Observatorio electoral | Estados Unidos: México

La visita de Andrés Manuel López Obrador a Donald Trump, durante estos tiempos electorales, revela un intercambio beneficioso más beneficioso para ellos como políticos y no para los países que gobiernan.

Texto de 22/07/20

La visita de Andrés Manuel López Obrador a Donald Trump, durante estos tiempos electorales, revela un intercambio beneficioso más beneficioso para ellos como políticos y no para los países que gobiernan.

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El proceso electoral en Estados Unidos sigue su curso. El escenario no es el habitual. La pandemia obligó a cambiar las tácticas y sin duda se ha dificultado el uso de los tradicionales mecanismos de campaña de todas las anteriores elecciones. La campaña digital de los demócratas y el uso de la presidencia de los republicanos han sido el teatro hasta ahora. 

En este contexto de pandemia global y elecciones en EU, el pasado 8 de julio tuvo lugar la primera visita del presidente López Obrador  al presidente Donald Trump en Washington. Una visita muy cuestionada por el momento del proceso electoral estadounidense. En ambos países, empresarios, miembros de la sociedad civil, exembajadores, académicos, líderes de las comunidades mexicano-americanos, representantes de los demócratas, la criticaron. Algunos como el Caucus de los Hispanos,  llegaron a pedir que se cancelara y que no se llevara a cabo. Los resultados de la misma y el balance deberemos hacerlos en diferentes momentos: a) el inmediato justo terminada la visita; b) pasadas un par de semanas como es actualmente; c) después de las elecciones del 3 de noviembre y, d) en enero del 2021 cuando empiece la nueva administración demócrata o republicana tanto en el Ejecutivo como en el Capitolio. Por razones de temporalidad, en este texto hablaremos tan solo de los dos primeros. No debemos pensar que el impacto de la visita ya terminó. 

En cuanto a lo inmediato observamos que fue un excelente manejo diplomático en el que se cuidaron todas las formas y protocolos político y diplomáticos por parte de los dos gobiernos. Sin embargo, no fue un evento en el que se trataran temas de fondo ni los profundos problemas de la agenda bilateral. El primer resultado lo podemos medir en términos personales en donde ambos presidentes cumplieron sus objetivos: Donald Trump se presentó como una persona amable, que no es, y obtuvo la imagen con el presidente mexicano que sin duda le sirve y desde el primer momento ha utilizado para beneficio de su campaña. López Obrador, logró asegurar que durante los próximos seis meses EU no cuestione ni presione a su gobierno. La profundidad de la recesión económica y social así como la pandemia se verán muy afectadas y necesitaba que en la campaña electoral estadounidense, México no fuera de nuevo la piñata de insultos, ni discriminaciones para los mexicanos; ni que lo amenacen con otros aranceles o presiones en materia de seguridad. Apostó y jugó por Norteamérica. La realidad rebasó a sus ideales: Qué lejos quedó ese Andrés Manuel que llegó al poder proponiéndole a Trump construir un Plan Marshall para Centroamérica, de manera que la región se pudiera desarrollar. Así, el problema de migración centroamericana se reduciría. Sucedió todo lo contrario. Trump no aportó los diez billones de dólares que prometió y México se convirtió de facto en un tercer país seguro. Ambos mandatarios jugaron a la política en la visita. Trump para beneficio electoral y AMLO para que no le cuestionen su proyecto de la 4T. El presidente mexicano hizo dos visitas simultáneas: una al presidente y otra al candidato Trump. La primera es la mencionada aquí y la segunda se dio con el espaldarazo que le ofreció al estadounidense al final de su discurso en Washington: “Usted ha sido un presidente respetuoso de mi gobierno y de México. Ha tratado a los mexicanos con amabilidad”. Lo importante no es sin duda lo que se dijo sino los silencios ante lo que no se dijo.

” No debemos pensar que el impacto de la visita ya terminó.”

Ahora bien, en el momento actual y desde el último mes, la ventaja que tiene Joe Biden sobre Trump sigue siendo importante. Dependiendo de la casa encuestadora y de los estados, va desde 5 puntos arriba hasta 12. Una de las estrategias que los demócratas están usando más, es aprovechar los errores de Trump en el manejo de la pandemia. EU es el epicentro de la enfermedad. Los nuevos casos aumentan en 70,000 al día y el número de muertes ya rebasó los 140,000. Todo parece indicar que el presidente no está dispuesto a cambiar su estrategia sanitaria y esto sin duda se le puede revertir. Por abrir la economía, el número de casos no se ha reducido. Además, la insistencia en que los niños regresen a la escuela físicamente ha cambiado la narrativa electoral. Así, los demócratas han aprovechado para enfatizar que el jefe del ejecutivo no le interesa  cuidar a los estadounidenses, ni a los niños ni a los adultos. A nadie. Si se mueren, allá ellos. Para Trump el virus va a desaparecer en cualquier momento y mientras tanto él sigue su campaña como si nada sucediera. Demostrar que no le interesa el bienestar de los estadounidenses es lo que han hecho hasta ahora y al partido Demócrata se le han sumado también varios grupos de republicanos, desde el grupo de los Bush hasta el de los Reagan. El mismo Henry Kissinger cuestiona y critica la presidencia republicana actual.

El trabajo electoral que los demócratas han tenido que hacer para obtener esta ventaja sobre Trump ha sido mayúsculo y quirúrgico dados los tiempos de pandemia. Esta caída busca ser revertida. Sin duda tiene  preocupado al presidente y a su equipo. Se necesitaba tratar de cambiar la imagen de Trump. Se replantea su campaña, nombrando un nuevo jefe de campaña, Bill Stepien. En estas últimas tres semanas la popularidad del presidente-candidato republicano ha ido en picada  en  lo que es un escenario que se contrapone: Por una parte necesitaba moderar su actitud  para poder atraer votantes en un momento en que se profundiza la radicalización de su base más fiel. La misma cadena Fox News que favorece en todo momento a Trump, en su encuesta del 19 de julio le da una ventaja a Biden de 8 puntos. Entre las nuevas medidas que deciden tomar para evitar el precipicio, se enmarca la visita de López Obrador a Washington. Le urgía que los norteamericanos vieran que tiene una actitud amable y que hasta puede ser una buena persona.

“Para Trump el virus va a desaparecer en cualquier momento y mientras tanto él sigue su campaña como si nada sucediera.”

Ante esta situación los representantes demócratas y los líderes de las comunidades mexicanas e hispanas, están profundamente enojados con el gobierno mexicano. Las consecuencias no las sabremos en lo inmediato. Pero el riesgo de que la popularidad de Trump crezca está presente. Recordemos que en la crisis de 1994, después de que Carlos Salinas de Gortari apostara por la reelección de George Bush padre y ganara Bill Clinton, los representantes y senadores demócratas no nos perdonaron. El rescate financiero no se apoyó en el Capitolio. Todo lo contrario. Lo vetaron con todo tipo de medidas que México no iba a aceptar como era la exigencia de que rompiéramos relaciones con Cuba. Ante la crisis financiera, Clinton tuvo que hacer  uso de la reserva del tesoro y del fondo del Ejecutivo para lograr el rescate de México. Ahora bien, la recesión que tendremos a partir del segundo semestre de este año, será mucho más profunda que la de diciembre del 94. La recesión para los Estados Unidos mismos será también grave. Veremos si los demócratas nos apoyan en un escenario en el que ni el Fondo Monetario Internacional ni el Banco Mundial, tendrán ya tampoco fondos ni recursos financieros. Al tiempo. EP

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