¿Cómo proteger la libertad de expresión sin censurar la red?

¿Cuáles son los límites de la libertad de expresión y su importancia?

Texto de 24/02/21

¿Cuáles son los límites de la libertad de expresión y su importancia?

Tiempo de lectura: 6 minutos

La defensa de la libertad de expresión es imprescindible para conservar un sistema democrático. La expansión sin precedentes de esta libertad gracias al entorno digital y las redes sociales, vuelve a ser cuestionada desde la suspensión y cancelación de algunas de las cuentas de Donald Trump, tras el asalto al Capitolio de Estados Unidos. 

La decisión de eliminar a Trump como usuario de Twitter genera un precedente que, como señaló el director de la plataforma, Jack Dorsey, muestra “el poder que un individuo o una corporación tiene sobre una parte de la conversación pública mundial”1. Las redes sociales no son foros públicos, sino que se trata de empresas privadas que generan contratos entre dos partes (plataformas y usuarios) que firman políticas de privacidad, uso y consecuencias por incumplimientos; y estas normas pueden ser modificadas en cualquier momento por las empresas. 

¿Cuál es el interés social de conocer las actividades en redes sociales?, ¿implica censura la cancelación de las cuentas de altos funcionarios o figuras públicas?, ¿cuáles son los límites de la libertad de expresión y su importancia?

Los límites internacionales 

En los sistemas democráticos la libertad de expresión cuenta con una amplia tutela. Todo tipo de discurso, a través de cualquier medio, goza de protección, incluido el ofensivo, burlesco o perturbador. Además, existen tipos de expresión que merecen una protección especial (o reforzada): el discurso relacionado con aspectos que las personas asocian con su identidad y dignidad personal2; el discurso político y sobre cuestiones de interés público; el discurso sobre funcionarios, candidatos a puestos públicos y, en general, el Estado o sus instituciones.

En cambio, deben dejarse fuera del ámbito de protección, la propaganda de guerra o la apología del odio que constituya una incitación a la violencia, la incitación directa y pública al genocidio y la pornografía infantil. ¿Cuál es la diferencia entre las expresiones en las que se manifiesta un rechazo hacia ciertas personas o grupos y los discursos de odio? 

Los discursos de odio buscan generar un clima de hostilidad, que puede derivar en múltiples tipos de violencia. En cambio, la finalidad de la burla o la crítica se agota en la fijación de una opinión, aunque pueda resultar contraria a las creencias y posturas mayoritarias, e incluso provocar molestia e inconformidad sobre su contenido.

Para que el sacrificio a la libertad de expresión no sea desmedido, se deben ponderar las ventajas que se obtienen con la restricción y los grados de afectación de otros derechos. El sistema interamericano de derechos humanos establece que serán “restricciones justas” los límites a la libertad de expresión si:  

  1. Están establecidos en normas legales claras, en las que se precisen los motivos por los cuales se puede incurrir en responsabilidad por la expresión de opiniones o hechos.
  2. Están orientados a alcanzar objetivos básicos de las sociedades democráticas, como son el respeto a los derechos o la reputación de los demás y la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral pública. Pero los Estados no pueden interpretar de cualquier modo estas expresiones. 
  3. Son idóneos y necesarios para el logro de los fines que se persiguen en una sociedad democrática. Es decir, no deben existir medios menos restrictivos y los límites deben ser proporcionados a esa finalidad.

Aun así, en todo el mundo, existen casos en los que las autoridades señalan derechos o intereses estatales para justificar la restricción de conductas críticas con el Estado. Por ejemplo, en España acaba de ingresar en prisión el rapero Pablo Hasél por mencionar al Rey en sus canciones, a pesar de que la libertad de expresión debería prevalecer siempre que esté en conflicto con el derecho al honor o reputación de las personas que ocupan cargos públicos. 

“Poder comprobar la veracidad de la información con fuentes y datos precisos, que validen hechos o declaraciones, es particularmente importante cuando se trata de comunicaciones oficiales o de funcionarios de gobierno, partidos políticos o grandes corporaciones de contenidos digitales.”

La libertad de la red y el negocio de la comunicación

Internet y las herramientas tecnológicas favorece el intercambio de ideas y la posibilidad de ofrecer justificaciones frente a otros, lo que permite tanto aumentar el conocimiento como identificar defectos en el razonamiento propio. Incluso la polarización política puede ser positiva si fomenta la democracia, pero ¿es coincidencia que la prohibición de publicar contenidos en las redes de Trump se diera al final de su presidencia, aunque la espiral de violencia verbal perduró durante todo su mandato?

