Una tormenta perfecta se cierne sobre el Alto Golfo de
California y no se vislumbra fácilmente su salida. En los últimos años, una
compleja problemática ha puesto en riesgo el bienestar y el futuro de las
comunidades pesqueras, así como la vida marina de la región. Aunque sabemos que
no hay una bala de plata para resolver estos problemas, existen soluciones
factibles que pueden ayudar a transformar la pesca en el área, proteger a sus
especies endémicas y promover el desarrollo integral de sus comunidades. Para
que ésta o cualquier otra alternativa funcione, se requiere asegurar el Estado
de derecho y políticas públicas que incentiven el orden y el cumplimiento de la
ley, así como de procesos participativos en la toma de decisiones. Hoy, la
actual administración puede y debe aprovechar el cambio de marea para recuperar
la confianza en la región y trabajar junto con las comunidades para encontrar
soluciones que permitan lograr un equilibrio entre la conservación y el
bienestar social.
El Alto Golfo de California y su importancia
El Alto Golfo de California es una tierra de encuentros y
contrastes. Por un lado, sus aguas azul vibrante contrastan con el paisaje
árido que circunscribe la región más norteña del Golfo de California, donde
Baja California se une al territorio continental de México. Por el otro, es una
de las regiones del país donde los esfuerzos de pesca y conservación a primera
vista parecen confrontarse, un área con una abundante biodiversidad marina,
donde la actividad pesquera es el motor de la vida y de la economía. Sin embargo,
la pesca y la conservación se enfrentan a un gran enemigo común: la pesca
furtiva de totoaba.
En términos pesqueros, México es uno de los 20 países más
importantes del mundo. Este sector brinda alimento y proteína de alta calidad a
47 millones de mexicanos que habitan en comunidades costeras —sin contar la
creciente cantidad de consumidores en las ciudades— y genera empleo para más de
300 mil personas de manera directa.1 Una de las regiones pesqueras
más importantes del país es el Golfo de California, de donde se obtiene gran
parte de los pescados y mariscos en México. En el Alto Golfo la pesca ha sido
la actividad económica preponderante desde hace varios siglos; entre las
comunidades indígenas cucapá existe evidencia arqueológica de que esta actividad
ha sido parte de la vida en la zona desde hace más de 400 años,2 aunque
no fue hasta el siglo xx cuando la pesca alcanzó su mayor auge. Actualmente,
las cifras oficiales hablan de más de 210 localidades y casi 70 mil habitantes
en la región,3 para la mayoría de quienes la pesca no sólo es una
actividad económica, sino un modo de vida.
Además de la importancia social y económica de la pesca, el
Alto Golfo de California es reconocido por su belleza natural y su abundante
diversidad biológica. Por esa razón, en 2005 la UNESCO nombró a esta región
Patrimonio Mundial de la Humanidad, junto con las islas y áreas marinas del
Golfo de California. En toda esta zona habitan más de 900 especies de peces,
39% de los mamíferos marinos del mundo y 33% de todas las especies de ce-
táceos,4 entre ellas la vaquita marina, especie que habita
exclusivamente en el Alto Golfo. La vaquita marina (Phocoena sinus) es el único mamífero marino endémico de México,
pero la sobrevivencia de esta carismática especie se ha puesto seriamente en
riesgo en los últimos años, como consecuencia de la captura ilegal de otra
especie endémica y amenazada: el pez totoaba (Totoaba macdonaldi).
Las causas de la crisis
A pesar de que la pesca de la totoaba está prohibida desde
1975,5 el tráfico ilegal de su vejiga natatoria —o “buche”, como se
le llama en la región— ha aumentado significativamente en los últimos años por
su alto valor en el mercado asiático. Para entender el tamaño de este negocio,
algunos han nombrado al buche de totoaba como “la cocaína del mar”, ya que su
comercio supera en ganancias al del enervante.6 El reporte “Oro
falso” de la orga-nización Elephant Action League,7 señala que un
gramo de buche de totoaba cuesta alrededor de $46 dólares, mientras que el
gramo de oro cuesta $40. Para los cárteles, la totoaba tiene un buche de oro.
