El reto de la educación

El Centro Tepoztlán Víctor L. Urquidi, en su proyecto México próspero, equitativo e incluyente. Construyendo futuros 2024-2030, presenta la sección Avanzar en la digitalización en México y en los retos tecnológicos futuros, coordinada por Susana Chacón y Mateo Lejarza.

Texto de 22/01/24

El Centro Tepoztlán Víctor L. Urquidi, en su proyecto México próspero, equitativo e incluyente. Construyendo futuros 2024-2030, presenta la sección Avanzar en la digitalización en México y en los retos tecnológicos futuros, coordinada por Susana Chacón y Mateo Lejarza.

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Estamos ante una coyuntura global que debe ser convertida en una oportunidad. Pero antes debemos hacer un balance honesto de este nuevo punto de partida y al mismo tiempo diseñar la visión de largo plazo que deberá posicionar al país de una manera distinta en el nuevo escenario mundial.

La población debe de estar en condiciones de asumir este reto. La población toda, fuera de la inercia de la desigualdad, hoy más que nunca es la que debe estar en condiciones de convertirse en una de las sociedades más preparadas para afrontar los retos globales. La educación es sin duda uno de los ejes fundamentales. Educar y generar una sociedad cada vez más consciente y cada vez más capaz de inducir cambios benéficos es quizá la “herramienta” básica.

“Dentro de las problemáticas más sensibles están: el abandono o deserción escolar que en 2022 llegó a 4 millones de niñas, niños y adolescentes…”

La educación en nuestro país tiene que adoptar una visión de largo plazo y un proyecto estratégico que permita generar una sociedad en estado de aprendizaje continuo, sistemático y a lo largo de la vida. Ese objetivo es ineludible y debe formar parte de nuestras infraestructuras principales, llamémosle infraestructura social.

Actualmente tenemos rezagos importantes que se profundizaron por la crisis de la pandemia, mismos que habrá que reconocer para enfrentarlos de inmediato y eficazmente. Dentro de las problemáticas más sensibles están: el abandono o deserción escolar que en 2022 llegó a 4 millones de niñas, niños y adolescentes, a lo que se podría sumar el riesgo de abandono de 160 mil alumnos más aproximadamente; además se sabe que 3 de cada 10 adolescentes de 15 a 17 años están fuera de la escuela y solo 4 de cada 10 adolescentes en pobreza extrema continúan estudiando después de la secundaria; dos razones comunes son las discapacidades y la carencia de recursos.

A ello se suman los problemas ligados a la pérdida de aprendizaje y pobreza de aprendizaje, dos de los indicadores que más preocupan y que se agudizaron durante la pandemia. Es prioridad reconocerlo y enfrentarlo con programas específicos. La pobreza de aprendizaje se mide en algunas competencias básicas, como la comprensión de lectura a cierta edad. Hay que revertir estos efectos de la pandemia, pero también hay que reconocer la necesidad sistemática del reforzamiento de lo aprendido, ponerlo en juego y desarrollar con ello mejores habilidades de comprensión. A esto hay que agregar la brecha socioeconómica entre estudiantes ricos y los más pobres cuya perdida de aprendizajes es aún mayor.

Otro de los temas por atender es el de las condiciones de trabajo de los maestros y maestras que cubren principalmente cuatro aspectos: su formación permanente y creciente; su remuneración que deberá analizarse para incrementar la importancia y trascendencia de su labor en el contexto de una sociedad que deberá realizar una ruptura altamente positiva en términos de su conocimiento promedio. Debemos plantearnos la meta de ser una de las sociedades más educadas y competentes del planeta. El punto de la revaloración profesional de la docencia no es cosa menor. En países con alto desempeño educativo (Finlandia, Japón, Corea, entre otros), la profesión es valorada como una de las más importantes y con mayores repercusiones.

El otro tema ineludible de intervención estratégica es el de la incorporación de las tecnologías digitales y de pedagogías renovadas. Las herramientas digitales están disponibles y en evolución permanente desde hace años.

El reto de la reconversión tecnológica como “infraestructura” de los procesos de enseñanza y aprendizaje es inevitable y el tema fundamental aquí es el diseño de la estrategia para una integración exitosa y comprensiva de los ambientes digitales. Todo ello además se desenvuelve dentro de una serie de propuestas de “evolución” pedagógica que recobran, de forma renovada, muchos de los aportes de las pedagogías alternativas, desde las experiencias de Maria Montessori, Vygotsky, Jean Piaget, lo planteado por Seymour Papert, Martial Vivet hasta los aportes que nos llevan, por ejemplo, al uso didáctico de la robótica pedagógica, la realidad virtual y la realidad aumentada, experimentando intervenciones e inmersiones en los fenómenos u objetos de conocimiento. Sin duda, ese otro campo, en plena expansión acelerada, que es la Inteligencia Artificial está ya planteando incógnitas sobre sus efectos en el espacio educativo y de construcción del conocimiento que hay que abordar en lo inmediato.

