“La manera más fácil de sacarnos del camino es eliminarnos”

Entrevista con Jesús Thomas, ejidatario amenazado por su lucha contra la minera de Bailleres.

Texto de 20/10/22

Entrevista con Jesús Thomas, ejidatario amenazado por su lucha contra la minera de Bailleres.

Tiempo de lectura: 9 minutos

No todo ha sido victoria y ganancias para el grupo minero Fresnillo. Afortunadamente, para la naturaleza y para el futuro de las personas. La desmedida extracción de oro que lleva a cabo este conjunto de empresas ha sido equivalente a la destrucción de una buena parte del territorio de Sonora, al igual que de otros estados en donde existen instalaciones mineras, Guerrero y Zacatecas principalmente. 

Fue en 2014 que el ejido El Bajío, ubicado en el municipio de Caborca, al norte de Sonora, ganó, tras varios años de litigio, 67 juicios interpuestos contra la minera Penmont, parte de este gran grupo extractivista. Tal y como referí anteriormente, desde entonces no se han ejecutado las sentencias correspondientes, lo que significa la restitución del territorio y la devolución del oro extraído. Sin duda una de las derrotas jurídicas más grandes que ha tenido el grupo minero fundado por el fallecido Alberto Bailleres. 

Es posible que esta derrota sea lo suficientemente importante como para movilizar la maquinaria criminal que cuida y colabora con la empresa. ¿El objetivo? Eliminar a las personas ejidatarias que llevaron a cabo el juicio y que no han parado de exigir públicamente la ejecución de las sentencias. Tristemente algunos ejidatarios sí han sido asesinados junto con sus esposas y ante esta situación ni la Fiscalía del estado, ni los gobiernos de Alfonso Durazo y de Andrés Manuel Lopéz Obrador han investigado o atendido las denuncias formales interpuestas por El Bajío.

José de Jesús Robledo Cruz y su esposa fueron asesinados el pasado 1 de mayo de 2021, Raúl Ibarra de la Paz y Noemí Elizabeth López Gutiérrez continúan desaparecidos desde 2018 y al menos 5 ejidatarios están presos y existe una lista con 13 nombres de ejidatarios más que aparentemente la minera busca eliminar. 

«Al compañero asesinado, Robledo, lo amenazaron un día, antes del desalojo del 2013, a él lo amenazan el día 12 de julio y él hace la denuncia ante el Tribunal Agrario, porque era la audiencia, y dice que un apoderado de la mina, Paul Favela, lo amenaza de muerte y le dice que le va a cortar la cabeza. Eso fue en julio de 2013, aunque terminó sucediendo en 2021, cuando la amenaza se cumplió», explicó el vocero del Bajío.

No sólo han omitido acción alguna en el sentido de procurar la justicia, contrariamente han alabado al empresario fundador y la aparente pertenencia de este multimillonario grupo minero. Recientemente, el pasado 25 de agosto de 2022, el gobernador de Sonora visitó el tajo Centauro, de la mina La Herradura, la sexta excavación más importante del mundo en extracción de oro a cielo abierto. Se tomó unas fotos sonriente, confiado en las mieles del progreso capitalista a rajatabla y seguro de que es este el camino que le asegurará un beneficio político posterior.

Por otra parte, los ejidatarios continúan siendo amenazados y ahora hasta han puesto precio a la cabeza de uno de ellos. Jesús Thomas González, ejidatario de El Bajío, es parte de esta lucha jurídica en defensa del territorio y la naturaleza, así como del derecho que tienen sus habitantes de desarrollar una vida digna, él ha sido amenazado recientemente. Aquí su testimonio de primera mano, el cual no sólo muestra la insistencia de la empresa en quitar de su camino a quienes considera sus enemigos, además Thomas explica el contexto político-criminal en el cual se ha fortalecido la violencia organizada.

Foto: Heriberto Paredes

Heriberto Paredes (HP): ¿Cómo fueron las amenazas que recientemente has recibido?

Jesús Thomas González (JT): Hemos recibido amenazas desde el día 1 que empezamos la resistencia contra la minera. Empezaron con amenazas verbales,  que ‘te voy a matar’, que ‘les vamos a traer sicarios de Durango’, decían al principio. 

Al principio comenzaron a llegarme correos electrónicos con las direcciones y números de mis familiares y luego empezaron a circular videos de mí circulando en carretera. También amenazas verbales, cada que había audiencias o algo siempre amenazaban. Esto no es algo nuevo, pero cuando ya empiezan en 2016 con los encarcelamientos y el hostigamiento, los levantones, el secuestro del compañero Robledo y luego la desaparición y asesinato del compañero Raúl y su esposa, el asesinato también de Robledo y su esposa en 2021.