Para pescarla, se tienden redes agalleras diseñadas para
estos grandes peces, cuyo tamaño es similar al de una vaquita marina. Las redes
totoaberas cuentan con plomos en las esquinas y en el borde inferior, para
dejar la red tendida por varias horas como una especie de pared donde los peces
—e incidentalmente las vaquitas— quedan atrapados. En 2015, en un momento
crítico para la protección de la vaquita marina, se tomó la decisión de
suspender el uso de redes agalleras para casi toda la actividad pesquera en la
región, con excepción de las redes para curvina golfina (Cynoscion othonopterus), puesto que su maniobra de encierro no
representa peligro para la vaquita. Al mismo tiempo inició un programa de compensaciones
para los pescadores, por los productos que dejaban de pescar. Sin embargo, la
falta de inspección y vigilancia efectiva provocó que dicha solución no
generara los frutos esperados: la población de vaquitas marinas han disminuido
a su mínima en la historia —el último reporte del Comité Internacional para la
Recuperación de la Vaquita estima que quedan alrededor de doce8— y
el tráfico de totoaba continúa imparable, bajo el control del crimen organizado
y habilitado por redes de corrupción en México y China.9
Al mismo tiempo, la tensión social ha aumentado desde que el
gobierno federal anunció la interrupción del programa de compensación10
y el gobierno de Estados Unidos impuso una prohibición a la importación de
productos del Alto Golfo pescados con dichas redes (camarón, chano, curvina, y
sierra) por considerar que su captura no se realiza en cumplimiento a las
disposiciones de la Ley de Protección de Mamíferos Marinos de dicho país. Ante
este escenario, hace unos meses el gobierno mexicano presentó un nuevo Programa
Integral para la Sustentabilidad Pesquera en el Alto Golfo de California,11
cuyo diagnóstico y objetivos son correctos, pero las medidas que propone
serán insuficientes si no se trabaja en su desarrollo conjuntamente con las
comunidades afectadas. No obstante, aún hay esperanza para una región que
mantiene una fuerte vocación pesquera a partir de la cual puede resolver su
condición actual, siempre y cuando se realice con orden, participación, responsabilidad
y visión regional.
Pesca sustentable,
pilar de la solución para el Alto Golfo
Así como el Alto Golfo de California enfrenta grandes
desafíos para la pesca y la conservación, es también una región en donde
encontramos casos de manejo pesquero exitosos que pueden servir de ejemplo a
muchas otras pesquerías. Uno de ellos es el de la pesquería de curvina golfina,
una de las cuatro más importantes en términos económicos y sociales para la
región,12 que cada año provee de pescado fresco al centro del país
durante la época de cuaresma, cuando más comemos pescados y mariscos los mexicanos.
En esta pesquería participan cuatro comunidades: el Golfo de Santa Clara, en
Sonora, San Felipe, Bajo Río y la comunidad indígena cucapá en Baja California.
Más de tres mil familias obtienen ingresos de manera directa de la pesca,13
pero su derrama económica también genera empleos indirectos para una gran
cantidad de mujeres y jóvenes, quienes participan en el procesamiento, el
monitoreo y la captura.
