Lo que sí podemos hacer: ¿Y tú, qué estás haciendo para mejorar a México?

¿Sabías que en el Estado de México hay miles de niñas en situación de calle? Aunque no tengo cifras oficiales, se estima que en todo el país existen más de 2 millones de niñas y niños en esta situación. De seguir así, las cifras se multiplicarán geométricamente, ya que en promedio estas niñas llegan a […]

Texto de 25/12/16

¿Sabías que en el Estado de México hay miles de niñas en situación de calle? Aunque no tengo cifras oficiales, se estima que en todo el país existen más de 2 millones de niñas y niños en esta situación. De seguir así, las cifras se multiplicarán geométricamente, ya que en promedio estas niñas llegan a […]

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¿Sabías que en el Estado de México hay miles de niñas en situación de calle? Aunque no tengo cifras oficiales, se estima que en todo el país existen más de 2 millones de niñas y niños en esta situación. De seguir así, las cifras se multiplicarán geométricamente, ya que en promedio estas niñas llegan a procrear hasta cinco hijos a partir de los 12 años, bebés que serán criados en las calles con las consecuencias que esto representa en su crecimiento y formación.

Por suerte o destino, yo nací bajo otra historia y en una realidad completamente distinta, y es justamente desde aquí que mi pregunta constante ha sido: ¿qué debo y puedo hacer por quienes desgraciadamente nacieron en condiciones adversas?

Mi padre fue patrono y hombre de acción a través del Internado Infantil Guadalupano, institución dedicada a formar a menores que estaban en el tribunal en aquel entonces. Mi mamá presidía el voluntariado. Yo también fui parte de eso ayudando en labores específicas diarias durante mi juventud. Y así pasé mis primeros años viendo a diario el ejemplo de mis padres, donde la ayuda, el agradecimiento y la gratitud se convirtieron en un modo de ser.

Hace unos años, mi esposa Adriana y yo —y ahora ya también mis hijos— entramos a formar parte de Casa Hogar Alegría I. A. P. (www.casahogaralewww.casahogaralegria.org/gria.org/), en donde encontramos a ocho niñas huérfanas: de las pobres, las más pobres. En ese tiempo se trataba de una organización a cargo de un grupo de señoras muy bien intencionadas, pero que no tenían en su mira hacerla crecer. Fue ahí, entonces, donde vi la oportunidad, la respuesta a mi pregunta inicial: ¿qué puedo hacer por los que nacieron en condiciones adversas?

Nuestra visión está guiada por el lema: “Educa a un niño y formarás a un hombre, educa a una niña y formarás una familia”.

Durante más de 20 años, junto con otras parejas de amigos hemos incorporado a más niñas, construimos la primera casa en Toluca, hicimos una campaña financiera y creamos un patronato y una comunidad de donantes de más de mil 100 personas que nos ayudan con su donativo recurrente cada mes.

Hemos pasado de ser operadores de una casa hogar a replicadores de un modelo de transformación. Contamos ya con dos casas hogar en Toluca. La primera con 53 niñas y la segunda con 70. Estamos construyendo la tercera en Guadalajara —en dos etapas— para 100 niñas, y estamos desarrollando el proyecto arquitectónico de la cuarta casa en la Ciudad de México, con capacidad para 70 niñas. En total, esperamos, para marzo de 2017, contar con 120 niñas, y para finales de 2018 con 170 más, para un total de casi 300 personas en transformación continua.

Desarrollamos un modelo educativo serio y profesional, y hemos recibido premios y reconocimientos por esta labor de instituciones como Filantrofilia e ifc (International Foundation Community), las cuales nos permiten recibir donativos del extranjero.

Desde joven me he dedicado a los negocios, he sido empresario y con el paso de los años he logrado crecer e innovar en diversas industrias. De inicio partí desde cero con la ilusión de un ideal, buscando generar riqueza en la empresa para hacerla sustentable, y a la par con un enfoque muy claro, promoviendo el desarrollo personal y profesional de cada uno de los colaboradores que participan conmigo. El resultado ha sido enormemente satisfactorio en ambos sentidos.

En Casa Hogar Alegría los miembros de nuestro patronato son también empresarios exitosos que, al igual que yo, han volcado su experiencia profesional en el desarrollo y crecimiento de la casa.

La filosofía es la misma que la que aplicamos en nuestras empresas, pero con prioridades distintas por la naturaleza de las entidades. Al final buscamos poner todas nuestras capacidades empresariales al servicio de la casa y de las personas que ahí viven para hacerla altamente humana y eventualmente rentable.

¿El resultado? Un modelo formativo que está transformando a las niñas en ciudadanas de bien y en pilares de familias prósperas y con valores.

Nos enfrentamos a obstáculos todos los días, pero la satisfacción por los resultados alcanzados nos motiva a seguir enfrentando los retos que surgen. A través de nuevos donantes, colaboradores y patronos, seguimos trabajando para transformar vidas. Desarrollando los valores de las niñas y sus habilidades, intentamos capacitarlas para que cuenten con oficios o incluso carreras técnicas y profesionales que les permitan ser ciudadanas que aporten al bien común, solidarias con sus comunidades, haciendo así de México un mejor país.

Hacer algo concreto, ordenado y tangible por los demás, con gratitud, como una obligación, sin duda, pero gustoso de cumplirla, ha sido parte de quien soy y el motor que me mueve a seguir haciendo crecer a Casa Hogar Alegría.

Esta historia que aquí comparto es una opción, pero en México hay muchas otras necesidades. En tus manos está la decisión de actuar. Hagamos algo y ayudemos a transformar a nuestro país. Si eres empresario, como yo, ofrece tus habilidades al servicio de alguna institución o causa social. El impacto que tendrás será enorme.

Como decía Anthony de Mello: “Señor, cuando veo tanta pobreza, carencias, miseria, me pregunto ¿por qué no has hecho nada?”. La respuesta es muy simple: “Te he hecho a ti”. EstePaís

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