Los cada vez más visibles casos de abuso sexual infantil (ASI) son sólo la punta del iceberg de una severa problemática y contamos con pocas herramientas para prevenirla: México es el primer lugar de ASI entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
Abuso sexual infantil: la otra pandemia
Los cada vez más visibles casos de abuso sexual infantil (ASI) son sólo la punta del iceberg de una severa problemática y contamos con pocas herramientas para prevenirla: México es el primer lugar de ASI entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
Texto de Nico Barya 13/08/20
Valentina tenía cuatro años cuando fue violada por la pareja de su mamá. La ingresaron a terapia intensiva con la pelvis fracturada, mordeduras y golpes en su cuerpo; murió a causa de una contusión cerebral. Tras abusar de tres niños del kínder Matatena en la Ciudad de México, Rafael Duarte fue condenado a solamente cinco años de cárcel. A los once años, Julia [nombre ficticio] fue obligada, por su propio padre, a prostituirse junto con su mamá.
Historias como las anteriores no son rareza en un mundo donde los delitos sexuales contra niñas, niños y adolescentes (NNA) se han convertido en un problema de interés público debido a la magnitud de su impacto. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, hasta el 2015, había cerca de mil millones de menores en todo el mundo víctimas de abusos físicos, sexuales, emocionales o de abandono.
Cualquier coacción o amenaza que provoque una conducta sexual se considera abuso sexual infantil (ASI), y esta va desde exhibición hasta tocamientos indebidos y violación, pasando por pornografía y comercio sexual. En estos casos, intervienen relaciones de poder por las que los menores son fácilmente sometidos, regularmente por quienes deberían protegerlos.
Para el sociólogo estadounidense David Finkelhor, este tipo de agresión contra NNA ha tomado un tinte diferente porque dejó de centrarse en casos de niños lastimados para, finalmente, alcanzar dimensiones políticas y, por lo tanto, de mayor visibilidad. Aunque es un problema en el que interviene el sexo, no necesariamente tiene motivos sexuales detrás sino de poder, explica el también director del Centro de Investigación de Crímenes contra los Niños de la Universidad de Nuevo Hampshire.
“Entre los años de 1977 y 1978 casi todas las revistas habían publicado alguna historia que ponía de relieve los horrores del abuso sexual en los niños. En cuestión de semanas una campaña contra la fabricación y venta de pornografía infantil llegó a tener una prominencia política y, en un tiempo sumamente corto, obtuvo el pase de la legislación protectora […]”. (Finkelhor 2005, 9)
El académico, que lleva más de 30 años investigando la violencia sexual contra ese sector vulnerable de la población, dice que la intervención continua del lobby pro niñez —todas aquellas instituciones que abogan por la niñez— y de los grupos feministas motivaron la búsqueda de herramientas de prevención. “La coalición de estos dos grupos tan influyentes ha creado una legitimación profesional y moral del problema”, explica el también profesor de sociología. (Finkelhor, 11)
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) explica que “la violencia contra las mujeres y las niñas es una plaga en todas las culturas, países, regiones y generaciones, que empobrece y daña a las mujeres, a sus familias y a la sociedad en su conjunto”. Y, aunque la voz de los expertos ratifique la tan desagradable situación, esta es cotidiana y muchas veces normalizada por una sociedad expuesta constantemente a mensajes sexuales. Así, la industria del sexo, que deja cuantiosas ganancias, en su interior esconde putrefactas redes de crimen organizado que ayudan a hacer girar las ruedas para su consumo.
Ejemplo de ello es lo que pasó recientemente con el sitio para adultos Porn Hub, una de las plataformas más conocidas y visitadas del mundo, acusada de explotación sexual de niñas. La directora de la asociación Exodus Cry, Laila Mickelwait, lanzó una campaña en Change.org contra el sitio; más de un millón de personas se han sumado a la causa y cerca de 300 organizaciones anti-tráfico de menores y protección a los derechos de las mujeres. “Sí, peleamos contra un gigante. Pero ahora tenemos un movimiento global masivo haciendo frente juntos contra el superdepredador de Pornhub y los proxenetas detrás”, sentenció la activista en la misiva donde pide el apoyo de los ciudadanos para proceder contra la plataforma que seguramente muchos usan sin notar realmente que con sus clics apoyan la violencia inserta.
