Retomamos este texto de Tamara Blazquez Haik, publicado en abril de 2021, donde nos habla sobre el Parque Ecológico Xochimilco, el emblemático sitio de la Ciudad de México.
Xochimilco: Un Oasis en la Ciudad de México
Retomamos este texto de Tamara Blazquez Haik, publicado en abril de 2021, donde nos habla sobre el Parque Ecológico Xochimilco, el emblemático sitio de la Ciudad de México.
Texto de Tamara Blazquez Haik 10/01/22
Recuerdo la primera vez que visité Xochimilco, era una fría mañana de invierno en la que decidí ir al Parque Ecológico, buscaba un contacto con la naturaleza en la enorme Ciudad de México. Llegar al parque fue amor a primera vista. El parque ecológico, el cual es parte del humedal de la zona lacustre de la Cuenca de México, estaba hermoso con sus grandes lagos y su flora nativa, como el ahuejote, pero lo que más me sorprendió fue haber avistado pelícanos volando encima de mí al entrar al sitio.
Recuerdo cómo me emocioné, como si nuevamente fuera una niña pequeña, no podía creer que en plena Ciudad de México se pudieran avistar pelícanos, los cuales, poco tiempo después, aprendería que son aves migratorias que visitan México cada invierno huyendo del crudo frío de Canadá y el norte de Estados Unidos. Y no sólo fueron los pelícanos, a los pocos minutos comencé a notar la presencia de garzas, como la garza blanca, especie residente en la zona, y otras migratorias como la hermosa garza morena con su plumaje azulado, así como diversas especies de patos que además avivaban el lugar con sus vocalizaciones al volar.
Para mí era el paraíso. Un oasis al sur-oriente de una de las ciudades más grandes, pobladas y contaminadas del mundo. Pero, ¿cómo es que apenas me estaba enterando que esto era lo que realmente era Xochimilco y no sólo el bar flotante que todos conocíamos?
Sin duda, la información de que Xochimilco es un área natural protegida no era difundida ampliamente entre la sociedad y la única razón por la que me animé a visitar el famoso “PEX” (Parque Ecológico de Xochimilco) fue por mi profesión de fotógrafa conservacionista, aspirante a ello en ese entonces. Y desde ese primer día, Xochimilco se convirtió en mi lugar favorito para fotografiar fauna dentro de la Ciudad de México, aún cuando me faltaba mucho por conocer de la zona, sus bondades y las amenazas que aún enfrenta.
El área natural protegida “Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco” se localiza en la porción centro y norte de la Alcaldía Xochimilco, al sur-oriente de la Ciudad de México. El área limita al norte con la Avenida Canal de Chalco; al noroeste con Canal Nacional, en esta zona el Anillo Periférico Sur atraviesa el Área Natural Protegida; en la franja oeste, limita con la avenida Plan de Muyuguarda, circuito Cuemanco norte y Camino a la Ciénega; al extremo suroeste colinda con barrios como Ampliación San Marcos, San Juan, La Concepción Tlacoapa, La Asunción y San Lorenzo; el límite sur se ubica sobre Canal de Apatlaco y Canal Nacional; al sureste colinda con el pueblo de San Luis Tlaxialtemalco. El perímetro del ANP, limita aproximadamente con 49 colonias y/o barrios de las delegaciones políticas de Xochimilco, Tláhuac, Iztapalapa y Tlalpan.
Al norte del periférico se encuentra la Ciénaga Grande, cuya función es evitar inundaciones, pero tristemente es una de las zonas de Xochimilco más urbanizadas y en mayor riesgo de desaparecer.
Esta zona norte estaba conectada con el resto del ANP (Área Natural Protegida) por un ancho camellón que ayudaba con la regulación del clima, captación de agua y como paso de fauna para el cruce de las especies de norte a sur. Desgraciadamente, la mala planeación urbana y la obsesión de las autoridades actuales y pasadas con la infraestructura automovilista, desaparecieron este importante pedazo de humedal.
Además de las zonas ya mencionadas, esta ANP cuenta con distintas zonas de recreación como el deportivo Cuemanco al lado de la Ciénaga Grande, el Parque Ecológico de Xochimilco, los canales turísticos, la pista de canotaje etc., pero también con la zona chinampera, ancestral y milenaria, donde muchas de las hortalizas y otros alimentos vegetales que son consumidos por los habitantes de la CDMX son cultivados. Además, la zona lacustre de la ciudad, que también abarca Tláhuac y Chalco, provee de agua a gran parte de la zona sur de la ciudad.
