Caminos a Futuro (II)

Crónica de Luis Mendoza en la que narra un día con los jóvenes integrantes del partido político Futuro, encabezado por Pedro Kumamoto. (Parte II)

Texto de 02/04/20

Crónica de Luis Mendoza en la que narra un día con los jóvenes integrantes del partido político Futuro, encabezado por Pedro Kumamoto. (Parte II)

Tiempo de lectura: 11 minutos

Salimos rumbo a Tenamaxtlán en un carro compacto, de apodo “Rito el carrito”, que me entero es de Macko. Es ella quien habrá de conducir durante las casi tres horas de viaje. En el asiento del copiloto va Kuma y atrás me acompaña Alex y Jordi. Alex estudia lo mismo que Cristóbal en el ITESO y también tiene 20 años; el segundo, acaba de cumplir los 18 y vino desde Toluca a trabajar voluntariamente en Futuro.

Al subir al carro, Kuma se abalanza sobre el celular de Macko para elegir qué poner de música. “Kuma odia mi música porque es muy variada”, me dice Macko mientras me ve por el espejo retrovisor.

“Puede poner Lacrimosa después de Jenny Rivera”, responde Pedro para mostrar que no exagera en su reacción mientras busca atareado en el Spotify.

La entrevista con Pedro Kumamoto le sirvió a mis acompañantes, por lo menos, para matar el tiempo del trayecto y a mí para llenar los huecos desde las elecciones del 2018 a la fecha.

Pedro Kumamoto fue el primer diputado independiente del estado de Jalisco

Pedro estuvo en calle desde octubre del 2017 hasta que terminaron las campañas en junio del 2018. Sólo 5 meses después, volvió a las giras en el estado para tratar de hacer de Futuro algo real. “Han sido años –en toda la comprensión del adjetivo– perros”, me dice y pienso que es verdad, pero también que ha sido su decisión y que en realidad desde que llegó al Congreso de Jalisco en 2015 no ha dejado de ser figura pública.

Le pregunto si no se ha cansado de hacer esto y me dice que lo más difícil fue al principio, cuando no sabes cómo manejar tanta atención. El inicio de la carrera política de Kuma fue a los 25 años como diputado, periodo que recuerda como el más complicado. “Pasaba, por dar un ejemplo burdo, que hasta cuando quería tomarme una chela con mis amigos en fin de semana y llegaba alguien a querer hablar de política, no podía no ponerle atención porque se enojaba”, me cuenta Kuma, y así ilustra que perder la ligereza de la juventud es uno de los tantos precios cotidianos que se cobra la vida pública. Aunque eso sí, reconoce que en la balanza ha tenido más ventajas, en sus palabras: “es el privilegio de tener experiencias”.

Después orillo la conversación hacia el día de la derrota electoral, ése que Mural –filial del diario Reforma en Guadalajara– titularía como “El bosque que no fue”.

Toma una pausa. “En la campaña sólo los que le iban al Atlas tenían una referencia de la derrota”, al terminar la frase se hace un silencio en el auto que rompe echándose a reír. Mientras Kumamoto contesta mis preguntas el resto de nuestros acompañantes no habla ni interviene. La curiosidad es natural porque gran parte del “detrás de cámaras” de esas campañas nunca se supo públicamente.

“El 2018 fue nuestra mayoría de edad. Nos dimos cuenta que era en serio y lo que pasa con la mayoría de edad es que no puede dejarse de tenerla” continúa explicando y adquiere un tono de justificación.

Sin embargo, la decisión de abandonar la vía independiente fue para varias personas –de las que se manifiestan en redes sociales– más que un acto de responsabilidad, uno de traición.  Kumamoto me dice que se trataba de no “abandonar” a casi el millón de personas que tachó al “arbolito” en su boleta el 1ro de julio del 2018.

“Me da mucho gusto no sentirme decepcionado de mí”, me responde cuando le pregunto si es verdad que se ha vuelto un político como todos. Después sólo sonríe y muestra su particular dentadura.

