Susana Chacón analiza el contexto del Bicentenario de la relación bilateral México-Estados Unidos y las implicaciones de la reciente propuesta del presidente Biden al presidente López Obrador.
Observatorio Internacional: El Bicentenario Bilateral y la propuesta de Biden a AMLO
Susana Chacón analiza el contexto del Bicentenario de la relación bilateral México-Estados Unidos y las implicaciones de la reciente propuesta del presidente Biden al presidente López Obrador.
Texto de Susana Chacón 14/09/22
Este año, en diciembre, se cumple el Bicentenario de la relación bilateral México-Estados Unidos. Doscientos años en los que se han vivido momentos de cooperación, pero otros más de conflicto, en que a pesar de las dificultades, las habilidades diplomáticas y de negociación de los representantes de ambos países han logrado construir acuerdos que permiten caminar hacia adelante. Para administrar el sinnúmero de intercambios e intereses, la cooperación ha sido necesaria; una cooperación entre dos países con niveles de poder muy diferentes y totalmente asimétricos.
La asimetría existía desde el inicio de la relación formal en 1822 y fue un factor fundamental para la solución de la guerra de 1847. Desde entonces, entre México y Estados Unidos la diferencia de poder ha sido el elemento definitorio de la relación. A partir de finales del siglo XIX, cuando Estados Unidos consolidó su territorio tal como lo conocemos actualmente, y que su interés se preocupó por la estabilidad interna en el territorio mexicano, fue entonces que comenzó un vínculo de cooperación asimétrica. Coincide también con la reducción de la influencia europea en México y con la expansión de capital estadounidense en nuestro país.
A pesar del nacionalismo mexicano, en muchos momentos esta cooperación asimétrica dominó sobre situaciones de conflicto. Un ejemplo claro de esto fue el periodo de la Segunda Guerra Mundial, en el que el gobierno de México logró varios acuerdos que favorecieron, en una primera instancia, el interés nacional. Entre los más importantes fueron el acuerdo militar que fue de Cooperación de Defensa Conjunta de 1941, el Acuerdo Bracero de 1942 y, también en ese mismo año, el Acuerdo de Comercio. A pesar de las adversidades de la Gran Guerra, México y Estados Unidos siguieron cooperando. Una vez terminada la guerra, la situación cambió y se vieron favorecidos los intereses estadounidenses. Momento desde el cual, ambos gobiernos han requerido de habilidades de cooperación que reduzcan los niveles de conflicto. Los dos países han sido aliados formales e informales durante los principales problemas internacionales.
Actualmente, el escenario es completamente distinto. Después de los últimos años de la pandemia de covid-19, de la crisis económica global como consecuencia de la primera y de la guerra de Rusia en Ucrania, el mundo es otro y la relación México- Estados Unidos, también. Lo que sucede en el mundo afecta a México y la relación bilateral.
En este caso en especial porque desde el cambio de gobierno en Estados Unidos, el presidente de México había evitado una relación de cooperación con Biden. Todo lo contrario, buscó la confrontación con su gobierno desde que fue nombrado presidente electo de EUA. A partir del 20 de enero de 2020, día de la toma de protesta del nuevo presidente, el presidente mexicano llevó a cabo acciones para buscar golpear al gobierno entrante sin que llegaran más allá de insultos y groserías para diferentes funcionarios estadounidenses, desde el mismo Joe Biden hasta secretarios de su gabinete, miembros de ambos partidos, republicanos y demócratas, en el Congreso, gobernadores, entre otros. Su imagen en EUA fue muy negativa, López Obrador se dio a conocer tal como es y dadas sus amenazas, comentarios y reacciones, dejaron de tomarlo en serio. Le tomaron, además, la medida.
Biden fue muy paciente y evitó en todo momento caer en las provocaciones. Sabía que, finalmente, la existencia de marcos institucionales como el T-MEC, el Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN), el Diálogo de Seguridad de Alto Nivel o la Cumbre Trilateral de Líderes de América del Norte, encauzarían la relación por canales formales alejando respuestas a las provocaciones. Así sucedió y ahora vemos los resultados en varios temas.
