¿Qué está pasando con las organizaciones criminales mientras la pandemia del coronavirus avanza a pasos veloces por el mundo? ¿Qué pasará con quienes por años han demostrado un poder y control en varias zonas y territorios que hoy la epidemia ha suspendido? ¿Cómo se reorganizarán para enfrentar los estragos de la pandemia y aprovecharán este tiempo, en que los gobernantes se concentran en apagar el fuego que el COVID-19 va dejando a su paso? Aquí un discernimiento con diversos expertos italianos, desde un país donde la mafia y otras organizaciones criminales han existido al menos desde hace 150 años, pero que también cuenta con los mejores instrumentos jurídicos y legales para combatirlos.
Y cuando esto pase, las mafias seguirán ahí
¿Qué está pasando con las organizaciones criminales mientras la pandemia del coronavirus avanza a pasos veloces por el mundo? ¿Qué pasará con quienes por años han demostrado un poder y control en varias zonas y territorios que hoy la epidemia ha suspendido? ¿Cómo se reorganizarán para enfrentar los estragos de la pandemia y aprovecharán este tiempo, en que los gobernantes se concentran en apagar el fuego que el COVID-19 va dejando a su paso? Aquí un discernimiento con diversos expertos italianos, desde un país donde la mafia y otras organizaciones criminales han existido al menos desde hace 150 años, pero que también cuenta con los mejores instrumentos jurídicos y legales para combatirlos.
Texto de Cynthia Rodríguez 12/06/20
Milán, Italia. Han pasado más de 100 días desde que en el mundo se inició la emergencia por coronavirus. Primero en Asia, luego en Europa, América, África y hasta en Australia. Hoy, no hay continente donde los casos de COVID-19 no sigan creciendo. El número de contagios y el de muertos llevan su curso, mientras los pobladores se confinan en sus hogares y las ciudades se vuelven poco a poco silenciosas. En estos días, cuando todos han sido afectados, hasta la criminalidad organizada ha tenido que reaccionar y adaptarse. Las noticias llegan de todos lados y en varias partes del mundo se comienza a registrar una disminución de los delitos.
Los primeros días de confinamiento en Italia los toxicopedendientes comenzaron a tener crisis. La vigilancia en las calles ocasionó que, de repente y por miedo a los controles, ya no fuera tan fácil conseguir sus dosis por las calles. El cierre de negocios en muchas partes del sur ha interrumpido el llamado pizzo (cuota) que los comerciantes entregan cada semana a los criminales, para dejarlos seguir con sus actividades a cambio de “protección”. En Tailandia, por ejemplo, por primera vez el mercado de la prostitución —que anualmente factura $211 mil millones de dólares y genera entre 4 y 10% del PIB— cerró también, como ni siquiera lo había hecho en 2002 con el SARS o tres años después con la influenza aviaria. De este mercado, hoy suspendido, viven millones de familias.
En el otro extremo del mundo, los grupos criminales se adaptan y toman decisiones que los gobiernos no quieren llevar a cabo. En Brasil, uno de los países latinoamericanos más afectados por el coronavirus, el presidente Jair Bolsonaro se opone a las medidas de cuarentena y han sido los propios narcos quienes impusieron el toque de queda en las favelas de Río de Janeiro, por temor a que la enfermedad se propague más rápido. En esta ciudad se calcula que cerca de 1.4 millones de personas viven en las favelas, es decir, 22% de sus 6.3 millones de habitantes. Mientras el Fondo Monetario Internacional calcula lo que el encierro masivo ocasionará económicamente, pues lo que está en peligro es la falta de solvencia del sistema financiero entero, y dice que la economía global no crecerá y la crisis financiera será mucho peor que la de 2008 y 2009, en algunos lugares son los grupos criminales quienes —por iniciativa propia— se hacen garantes entre los pobladores más necesitados, en un tiempo donde lo único seguro es la incertidumbre.
