Inflexiones de una política cultural

En este reportaje, Mario Alberto Medrano revisa puntualmente los proyectos culturales insignia de los últimos gobiernos y emprende una travesía por el complejo universo artístico y cultural de nuestro país.

Texto de 12/04/21

En este reportaje, Mario Alberto Medrano revisa puntualmente los proyectos culturales insignia de los últimos gobiernos y emprende una travesía por el complejo universo artístico y cultural de nuestro país.

Tiempo de lectura: 14 minutos

Escribir la cultura en México impone el enorme reto de entender no sólo la estética, estilística y calidad artística de las diversas disciplinas que componen el espectro de las artes en México, sino también comprender en qué se gasta el dinero que sendos gobiernos destinan a este ámbito. Invertir o no invertir, reducir o aumentar; todo gira en torno a cuantificar, al básico ejercicio de sumar y restar el dinero con el que se cuenta para las diversas instituciones, proyectos, fideicomisos y demás entes integrantes del espectro cultural. 

Cada gobierno desea ser recordado por sus logros en áreas no sólo políticas, sino también económicas, sociales, culturales, de salud, entre otras. Se negocia o se utiliza la mayoría legislativa para aprobar reformas o eliminar propuestas que se hicieron ley en gobiernos anteriores, dependiendo de los esquemas del Ejecutivo en turno. Mediante una revisión de los proyectos insignia de los últimos gobiernos, emprendemos una travesía por el complejo universo artístico y cultural de nuestro país.

Hay un revolucionario encerrado en todo esto

La trayectoria de la dependencia rectora de la cultura en México podría seguir este derrotero: en los sesenta, la Subsecretaría de Asuntos Culturales; en los setenta, la Subsecretaría de Cultura Popular y Educación Extraescolar; una vez iniciados los ochenta, se transforma en Subsecretaría de Cultura; justo un tiempo antes de iniciar los noventa, se da paso al proyecto que rigió por casi 30 años: el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), que culminaría en 2015 con la creación de la Secretaría de Cultura.

Bajo el cobijo presupuestal de la Secretaría de Educación Pública, el Conaculta, a decir de su creador, Carlos Salinas de Gortari, se instauró “para impulsar la libertad de creación y difundir las manifestaciones culturales étnicas, populares y regionales; se extiende la red de bibliotecas y la apertura de nuevos museos en el interior del país; hemos ampliado con nuevos esquemas, la participación de la sociedad en el financiamiento y en la promoción de la cultura y en la preservación de nuestro patrimonio histórico; se ha creado un sistema de becas y reconocimiento al talento artístico.” 

Dentro de la maquinaria que representó el Conaculta, la cual incluía todo el espectro cultural —desde consejos como la Dirección General de Publicaciones, la Fonoteca Nacional, el Canal 22, el INBA, el INAH, los Museos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, la Red Nacional de Bibliotecas, hasta la ENAH—, el Fondo Nacional para la Cultura y la Artes (Fonca) fue el estandarte de los gobiernos priistas que lo tuvieron a su cargo. 

Para 1989, el Fonca se erigió como la fuente de recursos para los creadores artísticos. Posteriormente, el Sistema Nacional de Creadores de Arte, cuya labor era otorgar estímulos económicos a creadores mayores de 35 años, revolucionó el universo del reparto de dinero a artistas e intelectuales en nuestro país. 

En entrevista con Eduardo Nivón Bolán, doctor en Antropología por el ENAH y autor de La política cultural. Temas, problemas y oportunidades (2006) y Hacia una antropología de la expansión urbano (2001), explica: “El Fonca respondió a intereses expresados desde una década antes de su fundación que reclamaban que el Estado no debería tener preferencias estéticas ni tampoco inversiones en el campo cultural, sino dejar que los creadores eligieran, con base en la calidad de los proyectos, dónde invertir los recursos públicos. Aún hoy, sostengo la idea de que la política cultural actual fue la definida en 1988, en términos generales, es decir, una política que se quiso modernizar y definir derivada del debate internacional, darle a la cultura un carácter de mayor peso autónomo. Si bien ha tenido detractores —y debe quedar claro que, a pesar de su origen vertical, respondía a los intereses de muchos artistas e intelectuales de la comunidad cultural—, el proyecto de Conaculta fue exitoso.”  