Esto tiene que expandirse en modalidades que permitan ir más allá de las aulas. En este sentido, se tendría que considerar la creación de espacios de habilitación de la población que ha interrumpido su escolaridad; que está en búsqueda de ubicación en la sociedad y podría ser convocada a dirigirse a opciones en donde formarse para acceder al mundo del empleo. Es posible habilitar a un porcentaje importante de la población que ha crecido en la informalidad, un potencial que se ha descuidado o abandonado a su suerte. Se trata de abrir oportunidades reales de superación y de enriquecimiento de la Educación y formación de la población en su conjunto. Aquí entran de nuevo las oportunidades que abre el uso de las tecnologías digitales, lo que genera asimismo espacios de formación-en-la-acción.

“El punto de la revaloración profesional de la docencia no es cosa menor. En países con alto desempeño educativo […], la profesión es valorada como una de las más importantes y con mayores repercusiones.”

Formación de la población desescolarizada o del potencial laboral-productivo abandonado

La creación de espacios de habilitación productivo-cultural es una necesidad en una sociedad como la nuestra, en donde crece una población en condición de informalidad económica tanto por falta de oportunidades como por carencia de competencias para ingresar en los mercados laborales.

Son muchas las posibilidades de reconvertir este potencial social y más aún en el contexto de la actual transformación tecnológica digital acelerada. La tecnología permite desde hace tiempo generar espacios fuera de la línea escolar para la formación profesional de esa población. Se trata de espacios de formación continua. Espacios digitalizados y digitalizables que incorporan modalidades de inmersión en espacios de trabajo virtuales y en espacios “problemáticos” por resolver, y en los que se pueden diseñar experiencias de aprendizaje y de aplicación de lo aprendido.

Esto puede incluso articularse con ciertos procesos ya en curso como, por ejemplo, el reciclamiento de la llamada “basura tecnológica”, que es un tema por demás desdeñado en México salvo por las grandes compañías que manejan sus propios programas de reciclamiento. Sin embargo, hay un arsenal inmenso de materiales que pueden ser sometidos a procesos de reciclaje; esto supone subprocesos desde la recolección, la selección-identificación, el desmontaje o des-ensamble hasta la posibilidad de reconstrucción. Estos procesos podrían ser acompañados de procesos de formación-en-acto que se complementarían con cursos paralelos de introducción a la electrónica, los materiales, el funcionamiento de componentes, etc.

Ello puede darse tanto en espacios de manipulación física de material digital como en entornos de inmersión digital para comprensión de los fenómenos implicados y por comprender a través de la línea de realidad virtual, realidad aumentada y sus evoluciones futuras.

Esto es una posibilidad real de reconversión de la población económicamente activa en estado de informalidad y de “hibernación productiva no-deseada”, es decir, una informalidad como destino manifiesto de una población excluida.

Oportunidad de desarrollo y estrategia creativa de largo plazo

Todo lo anterior supone necesariamente una ruptura clara con las políticas que hasta hoy se han experimentado en este terreno. Todas ellas generalmente declaratorias, ampulosas, débiles y erráticas en los hechos. Por ejemplo, El Programa Nacional de Ciencia y Modernización Tecnológica 1990-1994. El Programa especial de Ciencia y Tecnología de 2001-2006 en el que se incluyó un ejercicio de prospectiva y se tomaron algunos puntos de referencia como el Plan Cyber Korea 21. En el ámbito educativo hay una serie de programas sexenales, como el Programa Nacional de Educación (2001-2006) en el que se reconocía el impacto de las TIC y se planteó el fomento de la cultura digital entre personal escolar, alumnos, padres de familia, además del desarrollo y adquisición de materiales informáticos a disposición de alumnos, maestros, padres de familia y público en general, para convertir a alumnos y alumnas en agentes de su aprendizaje; la Propuesta de una Red Escolar, el proyecto Secundaria Siglo XXI; el Programa sectorial de Educación en 2006-2012 donde se proponía en 2011 “Habilidades Digitales para Todos”, o la distribución de computadoras y tablets nunca completada y abandonada.

Todos estos intentos de política o ensayos mostraron su realidad durante la pandemia en donde el principal medio público de intento de continuidad escolar fueron los cursos por televisión. Esta política pública nos deja hoy en una pobre conectividad digital en el país, muy desigual, en donde solo 19 % de los hogares de estrato socioeconómico bajo tiene acceso a internet y 16 % a una computadora. Lo anterior empuja a vincular la estrategia de educación con la estrategia nacional de digitalización y reconversión tecnológica y científica del país con gran responsabilidad de respaldo y sostenibilidad en el largo plazo. 

