Diputaciones sin alianza PAN-PRI: una simulación

En este texto, Ricardo de la Peña analiza la formación y disolución de alianzas interpartidistas en la política mexicana actual, así como el lugar del PAN y el PRI en dichas asociaciones.

Texto de 04/11/25

alianza

En este texto, Ricardo de la Peña analiza la formación y disolución de alianzas interpartidistas en la política mexicana actual, así como el lugar del PAN y el PRI en dichas asociaciones.

El 18 de octubre de 2025 el presidente del Partido Acción Nacional (PAN), Jorge Romero Herrera, anunció el relanzamiento del partido, lo que implicaría, entre otros aspectos, poner fin a las alianzas partidistas. ¿Qué significa esto y que repercusiones podría tener?

Las razones para coaligarse

Los sistemas de mayoría fomentan la integración de partidos en dos polos, dado que el formato esperado de la contienda es bipartidario; por su parte, los sistemas proporcionales tienden a fomentar la coalición de partidos pequeños para alcanzar posiciones.

Uno supondría que la proximidad ideológica entre partidos fomenta su propensión a formar alianzas, pero ello puede ser dejado de lado por perseguir cálculos estratégicos y objetivos comunes. En la práctica, la formación de una alianza electoral dependerá de la probabilidad de éxito que conlleve y el balance que ello represente respecto a sus compromisos ideológicos.

El rechazo a formar una coalición puede deberse a múltiples factores, entre los que se encuentran la búsqueda de mantenimiento de la identidad partidista y los cálculos de riesgo de fracaso, entre los principales. Así, jugar sólo implica buscar una claridad ideológica y diferenciación ante el electorado, con el costo de una menor probabilidad de éxito electoral.

Las coaliciones en la historia

Es difícil precisar cuándo se dio la primera alianza electoral. Ya en la segunda mitad del siglo XIX es posible encontrar directivas y experiencias que permiten la concurrencia de varios partidos en forma coaligada o el respaldo a una candidatura en común, como ocurrió con la Ley Electoral para el Reichstag del Imperio Alemán de 1871, en Francia durante la Segunda República en 1877, y con la Ley de Reforma del Segundo Parlamento de Reino Unido de 1880.

Durante el siglo XX y principios del siglo XXI se ha vuelto una práctica común y creciente la presentación de los partidos a las contiendas electorales en alianza con otras organizaciones. Como puede verse en el Gráfico 1, con datos producidos por el proyecto Varities of Democracy,1 la proporción de partidos que contienden ha tendido a disminuir sobre todo a partir de 1990, llegando a más de 30 % los partidos que participan en alianza en una elección.

Las coaliciones en México

En el caso mexicano, hay antecedentes de candidaturas comunes en el pasado remoto, dos ligadas al candidato cuya victoria se esperaba: (i) durante la década de los 20 del siglo pasado, cuando diversos partidos ligados a líderes militares o sindicatos se congregaban en torno a la candidatura mayoritaria,2, y posteriormente (ii) las candidaturas comunes del Partido Revolucionario Institucional con sus partidos satélites entre 1954 y 1976.

Del lado de quienes contendían contra el partido gobernante se encontraría la alianza de fuerzas políticas opositoras a la maquinaria gubernamental; éstas se unieron en torno a la candidatura del general Juan Andreu Almazán en la elección presidencial de 1940, y en 1952 se formaría la alianza que respaldaría la candidatura opositora de Miguel Henríquez Guzmán.

El parteaguas en la regulación de coaliciones en México ocurrió con la elección de 1988, cuando se consolidó una asociación formal de partidos para respaldar a Cuauhtémoc Cárdenas. En las elecciones posteriores no se dio una elevada propensión a formar alianzas entre partidos, hasta que en el año 2000 se formaron alianzas que además integraban en una sola opción de voto a los partidos coaligados, lo que continúo hasta 2006. A partir de 2009 y hasta la fecha se mantiene la posibilidad de votar directamente por cada partido político registrado, aunque éstos pueden formar coaliciones y conjuntar sus votos para fines de cómputo y determinación del ganador.

El Partido Acción Nacional (PAN), en particular, sentó un precedente a las coaliciones nacionales sumamente relevante: la postulación, junto con el Partido Demócrata Mexicano, de Salvador Nava a la Presidencia Municipal de San Luis Potosí, que ganaría, y luego a la Gubernatura del mismo estado, que perdería en un alegado fraude.

Luego, el PAN concurrió aliado al Partido Verde en las elecciones presidenciales de 2000, en las que alcanzaría la Presidencia de la República. Pero en las subsecuentes elecciones contendería solo, hasta que en 2018 decidió nuevamente presentarse en alianza con otros partidos, práctica que continúo hasta la más reciente elección federal, en 2024.

La principal crítica a la política de alianzas de Acción Nacional es su escaso éxito electoral, ganado a costa de la dilución de su identidad ideológica y de la necesidad de adoptar una lógica pragmática por encima de lo doctrinario.

Los saldos de las alianzas

Cuando uno observa el recorrido de la votación y los asientos logrados por Acción Nacional desde que se asignaron resultados nuevamente por partidos y no por coaliciones, en el período 2009 a 2024, no es claro que el declive en la votación por este partido pueda relacionarse con su política de alianzas. Como se ve en el Gráfico 2, la pendiente del descenso fue incluso mayor cuando contendió solo, de 2009 a 2015, amortiguándose la caída en el período de alianzas (2018-2024).

