Finlandia en la OTAN, un cambio histórico

Roberta Lajous, miembro del grupo México en el Mundo, explica sobre la situación en Finlandia y su incorporación en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Texto de 21/06/23

Roberta Lajous, miembro del grupo México en el Mundo, explica sobre la situación en Finlandia y su incorporación en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

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Helsinki, Finlandia.- La primera ministra socialdemócrata de Finlandia, Sanna Marin, perdió las elecciones el pasado mes de abril, por un margen de menos de uno por ciento, pero no habrá un cambio de gobierno hasta septiembre que se logre formar una coalición encabezada por el líder del partido Conservador, Petteri Orpo. Después de conducir con acierto a su país a lo largo de la pandemia y lograr un ingreso exitoso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en un tiempo récord, que marcó el fin de la neutralidad de Finlandia desde su independencia en 1918, la jefa de gobierno más joven recibió un revés del electorado. No obstante su carisma y su compromiso con alcanzar una economía neutral en carbono para 2035, que le ganó el reconocimiento verde, el electorado prefirió a los partidos de centro-derecha y de derecha populista que proponen reducir el gasto público. 

Una amplia mayoría de los finlandeses, de todos los partidos, están comprometidos con apoyar a Ucrania frente a la invasión rusa y de fortalecer su papel en la OTAN asumiendo mayor responsabilidad en su defensa. La incorporación a la alianza militar fue muy rápida porque siempre han tenido un sistema de defensa robusto y desde el fin de la Guerra Fría establecieron una cooperación estrecha con los mandos militares de la OTAN participando en muchas de sus maniobras. Ahora aportan su experiencia en la defensa del Ártico. 

Para muchos ideólogos del mundo occidental, durante la Guerra Fría, la “finlandización” adquirió un carácter peyorativo: proponían que todos los países formaran parte de la OTAN, liderada por los Estados Unidos para enfrentar a los del Pacto de Varsovia, liderado por la Unión Soviética. Predominó la visión de que “o estás conmigo o estás contra mí”. La neutralidad de Finlandia, Suecia y Austria fue condenada por los miopes, por lo menos como oportunista, si no como inmoral. Sin embargo, la neutralidad les permitió convivir con la Unión Soviética y no fue obstáculo para fortalecer su democracia e ingresar a la Unión Europea (UE). La versión oficial actual —todavía del gobierno socialdemócrata— es que Finlandia fue obligada a la neutralidad. Dado el contexto actual de agresión rusa, los finlandeses celebran su ingreso y esperan el próximo de Suecia para completar la defensa del Báltico. Pero no están solos, 68% de los europeos consideran que un ataque a Ucrania es un ataque a Europa.

“Dado el contexto actual de agresión rusa, los finlandeses celebran su ingreso y esperan el próximo de Suecia para completar la defensa del Báltico”.

Finlandia, con una frontera de más de 1,300 km con Rusia, en 1942 tuvo que ceder 15% de su territorio a la Unión Soviética para lograr la salida de sus tropas de ocupación. Finlandia conservó su soberanía con una política exterior neutral que también se extendió a Suecia, país del que originalmente fue parte y cuya lengua comparte en ciertas regiones. En 1955, Austria se declaró neutral, una vez que logró la salida de las tropas de ocupación soviéticas. Los soviéticos querían el modelo austriaco para Alemania pero como no fue aceptado, permaneció dividida con cada parte adherida a un pacto militar enfrentado con el otro, hasta el fin de la Guerra Fría. A su término, los países que habían sido miembros del Pacto de Varsovia paulatinamente se unieron a la OTAN despertando creciente irritación de Rusia.

La invasión de Rusia a Ucrania en 2021, justificada por Vladimir Putin como resultado de la amenaza existencial que representaba la expansión de la OTAN a 23 países con respecto a los 12 iniciales, ha logrado el efecto contrario al que se propuso. Dos de los vecinos neutrales, Finlandia del tamaño de Montana y Suecia del de California, solicitaron de inmediato su ingreso a la OTAN. Además, fortalecieron la voluntad de los europeos por asumir el costo de su defensa y no dejarla en manos de los Estados Unidos. Los 27 miembros de la Unión Europea —26 de los cuáles pertenecen o están en vías de pertenecer a la OTAN— experimentan la defensa de Ucrania como propia y se apresuran a buscar nuevas fuentes de energía para reducir su dependencia de Rusia. Finlandia se enorgullece de su transformación a la economía verde —favorecida por su enorme superficie de bosques— que le permite no tener dependencia de los hidrocarburos rusos a diferencia de otros países europeos, como Alemania.

