México antes de ser México: Entrevista con Patricio Monero

El periodo Clásico mesoamericano fue un tiempo de crecimiento, desarrollo y consolidación, en el que tanto la gente como los distintos poderes se concentraron en grandes centros urbanos. Platicamos con Patricio sobre su más reciente libro, México antes de ser México: de Teotihuacán a los Guachimontones

Texto de & 18/08/23

Fragmento de la portada del libroMéxico antes de ser México

El periodo Clásico mesoamericano fue un tiempo de crecimiento, desarrollo y consolidación, en el que tanto la gente como los distintos poderes se concentraron en grandes centros urbanos. Platicamos con Patricio sobre su más reciente libro, México antes de ser México: de Teotihuacán a los Guachimontones

Tiempo de lectura: 6 minutos

Este País (EP): ¿Cómo te interesaste por la historia antigua de México?

Patricio Monero (PM): Como a todo mundo —o no sé si todo mundo— pero sí a muchos de nosotros, a quienes desde la primaria nos llevaban al Museo de Antropología o, en mi caso personal, que mis padres me llevaban mucho a ciudades y a zonas arqueológicas, a Teotihuacán, por ejemplo. Tuve la fortuna de viajar siendo muy chico con mis papás. Fuimos a la zona Maya. Bueno, tuve contacto con todo eso. Siempre me resultó interesante.

Yo nací aquí, en la Ciudad de México, pero crecí en muchos lugares de la República y la mayor parte de mi vida la he vivido en Jalapa, Veracruz. Entonces, tenía mucho interés por el lugar donde vivo, que está cerca de la Villa Rica de la Vera Cruz, lugares cercanos para mí, donde desembarcaron los españoles. Todos esos lugares, cercanos y que, además, frecuento. Tenía mucho interés en la Conquista y, al leer sobre ese tema, me llevó a preguntar muchas cosas de antes de la Conquista, así como: “Bueno, ¿y antes de la Conquista, qué?” Por sugerencia de una amiga historiadora, empecé a leer Los Antiguos Mexicanos de Miguel León Portilla. El libro me encantó, me emocionó muchísimo y me sorprendió mucho que no sabía nada, ¿no? O sea, yo sabía que no sabía, pero no sabía a qué nivel llegaba mi desconocimiento. Entonces, comencé a leer ese libro y me di cuenta de que todo lo que se decía en ese libro y que yo no sabía nada, dije, “¡Ah, caray!” Entonces decidí leer más.

Algo que también me llamó mucho la atención fue que cuando empecé a preguntar a quienes me rodeaban sobre lo que yo estaba leyendo, la respuesta generalizada es que tampoco sabían nada. Y yo dije “Oye, qué interesante y qué fuerte que este periodo de la historia —que ya luego me enteré que estábamos hablando nada más como de 3 mil años de historia— me fuera y a todos nos fuera completamente desconocida.”

EP: ¿Por qué crees que sea una historia tan poco conocida?

PM: Para empezar, porque nadie nos la enseñó. Si tú ves la currícula de estudios de la educación primaria, no hay nada. Nada. O sea, hay, acaso, menciones. Revisé el libro de texto de Historia de un sobrino que iba en cuarto de primaria y en todo el libro se hacía una mención al mercado Tlatelolco. Eso era todo: dos páginas sobre el mercado Tlatelolco y los mexicas.

Es una historia que no está presente en nuestro estudio de la historia de México. Es más, el nombre lo dice, estudiamos historia de México, y México comenzó a existir como nación después de la Independencia. De ahí el nombre de mis libros: la historia de México antes de ser México. Ahí fue donde me aboqué a estudiar y a compartir.

EP: ¿Cómo articulas tu faceta de divulgador con la de caricaturista?

PM: Siempre he sido de amplio espectro. Cuando estudiaba la preparatoria eran tantos los temas que me interesaban que me costó muchísimo trabajo saber para dónde irme. O sea, me gustaba desde la mecánica, la filosofía, la caricatura, el arte, las ciencias naturales y el deporte, y todo. Siempre he tenido interés en muchos temas.

Ahora, yo empecé a publicar caricatura a los 17 años y llevo trabajando en esto desde los 18, publicando y dedicándome profesionalmente a esto. Conté con la increíble fortuna de toparme muy joven con Rius, que se volvió mi compañero de trabajo, amigo, mentor y ejemplo. Lo que hizo Rius a lo largo de su vida fue abordar muchísimos temas desde la caricatura y el humor. Entonces, pues, fue así como me quedó muy claro el rumbo. Cómo unir estos dos mundos: la caricatura y la divulgación.

EP: ¿Con qué autores estás dialogando en tus libros?

PM: Cada uno de estos libros ha requerido de una enorme cantidad de lecturas y de investigación. A lo largo de todos estos años, son casi ocho años de estudio, ya tengo a mis historiadores y arqueólogos preferidos y preferidas, porque varias son mujeres, historiadoras, arqueólogas, etc.

Una influencia fuertísima en estos libros es definitivamente Alfredo López Austin, con quien dialogué en vivo. Porque estos libros se construyeron platicando con él, haciéndole preguntas, él explicándome cosas. Algunas las entendía, algunas otras no las entendía. También están muy presentes algunos de estos historiadoras e historiadoras con quien ya tengo alguna afinidad porque me gusta mucho su mirada, su manera de explicar, etcétera.

EP: ¿Algún otro caricaturista, además de Rius, que creas que haya influido en tu forma de hacer este libro?