En el periodo de 1989 a 2006, el Fonca destinó sus recursos de esta manera:

“El Fonca respondió a intereses expresados desde una década antes de su fundación que reclamaban que el Estado no debería tener preferencias estéticas ni tampoco inversiones en el campo cultural, sino dejar que los creadores eligieran, con base en la calidad de los proyectos, dónde invertir los recursos públicos.”

Al arribar Andrés Manuel López Obrador al Ejecutivo, una de sus principales acciones en torno a la cultura fue desaparecer el Fonca, así como todo fideicomiso entregado en administraciones pasadas. Ante la inminente desaparición de fideicomisos, la secretaria ejecutiva del Fonca, Adriana Konzevik Cabib, pidió a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) una excepción de extinción. Al igual que lo señaló la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, se admite que está garantizado, al menos hasta 2024 (fin del sexenio obradorista), el presupuesto para este fondo, el cual será de 1,362 mdp, dividido en 13 programas. 

Para 2020, la secretaria de Cultura reconoció que el presupuesto fue de 680 mdp, de los cuales 64 mdp se distribuyeron de la siguiente forma: 2 mdp para Jóvenes Creadores, 2 mdp para la Compañía Nacional de Teatro, 1.7 mdp para Creadores escénicos, 23.9 mdp para el Sistema Nacional de Creadores de Arte, 500 mil pesos al Centro de Producción de Danza Contemporánea, 375 mil pesos para el Estudio de Ópera de Bellas Artes y 375 mil pesos para el Centro de Experimentación y Producción de Música. Además, añadió Frausto, otros sectores a pagar fueron honorarios, 1.5 mdp; logística, 1.5 mdp; el Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico (PECDA), 9.1 mdp, y el Fondo Regional para la Cultura y las Artes, 2.5 mdp. 

Mario Bellatin, quien fuera director del Fonca de 2018 a 2019, reconoció en entrevista para Este País: “antes de decidir, por recomendación médica, presentar mi renuncia, me enfoqué en darle un marco jurídico a su manera de funcionar, pues descubrí que mucho se hacía por usos y costumbres, sin un respaldo legal. Espero que ahora estén protegidos los beneficiarios dentro de un marco legal. [Es] muy importante que existan instituciones de esta naturaleza; sería imposible el avance de muchas disciplinas artísticas, sobre todo aquellas que, por su esencia, no están contempladas dentro de las leyes del mercado. Me parece importante que haya existido, pero estoy convencido de que necesitaba una renovación estructural.”

“Al arribar Andrés Manuel López Obrador al Ejecutivo, una de sus principales acciones en torno a la cultura fue desaparecer el Fonca, así como todo fideicomiso entregado en administraciones pasadas.”

12 años en construcción

a) Un libro, como un viaje…

La llegada al gobierno de Vicente Fox en 2000 representó una fisura al sistema político nacional y la posibilidad de dar un golpe de timón a las antiguas políticas culturales en México. Sin embargo, Fox dio continuidad al proyecto de nación en este terreno, pues tanto el Conaculta, como el Fonca y el INBA continuaron siendo la piedra angular de su gestión. 

A lo largo de esta administración, Conaculta, INAH e INBA fueron las instituciones que mayor presupuesto tuvieron. En números, el Conaculta pasó de 968 mdp en 2000 a 1,966 mdp en 2006; por su parte, el INAH, de 1,017 mdp en 2000 a 2,054 mdp en 2006; en tanto que el INBA, de 1,022 en 2000 a 1,503 mdp en 2006.1

Llegada la mitad de su administración, en 2003, el entonces presidente enfatizó que su gobierno apostaba por la libertad de expresión y creación; en su tercer informe sobre cultura reconoció diversos logros. Por ejemplo, el INAH desarrolló 1,051 proyectos de investigación, conservación y difusión del patrimonio arqueológico histórico y antropológico; el SNCA apoyó a 347 artistas, a la razón de 286 creadores artísticos y 61 eméritos, mientras que 313 artistas mantenían el apoyo del Fonca; por su parte, el INAH registró una matrícula de 2,540 alumnos de licenciatura, 88 en maestría y 89 en doctorado. 

