Momentos estelares de la ciencia en el 2017

En enero de este año, la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) dio a conocer una imagen de la Tierra y la Luna vistas desde Marte que, en ese momento, se encontraba a una distancia de 204 millones de kilómetros. La fotografía fue tomada por el Mars Reconnaissance Orbiter […]

Texto de 22/12/17

En enero de este año, la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) dio a conocer una imagen de la Tierra y la Luna vistas desde Marte que, en ese momento, se encontraba a una distancia de 204 millones de kilómetros. La fotografía fue tomada por el Mars Reconnaissance Orbiter […]

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En enero de este año, la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) dio a conocer una imagen de la Tierra y la Luna vistas desde Marte que, en ese momento, se encontraba a una distancia de 204 millones de kilómetros. La fotografía fue tomada por el Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), nave que explora desde su órbita al planeta rojo. Ésta no es la selfie más lejana que tenemos, pero sí la que nos hace ver a la Tierra y a la Luna como un sistema en rotación con algunos detalles en las superficies de ambos. Ya antes, la misión Mars Science Laboratory (MSL), conocida también como Curiosity, nos había dado una foto de los dos astros en el horizonte de Marte; también la Mars Global Surveyor nos envió una fotografía similar en el 2003; sin embargo, la foto de este año nos permite ver detalles de la Tierra y de la Luna que no eran visibles. Más que un avance de la ciencia y la tecnología, estas fotos representan una extensión a nuestros sentidos que impacta nuestra manera de vernos. Nos recuerda aquella foto del Apolo 17, en 1972, en la que vimos a nuestro planeta completo desde el espacio, o la que nos tomó el Voyager en 1990, desde una distancia de 6 mil millones de kilómetros. En cierta forma, estos resultados del avance tecnológico son imágenes que golpean algo en el interior de nuestra naturaleza, desnudando el alma que, ya desprovista de la carne, se paraliza por unos instantes.

En febrero, un grupo internacional de químicos reportó haber logrado el primer compuesto con helio. Uno aprende en la escuela que el helio es un elemento no reactivo, pero la química cambia en ambientes con alta presión. Esto puede ocurrir de manera natural en el interior de la Tierra o en el interior de otros planetas como Saturno. El helio, como el neón y los gases nobles, tiene su capa más externa llena de electrones, por lo que estos elementos son inertes; sin embargo, cuando los investigadores pusieron helio junto con cristales de sodio en una cavidad entre dos diamantes, para luego presionar la mezcla hasta alcanzar 113 mil millones de pascales, los dos se combinaron formando un compuesto. La formación de un cristal con dos átomos de sodio por cada uno de helio, es decir,  Na2He, fue reportado en la revista Nature.

La primera semana de marzo se anunció el descubrimiento de microorganismos fosilizados en un respiradero hidrotermal del cinturón de Nuvvuagittuq Greenstone, en Quebec, Canadá. Las mediciones de su antigüedad dicen que podría tener 4.28 mil millones de años, con lo que sería el registro más antiguo de vida en nuestro planeta. Según los especialistas, los océanos se deben haber formado hace 4.41 mil millones de años, y el planeta mismo hace 4.54 mil millones de años. Esto sugiere, pues, que la vida surgió casi de inmediato después de que la Tierra apareció, en tan sólo 260 millones años.

En abril se reportó evidencia de la presencia de seres humanos hace 130 mil años en Cerutti Mastodon, en el condado de San Diego, California. Esto es mucho antes de los 15 mil años que los estudios genéticos apuntan. En este sitio al suroeste del estado de California, en Estados Unidos, se encontraron huesos de mastodontes rotos con el uso de piedras labradas, lo que sugiere intencionalidad atribuible a la presencia de homínidos.

En el mismo mes, se anunció evidencia de que las larvas de una polilla de cera biodegradan al polietileno, que es uno de los plásticos más resilientes y más usados hoy día.

En mayo, finalmente, dio inicio la operación de sesame, siglas del laboratorio de radiación de sincrotrón Synchrotron-light for Experimental Science and Applications in the Middle East. En este laboratorio participan Jordania, Israel, Palestina, Turquía, Irán, Chipre, Egipto y Paquistán. El laboratorio se encuentra en Jordania, a 35 kilómetros de Amán. Las autoridades de los ocho países se reunieron para la inauguración, dejando de lado sus problemas políticos. También estuvieron presentes autoridades del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Organización Europea para la Investigación Nuclear o Consejo Europeo para la Investigación Nuclear (CERN, por sus siglas en francés). El proyecto se planteó hace 20 años, pero superar los problemas regionales (de toda índole) no fue fácil. Para tener una idea de los obstáculos con los que se enfrentó el proyecto, basta decir que Irán e Israel no tienen relaciones diplomáticas, y que en el 2010, Irán acusó a Israel del asesinato de dos físicos que supuestamente trabajaban en el proyecto. Las relaciones entre Turquía y Chipre son tensas, y todo esto por no mencionar las dificultades financieras. El proyecto tiene como parte esencial en su razón de ser el trabajo conjunto de científicos de la región que propicie el avance de la ciencia y la tecnología, pero, sobre todo, el de la paz.

Un hallazgo en Marruecos revela la presencia de fósiles de Homo sapiens con una antigüedad de 315 mil años. De ser así, el descubrimiento que se anunció en junio nos indicaría que el Homo sapiens apareció mucho antes de lo que habíamos pensado. La mayoría de los estudios sugieren que nuestra especie se originó en África hace 200 mil años. Algunos especialistas piensan que los fósiles encontrados podrían ser de una especie arcaica de humanos que sobrevivió en el norte de África, hasta que el Homo sapiens de la región subsahariana lo sustituyó. Los fósiles más antiguos antes de este hallazgo provienen de Etiopía y tienen una antigüedad de entre 196 mil y 160 mil años. Los estudios de adn parecen indicar que el origen de nuestra especie fue en África, hace 200 mil años.