Rito el carrito

“Es como esta canción de los Ases Falsos”, agrega y empieza a recitar uno de los versos de “Lucha causa problema”: “El que quiera que las cosas cambien ya, en verdad no quiere que las cosas cambien.”

“Si el statu quo lleva tantos años construyéndose, sería absurdo pensar que cambiará con la llegada de AMLO, Enrique o nosotros” dice en un tono mucho más serio y aunque no se anima a garantizar el cambio, de todos modos está apostando por llegar al poder: para el 2 de agosto llevan ya 24 asambleas realizadas en diferentes municipios de Jalisco. A Kumamoto le gusta jugar a las carreras y además lo entiende como un deporte de resistencia, en todo el sentido de la palabra.

“¿Se puede llegar al poder sin la elite?”, pregunta de forma retórica. “Yo creo que sí, pero voy camino a Tenamaxtlán y sin trabajo”, se contesta y se vuelve a reír.

El camino es de un carril de ida y otro de vuelta. Está plagado de curvas, pero los paisajes son increíbles. La lluvia potencia la belleza de la naturaleza y los cerros resplandecen como esmeraldas gigantes debajo de un cielo azul que parece mentira.

Pedro ha ido bajando un poco la música para poder llevar mejor la entrevista y asumo que es que le ha interesado la conversación. A veces pone canciones y a veces se le ponen solas en el celular.

“¿Futuro va a ser un partido de izquierda o de derecha?” lanzo la pregunta y le noto un poco de fastidio.

“La urgencia es tan grande que no nos vamos a detener en si la consistencia del programa político es de izquierda o de derecha. Yo no sé qué sea”, me responde y le digo que esa suena un poco a una respuesta que daría alguien que es de derecha.

Acepta la provocación y redobla las apuestas. Me dice que la fijación con la izquierda y la derecha en ocasiones es sólo vanidad.

“La vanidad de decir lo que se tiene que hacer, cómo se tiene que hacer y no tener que convencer a nadie de hacerlo”, remata y vuelve la cara hacia el paisaje.

“Lo que nos hemos planteado es reconocer la labor de las personas y que nadie asuma todo el poder y todo el dinero”, mientras habla coloca el brazo izquierdo en el respaldo del auto y ahora se voltea para verme directamente.

Se realizaron 87 asambleas -de 84 requeridas- en distintos municipios de Jalisco

“Lo que queremos es encontrar aspectos prácticos de lo que entendemos por justicia y por libertad. Lograr que el lugar donde naces no determine tu vida para siempre”. Después se extiende, narra que conforme le ha tocado conocer más el estado, más siente fuera de lugar el querer hablar de ideología con gente que no tiene agua potable o que carga con deudas impagables de salud.

“A estas alturas preferimos los cambios políticos a los cambios estéticos”, sentencia para cerrar la idea.

Al escuchar estas palabras de Kuma, me remito a la entrevista que tuve con Cristóbal Álvarez, coordinador del programa político, en la oficina de Futuro sobre forma y fondo:


“A veces la forma es fondo, a veces lo es, pero la gente que dice que siempre la forma es fondo es la que justifica que haya que ir de traje a todas las reuniones de trabajo. Pensar que la forma es fondo, o que sólo la forma es fondo, te evita la tarea ineludible de cuestionarte cuáles son las luchas que realmente te interesan abanderar”.

Tomo la palabra y le respondo a Pedro que este proyecto ya se alejó mucho de lo que fue la Wiki. “Yo creo que esto ya se fue de nuestras manos”, añade.

Asamblea y destino

18,524 personas se afiliaron a Futuro para obtener el registro

Llegamos a Tenamaxtlán y el lugar donde se llevará a cabo la asamblea es un pequeño patio venido a salón de fiestas. En el lugar hay 11 adultos, un niño que corre entre las mesas circulares sin mantel y el equipo del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco [IEPC].

Alex, Jordi y Macko se encargan, con la velocidad que sólo la práctica puede dar, de poner todo en orden. Jordi se va hacia una de las paredes del salón y pega unos pliegos de papel kraft en la pared. Alex arma la mesa de registro y se sienta frente a la computadora. Macko pide ayuda a uno de los presentes para colgar, en el tendedero que limita la plataforma del salón de fiestas y el jardín, una lona con el logo de Futuro que en su aspecto comienza a reflejar viajes y asoleadas. Kumamoto se para donde se asegura que lo puedan ver, cosa que no es demasiado difícil por su altura, y comienza a hablar.

