Desafíos para la política exterior de México en 2023

El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México en 2023.

Texto de 25/01/23

El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México en 2023.

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México en el Mundo, un grupo de reflexión y análisis sobre las relaciones exteriores del país, publicó en línea, a finales de 2021, un documento titulado “Desafíos para la política exterior de México en 2022”, conformado por ensayos breves (en realidad, comentarios que pueden caer dentro de la categoría de “lluvia de ideas”), que buscan llamar la atención sobre temas que se consideran fundamentales para entender el rumbo que siguen las relaciones exteriores del país. El documento tuvo buena acogida, al haberse descargado, en formato PDF, más de 1600 veces. Otro tanto ocurrió con el documento titulado “Política exterior y debilitamiento institucional”, que empezó a circular en el segundo semestre de 2022.

Las experiencias anteriores nos animaron a repetir el ejercicio y a elaborar un nuevo texto, titulado “Desafíos para la política exterior de México en 2023”, que el lector tiene ahora ante su vista. Este nuevo documento está dividido en cinco capítulos. El primero contiene un panorama de la situación económica que se pronostica para 2023, así como las oportunidades que se presentan dada la decisión de empresas estadounidenses y europeas de trasladar a lugares más cercanos y amistosos cadenas de valor que ahora se encuentran en China. 

El tema del llamado nearshoring es abordado en varios de los comentarios compilados en este documento. Es considerado una oportunidad que, debidamente aprovechada, sería un punto de transición de México hacia una época de mayor crecimiento económico, generación de empleo e incorporación a niveles superiores de tecnología.

No escapa a la atención de los analistas la diversidad de obstáculos que se deben superar, entre los que sobresalen las ambivalencias del actual gobierno respecto al trato a la inversión extranjera, las debilidades del Estado de derecho en México y las serias divergencias respecto a las disposiciones del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que se buscan conciliar, todavía sin resultados definitivos al momento de escribir estas líneas.

En cuanto al tema político, se abordan las situaciones de inestabilidad política y las tensiones que, tradicionalmente, acompañan a las elecciones presidenciales en México. Para los comicios de 2024, el proceso electoral se ha adelantado (aunque no de manera oficial), ya que el Presidente ha incentivado la lucha entre posibles candidatos dentro del partido mayoritario en el poder.

El segundo capítulo está dedicado a la relación con Estados Unidos abordada desde varias perspectivas. La más inquietante, que se toca en la mayoría de los comentarios, es la manera en que la relación con México se cruza con los vaivenes y los conflictos de la política interna en Estados Unidos. Semejante cruce no solo paraliza la posibilidad de avanzar en la solución de temas difíciles (la migración es uno de los mejores ejemplos), sino que puede colocar a México en la posición de la “piñata a romper” para enfrentar, en realidad, diferencias entre los dos grandes partidos o al interior de los mismos. Tal situación será frecuente en el periodo tan tenso que comienza a sentirse y acompañará las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos. 

En el momento actual, un tema a seguir con atención son los cambios ocurridos en el Congreso estadounidense, con mayoría republicana en la Cámara de Representantes, que acaba de entrar en funciones. Interesan, en particular, los cambios en aquellas comisiones claves para la relación con México, como la de Asuntos Exteriores.

La actuación del Congreso es delicada por la tendencia presente en altos mandos del gobierno mexicano y en sectores de la opinión pública a calificar de “intervencionistas” las decisiones o los comunicados que emanan de esa rama del gobierno estadounidense. En realidad, ese órgano está cumpliendo su responsabilidad de recibir información y dar seguimiento a problemas que son de su competencia. Las enormes disimilitudes con el funcionamiento del Congreso mexicano en cuestiones internacionales explican, en parte, las diferencias de percepción. 

Los dos problemas más serios que enfrenta la relación bilateral con el vecino del norte en 2023 son, en primer lugar, las diferencias entren ambos gobiernos respecto a la política en materia de energía y cambio climático. En segundo lugar, se encuentran los problemas de seguridad relacionados con el tráfico de drogas de México a Estados Unidos y, en contraparte, de armas de Estados Unidos a México.

Estados Unidos reclama a México, a lo que se ha unido Canadá, la violación a disposiciones del T-MEC al haber modificado su Ley de la Industria Eléctrica para favorecer a empresas estatales mexicanas en detrimento de corporaciones privadas nacionales y extranjeras. Las pláticas para resolver diferencias que tienen lugar al momento de escribir estas líneas se han extendido sin que desemboquen, todavía, en un panel de controversias, cuyos resultados, según la opinión de expertos, serían perjudiciales para México.

Las anteriores diferencias se han aminorado al anunciarse en la Cumbre Climática de las Naciones Unidas, celebrada en noviembre de 2022 en Egipto, un acuerdo entre el Canciller mexicano, Marcelo Ebrard, y el Enviado Especial para el Cambio Climático de Estados Unidos, John Kerry, para proyectos de colaboración entre los dos países en materia de reducción de gases de efecto invernadero, energías renovables y promoción de cadenas de suministro de alto valor estratégico. Tales proyectos alinearían a México con los objetivos centrales del gobierno de Joseph R. Biden. Nos encontramos, pues, ante un futuro promisorio, pero que todavía no aterriza en acciones concretas. 