Es menester rememorar que el principal proyecto cultural de esta gestión fue el fomento a la lectura. Mediante el Programa Nacional “Hacia un país de lectores”, Vicente Fox urdió un plan en el cual se incluía su edificación estrella: la megabiblioteca Vasconcelos. Como parte de la modernización de la Red de Bibliotecas Públicas, la entonces directora de Conaculta, Sari Bermúdez, propuso a Fox la construcción de la obra. Así que para 2003, y en el marco de “Hacia un país de Lectores”, se lanzó la convocatoria del Concurso Internacional de Arquitectura para la construcción, cuyo ganador fue el proyecto de Alberto Kalach, Juan Palomar, Tonatiuh Martínez y Gustavo Lipkau. 

A finales de 2006, el Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas, uno de los organismos encargados de la construcción, declaró que la edificación de la Biblioteca tenía un presupuesto original de 806.1 millones de pesos, sin embargo, alcanzó 1,553.7 millones. 

Las cifras de 2018 sobre los gastos de la Biblioteca demuestran que, del presupuesto de 64,837,453 mdp, 24,516,211 mdp (38%) fueron destinados al rubro de nómina y servicios profesionales, mientras que 40,321,242 mdp (62%) se destinaron a mantenimientos, materiales y suministros (jardinería, seguridad y vigilancia, agua, luz). 

“Mediante el Programa Nacional “Hacia un país de lectores”, Vicente Fox urdió un plan en el cual se incluía su edificación estrella: la megabiblioteca Vasconcelos.”

b) Las altas tarifas de luz en la estela

Felipe Calderón llegó a la presidencia después de una caótica jornada electoral. El proceso de elección presidencial en 2006 fue el resultado de una sociedad polarizada. En materia cultural, su antecesor había puesto el ojo en el fomento a la lectura y su proyecto emblema fue la megabiblioteca. Con motivo de la conmemoración de los 200 años de la Independencia, el gobierno calderonista tuvo la idea de celebrar esta efeméride de manera especial. A inicios de 2009, se lanzó la convocatoria de construcción. 

El ganador del concurso fue el arquitecto César Pérez Becerril: la Estela de Luz tuvo un costo final, a decir de la Auditoría Superior de la Federación, de 1,139,105 mdp; un excedente de más de 190% de su costo original (398 mdp). Hoy en día, este monumento compite el espacio “escultórico” con las torres bancarias de BBVA y Banorte. 

Cine y (re)construcciones

No todo en el sexenio de Felipe Calderón fue la Estela de Luz. En su último informe como directora de Conaculta, en 2012, Consuelo Sáizar reconoció que el gobierno de Calderón invirtió, sobre todo, en dos rubros: cine y libros. Los datos del PEF, de 2006 y 2012, revelan que los recursos destinados a cultura en el país en ese lapso pasaron de 6,121 mdp en el 2006 a 15,662 mdp en 2012. 

“En una comparación por sexenios se aprecia que la administración de Felipe Calderón fue la que más producciones realizó (20.4 en cinco años de gestión, frente a una media del 10.5 de los otros dos periodos). En el primer periodo, la cantidad por cinta era casi del doble que en sus dos fases siguientes: 4.2 mdp, frente a los 2.2 del segundo periodo, o a los 2.6 del último. Desde su creación y hasta 2010, ha financiado 185 proyectos con una inversión real de 647 009 633 pesos; el promedio más alto de dinero concedido por proyecto se sitúa en 2004. A partir de ese momento, se produce una baja sistemática del dinero gastado por el fondo, en paralelo a un aumento de los proyectos aprobados, con la excepción de 2010, año en el que sólo se encuentran 15 películas, así como la cantidad media otorgada por proyecto más alta después de 2004.”2 

Sin embargo, la constante en los gobiernos de extracción panista fue la edificación de obras. En este caso, la remodelación de la Cineteca Nacional, que tuvo un presupuesto de 540 mdp, pero quedó inconclusa. La administración de Enrique Peña Nieto erogó 7 mdp para costos extraordinarios de diseño; el Conaculta otorgó, en 2014, 27 mdp para avanzar en la conclusión de la obra, y poco después sumó otros 30 mdp de pesos para trabajo en la operación de las instalaciones. Así, poco más de 600 mdp fueron destinados a la Cineteca.   

