Los estereotipos nos encarcelan: Entrevista con Mariana Gabarrot

Conversamos con Mariana Gabarrot autora de El ABC del género (Lumen, 2022).

Texto de 15/11/22

Conversamos con Mariana Gabarrot autora de El ABC del género (Lumen, 2022).

Tiempo de lectura: 7 minutos

Mariana Gabarrot es profesora-investigadora en la Escuela de Humanidades y Educación del Tec de Monterrey, en donde imparte las clases de Antropología del Cuerpo y Geografía Cultural a nivel licenciatura, así como el Seminario de Feminismos y Perspectiva de Género a nivel maestría y doctorado. En la misma escuela, lidera el área estratégica de igualdad de género y coordina el grupo de estudios sobre Corporalidades y Género. Además, asesora la Oficina de Género y Comunidad Segura, del Centro de Dignidad Humana del mismo Tec de Monterrey. También colabora con instancias de la sociedad civil y de gobierno en proyectos de divulgación de la ciencia. Obtuvo un doctorado por la Universidad de Oxford, Reino Unido en la Escuela de Geografía y Medio Ambiente con especialidad en Geografía Humana.

Gina Velázquez (GV): El ABC del género (Lumen, 2022) aborda temas que sobre los que escuchamos cotidianamente: sobre género, machismo, feminismo, diversidad, identidades, ¿Por qué es relevante para ti aportar más elementos a la conversación sobre estos temas?

Mariana Gabarrot (MG): Yo llevo muchos años trabajando en la divulgación de la ciencia sobre estos temas. Parte de mi trabajo es ir al encuentro de otras personas más allá del ámbito universitario. Este libro surge como una charla que me pidieron mis alumnas de la clase de sociología hace siete años, porque me decían “nos gusta mucho tu clase, cuando hablas de género, y saliendo nos peleamos con nuestro papá, nuestro novio, amigos; parece ser que no podemos tocar el tema sin pelearnos”. De hecho, hicimos una Ted Talk, Cómo hablar de género sin pelearse“. De ahí, he viajado a distintas ciudades para dar conferencias y charlas en torno al ABC del género, con públicos tan diversos desde policías, personas en general, profesores hasta empresas… y mi experiencia es que hay ciertas discusiones reiterativas en torno a estos temas que, en mi opinión, parten de lo que llamo en el texto el sentido común: esas ideas que parecieran que tenemos sobre el género que ya son certezas para nosotros; son ideas que no nos preguntamos y que nos llevan a discusiones que no llevan a ningún lado. 

Las discusiones más bien son desgastantes, frustrantes. Por ejemplo, una de las ideas que abarco en el libro es la pregunta de si las mujeres tenemos un instinto maternal; la respuesta es sí o no, y nos lleva a disquisiciones sobre biología, aunque ni siquiera sabemos demasiado de biología. En cambio, si entendemos que la palabra instinto alude a un contexto de entender la biología de los mamíferos, donde en realidad el instinto de las hembras es si nace un cachorrito enfermo, pues no lo alimentan: tienen que guardar su energía para las otras crías; entonces podemos ver que es absurdo discutir si las mujeres tenemos o no instinto maternal.

Lo que tenemos que discutir es por qué las mujeres tenemos un vínculo especial con la niñez, por qué estamos principalmente a cargo de los cuidados, por qué los hombres no cuidan. Entonces a mí me movió que sí hace falta un texto que quizás pueda contribuir a llevar las discusiones hacia otro lugar que me parece —y me han dicho quienes han dialogado conmigo— que es mucho más interesante y más rico.

GV: En esta época multimedia, de podcasts, Tik Toks, videos, etc., ¿por qué es importante para ti la palabra impresa?, ¿qué consideras que un libro aporta para decir lo que quieres transmitir?

MG: Mis alumnas un día me dijeron: “Ya nadie lee un libro, si quieres hacerlo haz otra cosa”. Yo creo, o por lo menos en mi experiencia de estar haciendo esto, que aunque las personas fueran muy diversas, al final de las charlas me preguntaban “¿me puedes recomendar bibliografía?” Entonces siempre hay una inquietud por informarse. Me parece que los libros siguen siendo un referente para la búsqueda de conocimiento, más allá de los libros electrónicos (este libro tiene una versión electrónica y también hay un audiolibro). Lo que a mí me parece importante reconocer es que si bien estas discusiones en las redes sociales pueden ser fructíferas, no puedes profundizar en esos poquitos caracteres. Yo pienso que en redes sociales se leen muchas cosas, pero luego me preguntan qué significan. Yo creo que el libro puede ser de consulta; lo puedes tener al lado de la computadora y si lees un tuit que no entiendes, lo consultas.

Es un libro que no busca dar respuestas definitivas; sí busca establecer un lenguaje y la idea es ofrecer definiciones que yo espero haber sintetizado de la academia de una manera sencilla (no simplista). Por ejemplo, cuál es la diferencia entre sexo y género, qué significa LGBTQ+, qué es la homofobia, qué es la transfobia, qué es el feminicidio, cómo opera el machismo. No es un diccionario, pero las definiciones que contiene pueden ser útiles porque esas palabras están en todos lados, en las redes, en los medios.

