igual. La situación nos ha obligado a repensarnos y a reflexionar sobre la forma en que veníamos haciendo las cosas. En unos casos, para sorpresa de muchos, hemos visto las vulnerabilidades y fragilidad en países que pensábamos desarrollados, pero que han demostrado lo contrario frente a la pandemia y a la crisis económica. Por el contrario, los que menos imaginábamos, son los que mejores resultados tienen ante sus decisiones y políticas públicas. Es un año en el que el mundo y la humanidad se vieron desnudos tal cual son: con sus realidades, penurias, grandezas, fortalezas, sin protocolos y sin máscaras. Las posibilidades de unos y las miserias de otros quedaron abiertas ante los ojos de todos. Año de muchos aprendizajes, avances y retrocesos. El 2020 está por terminar, y tanto las realidades nacionales como las relaciones internacionales verán un cauce distinto a partir del inicio del 2021. Ahora bien, ¿en qué fundamento lo anterior? Regreso al proceso electoral en Estados Unidos que será, por supuesto, determinante para definir el nuevo camino.
El proceso también llegó a su fin, con los afortunados resultados que muchos esperábamos. Me centro tan sólo en un día del mes que fue definitorio para la victoria. El día en que el Colegio Electoral votó y decidió formalmente el resultado final de las elecciones del pasado 3 de noviembre. El 14 de diciembre sucedieron además, un número importante de eventos en dicho país:
Primero, el Colegio Electoral ratificó a Joe Biden, ahora sí como presidente electo de los Estados Unidos y a partir del próximo 20 de enero será el presidente número 46 de la Unión Americana. Con un total de 336 votos Biden superó en un 63% a los 270 requeridos para ser electo, mientras que Trump perdió con 232 votos. La institucionalidad de la democracia en EU demostró que, a pesar de todos los intentos de tirarla, es sólida. Al día siguiente el presidente del Senado, Mitch McConnell, líder republicano de la mayoría en el Senado, felicitó a Biden por su victoria y el próximo 6 de enero, Mike Pence, el actual vicepresidente del país, tendrá que aceptarlo públicamente también, en su calidad de presidente del Senado. El mundo puede empezar a respirar tranquilo. A pesar de que muchas personas opinan que será una administración demócrata aburrida, considero que es lo mejor que puede suceder, tanto al interior del país como en sus relaciones internacionales. Como sucedió en las dos administraciones del presidente Barack Obama, se regresará a la tradición de fomentar sus alianzas internacionales y a empezar a recuperar el liderazgo perdido en estos cuatro años.
El mismo día 14, se da también un gran acontecimiento: comienzan a aplicar la vacuna de Pfizer en contra del Covid-19, en un primer momento al personal del servicio médico estadounidense. La vacuna fue aprobada por la FDA un día antes. Esta es también una gran noticia pues abre la esperanza a retomar una vida mucho mejor que la de este año. La importancia de la ciencia y la tecnología, por primera vez en la historia de la humanidad, permiten que en tan sólo un lapso mayor a los ocho meses se cuente con lo que puede revertir los riesgos del nuevo virus. Recordemos que EEUU es el país con mayor número de muertos 280,000 y de casos a nivel mundial, 14,474,106, al momento de escribir este texto. La vacuna no es la panacea, pero sí un instrumento muy favorecedor para reducir la tan negativa situación.
También el 14 renunció el Fiscal General William Barr, a mes y medio de que cambie el gobierno. Después de varios desencuentros, pero en especial uno a principios de diciembre donde Barr dijo que no había ninguna evidencia de fraude en el resultado de la elección de noviembre, se tensa y rompe la relación con Donald Trump. Es importante mencionar esto hoy, ya que lo que el presidente va a buscar en los próximos días es nombrar un fiscal a modo que le permita reducir el número de demandas judiciales que están en su contra y en contra de los miembros de su familia. Barr no lo iba a defender.