PM: Caricaturistas divulgadores, más allá de Rius, no tengo a nadie en mente. Sin embargo, en mi trabajo como caricaturista tengo muchísimas influencias, algunas de ellas muy marcadas, que están presentes en todo lo que hago. Por ejemplo, en mi tipo de humor hay algunos caricaturistas españoles que tienen una muy fuerte influencia en mí, como Forges, y también otro historietista que se llama Ivà, me encanta. En mi dibujo humorístico está muy presente Fontanarrosa, que es uno de mis grandes ídolos, y Carlos Dzib, que era un caricaturista yucateco, y definitivamente Rius.

Crecí leyendo las historietas y libros de Rius. El formato de sus libros lo tengo en la sangre. Entonces, al estar contando, al estar incluso diseñando las páginas, pues están muy presentes en mí todos los libros de Rius que leí, su forma de combinar no nada más las caricaturas, sino los “grabaditos” y todo eso. Siempre, así como en esa clásica frase de “¿Qué haría Jesús en tal caso?”, yo siempre me digo “¿Cómo le haría Rius para diseñar esta página?”.

Una de las cosas que también influyeron es que ahora soy novelista. El año pasado publiqué mi segunda novela (ya terminé la segunda y estoy trabajando en la corrección). Entonces, lo literario, lo narrativo, también está muy presente. Es algo que se ha ido afinando a lo largo de los años. Siento, por ejemplo, que en este tercer tomo está mucho más presente el cuidado narrativo a la hora de presentar la historia. Y siento que este tercer tomo es más amable en esa parte del contar, porque lo tengo más presente.

EP: ¿Ha sido difícil encontrar un tono adecuado para hacer divulgación de esta historia?

PM: Creo que la parte más complicada ha sido llegar al punto en que yo pueda explicar algo que me ha resultado muy difícil de entender. Por ejemplo, en el tomo dos trato sobre el periodo Preclásico. En este periodo fue cuando se inventó la escritura, la numeración y los calendarios. ¡Hombre, en la que me metí! Es una cuestión tan complicada que le pregunté a amigos arqueólogos y no me lo pudieron explicar. Sudé sangre para medio entenderlo. Entonces, llegar a un punto de medio entenderlo para explicarlo ha sido durísimo con algunos temas. Ahora, por ejemplo, estoy trabajando en el tomo cuatro, que es el periodo Clásico en los mayas: los mayas en el Clásico. Bueno, estuve como un año para llegar al punto de entender, “¡Ah! ¡Es que estas ciudades son de este periodo! Y estas fueron primero, y estas fueron después, y estas fueron más después”. Entonces, el mayor reto ha sido llegar al punto de entender las cosas en donde yo ya puedo comenzar explicar. Porque el lenguaje, y todo lo demás que viene con eso, contarlo de una manera coloquial, humorística, ya no me cuesta trabajo.

Al estar haciendo estos libros resultó que hay tanta información que uno de los retos consiste en seleccionar qué cosas voy a contar. Ahora, para eso me he apoyado un poquito en las herramientas que utilizan los historiadores, como dividir la historia en periodos, en regiones y en temas. Eso me ha facilitado la tarea. Pero como no soy historiador, ni arqueólogo, ni antropólogo, me baso mucho en las cosas que me llaman la atención y me resultan sorprendentes. Así puedo decidir qué cosas les voy a compartir a los lectores y qué cosas voy a dejar fuera. Más allá de pensar “Híjole, es que esto es importantísimo”, parto del asombro, “¡Ah, esto está bien padre!, esto está muy interesante.” A mí me gustó y, entonces, por eso, lo voy a contar.

EP: ¿Qué aspectos de la historia de México antes de ser México podrían llevarnos a comprender un poco más del México actual?

PM: Yo vivo en Veracruz, estoy rodeado de la historia Olmeca, la tengo muy cerca. La Totonaca también, pero la presencia Olmeca es muy marcada. Y, por ejemplo, yo no sabía nada de esta historia. La descubrí por completo haciendo esta investigación. Entonces, considero que para nosotros que estamos allá, el hecho de presentar esta historia de una manera amable, divertida y sencilla, puede resultar muy importante, porque ahí vivimos y ahí siguen estando los lugares de la historia. Ahí siguen. Como dice Paco Taibo, la historia de México es una historia viva, porque vivimos en los mismos lugares. En este tomo tres, cuento la historia de Cholula y Cholula no es una zona arqueológica, Cholula es una ciudad que sigue estando en el mismo lugar donde estaba. La pirámide y las zonas arqueológicas están en medio de donde vive la gente. Para la gente que vive ahí, conocer la historia antigua de Cholula es conocer la historia de la ciudad en donde ahora viven. Creo que todo esto es relevante para nosotros porque ahí sigue. Y eso es en todos lados.

EP: ¿Hasta qué periodo histórico vas a llegar con estos libros?

PM: Cuando conocí a López Austin, me dijo “Sí, te ayudo, pero quiero que cuentes toda la historia de México hasta la actualidad.” Yo le dije “No, no, no, espérate. Yo me comprometo a contar esta historia hasta el fin de Mesoamérica”. En la Conquista termina la historia de los pueblos mesoamericanos. Mucha gente habla de Mesoamérica hasta la actualidad, pero en realidad eso no es así. Mesoamérica como región sigue existiendo, pero las culturas mesoamericanas vivieron un quiebre. En fin, te hablo de tres o cuatro libros más y de muchos años de trabajo. Me está haciendo ojitos el hacer un libro sobre el virreinato, porque también es una historia de la que conocemos muy poco los no especialistas. Ya veremos. EP

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