La curvina es una de las pesquerías más reguladas de México,
pues cuenta con permisos específicos de pesca y una Norma Oficial Mexicana
(NOM-063- PESC-2005) que establecen, entre otras medidas, una cuota de captura,
un plan de manejo pesque- ro, un programa de monitoreo comunitario y, por estar
dentro de la zona de amortiguamiento de la Reserva de la Biósfera del Alto
Golfo de California y delta del Río Colorado, también una manifestación de
impacto ambiental. Dichas medidas no fueron espontáneas, ocurrieron de manera
gradual con procesos de consenso entre autoridades y productores, a los que se
sumaron otros actores, tales como investigadores y organizaciones de la
sociedad civil; antes de iniciarlas reinaba el caos y el desperdicio en la
pesquería. Por ello, en 2012 se adoptó para la curvina un esquema de Manejo
Basado en Derechos (MBD) que asegura el acceso seguro y exclusivo de los
pescadores históricos y legítimos a los recursos, convirtiéndolos en sus
mejores custodios. Anterior- mente, bajo el manejo de acceso abierto —donde todo
es de todos pero nadie es responsable de nada— y sin el compromiso de todos los
actores, la cantidad de pescado era tal que los precios caían en más de 70% en
un mismo día. Tras la implementación del MBD, la mayoría de los productores y
compradores se dieron cuenta de que era posible ganar más pes- cando menos;
aprendieron que pescar con orden y responsabilidad resulta benéfico tanto para
los peces como para los pescadores.
Por su sistema de manejo, su área de captura alejada del
hábitat de la vaquita marina y por usar re- des sumamente selectivas, la
pesquería de curvina es una opción estratégica para el desarrollo sustentable
de la región. Para garantizar la no interacción pesquera con especies en
peligro de extinción fue necesario trabajar en medidas adicionales de manejo,
las cuales fueron fortalecidas durante la temporada 2019 con el apoyo del
gobierno federal, los gobiernos de Sonora y Baja California, las comunidades
pesqueras y organizaciones de la sociedad civil, entre ellas:
• Verificar que la pesca no se practique dentro del polígono
de la vaquita a través de sistemas de geolocalización. A cada embarcación de
curvina autorizada se le instaló un dispositivo de geo- localización (de
Pelagic Data Systems), el cual registra todos sus movimientos las 24 horas del
día. Con este dispositivo es posible conocer cuándo y en dónde navegó la
embarcación, así como el tipo de maniobras que realizó para la captura de
curvina u otra especie.
• Frenar al furtivismo con el establecimiento de sitios y
horarios oficiales para salir al mar y regresar. Se definieron puntos de acceso
y salida del mar por donde las embarcaciones deben pasar, para ser observadas
por inspectores de pesca y de medio ambiente, así como por el Programa de
Monitoreo Administrativo Comunitario. Dichos sitios cuentan con horarios de pesca
diurnos, para evitar la salida por la noche y desalentar a los pescadores de
totoaba.
• Empoderar a las comunidades con información de la
pesquería, a través del Programa de Monitoreo Administrativo Comunitario. Este
programa es realizado por más de 80 jóvenes y mujeres de las comunidades,
quienes capturan información en playa y en las plantas procesadoras. En playa
registran información sobre quién sale a pescar, cuándo y dónde, así como qué y
cuánto pescó; mientras que en las plantas registran el precio y peso total de
la captura y verifican que coincida con lo reportado en playa. Los monitores
usan la plataforma WebControl Pesca, una aplicación de celular que asocia un código
de reconocimiento óptico QR a la identificación de la embarcación con el padrón
legal. Toda esta información es puesta a disposición de la comunidad y las
autoridades, a fi n de hacer los ajustes necesarios a la estrategia de pesca.
Estas acciones han ayudado a los pescadores lega- les a
demostrar su compromiso con la conservación y pueden ser aplicadas a otras
pesquerías del Alto Golfo y del país. Al mismo tiempo, resultan de gran
utilidad para el gobierno de México, toda vez que la información recabada puede
ayudar a demostrar el cumplimiento del sector pesquero con las medidas de
conservación para proteger a la vaquita u otras especies prioritarias, así como
para sancionar a quienes realizan actividades ilegales.
¿Qué hace falta para
promover estas soluciones a nivel regional?