Trump fue el primer presidente que utilizó Twitter para amenazar a sectores de la población y a otros países. La expresión “cuando habla, sube el pan” se le aplicaba literal cuando la bolsa subía o bajaba según sus publicaciones y las consecuencias que las mismas tenían a gran escala. A pesar de que las normas de la red social exigen la no publicación de tuits con insultos graves, amenazas o descalificaciones, que puedan fomentar la violencia contra otras personas, antes del asalto al Capitolio, para Twitter, prevalecía el interés periodístico de las publicaciones de Trump, al ser de interés público su comportamiento. 

Apenas la semana pasada, la misma red social, suspendió la cuenta de Yásnaya Elena A. Gil, reconocida lingüista, defensora de las lenguas originarias y parte del Consejo Editorial de esta revista, demostrando las carencias y los peligros de los modelos descentralizados de moderación de contenidos3. Para proteger las libertades básicas, hay que diferenciar las situaciones en que existe una inversión en la viralización masiva, por ejemplo, a partir de bots o cuentas que son automatizadas o utilizadas por personas contratadas para manipular y generar creencias a partir de desinformación.

Las recientes políticas adoptadas por Whatsapp y la migración de usuarios a otras plataformas, es otro ejemplo del poder de las grandes corporaciones en Internet. Distinguir entre el negocio de la comunicación, que debe estar sujeto a ciertos límites, y la libertad de expresión como derecho fundamental, es clave para imaginar reglas que incentiven la democratización digital. 

Lógicas para evitar la censura de la red   

La creciente importancia de la conexión online obliga a reconsiderar cómo garantizar la libertad de expresión y el acceso a la información a nivel global, observando las particularidades de la red para fomentar la participación abierta, plural y multisectorial. 

Contar con mecanismos para verificar la información antes de que las narrativas falsas empiecen a circular puede ser un camino, como señala el libro #FakeYou: Fake news y desinformación, si el foco se pone en el lucro, penalizando los pagos y cobros por la emisión y viralización de información sin garantías de veracidad. La verificación de fake news, en ningún caso puede implicar censura por parte de los gobiernos. 

La apelación al orden público no puede dar cobertura a conjeturas, sino que debe relacionarse con causas reales, que representen una amenaza cierta. Poder comprobar la veracidad de la información con fuentes y datos precisos, que validen hechos o declaraciones, es particularmente importante cuando se trata de comunicaciones oficiales o de funcionarios de gobierno, partidos políticos o grandes corporaciones de contenidos digitales. 

Además, la información que forma parte del debate público debe ser accesible a todas las personas, sin permitir que legisladores o políticos puedan bloquear el acceso a contenidos, aunque se trate de cuentas privadas. Se puede garantizar mayor transparencia en los criterios de suspensión o cancelación de cuentas, así como en los procesos de apelación, sin que ello implique intervenir directamente en la moderación de contenidos. 

Para proteger a las personas usuarias, las leyes de los países deben interesarse más por la explotación masiva de datos personales por parte de las plataformas dominantes y reforzar los criterios de privacidad y uso de datos. Cualquier iniciativa nacional4 debe estar destinada a fomentar el más amplio e independiente ejercicio de la libertad de expresión y el acceso a la información, evitando cualquier forma de censura y garantizando la diversidad y pluralidad de voces en la red. EP

1 Kate Conger, Kate, y Isaac, M. “Twitter bloqueó a Trump: así se tomó la decisión”, The New York Times, enero 18, 2021. 

2 Por ejemplo: el derecho de los miembros de una etnia a expresarse en su lengua propia, el discurso relacionado con la libertad de conciencia y religión, la identidad de género y la orientación sexual de las personas.

3 Los modelos descentralizados de moderación de contenidos permiten que las personas usuarias “denuncien” contenidos ante las plataformas.

4 En México, el debate se avivó este febrero, con el anuncio del senador Ricardo Monreal sobre la intención de presentar una iniciativa que regule la libertad de expresión en redes sociales por parte del Estado. Al momento en que se escribe este artículo, la propuesta ha sido difundida en redes sociales y está pendiente de ser presentada ante el Senado. La misma ha sido cuestionada por organizaciones de la sociedad civil, y puede consultarse en Contenido de la iniciativa. Además, el Congreso debe analizar la iniciativa en materia de Ciberseguridad y la iniciativa para expedir la Ley Federal de Protección al Usuario Digital, ambas presentadas por diputados de MORENA. Apenas el 11 de febrero, la Comisión de Puntos Constitucionales aplazó la discusión y votación de la propuesta en materia de Ciberseguridad, que podría “censurar manifestaciones legítimas de la sociedad”, y acordó convocar a parlamento abierto el 26 de febrero para discutir el contenido del dictamen con especialistas.

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