Agujeros blancos

Quizás éste sí sea el remedio infalible que usted estaba buscando para dejar de fumar: ¡hongos alucinógenos! Durante años, científicos de la Universidad Johns Hopkins han realizado diversos estudios sobre los efectos de los hongos de psilocibina en la salud y la psique humanas. Uno de ellos explora la relación entre el tabaquismo y el uso del […]

Texto de 18/06/17

Quizás éste sí sea el remedio infalible que usted estaba buscando para dejar de fumar: ¡hongos alucinógenos! Durante años, científicos de la Universidad Johns Hopkins han realizado diversos estudios sobre los efectos de los hongos de psilocibina en la salud y la psique humanas. Uno de ellos explora la relación entre el tabaquismo y el uso del […]

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Quizás éste sí sea el remedio infalible que usted estaba buscando para dejar de fumar: ¡hongos alucinógenos! Durante años, científicos de la Universidad Johns Hopkins han realizado diversos estudios sobre los efectos de los hongos de psilocibina en la salud y la psique humanas. Uno de ellos explora la relación entre el tabaquismo y el uso del compuesto psicodélico. En un grupo piloto de 15 fumadores empedernidos, 80% logró dejar de fumar después de tres sesiones controladas de ingesta de hongos.

Para poner este resultado en perspectiva, el fármaco más usado actualmente en el tratamiento del tabaquismo es la vareniclina, cuya tasa de éxito es de 35%. Los resultados fueron publicados en el Journal of Psychopharmacology, donde los investigadores enfatizan que de ninguna manera apoyan el uso indebido de los hongos mágicos bajo el pretexto de dejar de fumar, sino más bien bajo terapias cognitivas controladas.1

Y por si no fuera suficiente, la psilocibina tiene también efectos positivos en el cerebro. El mismo grupo de científicos descubrió que estos míticos hongos pueden afectar la química cerebral en el largo plazo, ya que alteran la personalidad de forma positiva. La gran mayoría de los participantes demostraron cambios en la manera de expresar sentimientos, en el desarrollo de la capacidad de enfocarse y en la creatividad, así como una mayor inclinación hacia las artes. C12H17N2O4P es la molécula responsable, cuyo uso también puede generar náusea y ataques de pánico, de acuerdo con los estudios científicos.2

La ciencia de las flatulencias es —sin que nos sorprenda— un campo poco explorado por los médicos. Sin embargo, la sustancia que compone a las más olorosas de estas emisiones de gas tan desagradables, el sulfuro de hidrógeno, puede ayudar a prevenir el daño a ciertas células responsables de algunas enfermedades. Un estudio publicado en la revista Medicinal Chemistry Communications encontró que cierta exposición a esta sustancia ayuda a prevenir daños a la mitocondria.3 Explicado en pocas palabras, oler flatulencias particularmente olorosas puede ayudar a prevenir el cáncer.

Los científicos de la Universidad de Exeter que lideraron el estudio encontraron que este gas, a pesar de producir sensación de náusea en grandes dosis, tiene prometedoras implicaciones en posibles tratamientos y prevención de infartos, artritis y enfermedades cardíacas, entre otros males. El equipo replicó un proceso natural del cuerpo humano que produce cantidades pequeñas de sulfuro de hidrógeno para exhibirlo a células enfermas.

Este descubrimiento abre un horizonte de posibilidades e implicaciones en futuras terapias para tratar diversas enfermedades, pero aún se necesitan más experimentos para poder contar con resultados más robustos. Así como la ciencia se abre camino explorando gases apestosos, quizá la próxima vez que usted perciba este olor proveniente de alguien más, será un poco más generoso en su juicio y reacción.

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La eterna búsqueda de la media naranja ha dado un giro inesperado. Según descubrimientos científicos, las personas sienten más atracción por quienes tienen una composición genética del sistema inmunológico muy diferente a la suya. En cierto nivel, el verdadero vínculo de amor se encuentra forjado en los genes y en la mente, han concluido investigadores de la Universidad de Paraná en Brasil.4

El estudio, presentado en una reunión de la European Society of Human Genetics, incluyó la participación de 90 parejas casadas a las que se comparó con 150 parejas elegidas aleatoriamente. Se encontró que las parejas reales cuentan con más diferencias en su compatibilidad genética que las del grupo de control. Los genes estudiados juegan un rol muy importante en la habilidad del sistema inmune y dejan un trazo en el aroma de cada individuo.

Los autores del estudio conjeturan que los seres humanos hemos evolucionado para seleccionar —mediante el olfato— a nuestras parejas sexuales con sistemas inmunes dispares para que la descendencia nazca con un sistema más fuerte, producto de la combinación de ambos. Pero el olfato no es el único sentido guía para encontrar el amor. Otro estudio publicado en la revista Nature Communications encontró que varias mujeres heterosexuales, al observar fotografías de distintos hombres, se sintieron mucho más atraídas hacia los varones que habían recibido una dosis de la vacuna para la Hepatitis B que a los que no la tenían.5 Los cuerpos de los hombres produjeron anticuerpos en respuesta al virus de la vacuna, por lo que su sistema inmune estaba sumamente activado y su atractivo visual cambió.

Dichos estudios sugieren que nuestra biología es más importante de lo que creemos al elegir a nuestra pareja sexual. No obstante, para concluir que hay una conexión entre la genética del sistema inmune y la atracción física se necesitan más estudios con parejas interraciales, homosexuales y con una marcada diferencia de edades. ~

NOTAS

1 <http://hub.jhu.edu/2014/09/11/magic-mushrooms-smoking/>

2 <http://www.medicalnewstoday.com/articles/235232.php>

3 <http://www.exeter.ac.uk/news/research/title_393168_en.html>

4 <https://www.eurekalert.org/pub_releases/2009-05/esoh-oa052109.php>

5 <https://phys.org/news/2012-02-healthy-heart-throb.html>

*Ilustraciones de María José Ramírez

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CARLO ALTAMIRANO ALLENDE es licenciado y maestro en Física por la UNAM. Actualmente es becario Fulbright y candidato a doctor por el programa Dimensiones Sociales y Humanas de la Ciencia y la Tecnología de la Universidad Estatal de Arizona.

DOPSA, S.A. DE C.V