Siendo la edificación o remodelación de construcción un leitmotiv de estos años panistas, también cabe recordar la puesta en marcha de dos proyectos insignia: el Centro Cultural Elena Garro, con una inversión de 120 mdp, y La Ciudad de los Libros y la Imagen, cuyo presupuesto sobrepasó los 500 mdp.

“La Estela de Luz tuvo un costo final, a decir de la Auditoría Superior de la Federación, de 1,139,105 mdp; un excedente de más de 190% de su costo original (398 mdp).”

c) Quien a hierro mata…

Tendría que volver el Partido Revolucionario Institucional a la presidencia, en 2012, para desarticular uno de los bastiones culturales creados por ellos mismos: el Conaculta. Con la creación de la Secretaría de Cultura, la dependencia federal absorbió las funciones otrora regidas por el Consejo. Sin duda, el proyecto más importante en el sexenio de Enrique Peña Nieto en este ramo fue la formación de la Secretaría. Los presupuestos ejercidos para esta dependencia, desde su creación hasta este año, son los siguientes:

Desde su primer año, la Secretaría de Cultura ha tenido que operar, año tras año, con disminuciones a su presupuesto. La diferencia entre el primer presupuesto y el actual es de 1,259 mdp menos en partida presupuestal. Dentro del actual gobierno, el presupuesto creció, en promedio, 267 mdp, de 2019 a 2020, y 618 mdp de 2020 a 2021, aproximadamente. 

Podríamos organizar el presupuesto en 5 áreas fundamentales: Sector central (6,050,110,852 mdp); Órganos Administrativos Desconcentrados (7,204,628,370 mdp); Organismos Públicos Descentralizados (260,136,926 mdp); Empresas de Participación Mayoritaria (308,741,405 mdp) y Fideicomisos Públicos (161,499,842 mdp). Para este año, el presupuesto autorizado al Ramo 48 Cultura para el ejercicio fiscal 2021 otorgó más dinero a estos rubros:

“Con la creación de la Secretaría de Cultura, la dependencia federal absorbió las funciones otrora regidas por el Consejo. Sin duda, el proyecto más importante en el sexenio de Enrique Peña Nieto en este ramo fue la formación de la Secretaría.”

En entrevista para Este País, la subsecretaria de Desarrollo Cultural, Marina Núñez Bespalova, da cuenta de los proyectos y pormenores de la actual gestión en cultura. Destaca, sobre todo, el Proyecto del Bosque de Chapultepec, que se convirtió en la gran reconstrucción no sólo cultural, sino también urbana de este sexenio: “En 2021 se destinaron 3,508 mdp para este proyecto, que representa el 25% del presupuesto general de este año; sin embargo, el ejercicio de estos recursos se relaciona de manera muy estrecha con las infraestructuras y operación de varias áreas y organismos de la propia Secretaría de Cultura. Este proyecto no se puede entender sin dos acciones previas: la apertura de Los Pinos el 1 de diciembre de 2018 y la cesión del campo militar 1-F a las autoridades civiles de la Ciudad de México. Al mismo tiempo, se entendió la oportunidad que se tenía para renovar, reforzar y recuperar espacios en todas las secciones, sobre todo en dos planos: el medioambiental y el cultural. Fue así que se invitó a un artista, el maestro Gabriel Orozco, a repensar sobre este gran pulmón de la Ciudad de México, acompañado de diversos especialistas y bajo la coordinación de las dos instituciones involucradas: el gobierno de la Ciudad de México y la Secretaría de Cultura federal. Este proyecto cuenta con lo que hemos llamado once nodos culturales; estos son espacios, en su mayoría, restaurados, como la Ermita Vasco de Quiroga o el Panteón de Dolores; recuperados como el Parque de Cultura Urbana (Parcur) o el Cencalli: Casa del maíz y la cultura alimentaria; o reformados y adaptados, como la futura Bodega Nacional, la Cineteca o un museo comunitario vivo en la Antigua fábrica de pólvora. A estos se suman nuevos proyectos como el Centro de Cultura Ambiental, un Jardín Escénico para el Centro Cultural del Bosque y un Pabellón Contemporáneo Mexicano. Invertir en él, quizá, sea realmente un acto de justicia.”