Recuerdo una columna de El Universal –que obviamente pagó la minera–, donde se nos trata de vincular con el crimen organizado. Yo pienso que esa columna era el allanamiento para luego asesinarnos y vincular nuestra muerte con el crimen organizado, porque es lo más fácil de hacer y lo que cubre todo. Las Fiscalías de ningún estado le da seguimiento cuando es el crimen organizado. Era una buena forma de hacerlos.

Puntualmente lo que pasó el fin de semana es que el día 7 de septiembre yo venía de Hermosillo hacia Puerto Peñasco, al pasar Caborca me detiene un automóvil blanco, de los que utiliza la Guardia Nacional, traían unos uniformes de camuflaje medio deslavados. Había una persona atrás con un rifle y se acerca otro hacia mi ventanilla, la bajo y me saluda, de mano incluso, él sabe quién soy, me pregunta que si soy de los buenos o de los malos en el conflicto minera-El Bajío, yo le digo que soy ejidatario. Supuestamente, en un plan de buena persona, me recomienda que me vaya de ahí, que no me acerque al área porque me quieren matar, que hay un operativo en marcha para asesinarme y por el cual la minera autorizó 30 millones. Yo no le pregunto si son de pesos o de dólares. Me sentí muy incómodo, quería terminar la plática y me quería ir. Dijo que por mi bien me lo decía, que no le gustaría que me pasara nada y que mejor me alejara del área porque me iban a terminar matando.

Me entró bastante pánico, porque puede ser verdad o no, pero lo menos malo que podía pasar es que me estaba intimidando, que me quería intimidar, lo consideré muy malo pero que no era real. Me regreso, estaba a 5 minutos de Caborca, vuelvo a pasar por ahí pero ahora  deshaciendo el camino que había hecho, con dirección a Nogales, me fui del área y me crucé a Estados Unidos y ahí estuve 16 días.

Regreso el sábado pasado y es el día que van los compañeros a llevar despensa y agua a los que están en resistencia. No había carro y el único disponible era el mío, y yo se lo presto a un compañero para que lleve la despensa. Sale de Puerto Peñasco con dirección al sur, como 60 km más al sur, y mi compañero relata que encontró dos carros, uno a cada lado de la carretera y había unos conos de color naranja de cada lado, él va bajando la velocidad y ya cuando va más cerca ve que hay unos topes de plástico entre los dos vehículos que están parados, hay personas que él cree que están reparando baches en el camino. Más adelante dice que se miraba otro carro y cuando él se va acercando al tope de plástico, el otro carro que estaba enfrente se sube a la carretera y como que va a iniciar circulación en sentido contrario a donde va mi compañero. Es una camioneta pick-up de 4 puertas y se empareja justo cuando él está pasando por el tope en donde están estas personas.

Bajan los cristales, dice que él ve a 4 personas en la camioneta, pero del lado izquierdo, la que lo va encontrando, atrás, bajan la ventanilla y saca medio cuerpo con una ametralladora apuntándole a él. Lo que hace es abrir más los ojos, no articula ningún sonido. Quien va de copiloto en esa camioneta grita, ‘¡ese no es, ese no es!’ y el otro mete el cuerpo con la ametralladora y la camioneta se sigue con dirección al norte. Los otros dos carros que pensó que estaban trabajando arreglando los baches o algo, se quitan y también se van, todos con dirección al norte.

El compañero también se va y huye hacia el ejido. Al rato se comunica y me dice, ‘yo creo que te quieren matar a ti’, porque el carro era la primera vez que circulaba para allá, mi compañero nunca lo había manejado y la única vez que había llevado ese carro a Sonora fue aquella vez del 7 de septiembre, en donde me detiene la patrulla para avisarme que había un complot en mi contra para asesinarme.

Pienso que eso que le pasó a mi compañero sí era contra mí. Ya tenemos 4 compañeros asesinados, no es que no se atrevan a hacerlo. Si revisas las redes sociales hay unas páginas apócrifas que supuestamente son del ejido El Bajío, por una parte, en estas páginas se habla maravillas de Fresnillo y meten información de que nosotros estamos vinculados al crimen organizado e incluso, meten información contradictoria de que atacamos al crimen organizado. Nosotros no nos metemos con ellos ni para bien ni para mal.

Caborca es el bastión de Fresnillo, ellos se comportan como los cárteles, controlan todo, todas las autoridades a todos los niveles incluyendo presidente municipal, ahí se hace la voluntad de la minera. En este caso, como la minera emplea al crimen organizado, multiplica el daño que puede hacer, porque, además de que lo tienen bien financiado, también trabajan muy de la mano del gobierno, la minera como mediador.

Foto: Heriberto Paredes

HP: ¿Podrías ampliar un poco más el contexto en el que ocurre esta alianza con el crimen organizado?