En términos de apropiación del entorno digital (conjunto de tecnologías, habilidades, conocimientos), hay que cubrir plenamente las fases necesarias. Primero, las instancias directivas deben tener claro de qué se trata y ellas mismas participar de esta primera fase de apropiación de la herramienta digital que supone un conjunto de instrumentos que deben ser incorporados para usarlos con soltura e imaginación. Se trata de la implantación de un ambiente de trabajo en ruptura con lo convencional; no es solo la “introducción de computadoras”, es más bien lo que implicará basar la dinámica de aprendizaje usando una diversidad de equipos, logística e “inteligencia” informáticos ligados a ese ambiente tecnológico. La “apropiación” integral de este ambiente implica su uso, su consumo, pero, sobre todo, comprender su funcionamiento y sus capacidades. Este es uno de los retos mayores que exige su inicio inmediato.

Una atmósfera cordial y promotora de no-violencia

Por último, vale la pena referirse a un fenómeno que crece en nuestra sociedad: la violencia en sus diversas manifestaciones, que toca todo tipo de ambientes y llega inevitablemente al entorno escolar. El acoso entre alumnos adquiere tintes dramáticos, y no basta con exponer y dar consejos sobre lo conveniente de un comportamiento conciliador; hay que profundizar en la construcción personal de la disposición empática de todos y cada uno de los alumnos y alumnas.  

“[…] solo 19 % de los hogares de estrato socioeconómico bajo tiene acceso a internet y 16 % a una computadora.”

Es necesaria una cultura de la paz que obviamente incluya la puesta en escena de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, pero que también no tan solo excluya discursivamente la violencia, sino que promueva la convivencia pacífica y constructiva como una práctica cotidiana y sistemática. Esto debe repercutir en los ambientes familiares y en el comportamiento social público serenando la disposición al conflicto y la cultura del “saberse defender”. Más allá de la arenga y el “sermón”, se requiere de “laboratorios de paz”, de “enfrentar los discursos y actitudes de poder” que se dan desde las edades tempranas en los niños y niñas, y que puede coexistir con una política interna de promoción de la paz. Este tema es por demás central para las siguientes generaciones que deberán hacerse cargo de una transformación profunda de las disposiciones sociales y de las predisposiciones hoy tan viciadas por la posición, el poder y los recursos.

Por todo lo anterior proponemos, como condición indispensable, las siguientes medidas de política pública:

  1. La cobertura total de la educación no debe ser disminuida al concepto de “masificación”, sino de universalización, poniendo en el centro de su evolución el delicado objetivo de generar una sociedad con capacidad para innovar, desarrollar un mejor país y con disposición cognitiva capaz de mejorar permanentemente. Esto significa igualdad de condiciones en todos los centros educativos del país, y ejercer una norma que implique el cumplimiento de condiciones de trabajo y ambiente de aprendizaje. No más desigualdad territorial.
  2. Un programa inmediato de remediación contra la situación de pérdida y pobreza de aprendizajes en la población escolarizada.
  3. Revalorar la profesión magisterial y ajustar su condición salarial y laboral a la altura de las profesiones más competitivas.
  4. Iniciar un programa nacional de habilitación de personal docente en la comprensión, utilidad y manejo didáctico de las tecnologías digitales y de modelos pedagógicos basados en un uso creativo de estos nuevos y futuros ambientes cibernéticos.
  5. Diseño y adopción de un plan nacional de reconversión digital de los ambientes de aprendizaje escolar en el sistema educativo nacional, asumiendo los modelos de enseñanza-aprendizaje activos de inspiración constructivista, lo que supone una reconversión de las aulas en espacios de aprendizaje digitalizado, activo y constructivo.
  6. Reconocer la urgencia de la aplicación de un plan de acceso a banda ancha y un plan universal de conectividad en todo el territorio nacional como condición básica para integrar al sistema educativo la adopción de los ambientes digitales
  7. Diseñar e implantar un mecanismo que permita a los y las alumnas el acceso oportuno a conexión de banda ancha para cumplir con su compromiso de aprendizaje.
  8. Adopción de una cultura de no dañar, ayudar y construir una sociedad creativa y benéfica, en los hechos, en el comportamiento cotidiano, en los momentos difíciles. El diálogo y el debate como caminos contra la violencia. Para esto se requiere de ayuda profesional y poder dotar a las plantas docentes de instrumentos de apoyo emocional y de trasmutación de la rabia y la actitud de poder en disposiciones de entendimiento, aprendizaje y construcción e innovación de entornos solidarios y empáticos. 
  9. Creación de la línea de formación de reconversión productivo-laboral dirigida a poblaciones desescolarizadas, en condición de informalidad laboral o en búsqueda de reconversión de competencias y habilidades, con modalidades que van desde la recuperación de desecho electrónico con fines didácticos y mejoramiento ambiental hasta la formación en ambientes de realidad virtual, realidad aumentada y uso de inteligencia artificial. EP
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