Toda el área es, además, un refugio fundamental para muchas de las 2254 especies de fauna que habitan en esta urbe, en especial para el ajolote de Xochimilco (Ambystoma mexicanum), especie endémica y en grave peligro de extinción, y para las aves, tanto residentes como migratorias, que son un total de 212 especies aproximadamente. Esto hace que Xochimilco, siendo un humedal de alta importancia ecológica, no sólo para la CDMX, sino para el mundo, sea considerado como sitio RAMSAR y como Patrimonio de la humanidad pro la UNESCO debido a la importancia cultural que tienen sus tradiciones.
Podríamos pensar que con todos estos nombramientos de protección, Xochimilco sería apreciado por la ciudadanía como un tesoro natural y esencial para nuestra supervivencia y que sería también una zona protegida al máximo por las autoridades. Sin embargo, esto no es así y muy pronto podríamos decirle adiós a la zona lacustre de Xochimilco.
La siempre creciente Ciudad de México ha logrado que la urbanización llegue hasta esta zona protegida y amenace con tragarla a pesar de que la conservación de esta es fundamental para la supervivencia de todos los habitantes de la ciudad, tanto humanos como no humanos.
Aunado a esto, la contaminación del agua debido a las descargas de aguas negras y la basura que se tira en los canales de la zona lacustre han ido aumentando con el paso de los años, poniendo en riesgo la viabilidad de las chinampas y sus cultivos así como a las especies acuáticas, como el ajolote, quien además ha sido depredado por la tilapia africana, una especie de pez invasora introducida para supuestamente ayudar en la limpieza de los canales y proliferación del lirio, otra especie invasora, pero que resultó contraproducente.
También el mal manejo de la zona ha hecho que el humedal poco a poco se vaya secando, ocasionando grandes extensiones de terreno de pastizal y vegetación seca, propenso a incendiarse cada temporada de sequía. Las malas prácticas de quema para generar tierra para el ganado y agricultura también han añadido al daño de la zona. Asimismo es bien sabido que cada vez que las autoridades buscan urbanizar una zona natural, recurren a la quema del terreno para “limpiarlo” y así empezar a trabajar. Estos incendios suelen salirse de control y volverse tragedias ecológicas, como lo que sucedió en 2019 cuando un incendio consumió casi 50 hectáreas del Parque Ecológico de Xochimilco terminando también con las vidas de cientos de animales que no pudieron escapar de las llamas.
A finales de 2019 también hubo denuncias por parte de los pobladores de la alcaldía Xochimilco acerca de la invasión del ANP con los sets para filmaciones de las series Hernán y Mexica, las cuales dejaron daños irreparables en el humedal. A pesar de que las compañías productoras de dichas series recibieron multas millonarias por los daños causados, estos no han sido restaurados y los sets quedaron en completo abandono. Esto ocasionó que los ejidatarios, habitantes y colectivos por la defensa de Xochimilco se manifestaran a principios del año 2020, denunciando que además muchos de ellos, que son adultos mayores, fueron estafados para firmar un acuerdo del uso, renta o venta de sus tierras.
También a finales de 2019 comenzó la construcción ilegal de un puente vehicular en la zona del camellón en Periférico y Cuemanco, dentro del polígono de la ANP, por parte del gobierno de Claudia Sheinbaum. Este proyecto ya había sido cancelado en 2013, cuando el gobierno de Miguel Ángel Mancera perdió el caso contra la sociedad civil, académicos y activistas ya que el proyecto denominado en ese entonces como “Autopista Urbana Oriente” fue considerado no sólo ilegal, sino un ecocidio.
A pesar de este antecedente, Claudia Sheinbaum, en complicidad con la Secretaría del Medio Ambiente y su titular Marina Robles, comenzaron la construcción de este puente sin antes entregar la manifestación de impacto ambiental necesaria y desestimando la opinión de expertos, académicos, activistas y habitantes de la zona acerca de la importante función de este camellón como parte esencial del humedal, su papel en la regulación del clima, captación del agua y como mitigador del cambio climático.
Los humedales son nuestros mayores aliados contra el cambio climático y conservarlos es fundamental si queremos hacerle frente a este fenómeno ocasionado por nuestra forma de vida y de consumo. Sin embargo, la codicia suele triunfar en este mundo y aún con toda la evidencia científica de lo necesario que era mantener el camellón intacto, fue destruido y el puente comenzó su construcción.