Alberto Vannucci, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Pisa y uno de los mayores expertos sobre el fenómeno de corrupción en Italia y el mundo, señala en entrevista que con la emergencia pandémica habrá claras diferencias entre las respuestas de los grupos criminales, según su tipo de actividad : “Hemos observado que cada vez que hay una crisis económica, a lo primero que se meten es a la usura, porque ellos están listos para comprar después a precio de saldo”. Afirma que, con la fuerte crisis económica que se vivió en el mundo y Europa en 2008 y 2009, las mafias demostraron tener un fuertísimo poder contractual y entonces también pudieron entrar a la economía legal.
De Italia a México, la competencia con el Estado
El 9 de marzo, 18 días después de que en Italia se declarara la emergencia sanitaria en el norte del país, ante la aparición de dos focos de infección por COVID-19 en las regiones de Lombardía y Véneto, Giuseppe Conte, presidente del Consejo de Ministros, declaró todo el país como “zona protegida” y desde ese momento se limitaron los movimientos de todos los ciudadanos, a menos de que fueran para comprar comida, medicinas y trabajar; siempre y cuando fueran considerados “esenciales”. Así, mientras el gobierno comenzó a prometer ayudas para la clase trabajadora que debía comenzar a laborar desde el hogar, la policía empezó a vigilar que la regla de quedarse en casa se llevara a cabo plenamente. Sin embargo, en muchas ciudades del sur de Italia, donde se aglomera 80% de la pobreza nacional y muchos sobreviven gracias a la economía informal, todos estos límites han sido una verdadera tragedia.
No había pasado un mes cuando las imágenes de las revueltas, sobre todo en el sur del país, sorprendían a todos. La gente se había quedado sin recursos para comer y nadie los estaba ayudando. El 28 de marzo Conte anunció en un mensaje a la nación una serie de medidas para ayudar a las familias más pobres del sur de Italia: “Hemos preparado un procedimiento de gran impacto, ayudados de los alcaldes, que son nuestros centinelas, confiamos en ellos. Por eso les informo que acabo de firmar un decreto para destinar $4.3 mil millones de euros para todas las comunidades de Italia”.
Han pasado más de dos semanas y esa ayuda aún no se libera. Sin embargo, en muchas comunidades alguien más ya se está ocupando de ello. El sábado 4 de abril una nota en el diario La Repubblica1 hacía notar lo que sucede en algunas regiones de Italia, azotadas por la criminalidad organizada: en el popular barrio de Lo ZEN, en la ciudad de Palermo, el hermano de Nicolò Cusimano —un capo de la Cosa Nostra actualmente en la cárcel por tráfico de droga— comenzó a distribuir bolsas de despensa entre los vecinos. También lo hizo en dos barrios populares más: Kalsa y CEP. En redes sociales Giuseppe Cusimano —quien entregó la ayuda— escribió: “Lo siento por toda aquella gente a la que no logramos ayudar, pero esperamos que para Pascua podamos ayudar a más”. Lo mismo ocurrió en México. Apenas el 6 de abril Juan Alberto Cedillo, periodista de Proceso, reportaba en sus redes sociales la entrega de despensas por parte del Cartel del Golfo en algunas comunidades de Tamaulipas, como Matamoros y Ciudad Victoria2. Ayudas que, sin importar región o país, sirven a cualquier organización criminal para imponer su fuerza ante los ciudadanos en cualquier territorio.
Para Francesco Forgione, expresidente de la Comisión Antimafia y estudioso del fenómeno mafioso, ahora es cuando los gobiernos de cada país deben ser muy cuidadosos, porque las mafias harán lo que saben hacer y han hecho durante largos años: aprovecharse de la necesidad de las personas para usarla a su favor. En entrevista comenta: “Si ahora no están recibiendo dinero por el pizzo después lo recuperarán con la usura, porque son ellos quienes cuentan con la liquidez para después prestar dinero y, cuando los comerciantes o empresarios no puedan pagar, pues ellos estarán listos para poder comprar estas empresas”. Y recuerda la frase de Antonio Rotolo, un capo de la Cosa Nostra, cuando decía que había que tener cuidado de las extorsiones en tiempos de crisis y tener “respeto” por la gente.