En materia de seguridad, la situación es igualmente fluctuante. El Entendimiento Bicentenario ⸺que sustituye a la Iniciativa Mérida como marco que fija las acciones a seguir para combatir el tráfico de drogas y de armas⸺ persigue objetivos loables, pero está lejos de contar con los presupuestos, las acciones de seguimiento y la confianza mutua para ser el camino seguro hacia la solución de los múltiples problemas que empañan las buenas relaciones en materia de seguridad.

El tercer capítulo corresponde a dos regiones olvidadas por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien difícilmente las visitará en el tiempo que resta de su sexenio: Europa y Asia. En el primer caso, sería urgente llevar a cabo el cabildeo necesario en las instancias correspondientes para que se ratifique la versión modernizada del Acuerdo Global México-Unión Europea, integrado por los acuerdos de libre comercio, cooperación y coordinación política. Dicha versión ya ha sido negociada y firmada, pero aún está pendiente la ratificación de todos los miembros de la Unión Europea.

 Es conocido el destacado papel que desempeña España por la intensidad de sus relaciones económicas con México, por su conocida vocación de promotor de los países latinoamericanos al interior de la Unión Europea, y por ostentar la presidencia de la misma a partir del segundo semestre de 2023. También son evidentes los diversos desencuentros que se han hecho presentes durante la presidencia de López Obrador; ojalá puedan superarse. 

En el caso de Asia, la relación más importante es con Japón, la potencia económica más poderosa del mundo, después de Estados Unidos y China. México tiene un acuerdo de asociación económica que liberalizó la inversión y el comercio desde 2004. Ocupa un lugar importante como principal socio comercial y destino de inversión japonesa en Latinoamérica. 

Sin embargo, los porcentajes de dicha relación son muy pequeños dentro del total de la economía de ambos países. Hay un gran potencial de crecimiento de relaciones culturales, políticas y económicas, pero es muy poco el interés demostrado por el gobierno mexicano para un acercamiento a Japón. No se ha dado un diálogo político de alto nivel con el primer ministro de ese país desde 2014, hace casi 10 años. La decisión de López Obrador de no viajar y no asistir a las cumbres del G-20 hace poco probable un mejoramiento de contactos personales con altas autoridades japonesas. 

El cuarto capítulo está dedicado al segundo tema más significativo para México después de Estados Unidos: Centroamérica. Dos aspectos distinguen en la actualidad nuestra relación con esa región: el grado en que la migración es el tema dominante de la misma y la manera en que la región ha entrado a formar parte de la agenda con Estados Unidos. 

No siempre ha sido así. La relación de México con Centroamérica ha tenido momentos estelares para la diplomacia mexicana por el papel desempeñado en la búsqueda de la paz regional durante las luchas de liberación nacional de las décadas de 1970 y 1980; por ser la principal destinataria de nuestros programas de cooperación en la década de 1990 y a inicios del siglo XXI; por la solidaridad con los gobiernos progresistas que se vieron obligados a exilarse en México, y por el buen manejo para el ingreso y la acogida de los migrantes guatemaltecos en la década de 1970. 

Desafortunadamente, en años recientes, poco se ha logrado a nivel de relaciones bilaterales con los países de la región, y mucho se ha tenido que ceder a las presiones de Estados Unidos desde 2014, cuando el tema de los niños migrantes incorporó a Centroamérica a la agenda bilateral con el país del norte. 

Finalmente, el quinto capítulo presenta una reflexión sobre la desprofesionalización del servicio exterior mexicano y sus consecuencias para la diplomacia mexicana en la tercera década del siglo XXI.

Los textos que conforman el presente documento fueron elaborados en noviembre y diciembre de 2022. No contienen, pues, referencias a la Cumbre de Líderes de América del Norte, celebrada en Ciudad de México del 9 al 11 de enero de 2023. Es imposible ignorar el valor simbólico que tuvo el haber reanudado la llamada “Cumbre de los Tres Amigos”, que estuvo suspendida durante los años del gobierno de Donald Trump y, posteriormente, debido a la pandemia de covid-19. 

El clima de cordialidad que prevaleció en los discursos y fotos para el recuerdo contiene un mensaje importante: la clara decisión de mantener el diálogo y los encuentros entre los dirigentes de los tres países. Más allá de tal mensaje, la Cumbre no arrojó resultados significativos. En primer lugar, se eludió deliberadamente referirse a las diferencias relacionadas con la violación de disposiciones del T-MEC en materia de energía, por considerar que el problema se encontraba en manos de las instancias encargadas de buscar una solución. 

En segundo lugar, los problemas relacionados con la migración se decidieron antes del inicio de la Cumbre. Durante su vistita a El Paso, Texas, el presidente Biden dio a conocer un largo documento de política migratoria. El contenido del mismo, con importantes repercusiones para México, no fue objeto de pláticas o de negociaciones durante el diálogo bilateral México-Estados Unidos, o el trilateral con Canadá. Fue una decisión unilateral del gobierno estadounidense, cuyas consecuencias, positivas y negativas, se verán en el futuro próximo. 

En tercer lugar, las declaraciones finales de los encuentros reflejan el alto número de temas, diferencias, problemas y oportunidades que existe entre los países de Norteamérica. Más allá del ánimo de cordialidad al que ya nos referimos, no hay hechos que permitan considerar a la Cumbre de enero de 2023 como un punto de transición hacia un futuro con divergencias menos profundas de las existentes.

Los miembros del Grupo México en el Mundo circulan este documento con la intención de contribuir al debate sobre los retos y las oportunidades de las relaciones exteriores de México en tiempos de definiciones de enorme trascendencia para el futuro del país. EP

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