De hecho, es muy claro que, en 2021, al alcanzar una cuota de votos más elevada la coalición de la que Acción Nacional formó parte, el rendimiento de la alianza fue mayor que en otros momentos (Gráfico 3).

Pero también es claro que 2024 representó un declive de la lógica aliancista, ante la pérdida de registro de uno de los concurrentes y el claro descenso del potencial de atracción de votos del otro, lo que hace menos atractivo pagar los costos de dilución ideológica y compromiso parlamentario del partido ante lo pírrico del beneficio alcanzado por una alianza.

Una simulación sin alianza

Partiendo de los resultados oficiales de las elecciones para diputados federales en México en el período de interés, producidos directamente por el Instituto Nacional Electoral (INE),3 es posible llevar a cabo una simulación del reparto de votos y asientos que hubiera correspondido a los comicios de 2024 en caso de no haber habido alianza.

Este ejercicio parte de una regla distinta a la asignación paritaria entre los coaligados de los votos por más de un partido, recalculando la cantidad de votos que le tocaría a cada componente de la coalición en razón de la proporción del voto directo obtenido por cada uno de ellos en cada distrito; esto se aplica también para la supresión de votos por el desaparecido Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Al efectuar este cálculo, se obtiene que el PAN pasaría de 17.6 a 19 % de los votos, un aumento de 1.4 %, mientras que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) elevaría su votación de 11.6 a 12.7 % del total, 1.1 por encima de la votación realmente alcanzada. Estos cambios, para todo fin práctico, resultan marginales (Tabla 1).

Donde no resulta tan marginal el impacto es en la composición de la Cámara de Diputados que se derivaría del reparto de votos simulado (Tabla 2). La separación de votos del PAN y el PRI conllevaría un aumento de la bancada del bloque mayoritario, que subiría en 1.8 %, para alcanzar 74.6 % del total, provocando el crecimiento de los componentes menores de la alianza gobernante.

En contraparte, Acción Nacional perdería prácticamente un tercio de sus asientos de mayoría, lo que no se compensaría por el aumento a través de la vía de la representación proporcional, pasando de tener 14.4 % de los escaños a 13.2 por ciento.

Pero el caso más dramático es el del PRI, la verdadera víctima de la ruptura de la alianza, que pasaría de tener 9 diputaciones de mayoría a apenas 1, bajando de 7 % de los integrantes de la diputación federal a 6.2 por ciento.

A manera de colofón

La decisión del Partido Acción Nacional (PAN) de no formar futuras coaliciones puede tener diversas consecuencias en su estrategia política, estructura interna y posicionamiento electoral. Esta postura, que implica una vuelta a una mayor independencia partidista, puede reforzar su identidad ideológica y ofrecer mayor coherencia a su discurso, pero también puede limitar su capacidad de influencia y su presencia en el sistema político.

Finalmente, la decisión de prescindir de coaliciones también puede interpretarse como un esfuerzo por consolidar un perfil político más sólido y autárquico, en un entorno donde la instrumentalización y la negociación con otros actores políticos siguen siendo claves para la gobernabilidad efectiva. Su impacto a largo plazo dependerá de cómo el PAN equilibre su identidad con la necesidad de seguir participando en los escenarios de poder.

Habrá que ver el éxito o fracaso electoral de esta estrategia, que va a contracorriente de la tendencia mundial a promover la participación electoral coaligada. Y habrá que ver si su implementación supone sólo una redefinición a nivel federal o si también afecta en lo local, donde la victoria potencial en comicios para gubernaturas bien pudiera depender de sumar votos con otras organizaciones. De cualquier manera, Acción Nacional irá ahora cuesta arriba para alcanzar los asientos a los que está recientemente acostumbrado. EP

  1. Staffan I. Lindberg, Nils Düpont, Masaaki Higashijima, Yaman Berker Kavasoglu, Kyle L. Marquardt, Michael Bernhard, Holger Döring, Allen Hicken, Melis Laebens, Juraj Medzihorsky, Anja Neundorf, Ora John Reuter, Saskia Ruth–Lovell, Keith R. Weghorst, Nina Wiesehomeier, Joseph Wright, Nazifa Alizada, Paul Bederke, Lisa Gastaldi, Sandra Grahn, Garry Hindle, Nina Ilchenko, Johannes von Römer, Steven Wilson, Daniel Pemstein, & Brigitte Seim. 2022. Varieties of Party Identity & Organization (V–Party) Dataset V2. Varieties of Democracy (V-Dem) Project. https://doi.org/10.23696/vpartydsv2 []
  2. Garciadiego, J. (2022). Historia mínima de las elecciones en México. Instituto Nacional Electoral (INE). Recuperado de https://www.ine.mx/wp-content/uploads/2022/02/deceyec-cm39.pdf []
  3. Instituto Nacional Electoral. (2024). Cómputos distritales 2024: Elecciones federales. https://computos2024.ine.mx/. Instituto Nacional Electoral. (s.f.). Atlas de resultados electorales federales 1991-2021. https://repositoriodocumental.ine.mx/xmlui/bitstream/handle/12345678 9/126301/coe-1so-13-12-2021-p02-informe.pdf []

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