Una vez más, en esta misma semana se demostró que Donald Trump no pudo sustentar la existencia de fraude, aunque sigue sin aceptar su derrota. Esta situación es grave, ya que en la mitad de la población de Estados Unidos prevalece el sentimiento de que sí lo hubo, lo que en lugar de mitigar la ruptura en la sociedad, la profundiza. A pesar de que a partir de enero, Trump dejará la presidencia, el trumpismo seguirá ahí. Este grupo de personas no son necesariamente republicanas. Son, sobre todo, seguidores de la presencia e imagen de lo que les representa la figura del presidente. A pesar de la pandemia y los nunca antes vistos niveles de desempleo, votaron por su reelección. Calmar esta animadversión será una tarea titánica para el nuevo gobierno. Es imposible sanar la profundidad de la ruptura en cuatro años. No obstante, Joe Biden y Kamala Harris darán los primeros pasos hacia una posible unidad.
El mismo día 14, también en México se dieron sucesos de primera importancia: nuestra embajadora Martha Bárcena hizo pública su salida en los próximos meses de la embajada de México en Washington, la principal y más importante embajada para México. La razón oficial es la de solicitar, el próximo mes de marzo, su retiro adelantado después de 43 años de una labor impecable como miembro del Servicio Exterior Mexicano. Indudablemente no es la única explicación. Desde inicios del sexenio, tuvo un rechazo por parte del canciller Ebrard, ya que no es de su equipo. Era un nombramiento del presidente directamente. En múltiples ocasiones en estos dos años no le permitió actuar como la embajadora que es, imponiéndole acciones totalmente opuestas de lo que ella sugería. ¿Por qué se va en este momento tan especial? No debe seguir en Washington, ya que desde el 7 de noviembre en que se confirmó la victoria de Biden y los principales mandatarios comenzaron a felicitarlo, ella le pidió al presidente que hiciera lo propio. Lo anterior nunca se dio y los demócratas de más alto nivel, así como senadores y representantes, y además los líderes de las minorías hispanas demócratas, le pidieron que convenciera al presidente mexicano de hacerlo, pero él no la escuchó.
Por otra parte, le impusieron a un superior desconocido en Estados Unidos y en Washington, y sin la estatura que requiere el puesto de director general para América del Norte, que en este caso además, asumirá las funciones de subsecretario para la región, una persona que no cuenta con las credenciales pero que es muy cercano al canciller. En ese contexto, efectivamente ella no debía continuar como embajadora.
Ahora mandan a Esteban Moctezuma para reemplazarla, en un momento en el que la discusión a la reforma a la Ley del Banco de México se aplaza para febrero y después de que EEUU cuestionó fuertemente los riesgos de la instrumentación de estos cambios que abren la puerta al lavado de dinero y al crimen organizado y benefician a un solo empresario de México: Ricardo Salinas Pliego.
Es también el 14 cuando el presidente López Obrador manda un carta de felicitación a Joe Biden por haber sido ratificado como presidente electo. Su mensaje lo manda después de la felicitación de Putin quien era uno de los tres únicos mandatarios que no habían aceptado su victoria. Pasaron 41 días de espera sin ningún mensaje a los demócratas y la carta subraya que si quieren buenas relaciones con México, deberán respetar la soberanía nacional. Después de que la Cámara de Diputados avaló el 15 de diciembre los cambios a la Ley de Seguridad Nacional, en la que exigen a los representante de inteligencia internacionales y estadounidense —tales como la DEA, CIA y el FBI— que presenten reportes continuos de sus actividades en territorio nacional, la respuesta de Estados Unidos es de enorme descontento y desconfianza. Se empieza una relación bilateral con el nuevo gobierno de Biden mandando importantes señales equivocadas.
Desde el primer momento, después del 3 de noviembre, Biden comenzó a hacer nombramientos de su futuro gabinete. Hasta la fecha son personajes con trayectorias sólidas, de al menos veinte años de trabajo en la administración pública, experimentados y con gran conocimiento de la materia que se les asignó. No son improvisados. Vemos entonces el regreso de la institucionalidad en Estado Unidos, en donde las políticas personalistas no jugarán y los canales establecidos serán las puertas que habrá que tocar. México necesita contar con un personal experimentado y serio para que sus intereses sean no sólo escuchados sino favorecidos. De otra manera, los beneficios para el país seguirán como hasta ahora. EP
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