“El [Rotolo] sabía que en tiempos de crisis son los mafiosos los que sustituyen a los bancos y al Estado, entonces es cuando ellos pueden generar consenso y reconocimiento entre la población. Sobre todo en lugares donde la economía informal es tan importante como en el sur de Italia o como en México”. Según Confesercenti —la asociación de empresas comerciales, turísticas y de servicios— en 2017, un año que ahora parece más que tranquilo, alrededor de 200 mil empresarios italianos recurrieron a los mafiosos, quienes les prestaron unos $24 mil millones de euros en condiciones de usura.
El poder del dinero
A principios de abril la policía italiana detuvo en el norte del país una furgoneta con $500 mil euros en efectivo, proveniente de un país del este de Europa que manejaban ciudadanos ligados a la ‘Ndrangheta, la organización criminal de Calabria. Días antes, un cargamento con más de media tonelada de cocaína había sido interceptado en el puerto de Gioia Tauro, también en Calabria. La carga era para el clan Molé de la ‘Ndrangheta. Para Antonio Nicaso, uno de los mayores expertos en la ‘Ndrangheta, el peligro en momentos de crisis es justo la liquidez con la que cuentan los grupos criminales, llámense como se llamen, pues mientras algunos basan su poder y fuerza en actividades como la usura, otros lo hacen en el reciclaje o en la inversión de dinero en capitales legales. Nos comenta: “Habrá quienes también pasen malos momentos si su dinero lo han invertido en negocios como hoteles y restaurantes, pero la característica de los grupos criminales es el poder mutar continuamente, y ese es el peligro”.
Nicaso pone el ejemplo de la industria agroalimentaria, pues según el último reporte de la Coldiretti, presentado en febrero de 2019 en conjunto con Eurispes y el Observatorio sobre la Criminalidad, el volumen de negocios de las diversas mafias en Italia fue de $24.5 mil millones de euros en el último año. “Algo que seguramente continuará porque nadie puede renunciar a comer y estos grupos criminales explotan todo, desde el trabajo ilegal en la producción, el transporte y la distribución, hasta la venta, donde tienen asegurados ya los canales para llegar a los supermercados, donde muchos empresarios les dan entrada y no sólo italianos”. Actividades donde ya no es necesaria la violencia, como se hacía antes o como lo siguen haciendo los carteles del narcotráfico en México. “Es más, entre menos violencia es mejor y por eso han invadido Europa también y ante eso la Unión Europea reacciona muy poco. Si hay detenidos es gracias a las peticiones que hacen las diferentes magistraturas italianas, porque a los demás países europeos lo que les interesa es que no haya violencia”.
Y es que —en medio de los problemas económicos en los que se encuentran todos los países y la desunión que puso en evidencia la pandemia entre los países de la Unión Europea— Italia ha luchado estos días para que se aprueben los eurobonos, un financiamiento más justo para no endeudarse. Sin embargo, países como Alemania y Holanda no han cedido y han propuesto otros sistemas. El 8 de abril, un artículo publicado por el diario alemán Die Welt3 , llamaba al resto de los países europeos a no apoyar a Italia con recursos europeos, pues serían las mafias quienes los aprovecharían. El artículo causó enojo e indignación en la clase política italiana, porque diversas investigaciones judiciales han hecho notar que las mafias desde hace mucho tiempo invierten en todos los países de Europa donde realmente no se ataca el problema de raíz, homologando diversas leyes como ya lo ha hecho Italia para combatir el fenómeno mafioso.