“Les quiero pedir que se den un aplauso porque un viernes por la tarde comenzaron a hablar de política” y en ese momento el joven de 29 años se transforma en político. Se disipa el tono con el que me hablaba en el auto, se planta con seguridad y ni siquiera la gente del IEPC le puede apartar la vista.

El quórum necesario para la asamblea de Tenamaxtlán era de 16 personas

Después, notando la falta de quórum añade: “Aquí va a ser de buena educación ver el celular”. Hace una pausa cómplice con los presentes y les dice que les va a pedir un favor. “Háblele a sus amistades” y en ese momento dos señoras empiezan a llamar a primas y hermanas para ver qué están haciendo y pedirles que vengan a la asamblea.

Es ahí que las nociones del acarreo se recomponen. No hay autobuses llenos de gente, ni la torta con frutsi, pero siento una incomodidad porque yo me hice la idea de que al partido “de las personas” sólo podía afiliarse gente completamente informada sobre sus derechos políticos y lista para reclamarlos. Lo bueno de la realidad es que nos hace fuertes invitaciones a ajustarnos a ella y no al revés.

Mientras el IEPC se impacienta y Kumamoto sale a la calle a buscar personas que se unan a la asamblea. La gente que más se entusiasma es la gente mayor. Tal vez porque la vida cuesta abajo fortalece la confianza en otros, sobre todo en quienes vienen cuesta arriba.

Dentro del patio, Jordi toma la palabra e inicia una dinámica para el programa de Futuro. Las personas, distribuidas en mesas redondas como de fiesta, batallan en poner atención para mirar al joven de 20 años que se hace del pliego de papel pegado en la pared donde tiene trazadas tres casillas que llevan por título “Podemos solos”, “Organizados y exigir” y “Ser Gobierno”. La idea, según explica Jordi, es que cada persona plantee un problema de la comunidad y lo coloque en la casilla respectiva. Al final nada sale como lo planeó el veinteañero y el ejercicio se vuelve una sesión de diván. Que no pasa el camión de la basura con suficiente frecuencia, que los perros destruyen las bolsas y hacen un desastre, que además falta luz en las calles, que el otro día apareció un muerto en una bolsa de basura.

Suenan a lo lejos las campanadas del templo y algunas de las personas se comienza a impacientar. Llegan los familiares convocados y entran por el pasillo que conduce al patio personas que han sido convencidas a pie de calle. Se juntan 18 de las 16 personas necesarias para celebrar la asamblea y el IEPC explica el protocolo mientras los asistentes pasan a la mesa de registro donde esta Alex para afiliarse. Al final vuelve a hablar Kumamoto para agradecer.

Votación para la conformación de la asamblea de Tenamaxtlán

Entre todos los que vamos en el carro guardamos las cosas. La gente le hace fila a Kuma para contarle problemas, pedirle una foto, estrechar su mano. El caudillismo está muy arraigado en la política, que todos entendemos como para desvanecerse, y Pedro lleva mucho tiempo haciendo esto como para distanciarse de la dinámica, por más cómoda o extraña que le parezca.

Cuando por fin todo mundo regresó a sus casas, vamos hacia el carro y un viejito que pasa por la banqueta se le queda viendo a Pedro –¿No eres tú Kumamoto? –Sí soy. Le da un abrazo y le dice que admira mucho lo que hace. Kuma le habla de Futuro y de lo que acaba de ocurrir, el señor lo escucha, pero no se ve convencido de involucrarse en un comité municipal de partido. Se va y nosotros nos vamos también para buscar estar lo más cerca de Guadalajara para cuando oscurezca.

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Asamblea de Tenamaxtlán

Volvemos a la carretera angosta rodeada de cerros. Nadie habla en el auto y yo voy pensando en todo lo que acaba de pasar.