Para que las innovaciones de manejo y el compromiso mostrado
por las comunidades que pescan curvina pueda trascender hacia otras pesquerías,
es necesario fortalecer algunas acciones adicionales e implementar políticas
públicas que favorezcan una actividad pesquera ordenada y responsable, con
visión regional, entre otras las siguientes:
1. Fortalecer la inspección y vigilancia para proteger a
quienes hacen las cosas bien y sancionar a quienes no sigan la ley. Frenar la
pesca furtiva de totoaba y la pesca ilegal de curvina y otras especies es importante
para mantener la salud de los recursos pesqueros y para evitar un regreso a la
época del caos. Esto puede lograrse si se implementa un programa de monitoreo,
control y vigilancia, en donde todas las instituciones de gobierno involucradas
(Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, Secretaría de Medio Ambiente y
Recursos Naturales y Secretaría de Marina) y las comunidades participen de
manera integral, con flujos de información rápidos y eficientes.
2. No incrementar el número de permisos de pesca para no
dañar la capacidad biológica del recurso. La curvina, como cualquier otro
recurso pesquero, no es infinita. Para garantizar que todos los años haya suficiente
pescado para capturar, es necesario limitar y respetar el número de embarcaciones
que puedan tener acceso a ese recurso y frenar el paso a quienes no tengan
permiso.
3. Desarrollar políticas orientadas a incrementar el valor y
la importancia de la pesca ordenada y responsable. Si los recursos públicos disponibles
—en su momento destinados a las compensaciones— se alinean con objetivos de
profesionalizar el sector e incrementar el valor de los productos del mar, se
podrían mantener más empleos en la pesca. Acciones como fortalecer los
programas de monitoreo comunitario, invertir en tecnología y capacitación para
que todas las comunidades puedan tener acceso en tiempo real sobre capturas y
precios de venta para tener mayor competitividad en el merca- do, así como en
proyectos que incrementen el valor agregado, podrían mantener la vocación pesquera
con mayor inteligencia comercial.
4. Asegurar que sólo el producto legal llegue al mercado
mediante sistemas de trazabilidad y regular la documentación y comercialización
de la producción. La comercialización apócrifa de productos pesqueros es una fuerte
amenaza a la sustentabilidad y a las comunidades que pescan legalmente. Con
sistemas de trazabilidad y normativas más eficientes que permitieran saber de
dónde viene el producto que llega a nuestras mesas, sería más fácil apoyar a
quienes hacen las cosas bien y combatir el problema desde la demanda,
fomentando la compra y el consumo de productos legales.
5. Tomar decisiones usando la mejor información científica
disponible. La pesca se beneficia de un manejo adaptativo, el cual debe ser
diseña- do conjuntando el conocimiento científico y multidisciplinario con la
participación de los pescadores. Esto impulsaría el desarrollo de la región y
proveería mayor resiliencia a las comunidades, de cara a desafíos ambientales
como el cambio climático.14
Confianza, voluntad y
participación, claves para salir de la tormenta
Ante la situación actual, el gobierno federal tiene la oportunidad
de corregir el rumbo de administraciones pasadas y trabajar junto con las
comunidades, para recuperar su confianza y buscar las mejores so-luciones para
mantener la vocación pesquera de la región, garantizar alimento de calidad para
los mexicanos y proteger la extraordinaria diversidad marina de México. Para
lograrlo, un primer paso en el corto plazo consiste en instalar mesas de
diálogo entre comunidades, autoridades, científicos y sociedad
civil para, más adelante, establecer órganos y mecanismos
que propicien una participación efectiva y constante en la toma de decisiones.
En la pesquería de curvina, el establecimiento de un Comité
Consultivo Regional de Manejo —un órgano participativo y eficaz de gobernanza—
ha sido fundamental para que autoridades, pescadores, comercializadores,
científicos y la sociedad civil discutamos sobre las necesidades y los
problemas de la pesquería y encontremos soluciones en con- junto. Esto nos ha
permitido trabajar en la generación de relaciones fuertes y honestas que
fomentan el respeto a los acuerdos alcanzados. Esta labor re- quiere, ante
todo, voluntad por parte de todos los involucrados: el gobierno debe abrir el
diálogo hacia las comunidades e incluirlas en la búsqueda de soluciones; las
comunidades deben trabajar en el marco de las regulaciones, para cambiar
aquellas que no funcionen de acuerdo con sus necesidades.