Activistas, conservacionistas, habitantes y académicos hemos estado luchando por detener la obra por medio de la incidencia social, mediática y legal. A pesar de haber logrado la suspensión de la obra en dos ocasiones, Claudia Sheinbuam decidió no acatar la ley y seguir su construcción.
Se han alegado muchos argumentos falsos para justificar este ecocidio, pero al final la ciencia y la verdad han salido a la luz y la mayoría de los habitantes de la zona, así como quienes somos defensores del territorio, hemos rechazado esta obra, pero hasta la fecha seguimos luchando para que se detenga y el camellón se restaure.
Si este puente llega a su fin significaría un cambio drástico en el clima, ya que la temperatura continuará aumentando, por lo que estaremos viendo más incendios en la zona. También veremos una disminución en el agua que se filtra al manto freático y de la cual dependen cientos de familias, y por si fuera poco, este puente abriría las puertas para una mayor expectación inmobiliaria y urbanización del área natural protegida.
Lo peor es que el puente no mejorará la movilidad de la zona ya que la teoría urbana nos dice que entre más infraestructura para el automóvil exista en una ciudad, mayor tránsito se generará con el tiempo ya que se fomenta que más y más familias usen automóviles en lugar de optar por transporte público, ciclismo o caminar. Además, en ese camellón se tenían registros de especies endémicas como la rana arborícola de montaña y el ajolote de Xochimilco, y ni hablar de las aves como patos y gallaretas que ahí habitaban.
Las acciones por la defensa de Xochimilco continúan en manos de distintos colectivos de la sociedad civil usando el lema #YoProtejoElHumedal para hacer incidencia en medios y en las autoridades.
Afortunadamente hay esperanza para Xochimilco y toda su biodiversidad ya que cada vez somos más los que nos involucramos en su defensa y conservación y en las increíbles iniciativas de conservación comunitaria, como el trabajo de Don Nicho en Umbral Axolotl que busca restaurar las chinampas, rehabilitar los canales y reproducir en cautiverio a los ajolotes para liberarlos en los canales y zonas rehabilitadas.
En 2017 pude conocer su proyecto el cual realmente es admirable y esperanzador, ya que nos demuestra que, cuando queremos, podemos coexistir y reparar el daño que le hemos hecho a la naturaleza. Lo más interesante de este proyecto es que se aceptan voluntarios aunque sea por un sólo día y eso ayuda a incentivar a la sociedad a participar en la conservación para aprender muchísimo más de las especies y de Xochimilco.
El ecoturismo responsable es otra gran herramienta que puede ayudar a largo plazo en la conservación de Xochimilco ya que es una fuente de ingresos para los locatarios, ayuda a promover el cuidado de la zona y los recorridos guiados resultan muy educativos para la población en general.El ecoturismo además suele empoderar a las comunidades locales para dejar de lado prácticas que dañan los esfuerzos de conservación. Así también se ayuda a cambiar la noción de Xochimilco como el antro en trajineras que ha resultado en tiraderos de basura y contaminación de los canales.
También el presenciar las maravillas naturales que nos brinda esta área, como la migración de aves o los hermosos amaneceres y atardeceres, sin duda ayuda a crear conciencia y empatía por la zona y su biodiversidad, mientras funciona como un call to action inspirando a más gente a unirse en la lucha por la protección y conservación del humedal.
Sin duda, Xochimilco y sus míticas escenas al amanecer, acompañados por esa importante biodiversidad son un enorme tesoro que todos tenemos que aprender a apreciar, respetar y cuidar.
Hace casi siete años me enamoré de esta Área Natural Protegida al visitarla por primera vez un invierno en busca del águila pescadora. Me tomó mucho tiempo poderla encontrar y lograr una buena fotografía pero eso significó adentrarme cada vez más en este maravilloso ecosistema lacustre, el cual ya es el dueño de mi corazón, y por el que lucho al lado de los diferentes colectivos.
Espero que contar las historias de los defensores de este territorio, de su fauna y de sus milenarios canales a través de mis fotografías, pueda inspirarlos a todos ustedes a unirse a esta lucha, la cual no está nada cerca de terminar.
Gritemos todos juntos #YoProtejoElHumedal y garanticemos que nuestra hermosa zona lacustre y toda la vida que alberga, no se conviertan sólo en un recuerdo más de la Cuenca del Valle de México. EP
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