“Hemos buscado maneras de ampliar nuestro conocimiento y que nos hagan diferentes en el sentido –yo busco escuchar a la izquierda y la derecha– para formarnos un criterio. Creo que eso es parte del valor de lo joven. Somos una generación con la información al alcance de un clic, estamos acostumbrados a buscar. No somos papá gobierno y no venimos a salvar a nadie. Futuro no se va a construir sólo con nuestras cabecitas porque son jóvenes e inexpertas y lo sabemos, por eso estamos preguntando. Eso es algo que no hacen los políticos tradicionales” fue lo que me respondió Clara Leal, allá en la oficina en Guadalajara, cuando le pregunté si el partido que está ayudando a formar es de izquierda o derecha.

Los problemas cotidianos, como que no pase la basura ni haya suficiente luz, se encadenan a problemas más graves, como la violencia producto del narcotráfico, y frente a esos grandes problemas Futuro no da una solución contundente. Ofrece, en cambio, a manera de solución empezar a preguntar. Para algunas personas esto es una evidencia de que no saben ni qué están haciendo ni a qué se meten; para mí es completamente transgresor. No sólo se rompe la inercia de una forma de hacer política que insiste en hablar por los ciudadanos y en que este pacto –que recuerda muchísimo a Úrsula en La sirenita– se sella cuando el pueblo ve en la opción política que los representa las soluciones que es incapaz de formular. Acá no hay nada de eso. Desde la “humillante” (comillas gigantes) aceptación de que no se tienen todas las respuestas y de la imposibilidad de transformarlo todo en un instante, lo que se ofrece es escucha, un sálvese-quien-pueda asistido, en momentos en que quizás ya nos jugamos en las casillas, el año pasado, la última dosis de esperanza y lo que quedaba de nuestras ganas de creer.

Que existan en este momento específico propuestas organizacionales como Futuro responde a una “crisis de la escucha”, según lo explica la especialista en comunicación María José Canel Crespo, que sólo puede ser resuelta desde la cocreación.

Macko Zazueta, 24 años, coordinadora operativa de Futuro

“La cocreación otorga a los públicos un respeto y una entidad más altos que el de ser meros destinatarios, y la comunicación que se requiere para ello es la del entendimiento mutuo (…), pero para escuchar, alguien tiene que decir algo, y por eso el deber que la Administración Pública tiene de escucharle lleva a otro nivel: el de instar a hablar”.

Hay una esperanza necia en ver que sean los jóvenes, tradicionalmente infantilizados, quienes opten por reconocer como adultas a las personas que les doblan o triplican la edad. Es la gente que forma la base del partido la que identifica sus problemas y los prioriza y eso abre la puerta a entender el futuro como un ecosistema vivo, que cambia con el contexto, y que tendrá que atenderse caso por caso. Esta visión choca de frente con la tentación discursiva, arrastrada por años –más en los términos de “Refundación de Jalisco” o de “Cuarta Transformación”–, de encontrar una sola respuesta y una sola forma de entender lo público para solucionar todos los problemas en todas partes.

Sin embargo, en las palabras de los jóvenes que han hecho posible la creación de Futuro hay también una inocencia riesgosa. Ceder a las bases la brújula moral del partido a través de las decisiones sobre a qué problemas enfrentarse o qué causas deban abanderar en cada comunidad los llevará también a negociar con la moral de los que piensan distinto, sobre todo de forma conservadora. Tarde o temprano tendrán que aceptar que su trabajo para crear Futuro no les puede suponer atajos para impulsar una agenda propia y que el rol que han tomado es el de meros facilitadores. Hacer lo opuesto sería institucionalizar la hipocresía. De regreso a Guadalajara ahora es Kuma quien conduce a “Rito”. Hay algo que puede hacer Pedro que el resto de los políticos no puede y es actuar como gente común. El auto se ha transformado en un karaoke móvil y ahora eligen canciones, lo mismo las de Gloria Trevi que Miguel Bosé o La Factoría. Es muy pronto para saber qué se le depara a Futuro, lo único cierto es que mañana se levantarán temprano para repetir en un municipio nuevo todo el día de hoy. EP


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