JT: Hace dos o tres años hubo una guerra entre dos cárteles de Caborca, precisamente porque la minera cambió de servicio: tomó a un cártel y luego tomó al otro, entonces hubo una guerra entre ellos por los servicios de la minera. La minera usa a los cárteles locales, no sólo en Sonora sino en todo México, porque te quita cualquier problema, cualquier resistencia que se haga en contra de ella es un objetivo del crimen organizado, así como cualquier trabajador que se quieren sindicalizar o exigir sus derechos, también han desaparecido, no sólo comuneros o ejidatarios. 

Esa labor de limpieza que hacen los cárteles locales la encarga la minera. Otra cosa que nos dimos cuenta en el desalojo de 2013 es que encontramos miles de bolsitas con dosis pequeñas de droga. Como fueron desalojados sin previo aviso, había más de 5 mil trabajadores y en todos los lugares en donde había dormitorios había bolsas con droga e incluso había carros de la minera con personal que estaba recogiendo y desenterrando unas bolsas y se las llevaban.

Esa droga, supongo, la distribuye el crimen organizado y la minera permite que se venda dentro. Ese es uno de los negocios y el otro es el mismo oro y el robo de combustible, muchos negocios en los que son socios los propios directivos de las mineras y el crimen organizado.

También hay autorrobos y que termina pagando una aseguradora. Quien sí tiene nexos con el crimen organizado es la minera y la manera más fácil de sacarnos del camino es eliminarnos a través de ellos.

HP: ¿Qué está pasando en el panorama actual de la lucha del ejido? La denuncia que hicieron en Londres, los actos que han hecho en los últimos meses, ¿crees que eso influye en esta nueva amenaza que estás recibiendo, qué es lo que la está propiciando?

JT: Están bastante molestos, de que aparecimos en la asamblea de accionistas y obviamente se miraban muy frustrados y molestos. Se sienten agraviados, porque el hecho de que te resistas a lo que ellos quieren hacer y no te dejes, para ellos es una ofensa. Lo toman de manera muy personal.

HP: ¿Ya han platicado en el ejido de esta amenaza y sobre qué acciones van a tomar, si van a denunciar o no, qué están previendo ustedes?

JT: En esta ocasión no vamos a denunciar formalmente porque fue un hecho indirecto, pero si cuando ha habido compañeros asesinados –el compañero Robledo junto con su esposa–, ha aparecido una cartulina con mi nombre y el de otros 12 compañeros, no hicieron absolutamente nada. Si cuando asesinaron y desaparecieron los cuerpos de Raúl y su esposa, encontraron cientos de casquillos percutidos, encontraron pedazos de carne, huesos, máscaras, mucha sangre, un vehículo de ellos que se quedó atascado y no hicieron nada. Cuando fue secuestrado el compañero Robledo en 2017, cada acto de estos lo hemos denunciado y no han hecho absolutamente nada, ahora que no hubo nada qué lamentar no van a hacer nada.

Lo que sí considero es que estaría en mucho riesgo de acercarme con alguien de la Fiscalía, ya sólo el hecho de ir a Caborca a denunciar es muy riesgoso. Por eso hacemos este tipo de denuncia a través de los medios de comunicación. 

HP: ¿El Frente Sonora está al tanto de esta situación?

JT: Lo primero que hice fue salirme del área. El miedo sí nos ganó y, como dicen, ‘están más cerca los dientes que los parientes’. Pero como somos parte del Frente Sonora, conformado en abril de este año, vamos a comentar más en calma con las organizaciones. Al interior del ejido estamos tratando de implementar medidas que nos lleven a estar más protegidos o por lo menos que les sea más difícil dañarnos, y estamos muy unidos.

Foto: Heriberto Paredes

HP: ¿En qué situación está ahora la lucha del ejido?

JT: Estamos presionando al Tribunal Agrario para que se lleve a cabo la ejecución de la sentencia, porque la no ejecución es lo que nos ha llevado a sufrir este tipo de actos de violación a los derechos humanos. Si la autoridad no obliga a la minera a cumplir con lo que dice la sentencia, se va a sentir cómoda hostigando, desapareciendo y asesinando gente porque es la única manera que tiene de no cumplir con la ley, mientras la ley se lo permita ellos van a seguir en lo mismo. 

Lo que nos toca es seguir presionando y seguir resistiendo, si la sentencia no se ejecuta nos sentiremos bien con que la minera no vuelva a poner un pie en nuestro territorio. Mientras que la minera continúe contaminando y devastando nuestro territorio nosotros no estamos contentos. Si van al ejido verán que en los 8 años que llevamos de haberlos sacado de ahí, en los ejidos vecinos la devastación ha seguido, hay varios kilómetros ya de devastación total y contaminación al 100%, cosa que hemos evitado y ese sólo hecho nos da fuerza para mantener la resistencia.

Ellos van a continuar las amenazas y todas las personas que nos han apoyado han recibido amenazas, porque la minera no solamente se queda con el ejido, va contra periodistas y personas que han apoyado. Hay diferentes tipos de amenazas y en todas aparece un tercero o un mediador que te avisa, pero es la minera que está detrás de esto. EP

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