“Mire, señorita, aquí traigo la copia del artículo médico que habla sobre los efectos secundarios de las quimioterapias en niños”. Casi se me salen los ojos cuando vi la fotocopia en inglés de una publicación médica de prestigio. En un hospital público, mi interlocutora, madre de un pequeño recién diagnosticado con cáncer, tenía una sonrisa […]
Lo que sí podemos hacer: Acompañar es mucho más que compartir
“Mire, señorita, aquí traigo la copia del artículo médico que habla sobre los efectos secundarios de las quimioterapias en niños”. Casi se me salen los ojos cuando vi la fotocopia en inglés de una publicación médica de prestigio. En un hospital público, mi interlocutora, madre de un pequeño recién diagnosticado con cáncer, tenía una sonrisa […]
Texto de Leslie Alger 18/06/17
“Mire, señorita, aquí traigo la copia del artículo médico que habla sobre los efectos secundarios de las quimioterapias en niños”.
Casi se me salen los ojos cuando vi la fotocopia en inglés de una publicación médica de prestigio. En un hospital público, mi interlocutora, madre de un pequeño recién diagnosticado con cáncer, tenía una sonrisa con dientes muy blancos, no sabía leer, hablaba poco español. Una mujer mexicana pobre en recursos, rica en información y millonaria en expectativas.
Tiempo después, gracias a esa charla de pasillo, busqué a más padres de familia que recién habían recibido la noticia de que sus hijos tenían cáncer. Los entrevisté preguntando qué tipo de información les hubiera servido en el momento en que el médico confirmó el diagnóstico; sus consejos, junto con información médica clara y precisa, están publicados hoy en día en una guía de acompañamiento para familiares de niños con cáncer llamada Abrazando una esperanza.
La preocupación principal de un niño con cáncer en situación terminal es que sus papás y sus amigos estén bien, es decir, tranquilos y con menos angustias. Esta guía la escribí como un reconocimiento a la fortaleza y empatía de todos los pacientes pediátricos de oncología. En materia de educación y salud, independientemente de muchas tareas que tenemos pendientes, hoy me entusiasma saber que la información clara, seria y completa genera esperanza y permite a los familiares y pacientes tomar mejores decisiones en cuanto a su salud.
Hay muchas formas de acompañar a quien más lo necesita, incluso a los pacientes que por su diagnóstico no pueden recibir visitas. Dentro del hospital, todo el mundo se ayuda, nadie se queda con los brazos cruzados, ya que existe una red solidaria activa, anónima y silenciosa entre médicos, enfermeras, trabajadoras sociales y familiares. La solidaridad es una turbina de esperanza.
La próxima vez que pases por un hospital de alta especialidad, por favor fíjate en los puentes peatonales más inmediatos. La probabilidad de que veas a un grupo de personas con cartulinas pintadas y gritando porras es muy alta. No sé bien cómo se las arreglan para que su paciente dentro del hospital los pueda ver desde una ventana. Cuando una observa eso, la voluntad se nutre, las palabras de alegría, esperanza y optimismo se ponen de pie y son reflejo de solidaridad.
Acompañar a enfermos y a sus familias, sin juzgar, con empatía, respeto y compasión, ha cambiado 180 grados mi aproximación a los hospitales, sanatorios y albergues. Generar esperanza te sacude la cabeza y te permite explorar espacios y caminos donde la creatividad sale a caminar todos los días.
Enfermos en Calcuta, Santa Fe, Centro Médico, Fundación IMSS, a. c. y Casa de la Amistad para Niños con Cáncer i. a. p. me han regalado conversaciones en las que me reconozco en el otro; al cruzar miradas me doy cuenta de que el otro somos nosotros mismos. Hoy puedes ser más sofisticado, más alegre, más solitario, más hipster, más geek, más millennial que el día en que naciste; sin embargo, lo humano nadie te lo puede quitar.
Impartiendo talleres de voluntariado hospitalario y participación ciudadana, uno de los elementos que más me ha interesado comprender es la causa de origen por la que la gente no se acerca o pospone su participación en temas sociales. Las razones principales suelen ser: no tengo tiempo, no quiero sufrir. No obstante, vale la pena intentarlo y explorar por uno mismo la experiencia de acompañamiento.
Inspira a los que vienen, sé ejemplo de tus contemporáneos y acompaña a los que están por irse. Tener una vida saludable es un tema multifactorial, donde las relaciones, interacciones y vínculos con las personas que te rodean son un factor clave.
Descubre tu vocación social, comparte tus hobbies con poblaciones vulnerables. En el fin de semana o en tus próximas vacaciones visita albergues, asilos, orfanatos, comedores públicos. Genera un voluntariado dentro de tu familia y/o empresa, acércate a los emprendedores sociales, invierte en <www.kiva.org>.
Dentro de la ecuación que define a la generosidad como una propuesta de valor, hay un elemento clave que lleva tu nombre y el de la comunidad en la que vives. No le des más vueltas, desarrolla esa idea social que vive en tu cabeza desde hace mucho tiempo, es divertido y más sencillo de lo que parece: genera empatía contigo mismo, identifica un problema en tu comunidad —que te sacuda la cabeza—, usa tu mejor talento, confía en tu visión resolutiva y activa tu capacidad de compartir y acompañar.EstePaís
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LESLIE ALGER es editora de contenidos en ciencia y salud para poblaciones vulnerables. Voluntaria activa de Cruz Roja y del Albergue de Lourdes. Asesora en salud del director general de Banco Azteca y Servicios Financieros.
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