Al cuestionar a Núñez Bespalova sobre a qué se destina más recursos dentro de la cultura dentro de marco interno (o sea, personal, mantenimiento de inmuebles, recursos), reconoce: “En orden de gasto, la mayor parte de los recursos se destina al capítulo 1000, servicios personales, trabajadores de estructura que en un 80% son personal operativo. Le sigue el capítulo 3000 que paga servicios generales, es decir, programas operativos, contenidos, personal y logística de estos; otra parte significativa del presupuesto corresponde al capítulo 4000, relacionado con subsidios y apoyos. Aquí están programas como el Sistema de Apoyos a la creación y a Proyectos Culturales, por ejemplo, varias convocatorias del IMCINE o los concursos.”

En los documentos dados a conocer en el DOF, se puede observar en el resumen Económico por destino de gasto del Ramo 48: Cultura, del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2021 el siguiente desglose de gastos: 

En el reporte Cuenta Satélite de la Cultura de México, 2019, el INEGI apunta que la cultura y las artes representan el 3.1% del PIB total, comparado con el 2.8% de valor del PIB que tenía en 2013 y 3.2% en 2018. Al cuestionar a la encargada de la Subsecretaría sobre las diferencias entre este gobierno y los otros en este ramo, reconoce: “ponemos al centro lo que antes estaba en la periferia y hacemos que los derechos culturales sean una realidad para todos”.

Núñez Bespalova añade: “Damos la oportunidad, por ejemplo, de que los niños y jóvenes de los lugares más remotos, y en muchos casos en extrema vulnerabilidad, creen sus espacios culturales y mecanismos de expresión artística de acuerdo con su entorno, posibilidades e intereses, a través del programa Cultura Comunitaria. Quizá seamos los primeros en hablar de derechos colectivos de los pueblos, un tema que en nuestro país estaba pendiente, a pesar de nuestra gran riqueza cultural expresada por los pueblos indígenas. Se han reconfigurado y reforzado los mecanismos de apoyo que se han dado a las artes y a las industrias culturales como el cine de manera tradicional. Las formas administrativas han cambiado, pero no se ha perdido nada esencial.”

El catedrático Eduardo Nivón afirma que hay elementos del pasado en este gobierno y agrega: “Aunque también hay novedades, como una política de la cultura comunitaria, el intentar hacer una cultura desde abajo, la renovación de la residencia a los Pinos y el Bosque de Chapultepec —que era una propuesta desde la campaña, pero nadie esperaba que se convirtiera en un proyecto urbano—, esto sí está fuera de la dimensión de lo que se pensaba hacer. En general, la austeridad sí está limitando mucho la cultura.”

Por su parte, y en referencia al sector cinematográfico, Víctor Ugalde, quien fue secretario ejecutivo del Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (FIDECINE), da su balance: “Al cine mexicano le ha venido muy bien la democracia, es decir, cuando el Ejecutivo es acotado por el Legislativo. Esto lo demuestra el nuevo boom de la cinematografía que nació a partir de que la democracia estuvo en vigencia en este país, cuando gobernó Fox, el legislativo lo dominaba una democracia; con Calderón había una práctica democrática que acotaba. Cuando llegó el PRI, y con una aplanadora mayoría, comenzó a perjudicar las políticas públicas en cinematografía; terminó el PRI, y quedaron muy disminuidas. Llega este gobierno, que era nuestra esperanza de resarcir las políticas públicas a favor de la libertad de expresión garantizando al cine, y se tomaron malas decisiones que han puesto al cine contra la pared. ¿Cómo lo pudieron hacer? Desgraciadamente, por la mayoría legislativa.”

