Los diez deseos en materia internacional que presento al calce no son algo imposible de lograr. Las acciones requeridas para el cumplimiento de estos deseos son técnicamente y financieramente viables, si hay voluntad política. Con entablar al menos unas cuantas de estas acciones, se logrará dar un impulso a la prosperidad económica en México y a su posicionamiento internacional.

1. Elecciones en organismos internacionales. México lleva una racha, desde gobiernos recientes y en el actual, de campañas fallidas para presidir organismos internacionales. Tan solo algunos ejemplos: Banco Interamericano de Desarrollo (dos veces en este sexenio), Organización Mundial del Comercio (dos veces), Fondo Monetario Internacional, Organización Panamericana de la Salud, Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, Organización Internacional del Café, y Organización de Estados Americanos.

En 2023, se puede hacer un análisis objetivo de las fallas que derivaron en los fracasos para estar mejor preparados en el futuro. De entrada, algunas causas han sido candidatos sin el perfil adecuado, poca coordinación interinstitucional, insuficiente cabildeo internacional y falta de representaciones en muchos países en los que otros actores internacionales que compiten por estas posiciones, como Brasil, sí las tienen. 

2. Presencia de funcionarios mexicanos en organismos financieros internacionales. En  organismos financieros internacionales, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, los mexicanos están representados en función del tamaño de población y economía, y del porcentaje de voto que tenemos. Esto incluye tanto a altos funcionarios como a expertos del servicio profesional de carrera de esos organismos.

Tener un mayor número de nacionales en organismos financieros internacionales y en otros especializados en distintas temáticas, ayudaría a fortalecer el poder suave de México y a incrementar nuestra influencia. Lograr ello requiere, de entrada, que se vea como un objetivo central para nuestras relaciones internacionales, que se establezcan prioridades y metas cuantitativas, y que se desarrolle una campaña de largo aliento que incluya la estrecha coordinación entre dependencias competentes. 

3. Controversias en el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC). Es natural que México y Estados Unidos, como principales socios comerciales, enfrenten fricciones y en ocasiones controversias en temas de comercio e inversión. El T-MEC tiene varios mecanismos de resolución de controversias que sirven para prevenirlas —los países tienen incentivo para no violar las disposiciones, si saben que podrían estar sujetos a empresarial— o para encauzarlas y resolverlas apegadas a derecho y no en función del poderío económico o militar de los socios. 

Los problemas vienen cuando las controversias llevan un tiempo excesivo en resolverse, pues la incertidumbre desalienta el comercio y la inversión, y ello se contrapone a un objetivo central del T-MEC, que es brindar certidumbre. También se generan problemas cuando una de las partes rehúsa cumplir con el informe final de un panel. Cuando el panel emite su informe, la parte que está en violación del Tratado debe realizar las acciones necesarias para entrar en conformidad y/u ofrecer una compensación que sea satisfactoria para la otra parte. Si esto no sucede, se puede llegar a la etapa de suspensión de beneficios —lo que informalmente se llama sanciones comerciales o represalias—. Ello genera aún mayor incertidumbre y afecta a la economía de la región.

Por ejemplo, en 2009, México se vio obligado a suspender beneficios a EUA, cuando el segundo país rehusó cumplir con las disposiciones del TLCAN en materia servicios de transporte transfronterizo de carga. En diciembre de 2022 se dio a conocer el informe del panel en el que Canadá y México demandaron a EUA en materia de interpretación de reglas de origen de la industria automotriz. Los hallazgos favorecen a Canadá y México, y ojalá en esta ocasión EUA entre en conformidad sin tener que enfrentar la suspensión de beneficios.

México enfrenta también un diferendo sobre restricciones a las exportaciones estadounidense de maíz genéticamente modificado. Al parecer se está buscando posponer la entrada en vigor de restricciones hasta 2025, pero ello no genera suficiente certidumbre para los exportadores estadounidenses y para los importadores mexicanos, ante todo del rubro ganadero. Esta incertidumbre, y posibles interrupciones en los flujos comerciales, podría aumentar el costo de los alimentos en México. 

Finalmente, están las consultas en materia energética de Canadá y EUA en contra de México. La pronta resolución de estas controversias es esencial para que fluyan las necesarias inversiones en energías limpias a México, condición sine qua non para impulsar mayor crecimiento y empleo en México, y aprovechar la plataforma regional de producción en América del Norte.

