Atrapados en farragosas discusiones sobre la fundamentación de la ética, los filósofos se pierden, en ocasiones de manera definitiva, de los problemas éticos que lanza nuestro tiempo; son sorprendidos por el dinamismo contemporáneo, se les va el tren… Es o puede ser el caso de los dilemas éticos que la Inteligencia Artificial nos presenta. Por ello sorprende que sea un pontífice quien –fuera además de sus ámbitos habituales– someta a la consideración de la política mundial la necesidad y la urgencia de dirigir la Inteligencia Artificial éticamente.

La 50 cumbre del G7 –grupo conformado por Francia, Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Japón, Italia y Canadá, con participación de La Unión Europea– se celebró del 13 al 15 del junio de 2024 en Borgo Egnazia, Fasano, Apulia, Italia.

En esta ocasión, por primera vez en la historia de este grupo, un pontífice participó en los trabajos. El Papa Francisco intervino en la sesión del G7 con una reflexión sobre los efectos de la inteligencia artificial en el futuro de la humanidad, a la que tituló: Un instrumento fascinante y tremendo. Antes del encuentro, el Papa también mantuvo diez reuniones bilaterales con los líderes presentes en Borgo Egnazia.

En su discurso el Santo Padre inicia citando el Éxodo: “La Sagrada Escritura atestigua que Dios ha dado a los hombres su Espíritu para que tengan ‘habilidad, talento y experiencia en la ejecución de toda clase de trabajos’ (Ex 35,31)” para incluir a la ciencia, la tecnología y por supuesto a la inteligencia artificial como un producto extraordinario del potencial creativo de los seres humanos. No viene mal recordar que el diálogo con la ciencia y la tecnología constituye uno de los cambios propuestos a la Iglesia por el Concilio Vaticano Segundo, así como uno de los rasgos de identidad del mismo.

‼️ Fotos fake del Papa…

Tal vez las has visto circular. Son falsas y no son fotos. Se trata de imágenes creadas con la así llamada “inteligencia artificial”. ¿El fin? Tal vez ocio, tal vez confundir, tal vez desacreditar, tal vez falta de inteligencia natural 🤷‍♂️ pic.twitter.com/vEekuPUr5a

— P. Jorge Enrique Mújica, LC (@web_pastor) March 26, 2023

La reflexión del sumo pontífice recalca la ambivalencia con la que es percibido el tema de la inteligencia artificial: “Por una parte, entusiasma por las posibilidades que ofrece; por otra, provoca temor ante las consecuencias que podrían llegar a producirse”.

Para el papa Francisco, como para muchos de nosotros, la inteligencia artificial representa “una auténtica revolución que contribuirá a la creación de un nuevo sistema social con grandes beneficios como la democratización del acceso al saber, el progreso de la investigación científica, la posibilidad de delegar a las máquinas los trabajos desgastantes; pero, al mismo tiempo, podría traer consigo una mayor inequidad entre naciones avanzadas y naciones en vías de desarrollo, entre clases sociales dominantes y clases sociales oprimidas”.

El Papa pone sobre la mesa de los poderosos dos conceptos opuestos que ya ha tratado en diversas ocasiones, por un lado, la posibilidad de una “cultura del encuentro”, que tiene su fundamento en la comunicación cercana, en el sentir con el otro, en salir de sí mismo para darse a los más necesitados, y por otro, el favorecimiento de una “cultura del descarte”, la cual condena en su encíclica ambiental, Laudato Si, una cultura de exclusión a todo aquel y aquello que no esté en capacidad de producir según los términos que el liberalismo económico exagerado ha instaurado.

El Pontífice define la inteligencia artificial como una herramienta sui generis que puede adaptarse de forma autónoma a la tarea que se le asigne y que en un momento dado podría tomar decisiones independientemente del ser humano para alcanzar el objetivo fijado.  “La máquina puede, en algunas formas y con estos nuevos medios, elegir por medio de algoritmos. Lo que hace la máquina es una elección técnica entre varias posibilidades y se basa en criterios bien definidos o en inferencias estadísticas. El ser humano, en cambio, no solo elige, sino que en su corazón es capaz de decidir”.

El Papa continúa refiriéndose a que en la difícil tarea de gobernar “…Estamos llamados a decidir con consecuencias para muchas personas y que frente a los prodigios de las máquinas, que parecen saber elegir de manera independiente, debemos tener bien claro que al ser humano le corresponde siempre la decisión, incluso con los tonos dramáticos y urgentes con que a veces esta se presenta en nuestra vida. Condenaríamos a la humanidad a un futuro sin esperanza si quitáramos a las personas la capacidad de decidir por sí mismas y por sus vidas, condenándolas a depender de las elecciones de las máquinas”.

Por último el Papa interpeló a los grandes líderes con un gran desafío: “Pareciera que se está perdiendo el valor y el profundo significado de una de las categorías fundamentales de Occidente: la categoría de persona humana… La decisión ética es aquella que tiene en cuenta no solo los resultados de una acción, sino también los valores en juego y los deberes que se derivan de esos valores, por lo tanto corresponde a cada uno hacer un buen uso de ella, y corresponde a la política crear las condiciones para que ese buen uso sea posible y fructífero”. EP

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