Las violaciones al T-MEC en materia de energía las encauzó la representante comercial Katherine Tai, en las consultas que pueden derivar en paneles de controversias en las que de llegar a estos México tiene todas las de perder, por lo que la cooperación es sustancial para evitar mayores daños. En este proceso, se requiere de gran cooperación en un escenario en el que los márgenes de maniobra son muy limitados para los mexicanos. El presidente Biden estaba también consciente de que sus programas económicos debían ser aprobados primero por el congreso estadounidense, antes de poder hacer propuestas concretas a México y Canadá para favorecer la prosperidad de América del Norte. Lo anterior sucedió apenas hace unas semanas en las que se aprobó su gran estrategia con los siguientes componentes: la Inflation Reduction Act que no se limita a reducir la inflación, sino que es un gran programa para luchar contra el cambio climático y favorecer la energía limpia (para el programa de cambio climático se cuentan con aproximadamente 400 mil millones de dólares); implica una transformación estructural de la industria manufacturera americana para su reconversión industrial hacia una economía limpia y verde. El segundo es el Chips and Science Act que busca impulsar la fabricación de microchips y el desarrollo y avance de la ciencia con un fondo de 200 mil millones de dólares. Biden busca también acelerar la transformación de la industria automotriz a coches y transporte eléctricos. Se subsidia a las familias en la compra de paneles solares. Se reducen los costos de las medicinas para las familias. Para financiar lo anterior, se impone un impuesto del 15% a las empresas que tienen utilidades iguales o mayores a los mil millones de dólares. Además, con anterioridad se había aprobado ya la Ley bipartidista sobre Infraestructura, que significa otra gran oportunidad de cooperación.
Desde el momento en que se aprobó la gran estrategia de Biden por el Congreso, el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau lo aplaudió y dio la bienvenida a los apoyos que se darán para la construcción de autos eléctricos en Canadá, así como a todas las oportunidades que el programa ofrece para la prosperidad de los canadienses. México también tiene una enorme oportunidad de desarrollo con este gran programa. No sólo para la industria automotriz, sino en el desarrollo de microchips o semiconductores que tanto preocupan en América del Norte.
En un primer momento, el gobierno mexicano no se expresó favorablemente como sí lo hizo Trudeau; pero afortunadamente el pasado lunes 12 de septiembre, tuvo lugar en Ciudad de México la segunda reunión del DEAN en la que se abordaron estos temas. A cuatro días de la celebración de la Independencia, con el DEAN, la relación bilateral y trilateral puede tomar un curso distinto de cooperación favorable a todos.
La invitación de Joe Biden a México a participar en su gran estrategia de transformación económica e industrial, no se hizo esperar. Envió a México a altos representantes de su gobierno como Anthony Blinken, secretario de Estado; Gina Raimondo, secretaria de Comercio; Jayme White, representante de la USTR; José Fernández, subsecretario de Energía; Juan González, director del Consejo de Seguridad Nacional para el Hemisferio, y Brian Nichols, secretario asistente para los Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado. Todos instaron al gobierno de México a sumarse a la competitividad de la economía regional de América del Norte al reunirse con sus contrapartes mexicanas.
La agenda estadounidense era muy clara y fue Brian Nichols quien la hizo pública desde el pasado viernes 9. Desde la reinstauración del DEAN en Washington, en septiembre del 2021, se plantearon objetivos que hoy se retoman y mantienen. En primer lugar, el famoso Build Back Together que inserta a México en la nueva competitividad con la instauración de grupos de trabajo favorables para la mejora de las cadenas de valor. Por otra parte, se promueve también el desarrollo económico sustentable del sur de Mexico y de Centroamérica. Buscan favorecer el curso de la migración, invertir en programas de infraestructura para ciberseguridad y, por supuesto, en el desarrollo de los pueblos de ambas naciones. Hoy se retoman estos temas, pero de manera especial se motiva para que México aproveche la oportunidad de entrar a la gran transformación económica y regional de los programas señalados líneas arriba .
Además de la reunión del DEAN, los representantes estadounidenses se reunieron con el presidente mexicano, quien apoyó el entrar a esta gran estrategia que sin duda favorecerá a México y por supuesto a América del Norte. Nos encontramos en un momento en el que la cooperación es sustancial, no debemos perder la oportunidad que se abre para el desarrollo mexicano y el regional.
Hasta ahora la invitación de Joe Biden ha sido bienvenida y en los próximos meses sabremos realmente cómo se aprovecha. La puerta está abierta para el gobierno federal, gobiernos locales, empresarios e iniciativa privada y para la sociedad en general. Finalmente les recuerdo que en octubre tendrá lugar el Diálogo de Seguridad de Alto Nivel. Aquí se tratarán temas de gran relevancia y urgencia que, sin duda, requerirán también de canales formales de cooperación. La relación bilateral se beneficia siempre de la cooperación sobre situaciones de conflicto. Nos lo marca la historia al mismo tiempo que podremos proyectar nuestro futuro bilateral. EP
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