El general De Gaulle sentenció en 1962 que Europa sería el centro del poder mundial cuando actuara en coordinación del Atlántico a los Urales. El primer paso que propuso el General se ha cumplido con la reconciliación franco-alemana, pero la propuesta gaullista tendrá que esperar a una etapa post-Putin para que Rusia participe en las instituciones europeas como se soñó al término de la Guerra Fría, cuando se integró al G-7 (el grupo de las 7 economías mayores del mundo), al que se llamó varios años el G-8 y estableció colaboración con la OTAN. 

En 1997, George Kennan, el autor de la teoría de la contención de la URSS, columna vertebral de la política exterior de los Estados Unidos a partir de 1945, sentenció que la expansión de la OTAN sería “el mayor error de la política de los Estados Unidos desde el fin de la Guerra Fría”. Si el origen de la actual guerra fue la expansión de la OTAN o la conducta agresiva de Rusia seguirá siendo motivo de debate por décadas. El hecho es que hay una guerra en curso en Europa que amenaza la paz mundial y que ha permitido poner a prueba el armamento convencional en el terreno europeo. Hace semanas se llevaron a cabo ejercicios de movilización de la OTAN en territorio finlandés. Mientras escribo estas líneas Alemania coordina ejercicios aéreos de varios miembros en su territorio mientras el resto de los europeos le piden asumir un mayor papel en la defensa nacional. Habrá que analizar la estrategia de defensa alemana publicada hace un par de días. 

Para el Sur Global no ha sido fácil escoger entre los dos bandos en guerra. China ha optado por mantener su amistad con Rusia a nivel declarativo mientras se beneficia del reajuste mundial provocado por las sanciones económicas al país agresor y lo convierte en su proveedor de materias primas. Para la India y África, con una historia colonial reciente, es difícil aceptar a Europa como encarnación de los valores de democracia y respeto a los derechos humanos. Brasil pretende recuperar el liderazgo latinoamericano con una propuesta de paz que no ha sido tomada en serio, mientras el resto de los países de la región consideran que no tienen perro en esta pelea. México ha hecho una digna condena de la agresión rusa a Ucrania en el Consejo de Seguridad de la ONU pero se niega a aplicar sanciones no obstante su asociación comercial privilegiada con los otros dos países de América del Norte, comprometidos con la defensa de Ucrania.

“Para la India y África, con una historia colonial reciente, es difícil aceptar a Europa como encarnación de los valores de democracia y respeto a los derechos humanos”.

El compromiso de los miembros de la OTAN con Ucrania, a pesar del riesgo y el gasto que ello supone, permitirá la prolongación de la guerra en la medida que su determinación política lo permita. Si son capaces de prolongar el conflicto indefinidamente, podrían provocar un desgaste tan grande del sistema político de Rusia como para acelerar un cambio interno. No debemos olvidar que la Guerra de las Galaxias, iniciada por el presidente Ronald Reagan, tan absurda que parecía, obligó a la Unión Soviética a un gasto tan elevado que provocó su desintegración. De allí surgieron nuevos países que, como Ucrania, se han visto amenazados por la agresión de Rusia que se niega a perder su antiguo imperio.Vivimos la transición de un mundo que no acaba de morir y otro que no acaba de surgir. Todo parece indicar que vamos de un mundo unipolar hacia uno multipolar. La dolorosa reconfiguración del poder mundial podría contribuir a que la OTAN se fortalezca pero mantenga sus funciones limitadas a la defensa de los países miembros y abandone la presencia extrarregional que tuvo, por ejemplo, en Afganistán y en Iraq. También se habrá de reconfigurar la relación comercial de Europa y América del Norte con China que no es posible terminar de golpe. En Finlandia se habla de reducir el riesgo (de-risking) de la relación con China, en lugar de un divorcio exprés (de-coupling), como se propuso en los últimos años. Lo importante es que la transición sirva para fortalecer el mundo basado en reglas, tal como se concibió con la creación de la ONU y se comprometieron las grandes potencias. EP

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