México en el contexto económico y político internacional

En este texto, José Ángel Gurría resume lo que nos depara el cierre año y lo que podría ocurrir al mundo en materia de política internacional y económica en 2023.

Texto de 03/10/22

En este texto, José Ángel Gurría resume lo que nos depara el cierre año y lo que podría ocurrir al mundo en materia de política internacional y económica en 2023.

Tiempo de lectura: 6 minutos

El mundo está muy revuelto. La economía  global crecerá este año solo 3% y el año próximo aún menos, 2.2%.   

¿Qué pasará en las distintas regiones del mundo en 2023? 

Estados Unidos solo crecerá 0.5%;  la zona del Euro crecerá aún más lentamente, 0.3%. Merece la pena fijarnos en las cifras de Alemania, cuyas perspectivas de crecimiento han sido cambiadas a un  -0.7%  y que refleja una evaluación más  realista de los desafíos que deberá afrontar la economía alemana mientras  reduce su dependencia del gas ruso. A la economía japonesa le irá mejor, crecerá 1.4%. 

China crecerá solo al 4.7% , por la sequía, la acumulación de deudas de las empresas privadas, los problemas del mercado inmobiliario y la política de cero Covid ; India al 5.7% ; Brasil al 0.8%; Argentina al 0.4%; Rusia decrecerá al -4.5% y Arabia Saudita crecerá “solo” al 6%, sobre todo por la volatilidad de los precios del petróleo.

México crecerá en 2022 al 2.1%, pero solo al 1.5% en 2023, dada la volatilidad de las materias primas, las insuficientes inversiones, la alta inflación, pero también por la baja en el crecimiento previsto de los Estados Unidos. Algunas proyecciones  reducen hasta 1% el crecimiento esperado para el año próximo.

Este escenario se da en un contexto de inflación generalizada, provocada sobre todo por la invasión de Ucrania, por ser tanto Rusia como Ucrania importantes proveedores de energía, cereales y ciertos metales.

Tengamos en mente que, en muchos casos, la dependencia de la energía, de la comida y de los metales estratégicos provenientes de Rusia o Ucrania es de hasta 100%, lo cual hace muy difícil encontrar proveedores alternativos. 

Y cuando hablamos de que algunos países grandes como Alemania o Italia dependen de los  suministros rusos en 40%, se trata de volúmenes enormes. Eso explica la inflación de los precios (se han dado casos de aumentos de hasta diez veces en las cotizaciones spot de gas) y, en menor medida, en todo lo demás, porque estos productos afectan el precio de producción de los otros. Por ejemplo,  los mayores precios del gas elevan los precios de la electricidad que se usa para producir casi todo, pero además en las casas, para hacer casi todo (incluida la calefacción).       

Es decir, los países salen a los mercados a defender su interés nacional y su vulnerabilidad. A defender a su población de una posible escasez de alimentos, de pasar fríos en el invierno, o de tener que recortar la producción en las fábricas por falta de combustible o de algunos metales estratégicos. Todo lo cual tiene enormes impactos económicos, sociales y políticos.

Por eso los precios se van a las nubes. Porque las compras son de urgencia, de emergencia, de pánico. Se trata de tener acceso casi a cualquier precio, cuando menos en el corto plazo.  

¿Cómo se ha manifestado la inflación en los distintos países?

En Estados Unidos, el supuesto es que el pico de la inflación ya pasó. Para el año completo de 2022 se espera una inflación de 6.2% y de 3.4% para 2023.

Para la zona Euro, se espera que el 2022 termine con 8.1% de inflación, contra 6.2% en 2023. La alta inflación durará más. Japón 2.2% y 2%. Turquía merece mención entre los países de la OCDE, con 71% en 2022 y 41% en 2023.

Brasil tendría casi 11% este año y 6.6% el próximo; China 2.2% y 2.1% respectivamente ; India con 6.7% y 5.9%; Rusia con 14% y 7%; y destaca entre los países no miembros de la  OCDE el caso de Argentina con 92% este año y 83% el próximo.

Se espera que México termine el 2022 con una inflación anualizada de 8%, contra 5% el año próximo. El Banco de México prevé inflaciones de entre tres y cuatro por ciento a partir del tercer trimestre del 2023, y muy  cerca del tres por ciento en 2024. El pico de la inflación llegaría en el último trimestre de este año

Es decir, se proyecta que la inflación  baje gradualmente. Además de las políticas fiscal y monetaria que adopten los países, los precios bajarán más rápido mientras exista mayor competencia. En los países donde exista menos competencia, la inflación será más alta durante más tiempo. México es uno de ellos.

En general, la menor expectativa de crecimiento apuntaría a una más rápida baja de los precios durante el próximo año. Pero el problema es que la alta inflación se está generalizando a muchos otros sectores, por lo cual se espera un descenso mas gradual que el previsto originalmente. 

Hay que recordar que, por causa de la pandemia, muchos países  aumentaron considerablemente sus niveles de deuda (alrededor de 20% en promedio en el caso de los miembros de la OCDE). Así que es un caso de “llover sobre mojado”;  la alta inflación encuentra a muchos países exhaustos fiscalmente, y con poca flexibilidad para responder a la coyuntura. Además, cualquier deuda adicional la tendrían que pagar con mas altas tasas de interés.