GV: Y, tal vez, muchas de esas palabras se han repetido tantas veces con sentidos poco exactos y ya no nos detenemos a reflexionar sobre su significado o sus implicaciones verdaderas; usamos palabras cuya definición no tenemos del todo clara…

MG: Exacto. Yo les llamo clichés. Repetimos clichés todo el tiempo, que en realidad son estereotipos: ideas fijas de lo que debe ser: “Los hombres son valientes”, “el hombre tiene que pagar en una salida”, “todos los hombres son así”, “todas las mujeres son así”; además son sexistas, generalizan. El género no se trata de mujeres, la desigualdad de género opera tanto para hombres como para mujeres y para la diversidad sexogenérica. El sexismo opera también para los hombres cuando dices “todos los hombres son proveedores”; ¿eso en qué deriva?, en que si un hombre te invita a salir, el hombre paga. Eso es un peso muy fuerte. Claro, todas las mujeres obedecen al proveedor. Entonces, si el hombre paga, estás en una posición de subordinación. Estos estereotipos nos encarcelan, por eso yo empiezo hablando de los estereotipos como camisas de fuerza que no nos dejan vivir la vida.

“El género no se trata de mujeres, la desigualdad de género opera tanto para hombres como para mujeres y para la diversidad sexogenérica”.

GV: Podría decirse que tu libro es para cualquier persona, no tiene un público determinado, pero ¿tuviste alguna audiencia ideal, más allá de tus alumnas que fueron la semilla de esta idea?

MG: Yo me imaginé a todas esas personas que se han acercado a mí con tantas preguntas sobre el tema y que están genuinamente interesadas. Desde “¿sabes?, tengo un hijo gay y no sé qué hacer, porque no sé qué es LGBT y no sé qué implique eso para su vida” o “me está pasando esto con mi novio y no sé cómo procesarlo”’, en el caso de las violencias. Por eso hice un esfuerzo porque es importante como feminista —porque soy feminista y eso también lo digo— que la postura de este texto fuera “Necesitamos el diálogo”. La postura es el diálogo y la escucha, más que definir la respuesta a las preguntas —aunque yo tengo una postura y las respuestas a esas preguntas—. Hice un gran esfuerzo por no dar las respuestas, porque me imagino a un lector que está inquieto, inquieta, inquiete, que se interesa en estos temas inmersos en su vida cotidiana, porque estos temas están en el café, en la cantina, en los pasillos, en el trabajo… y que se siente un poco perdido o perdida y no sabe por dónde empezar. Esa pregunta me la han hecho miles de veces: ¿por dónde empiezo, Mariana? La idea fue esa: para todos elles que no saben por dónde empezar, mi humilde propuesta es decirles empieza por aquí; por eso se llama El ABC. Empieza por las tres primeras cosas que yo pienso te pueden dar un poco de luz.

GV: Como has mencionado, tu libro es de divulgación, pero surge desde tu conocimiento y estudio dentro de lo académico. Desde tu perspectiva, ¿qué falta en los sistemas educativos para que estos temas se conozcan mejor o haya más apertura? Si bien la escuela no es toda la base, sí es un pilar.

MG: Yo llevo 27 años en la academia y antes del MeToo, la agenda del feminicidio, de las compañeras que empezaron en Juárez a decir “nos están matando”, antes de esto, una como feminista mencionaba algo de género y decían “ya vas a empezar con tus cosas”. Y ahora me preguntan sobre esas cosas, porque todo mundo está queriendo saber más. He pasado de ser la incómoda de la reunión a ser el foco de atención. A lo que voy es que tenemos mucho trabajo hecho académicamente hablando; primero no había disposición para la escucha de lo que hemos hecho, y sí es verdad que nosotras tenemos una deuda para comenzar a sacar ese conocimiento fuera de la universidad; no todos lo tenemos que hacer, porque hay vocaciones. A mí me gusta el diálogo, por eso decidí contribuir desde acá, porque creo que tenemos esa deuda. 

El caso es que nadie sabe mucho de este tema: se invisibilizó mucho tiempo, se silenció, se negó y eso incluye al sistema educativo. Las instancias de socialización de los niños y niñas son la familia y la escuela, ambas instituciones son patriarcales. En mi libro tengo la explicación sobre las familias y hablo también de estos estereotipos que se reproducen en el sistema educativo y en otros lugares. Nadie está preparado, las profesoras, los profesores, nadie está preparado para estos temas que además son identidades que han tenido un gran trabajo político y que se han visibilizado gracias a mucho esfuerzo hoy. Quizás hace 15 años, un niño, una niña, une niñe trans o gay no se manifestaba en la escuela por miedo; pero hoy sí porque hay otras cosas en el ambiente.

A mí me gustaría que este libro le ayudara a los niños de primaria, secundaria, preparatoria y, por supuesto, a colegas universitarios. Yo creo que los profes y las profas deben leer este libro, no tanto les niñes. Urge que los profesores de todos los niveles tengan nociones básicas. Si la gente que está al interior del sistema educativo tuviera estas nociones, yo creo que ayudaría mucho a saber cómo reaccionar, cómo cambiar. Hay que ajustar los programas de estudio, sí, pero yo pienso que estos temas del género son más de la vida cotidiana, de la dinámica en el aula. No te sirve de nada enseñar, por ejemplo, este texto mío en la primaria si lo enseña un profesor machista; porque estas cosas se aprenden en la cotidianeidad y son difíciles de romper porque están muy adentro, muy internalizadas.

GV: ¿Cómo invitarías a lectores potenciales para que se acerquen a El ABC del género?

MG: Yo pienso que el diálogo tiene que ver con la escucha; la gente suele pensar: “tengo algo que decir”, y sí, pero primero tienes que escuchar. Cuando yo digo que este libro es para abrir el diálogo es para gente que está interesada en escuchar, porque leer un libro es finalmente escucharme y entrar ahí. Para nuestra fortuna, en mi experiencia, la mayoría de la gente está realmente interesada; este libro es para esas personas que están abiertas a escuchar. EP

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