Al mismo tiempo, es necesario reforzar medidas de inspección
y vigilancia efectivas que protejan a quienes hacen las cosas bien, cierren el
paso a cualquier actividad ilegal en mar y tierra, y ayuden a garantizar que
los acuerdos y las soluciones sean cumplidos. Asegurar que sólo el producto
legal sea el que llegue al mercado y sancionar a los infractores es un tema
estratégico para recuperar el orden y la gobernabilidad en toda la región.
El Alto Golfo de California es una región fuerte y ha podido
mantenerse a flote pese a la tormenta por la que atraviesa. Lograr salir de
ella será uno de los retos de conservación y desarrollo regional más grandes de
la presente administración. No obstante, ya existe un camino andado,
experiencias exitosas y lecciones aprendidas que pueden ayudar a encontrar la
salida. Lo importante será recordar que no puede haber un medio ambiente sano
sin comunidades prósperas y responsables. Transformar la actividad pesquera
hacia la sustentabilidad puede ayudar a encontrar ese balance. La clave para
salir de una tormenta es mantener el norte y la esperanza. EP
1 Conapesca, 2018, “La pesca, de gran relevancia en
producción de alimentos, generación de empleos y desarrollo regional”, 23 de
septiembre de 2018, en gob.mx.
2 INAH, 2013, “Descubren 8 sitios arqueológicos en desierto
de Colorado”, 27 de mayo de 2013, en inah.gob.mx.
3 Semarnat, 2019, “El Gobierno de México pondrá en marcha
Pro- grama Integral para la Sustentabilidad Pesquera en el Alto Golfo de
California”, 27 de enero de 2019, en gob.mx.
4 UNESCO, 2005, “Islands and Protected Areas of the Gulf of
California”, en whc.unesco.org.
5 NOM-059-SEMARNAT-2010, “Protección ambiental-Especies
nativas de México de flora y fauna silvestres-Categorías de riesgo y especificaciones
para su inclusión, exclusión o cambio-Lista de especies en riesgo”.
6 Méndez, Ernesto, 2019, “Detectan 28 kilos de totoaba en aeropuerto
de Chihuahua”, en Excélsior, 18 de
abril de 2019, en excelsior.com.mx.
7 Elephant Action League, 2018, “Operation Fake Gold. The totoaba
supply chain, from Mexico’s totoaba cartels to Chi- na’s totoaba maw
wholesalers. An illegal trade killing the vaquita”.
8 Cirva, 2019. Eleventh
Meeting of the Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita
(CIRVA-11) Southwest Fisheries Science Center.
9 Elephant Action League, op. cit.
10 Ortuño, Gonzalo, 2019, “Gobierno federal canceló apoyos a
pescadores; en riesgo la veda y rescate de la vaquita”, en Animal Político, 14 de marzo de 2019, en animalpolitico.com.
11 Semarnat, op. cit.
12 Erisman, Brad, et al., 2015, “A Comparison of Fishing
Activi-ties between Two Coastal Communities Within a Biosphere Reserve in the
Upper Gulf of California”, en Fisheries
Research 164, pp. 254-265.
13 Environmental Defense Fund México, 2016, “Resultados
económicos de la temporada de curvina golfina en el Alto Golfo de California,
2016. El Zanjón, Golfo de Santa Clara y San Felipe”, en mexico.edf.org.
14 Kritzer, J. P., et
al., 2019, “Responsive harvest control rules provide inherent resilience to
adverse eff ects of climate change and scientific uncertainty”, en ICES Journal of Marine Science fsz038,
en edf.org.
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