Al respecto, Nicaso recuerda que antes de que comenzara la emergencia sanitaria en Europa él acudió al Parlamento Europeo, invitado para hablar sobre el peligro de la criminalidad en este continente. “La verdad es que no ha cambiado nada. A mí me da la impresión de que no se quieren dar cuenta, pero además creo que hay una enorme hipocresía, porque si países como Holanda son tran grandes y poderosos es también gracias a sus leyes tan flexibles, donde todos estos grupos tienen cuentas”. Recuerda cómo desde la década de los 70 muchos clanes de la ‘Ndrangheta se han ido a radicar a Alemania y que, incluso en 2009, la policía alemana elaboró un reporte sobre los clanes de esta organización presentes en este país. “Ellos han sabido utilizar sus redes para que puertos como el de Róterdam o Hamburgo sean, como el de Gioia Tauro en Calabria, un destino donde han tejido redes criminales, y eso también ha enriquecido a muchos alemanes y holandeses”. Nicaso asegura que el dinero del narcotráfico constituye también el oxígeno de la economía legal y opina: “Por eso el coronavirus es la metáfora perfecta de cómo han ocurrido las cosas, creyendo que el problema siempre es de los otros”.
Poner los ojos sobre la sanidad
Para expertos en corrupción como Alberto Vannucci, la atención de todos los gobiernos y los ciudadanos de todo el mundo debe estar sobre lo que ocurre en la sanidad: “El presupuesto que cada gobierno otorga a la sanidad siempre es muy alto. Es uno de los rubros a donde se destinan más recursos; por lo mismo, a través de los años se han consolidado mecanismos de fraude, con grupos que conocen cada una de las cosas que se necesitan, desde la participación en obras, los diversos materiales y el personal, hasta unos que van mucho más allá, como ha ocurrido en el sur italiano, donde son los grupos criminales quienes son capaces de imponer a los médicos principales y al personal”
Explica que los mafiosos siempre han utilizado el mundo de la sanidad simplemente porque a este rubro van muchos recursos, a veces más de la mitad del presupuesto total de cualquier gobierno, por eso es tan significativo. “El arma de la corrupción les ha dado siempre una ventaja económica. Ahora hay una presión al sistema sanitario condicionado por la emergencia, pero ellos han demostrado siempre tener una fuerza de persuasión impresionante”. Vannucci asegura que, mientras el Estado está tratando de movilizarse para construir y dotar de materiales, personal, etcétera, ellos apuestan en invertir e incidir en las decisiones de quienes serán los nuevos administradores. “De la intimidación ya ni siquiera tienen necesidad, porque están ya metidos en el sistema, de ahí el peligro de los abusos y de la corrupción, porque pueden tener un rol importante en las empresas. Habrá una reactivación de obras que inevitablemente hará más lentos los mecanismos de control, en beneficio de los grupos criminales.”
¿Qué se puede hacer?
Vannucci señala que no hay recetas simples, porque la lección que estamos aprendiendo de esta emergencia es que debemos convivir con la incertidumbre de lo que vendrá después. El arma debe ser la transparencia, porque si tenemos mecanismos que ayuden a trazar las cosas cuidando los canales y los proveedores, mientras más información y transparencia haya para trazar cada instrumento, se podrá combatir mejor cualquier intento de los grupos criminales organizados para filtrarse.
Así como el gobierno ha comenzado a pedir información a sus ciudadanos para verificar y controlar sus movimientos, así deben los ciudadanos saber todo lo que el gobierno está haciendo —quién está comprando y participando—, porque en la medida en que los instrumentos de transparencia sean más abiertos habrá más control y eso será muy benéfico para todos. “Aunque sabemos que las mafias sobrevivirán después de la pandemia, los ciudadanos tenemos que participar cada vez más en todas las iniciativas de monitoreo y verlo como el patrimonio común que nace de esta experiencia para, de verdad, poder aislarlos en este momento, pues si siguen fortaleciéndose será a un costo que no podremos aguantar más”. EP
1. Salvo Palazzolo, “Il fratello del boss fa la spesa per lo Zen”, La Repubblica, Palermo, 8 de abril de 2020.
2. Juan Alberto Cedillo, “El Cartel del Golfo reparte despensas en Tamaulipas por COVID-19”, Proceso, 6 de abril de 2020, en proceso.com.mx.
3. Christoph B. Schiltz, “Frau Merkel, bleiben Sie standhaft!”, Die Welt, 8 de abril de 2020, en welt.de.
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