Llegaron “Los bolígrafos de plata”

Seis escritoras y dos escritores se encontraron durante la pandemia y hallaron una forma de salir, a través de las letras, durante el confinamiento al que la pandemia nos ha orillado. Distintas son las formas, distintos los géneros, pero siempre todo a partir de una consigna. ¿Lograrán noquear a todas las consignas?

Texto de 22/01/21

Seis escritoras y dos escritores se encontraron durante la pandemia y hallaron una forma de salir, a través de las letras, durante el confinamiento al que la pandemia nos ha orillado. Distintas son las formas, distintos los géneros, pero siempre todo a partir de una consigna. ¿Lograrán noquear a todas las consignas?

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Llévele, llévele, su columna mensual de los increíbles, asombrosos y multi-no-premiados bolígrafos de plata, no se rompen (bueno, a veces), no se mojan (ocasionalmente), no tóxicos (algunos, en distinta medida). Léale, léale, para el adulto, la adulta, la novia o el ex. 

¿Que quiénes somos? Imagínense a ocho personas vestidas de gala: seis chicas, dos muchachos y ya, es todo. Nosotros somos Los bolígrafos de Plata, una buena hidra de ocho cabezas que se propuso escribir diario, durante catorce días, para una competencia a nivel mundial. Ahora, después de unos meses (pero aún en medio de una pandemia) nos hicimos de un nicho perfumado y ajuareado dentro de una revista. Fin, chau, c´est fini, adiós.

¿Están de acuerdo, queridos lectores, con que no podemos dejarlo así?, ¿con que los manifiestos más famosos a lo largo de la historia siempre se han presentado como un colectivo enmascarado y palabras terminantemente estrambóticas?, ¿con que en muy pocos colectivos se escriben preguntas tan largas, y en menor medida, se apela directamente al lector como si fuera un amigo más? Si se trata de presentarnos en sociedad ante ustedes, lectores cautivos o no cautivos de Este País, quizá necesitaríamos una entrada un poco más sorprendente, ¿qué les parece esto?:

Un bolígrafo recorre América Latina, El Bolígrafo de Plata. 

¿Es demasiado? —seguro que sí— nos respondemos las ocho cabezas con miedo y con un poco de pena, los rumores son ciertos: no sabemos presentarnos ante el lector. 

Estamos de acuerdo, quizá ya fue suficiente. Apelemos al listado, para más practicidad:

  • Alejandra Anzorena, viajante. 
  • Raquel Rodríguez, soñadora.
  • Emily Miranda, hibridadora. 
  • Bruno Zamudio, dramaturgista.
  • Carlos Torres, ensayista.
  • Xareny Orzal, titiritera.
  • Jocelyn Pérez, espectadora.
  • Frida Tovar, dramaturga. 

Esos somos, antes más, ahora menos, pero esos somos. La historia es la siguiente: 

Érase una vez, una dramaturga (Frida Tovar) curioseando en su celular en medio de una pandemia que ya había durado bastantes meses.  De pronto, una convocatoria saltó salvaje de entre la espesura de pestañas, “Mundial de Escritura, 2020” un concurso de escritura convocado por Pez Banana en el que se necesitaba contar con un equipo para inscribirse. Si nos damos licencia de ser un poco mentirosas, les contaríamos una anécdota ficticia sobre el nombre del grupo, pero lo que pasó fue lo que pasa con la mayoría de las decisiones impulsivas y los nombres de bandas de rock: generación espontánea. Una persona lo decidió sin preguntar a las demás y todas estuvieron conformes para siempre. 

El mundial no fue fácil, un escritor o escritora de renombre nos tiraba una consigna al día, había que escribir sobre eso y registrar el número de caracteres. Si no lo hacíamos, el equipo perdía su lugar en la tabla, se registraba prácticamente como un autogol. Sin embargo, noche tras noche, un “ya lo subí” aliviaba gradualmente la presión del equipo.

Escribimos sobre abuelitas feroces, diálogos en baños públicos, vidas de detectives privados, entre otros temas. De ellos, surgieron cuentos que nos permitieron encontrarnos en nosotros mismos; inquietudes personales, más allá de las que conocíamos. Pero aún más importante: generamos textos que nos permitieron salir del encierro en el que aún nos mantiene el virus.

Estás leyéndonos ahora mismo y eso no es ninguna coincidencia, las ocho nos aclaramos la garganta para decirte lo siguiente: La razón por la que estamos aquí, es porque queremos que salgas con nosotras, esto es una cita. Estas personas que no ves, tenemos todo el tiempo madejas enmarañadas de temas, y los escribiremos para ti de modo tal que te invitemos a desenredar el hilo de nuestros pensamientos, a viajar con nosotras, reflexionar, reír y, ¿por qué no?, también llorar. 

Si gustas, nos leerás periódicamente, conocerás nuestras voces, nos entregaremos en una relación polígama de ocho personas que… sí, ya nos estamos desviando otra vez, una disculpa.  Sabemos que estás en todo tu derecho de bloquearnos, darnos unmatch o condenarnos a evitar pasar tus ojos por nuestros textos, pero antes de que decidas cualquier cosa, te confiaremos las reglas de oro de Los bolígrafos de plata.

1. “Lucharán de dos a tres cuartillas, sin límite de caracteres”.

Los bolígrafos de Plata nos reunimos y establecemos una consigna sorpresa para la escritora en turno. El texto que se publicará será resultado de la lucha contra esa consigna.

2. No existen los impostores.

3. Prohibido autosabotearse.

4. Nuestra identidad como equipo será siempre un logro colectivo, nunca un logro individual.

5. Nos esforzaremos por visualizar el mundo desde todas las distintas perspectivas que conforman este equipo.

Cada persona dialoga con el mundo de forma distinta porque tenemos Historias distintas, es aquí donde todas ellas confluirán.

Dicho lo cual, les presentamos nuestro espacio en Este País, esperamos que la disfruten y nos concedan este baile de cortejo.

Atentamente,
Los bolígrafos de plata

(Antes llamadas “El Santo y los bolígrafos de plata”, pero decidimos deshacernos de la santidad porque no hay mucha pureza entre nosotras y tampoco creemos en el clero).

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