4. Organización Mundial del Comercio (OMC). A pesar de que en la actualidad hay una acendrada tendencia al regionalismo económico provocada, entre otro factores, por el cambio climático, las fricciones geopolíticas entre EUA y China, la invasión rusa a Ucrania y cambios tecnológicos, el sistema multilateral de comercio sigue siendo muy importante para países que, como México, están abiertos al mundo. En 2023, será importante abordar temas como reformas a la organización —en particular el sistema de solución de diferencias—, COVID-19 y comercio internacional, seguridad alimentaria, subsidios a la pesca y comercio electrónico, entre muchos otros

5. TLC con Corea. En marzo de 2022, México y Corea reiniciaron negociaciones encaminadas a suscribir un tratado de libre comercio, que originalmente habían iniciado hace unos catorce años. Sin embargo, hace unos días se anunció que pausaron las negociaciones. Para lograr atraer mayores inversiones coreanas y mejorar el acceso de exportaciones mexicanas a ese mercado —que no es parte del Tratado de Asociación Transpacífico (TIPAT)—, es esencial reanudar las negociaciones e idealmente concluirlas antes de que termine la administración del presidente López Obrador. Ello brindaría al siguiente gobierno un poderoso instrumento de atracción de inversión y fomento a las exportaciones.

Al momento de escribir estas líneas, la representación de México ante la OMC se encuentra en etapa de cambio de funcionarios. Es de gran relevancia que los nuevos funcionarios que trabajen en esa representación sean tanto competentes como honestos. Soslayar ello representaría un riesgo innecesario para México, que depende de reglas claras y estables del comercio internacional.

6. TLC con el Reino Unido. En mayo de 2022, el Reino Unido y México iniciaron negociaciones de un TLC. La volatilidad política en el Reino Unido —tres primeros ministros en 2022— ciertamente no ayudó a acelerar las negociaciones, pero se espera que haya mayor estabilidad —en términos relativos— bajo la gestión de Rishi Sunak, lo que genera un ambiente favorable para retomar con nuevos aires dichas negociaciones. Por supuesto, habría que estar pendientes del grado de avance del proceso de ingreso del Reino Unido al TIPAT, en cuyo caso México debe determinar si le conviene un acuerdo bilateral o prefiere una ampliación del TIPAT, del cual ya es integrante.

7. Medio ambiente. En la COP 27, celebrada en Egipto en noviembre, México anunció nuevos y ambiciosos compromisos climáticos. Bienvenidos sean. La clave en 2023 será ver, con detalles, qué medidas adoptó y adoptará México para cumplir con esos compromisos. De lo contrario, significará que México está cada vez más lejos de cumplir sus compromisos internacionales sobre medio ambiente.

8. Alianza del Pacifico. Este acuerdo comercial y de cooperación aún puede aprovecharse de manera más cabal. Resulta lamentable, por ejemplo, que en la elección para presidente del Banco Interamericano de Desarrollo en noviembre de este año, los integrantes de la Alianza no hayan logrado consensuar un candidato único. La crisis política en Perú, relacionada con la destitución del Presidente Castillo en diciembre de 2023, dificultará la operación de la Alianza, ya que en 2023 le toca la presidencia pro tempore a ese país. 2023 será un año clave para el futuro de la Alianza, en función de cómo reaccionen sus integrantes ante acontecimientos políticos en la región y el impacto que ello podría tener en la cooperación, la inversión y el comercio.

A inicios de 2022, Singapur se incorporó a la Alianza de Pacifico. 2023 será un gran año para aprovechar el potencial relacionado con el ingreso de ese nuevo socio, si la inestabilidad política y las fricciones entre miembros latinoamericanos no lo impiden.

9. Política exterior feminista. Al igual que los nuevos compromisos internacionales en materia ambiental, bienvenida sea la política exterior feminista. Con 2023 como el penúltimo año del actual gobierno, será importante reforzar acciones para que no haya sido moda sexenal, sino una estrategia con líneas de acción y logros que perdurarán.

10. Nicaragua. A decir de la mayoría de organismos internacionales en materia de democracia y derechos humanos, el gobierno de Daniel Ortega ha violado flagrantemente los derechos humanos. El posicionamiento de México ha sido, en el mejor de los casos, tibio. De conformidad con nuestra constitución (Artículo 89:X), en materia internacional es responsabilidad del presidente el respetar, proteger y promover los derechos humanos. La autodeterminación de los pueblos y la no intervención no conllevan el convalidar la violación a los derechos humanos, por acción u omisión. EP

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