“Quizá seamos los primeros en hablar de derechos colectivos de los pueblos, un tema que en nuestro país estaba pendiente, a pesar de nuestra gran riqueza cultural expresada por los pueblos indígenas.”

La cultura, al centro del mundo

La pandemia se ha convertido en un factor que fisuró el esquema de la vida, por ende, de las actividades culturales. A decir de Marina Núñez, en estos momentos la Secretaría de Cultura está tejiendo diversos diálogos y planes para proyectar el sector en otras partes del mundo: “Hemos firmado acuerdos de colaboración con diversos países y organismos internacionales que no sólo desarrollan su labor alrededor de la cultura como la UNESCO, sino con otros que pueden apoyarnos en la difusión más amplia de nuestros proyectos, como el PNUD. Trabajamos de manera coordinada con la Secretaría de Relaciones Exteriores, además, para fortalecer lazos con otros países y tener mayor cercanía con sus instituciones culturales. Hemos iniciado los diálogos hace tiempo y ahora los vemos más necesarios que nunca: tenemos abiertos intercambios con Chile para proyectos fotográficos, discusiones alrededor del futuro de las artes escénicas con Argentina o hemos llevado a cabo foros sobre industrias creativas y diálogos alrededor de la pandemia y sus consecuencias con diversos países de Europa y de nuestro continente. La comunicación hacia el exterior es una acción permanente y sustantiva para los años siguientes.”

En el documento La cultura en crisis. Guía de políticas para el sector creativo resiliente, la UNESCO da un panorama de cómo se invirtió en este sector a nivel mundial en 2020, en el marco de la pandemia por coronavirus. 

El informe reconoce medidas para paliar la crisis en el sector cultural provocada por la pandemia de Covid-19. El gobierno de México —apunta la UNESCO— adelantó la convocatoria del programa Apoyo a la Infraestructura Cultural de los Estados, el cual ofrece préstamos para la programación cultural y tiene como objetivo global preservar las infraestructuras culturales. En la geografía europea, Alemania aumentó su presupuesto para la adquisición de obras culturales y artísticas, el cual se ha multiplicado por seis, pasando de los 500,000 euros previstos anteriormente (581,544 dólares) a una suma total de 3 millones de euros (3.5 millones de dólares). Por otro lado, en Francia se anunció que las empresas de sectores especialmente afectados por las medidas de confinamiento, como el cultural, se iban a beneficiar de una exoneración del pago de sus cotizaciones sociales por un valor de 3,000 millones de euros (3,500 millones de dólares).

En Latinoamérica, Argentina destinó fondos para la Feria del Libro, que ascendieron a un total de 47 millones de pesos argentinos (729,168 dólares). En el gobierno de Chile, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio ha puesto en marcha una iniciativa destinada a ofrecer al sector cultural 3,000 becas para acceso gratuito a los cursos en línea impartidos por Coursera.

Por su parte, Brasil ha abonado 14 millones de reales (2.5 millones de dólares) a alrededor de 22,000 artistas durante 2017, 2018 y 2019. En tanto que el Consejo Canadiense para las Artes destinó 60 millones de dólares canadienses (44.8 millones de dólares estadounidenses) para apoyar al sector cultural. A su vez, el Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo, en Uruguay, anunció la creación de un fondo de 10 millones de pesos uruguayos (451,830 dólares) para ayudar al sector cultural. 

A manera de conclusión

Como apuntaba el Dr. Eduardo Nivón, el sector cultural ha mantenido una línea base que es la germinada en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Cada administración ha procurado imprimir su sello, destinar presupuesto a una obra insignia que, si bien o mal, será la heráldica cultural de cada administración. La pandemia de Covid-19 ha obligado a repensar el gasto y las actividades. La cultura, con la creación de la Secretaría, tiene el reto de renovar cada sector, promocionar y fomentar la lectura, repensar estrategias y agrupar a los diversos sectores en torno a la cultura y el arte. EP

1 Presupuestos de Egresos de la Federación de 2000 a 2006.

2 Drueta Crovi, Delia (coord.) (2013): Industrias culturales en México: Reflexiones para actualizar el debate, México, UNAM/Productora de Contenidos Culturales, p. 190.

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