Educación sexual como herramienta de prevención
Pese a la liberación sexual paulatina del último siglo, aún es difícil para muchas personas discutir abiertamente de la sexualidad humana, en parte gracias a nuestra herencia victoriana. Ante ello, diversas organizaciones y estudiosos en el mundo ratifican la importancia de la Educación Sexual Integral (ESI) para prevenir a NNA de la violencia incesante en este voraz mundo de consumo.
El Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE) realizó un congreso en 2017, en el cual calificó como deficientes los avances de las políticas públicas para impulsar la educación sexual. Además, explicó que una ESI podría prepararles para una vida con menos riesgos de ser víctimas de conductas violentas y discriminatorias y trabajar más en su autoestima y aceptación. “Es indignante atestiguar cómo profesionistas encargados de la impartición de justicia, del diseño y la aplicación de políticas públicas, de educar a millones de niñas, niños y jóvenes, desconocen la educación integral de la sexualidad pues, a través de su desempeño, se reproduce la discriminación, la desigualdad social y la inequidad”, señala la dra. Margarita Tapia. (COMIE 2017, 10) Ante los resultados, pareciera que sobran voces y plumas y que todo se pierde en letras y discursos; se empolvan reportes, informes y minutas del tema. En México, hay iniciativas promovidas por el Estado en materia de ESI, pero esta continúa casi imperceptible y apegada a cuestiones biológicas, que son sólo una parte del inmenso abanico de la sexualidad humana, con la que nacemos y morimos y que también atiende aspectos psicológicos y sociales.
México ha participado en varias conferencias internacionales que consideran la ESI como herramienta de prevención contra abusos sexuales y embarazos no deseados en adolescentes. Por ejemplo, en las reuniones celebradas en el Cairo y Beijing, los países asistentes fijaron como meta promover una educación sexual en todos los niveles educativos, desde el básico y con una visión integral y basada en las perspectivas de género y de derechos humanos, misión compartida en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Además, desde el 2014, México cuenta con la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (que dio pie al sistema integral de protección a la niñez —Sipinna— y que dicho sea de paso, AMLO declaró recientemente que no veía su utilidad, pues para eso existía el DIF) que especifica la promoción de la ESI conforme a la edad y madurez de los menores.
En 2019, se incluyó la enseñanza de la sexualidad humana en la reforma educativa de AMLO, quien sostuvo que esta es “necesaria, indispensable y no debe omitirse”. Sin embargo, del dicho al hecho hay mucho trecho y culturalmente, la educación sexual es un tema del que aún se conoce muy poco y por el que los grupos más conservadores hacen grandes berrinches. Para mayo de este 2020, en Aguascalientes se aprobó el pin parental, medida que permite que la educación sexual infantil pueda ser vetada por madres y padres de familia. Lo mismo se pretendía hacer en Nuevo León, pero la iniciativa no procedió. Al respecto, la Secretaría de Gobernación dijo que esta medida afectaría el interés superior de la niñez, con la restricción de su derecho a recibir herramientas de prevención y recibir una educación laica, basada en la ciencia y los derechos humanos. Lo mismo hizo la CNDH que lanzó una enérgica condena al pin parental y exhortó a los 32 congresos locales del país a no aprobarlo.
Educación sexual más allá de un sistema escolarizado
Con educación sexual en las escuelas o sin ella, diariamente los niños son expuestos a una gran cantidad de mensajes sexuales, con énfasis en el erotismo, a un amor apasionado unido al deseo carnal. Sin embargo, reciben poco o nada de información relativa a sus emociones, a su interacción con las demás personas, a lo que sienten por ser niño o niña, a la reproductividad y al cuidado que pueden llegar a brindar a aquellos que son más chiquitos que ellos.
Imaginemos que una niña de camino a la escuela ve a un vocero con un periódico que en la portada tiene una mujer muerta y al lado otra en bikini, ¿qué imagen se lleva esta menor? O, bien, en la telenovela hay dos personas besándose y la mamá le dice a su hija: “Tápate los ojos, que eso no ven los niños”. Al encender la radio, suena a todo volumen “Felices los cuatro” de Maluma, letra que trata de descifrar una menor, que aunque la canta muy bien, no entiende por completo. Por otro lado, un niño ve en la computadora un promocional de una mujer que la invita a ver videos de ella desnuda…
Aun cuando en la escuela la educación sexual formal no avanza, en la vida real sí lo hace, y cada día está más al alcance de los niños. Con un clic, los niños son hipersexualizados sin una guía que oriente sus dudas al respecto. Así, aún con los avances en materia de educación sexual infantil y su apenas notoria introducción en las escuelas, es importante pasar a la acción directa. Si los adultos cercanos no lo hacen, los medios, sus amigos y la publicidad lo harán por ellos.