El 23 de julio se observó un asteroide pasar muy cerca de la Tierra. Al analizar la trayectoria del cuerpo, al que se denominó 2017 OO1, se determinó que su máxima aproximación a nuestro planeta ocurrió tres días antes. El 20 de julio, el asteroide estuvo a tan sólo 123 mil kilómetros de nosotros, lo que equivale a un tercio de la distancia entre la Tierra y la Luna. El cuerpo es un poco más grande que el que golpeó a Rusia en el 2013, ocasionando graves daños. Su tamaño, de entre 25 y 78 metros, lo hizo difícil de ver, lo que nos hace pensar en la posibilidad de un accidente destructor inesperado. Si bien el tamaño no es de proporciones alarmantes, sí es lo suficientemente grande como para producir estragos considerables.

En agosto se dio a conocer que por primera vez fue posible utilizar la técnica crispr (o de repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas, en español) para reparar el adn en un embrión humano con el fin de evitar un padecimiento hereditario del corazón. En el 2013, se comenzó a usar una parte del adn que contiene repeticiones cortas de secuencias de bases para editar la estructura genética. Editar en este contexto quiere decir que se agreguen o se interrumpan las secuencias de genes específicos. Un equipo internacional de investigadores utilizó la técnica crispr para editar embriones humanos viables. Los investigadores modificaron la estructura de un gen que causa que el músculo del corazón aumente (padecimiento conocido como cardiomiopatía hipertrófica). Los embriones no fueron implantados, pero el procedimiento fue exitoso y abre una nueva época para la manipulación de la vida.

El 15 de septiembre, la misión Cassini-Huygens llegaba a su fin. Algunas de sus observaciones memorables fueron los océanos en Encélado, donde volcanes cercanos al polo sur expulsaban al espacio chorros de vapor de agua y materiales sólidos como cristales de cloruro sódico y partículas de hielo. El proyecto también nos mostró mares de metano líquido en Titán. Un estudio detallado de la exploración revelaba la posibilidad de ambientes habitables en las lunas de Saturno. Quedó claro para los especialistas que Titán y Encélado tienen gran potencial para albergar, por lo menos, las condiciones de una etapa prebiótica. El escaso combustible de la nave implicaba la inminente pérdida de control y, con el fin de evitar que ya fuera de mando la nave se estrellara con una de estas lunas, la NASA decidió desintegrarla en la atmósfera de Saturno. De esa manera se protegió al medio hospitalario a la vida que las lunas más prometedoras en el sistema solar parecen ofrecer.

En octubre, ya en vísperas del anuncio de los premios Nobel, el experimento Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory (LIGO) publicó la observación de un evento más de ondas gravitacionales. En esta ocasión se trataba de un evento muy especial. El jueves 17 de agosto, llegó a nuestro planeta la luz que, hace mucho tiempo, emprendió un largo viaje desde la galaxia NGC 4993. A esa luz le costó muy poco dibujar una historia excepcional en las pantallas de las computadoras. Poco antes de que ésta arribara a los detectores, se pudo sentir la presencia de ondas gravitacionales que dejaron huella en la sala de control de los observatorios en la Tierra. Ambas ondulaciones: las del campo electromagnético, que son luz, y las gravitacionales, que hicieron oscilar las distancias entre los objetos, necesitaron 130 millones de años para recorrer el tramo que nos separa de la galaxia elíptica ubicada en la constelación Hidra, la más grande de las 88 constelaciones modernas.

Las ondas gravitacionales que se observaron ese día provienen de la colisión de dos estrellas de neutrones. Al observar las ondas de espacio y tiempo, el experimento LIGO, en eu, dio aviso inmediato a los astrónomos de todo el mundo para que enfocaran sus telescopios en la misma dirección. Las imágenes obtenidas al medir radio ondas, radiación infrarroja, rayos X, rayos gamma y luz visible han dado la vuelta al mundo, y representan, sin duda, el mayor espectáculo científico de este año.

El pasado 2 de noviembre, un equipo de científicos descubrió un hueco en la gran pirámide de Giza, en Egipto. Después de dos años de medir los muones presentes en la radiación cósmica que llega hasta nuestro planeta, fue posible reconstruir una imagen del interior de la pirámide. Esta técnica, hoy llamada muonografía, se utiliza para medir cambios de densidad en materiales de estructuras grandes. La gran pirámide de Egipto fue construida entre los años 2509 y 2483, antes de la era común. La cavidad que se encontró podría ser del orden de los 30 metros de largo y algunos metros de alto. Todavía no se sabe mucho de este espacio vacío que se ubica por arriba de las cámaras ya conocidas al interior de la pirámide.

Los eventos recopilados aquí son de elección arbitraria. Afortunadamente, no son los únicos. Los reportes científicos en 2017 son numerosos y muchos se han quedado en el aire para ser verificados por grupos independientes de investigadores. La veracidad y el impacto de muchos anuncios científicos llegan lentamente con la repetición de los experimentos y el descubrimiento de sus consecuencias. En todo caso, una revisión como ésta nos deja ver un panorama de posibilidades infinitas que hemos desarrollado con la imaginación.

Sin duda, aún tenemos utopías acompañadas de nuevas elecciones.  EP

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