* Estos poemas pertenecen a “El Palacio de Alabastro”, del libro En el pozo de mis ojos, Ediciones Papeles Privados, México, 2015. Tu índice sobre mis párpados limpiando la polvareda de lo vivido adentrando el sosiego y el marasmo de un centro marcado por la cala de un tálamo y el cruce de un camino porque de […]
Poemas
* Estos poemas pertenecen a “El Palacio de Alabastro”, del libro En el pozo de mis ojos, Ediciones Papeles Privados, México, 2015. Tu índice sobre mis párpados limpiando la polvareda de lo vivido adentrando el sosiego y el marasmo de un centro marcado por la cala de un tálamo y el cruce de un camino porque de […]
Texto de Mariana Bernárdez 22/01/16
* Estos poemas pertenecen a “El Palacio de Alabastro”, del libro En el pozo de mis ojos, Ediciones Papeles Privados, México, 2015.
Tu índice sobre mis párpados limpiando la polvareda de lo vivido
adentrando el sosiego y el marasmo de un centro marcado
por la cala de un tálamo y el cruce de un camino
porque de guijarros se va trazando la ruta de navegación
en las formas agrestes del desierto rojo
en el manto que brilla contra el resplandor al deslizarse
en el sonido de la arena cuando se arremolina en cierzo
en el exilio allende del deseo
ese vértigo del punto cero
cuando la ruta múltiple del Nilo
confunde las historias y los rostros
y tu pericia convulsa hunde el puñal
para saberte por siempre perseguido
por la furia de los dioses.
Quede por siempre entre los hombres
en este friso de mármol y ajez
el poder concedido a tus manos
cuya fuerza inusitada te coronó
en rey de reyes
usurpando la gloria del clan de los leones
Quede para siempre suscrito en la historia
tu gesto al estrangular la fiera del desierto
en símbolo de coronación y señorío
Que nadie cese de temblar
ante la imagen de tu fuerza
capaz de doblegar los mares
y las tinieblas del abismo
Que cada saeta encarnada
sea la belleza inmemorial de lo terrible.
Después de Nínive tus labios no pronunciaron sino lo albo
Hubo momentos donde no supe si la ceguera y la cólera
te habían traído desde lo antiguo para murmurar el viento
que resguarda las grietas de Wadi Rum
Te miré en los vitrales policromados de Chartres
en las gárgolas de Santiago
en el mercado de seda de Antioquía y en su Primera Cruzada
en las fotografías del Kilimanjaro
y el registro de la maleta encontrada de Capa
en la incisión geográfica de las montañas
en la guía de Miguel de Molinos y en la firma de San Juan de la Cruz
¿o era yo quien en mi desesperación te descubría en tu ausencia?
yo quien no aceptaba un dolor arrancado incluso de su soledad
la que necesitaba de tu confidencia en mis oídos
o la que en azoro confesaba la incongruencia de constatar tu partida. ~