Hay libros que introducen y capacitan sobre el tema, que son una guía para aprender a hablar de forma natural con los hijos sobre su cuerpo, deseos y percepciones. Una opción recomendable son los libros de la psicóloga y educadora sexual, Gema Ortiz, dedicada al tema desde hace muchos años. Los tres tomos de ¿Qué digo? ¿qué hago? plantean las preguntas más frecuentes de los niños entre 3 y 11 años. Ella también creó el manual de educación sexual para profesores de nivel básico, firmado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y lanzado en 2012, habla de manera amorosa y precisa sobre cómo responder ante las manifestaciones de los menores.
Asimismo, estas son algunas lecturas infantiles para que los niños puedan conocer más sobre la sexualidad, como un aspecto natural y bello de los seres humanos, en la que intervienen sensaciones y sentimientos y por ningún motivo la violencia.
● En busca de Kayla, escrito por la periodista y activista Lydia Cacho y editado por Sexto Piso, relata la historia de Miriam, una chica que ama leer, jugar béisbol y comer waffles caseros. Un día, ella y sus amigos se dan cuenta de que Kayla ha desaparecido. De esta forma, emprenden toda una aventura para encontrarla y en el trayecto descubren los peligros de exponer su vida privada en redes sociales.
● Citlali tiene tres abuelas, editado por Conapred y creado por Silvia Susana Jácome, una mujer transexual que se inspiró en su propia transición para el relato. El libro pretende darle visibilidad a las familias diversas y a las personas transexuales.
● ¡Estela, grita muy fuerte!, ganador del premio QWERTY al mejor libro infantil 2009, cuenta sobre Estela, una niña tímida y amorosa que transforma su carácter a partir de un truco que le ha enseñado Conchita, su maestra: “Cuando alguien quiera hacerte daño, Estela, ¡grita muy fuerte!” Gracias a ese consejo, la pequeña tiene la valentía de afrontar a su tío Anselmo. La autora es Bel Olid y está editado por Fineo.
● Ati y su caja de besos, escrito por Elena Laguarda y editado por Uranito, cuenta sobre Ati, un pequeño dragón, que se encuentra emocionado por festejar el cumpleaños de su abuela. Como invitadas están sus tías, entre ellas, la temida Coco, quien siempre le pide que la abrace y le dé besos, pero Ati se siente incómodo con ella, porque se le enrosca y casi no lo deja respirar. Con ayuda de su abuela, deberá usar su creatividad para enfrentar la situación y aprenderá que los pequeños pueden saludar sin necesidad de dar besos y abrazos si no lo desean.
● ¿Cara de qué?, creado por Clerici Yvanke y Mey y editado por Catapulta, es un libro que enseña a los más pequeños a descubrir y reconocer las emociones del otro y los estimula para expresar las suyas. EP
Referencias
Alianza Global contra la trata de mujeres. (2015) Testimonios de las sobrevivientes de trata de personas: brecha entre las necesidades de atención y los servicios recibidos después del rescate, p. 137.
Andrés Manuel López Obrador. Avanza cancelación de la reforma educativa. Conferencia matutina en vivo. Jueves 25 de abril 2019.Guerrero, T. (2018). Valentina de 4 años fue abusada. El Gráfico.
Finkelhor, D. (2005). Abuso sexual al menor. México: Editorial Pax.
Gobierno de México. Ley General de Niños, Niñas y Adolescentes (reformada el 20 de junio 2018).
Organización Mundial de la Salud. (junio 2020) Violencia contra los niños.
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, (2013). Asignatura pendiente – las mujeres y las niñas como prioridad en la agenda post-2015.
Ortiz, G. (2012) Manual para la maestra y el maestro. Nivel primaria. Educación Integral de la Sexualidad. Formación para maestras y maestros de Educación Básica.
Reséndiz, Y. (2018). Caso Matatena: condenan a Rafael Duarte a 5 años 5 meses de prisión. Excelsior.
Tapia, M. (2017). Educación sexual para todas y todos: la asignatura urgente para el logro de la igualdad en México. COMIE, XIV Congreso Nacional de Investigación Educativa.
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