Poemas
Informe del veterano
En la podredumbre de la espera, algunas noches, cuando retrasabas tu
llegada, clavé agujas en mis muslos para en vilo escuchar (a la sombra
de tus pasos) el rechinido de la puerta.
Perdí trabajo, casa, prestigio. Y ciego de alcoholes, cara a la noche de los no
bendecidos, vi las demoliciones de mis huesos bajo la inercia de tus caprichos.
Al igual que un reo marqué el paso de los días en mis brazos y aprendí del
abandono su temperatura.
Y aparecías, altiva, ingrata, desdeñosa, con tus ojos de artesana, de florista de la
infamia. Y yo, desde una hemorragia interna, iba a las islas de tu desaliento. A las
orillas de ti, reducido, me abandonaba entre tus manos como un ramo de cicatrices.
Dos fracasan en el mismo poema
A kilómetros de distancia,
con océanos de por medio,
dos fracasan en el mismo poema.
Son idénticos esos versos
donde el sustantivo agua
no sacia la sed de la memoria
ni lava las heridas
de un remordimiento.
A kilómetros el uno del otro,
dos fracasan en el mismo poema.
Desde gemelas porciones de sufrimiento
—migajas que un amor
dejó vertidas en los platos de la incertidumbre—,
dos se derrumban en palabras iguales.
A distancia,
dos rompen los papeles
donde alguna vez existió un mismo poema.
Y quedan taciturnos
—gotas de agua
despeñándose sobre un espejo—
como quienes extrañan
la misma imposibilidad,
como quienes coinciden
cuando enfocan la vista
hacia ninguna parte. EP
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