Ante niveles de inflación inéditos, los bancos centrales han debido reaccionar con la única arma que tienen: subiendo las tasas de interés. Aun la Reserva Federal de los Estados Unidos,  el único banco central con un mandato doble (precios y empleo), ante un mercado laboral muy apretado y presiones serias sobre los salarios,  se concentró “solo” en el combate a la inflación. 

Pero como ya vimos, la inflación no solo ha sido muy alta, sino que parece que durará más tiempo que lo que sugerían las proyecciones de hace pocos meses. Eso ha obligado a los bancos centrales a ser mas agresivos, tanto por razones de política, como por razones políticas (se les ha criticado por no reaccionar a tiempo y de haberse quedado “atrás de la jugada”). 

Todo eso está muy bien. Es lo que se supone que deben hacer los bancos centrales. Pero el problema es que si se les pasa la mano con las alzas de las tasas, o las mantienen altas durante demasiado tiempo, pueden desincentivar la economía a tal grado que causen una recesión. Este ejercicio de equilibrio es verdaderamente difícil de lograr: “enfriar” la economía, bajar la inflación y mantener mínimos aceptables de crecimiento, todo al mismo tiempo. 

Y ¿habrá recesión o no?

Los expertos difieren, pero tienden a coincidir en que, en caso de haber recesión, esta sería de relativamente corta duración, no sería muy profunda y se daría de manera  localizada, más que generalizada.

En el caso de Europa, la posibilidad de una recesión sería mayor, sobre todo con las expectativas económicas de Alemania (-0.7% ) y del Reino Unido (0%). 

En el caso de los Estados Unidos, nunca se ha dado una recesión con pleno empleo (como sucede ahora). Hay además la aprobación de los dos paquetes presupuestales recientemente aprobados por el Congreso norteamericano, que prometen agregarle vitalidad a la demanda.  

Todo esto se da en un contexto internacional de guerra en Europa, después de casi 80 años del fin de la segunda guerra mundial, y a unos días de que, después de un referéndum que fue una verdadera farsa, Rusia “formaliza” la  anexión a su territorio de las provincias ucranianas de Luhansk, Donetsk, Kherson y Zaporiszhia. Esto le permitiría acusar a Ucrania de atacar territorio ruso, y de actuar en consecuencia.

Hay que recordar que, en su discurso para movilizar a 300 mil reservistas el 21 de septiembre pasado, Putin hizo una clara alusión al posible uso del arsenal nuclear de Rusia.

Ese es el entorno internacional  económico y político  en el que se encuentra México, al enfrentar el ultimo tercio de la  actual administración, mientras se prepara para el proceso sexenal de renovar tanto al poder ejecutivo como al legislativo; al presidente, a los senadores y a los diputados.

¿Cuáles son los temas en los cuales habría que centrar la atención para preparar el próximo lustro o la próxima década?

Repasemos los principales: El crecimiento de los veinte años previos a esta administración fue de 2%. En este gobierno, el crecimiento será muy precario y quizá no logre superar el PIB de 2018; y la proyección de 2023-2032 es de un crecimiento de 2%. Cifras claramente insuficientes para México, que explican que se hayan acumulado tantos rezagos en materia de salud, educación, infraestructura, seguridad, etc.

La población en pobreza ha aumentado (las ultimas cifras sugieren que en cuatro millones de personas), y las desigualdades se han hecho mas profundas y visibles, como podría esperarse después de dos años y medio de pandemia y de tan bajo crecimiento. La productividad es de una cuarta parte de la de Estados Unidos.

De acuerdo al IMCO, la competitividad internacional no avanza y de hecho, pierde terreno frente a otros países. En particular destaca el tema del “estado de derecho” como razón por este rezago.

La seguridad (o la falta de ella) le quita el sueño a propios y extraños. El tema de la seguridad nos cuesta, además,  inversiones, fuga de capitales y de cerebros. Como parte de este debate, se discute el papel del ejército .

El Estado mexicano no cuenta con suficientes recursos para llevar a cabo las tareas que le fueron encomendadas. En efecto, recauda alrededor de la mitad del  promedio de los países de la OCDE, y poco más de un tercio de lo que recaudan países como Francia y Dinamarca. Se requiere un esquema fiscal que le allegue mas recursos al gobierno y que éste, a su vez, los aplique en forma totalmente transparente y efectiva para que los agentes económicos estén dispuestos a contribuir con dicha recaudación. 

Ante las crecientes tensiones comerciales, financieras, políticas y hasta militares entre Estados Unidos y China, se plantea la posible repatriación de algunas inversiones norteamericanas  a terceros países. Se habla de “nearshoring” o de “friendshoring”, que parecen mandados a hacer para beneficiar a  México.

No es, por lo tanto, momento para disputas comerciales o de poner en duda el interés del país por recibir flujos crecientes de inversión de otras latitudes. Tampoco habría que abordar el tema de las quejas de nuestros socios comerciales del TMEC por la política eléctrica como temas de soberanía. Se trata de asuntos de comercio, de negocios, de dinero, no de soberanía.

Estos son algunos de los temas que deben abordarse hoy, entre el gobierno y la sociedad mexicana. Para hacerle frente a las incertidumbres y complejidades de este mundo turbulento y convulso, para aumentar el bienestar de los mexicanos y para preparar los eventos políticos que se avecinan para que sean ejemplares, respetuosos y transparentes. EP

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