
Moisés Tiktin reflexiona sobre cómo el cine y las películas pueden ser un espacio para comprender los distintos movimientos financieros y las crisis económicas que han tenido lugar a partir del siglo XX.
Moisés Tiktin reflexiona sobre cómo el cine y las películas pueden ser un espacio para comprender los distintos movimientos financieros y las crisis económicas que han tenido lugar a partir del siglo XX.
Texto de Moisés Tiktin 28/04/25
Moisés Tiktin reflexiona sobre cómo el cine y las películas pueden ser un espacio para comprender los distintos movimientos financieros y las crisis económicas que han tenido lugar a partir del siglo XX.
La historia económica no es solo un conjunto de cifras, modelos y gráficas, sino un testimonio de cómo las decisiones humanas, los errores y los eventos inesperados transforman sociedades enteras. El cine, como arte y medio de comunicación, tiene la capacidad única de convertir estos eventos históricos en experiencias vivenciales, reflejando no solo los hechos, sino también las emociones, los miedos y las aspiraciones de las personas afectadas. Este recorrido a través de un siglo de historia económica y financiera nos permite redescubrir como el pasado ha ido forjado el presente.
Marshall McLuhan, célebre teórico de la comunicación, definió al cine como un “medio cálido” en su influyente obra Understanding Media. Según McLuhan, los medios cálidos son aquellos que ofrecen un nivel elevado de detalle sensorial y emocional, lo que permite al espectador sumergirse profundamente en el mensaje. A diferencia de los “medios fríos”, como la prensa escrita o la radio, el cine utiliza las imágenes, el sonido y, por supuesto, la narrativa para transmitir ideas de manera comprehensiva, lo que hace que la experiencia sea no solo intelectual, sino también emocional. El cine tiene una ventaja única: su capacidad para representar visualmente eventos históricos y económicos complejos, conectándolos con las vivencias humanas.
A principios del siglo XX, la humanidad parecía estar entrando en una etapa de estabilidad económica y paz. El avance en la tecnología, los sistemas de salud pública y la reducción de los costos de transporte y comunicación sentaban las bases para el crecimiento sostenido, el comercio internacional y los movimientos de capital. El Patrón Oro, adoptado por las principales economías europeas, parecía garantizar un sistema financiero sólido en una economía globalizada.
En Estados Unidos, el auge de la industrialización y el avance tecnológico se muestran en la serie The Men Who Built America, dirigida por Patrick Reams y Ruan Magan (2012), que describe cómo la innovación y el espíritu empresarial de personajes como Tomás Alva Edison, Henry Ford y JP Morgan, convirtieron al país en una potencia industrial.
Sin embargo, la estabilidad aparente de principios de siglo ocultaba graves tensiones sociales entre campesinos, obreros y patrones como lo describe de manera brillante Bernardo Bertolucci (1976) en la película Novecento “1900”. Estas fricciones aunadas a la rivalidad entre naciones europeas, culminarían en la Primera Guerra Mundial; el primer conflicto verdaderamente global.
La Primera Guerra Mundial marcó un parteaguas en la historia. La película Noche de paz (Joyeux Noël), dirigida por Christian Carion (2005), narra las expectativas poco fundamentadas de ambos bandos, que apostaron erróneamente a una guerra corta, cuando en realidad duró cuatro años, Este hecho provocó escasez de alimentos, de materias primas y de armamento; eventos para los que los gobiernos no estaban preparados y que ahondaron el sufrimiento de la población civil. No quiero dejar sin comentar lo que tal vez es la mejor escena de esta gran película, cuando se describe un hecho histórico, el momento de tregua fraternal entre soldados enemigos; un recordatorio de la humanidad compartida incluso en los momentos más oscuros.
Por su parte, la película Sin novedad en el frente, basada en la novela de Erich María Remarque, dirigida originalmente por Lewis Milestone (1930) y recientemente por Edward Berger (2022), retrata con crudeza la vida en las trincheras y el impacto psicológico de una guerra prolongada que destruyó la confianza en la civilización moderna. A través de los ojos de los soldados, la película capta la pérdida de sentido y las devastadoras consecuencias humanas del conflicto.
La Primera Guerra no solo cobró un alto precio en términos de vidas humanas, sino también desmanteló el sistema económico global, interrumpiendo las cadenas de suministro y forzando a los países a abandonar el Patrón Oro para financiar el conflicto. Los gobiernos se acostumbraron a intervenir en los mercados y a gastar sin medida, mientras que la “mentalidad de trincheras” tuvo un impacto en las décadas de los 20 y los 30, cuando los aranceles y las cuotas a la migración aislaron a los países y limitaron el comercio internacional. Esta mentalidad cerrada y obtusa ha regresado en la actualidad, como lo muestran las declaraciones proteccionistas de Donald Trump y otros gobernantes.
Tras la guerra, el Tratado de Versalles impuso condiciones draconianas a Alemania, lo que aunado al gasto y a la expansión monetaria sin freno llevó a la República de Weimar a una crisis económica sin precedentes. La hiperinflación alemana de 1922-1923, donde los precios subían de forma descontrolada, fue un momento crítico. Durante este periodo de tasas de inflación de 12 dígitos, la clase media vio decaer sus ahorros de manera irreductible. Se conocen historias de personas que llegaban a comprar alimentos, llevando carretillas llenas de billetes que se dejaban fuera de la tienda y que estas carretillas eran robadas no sin antes tirar los billetes que no valían nada. Otra anécdota que refleja lo que implica vivir en una hiperinflación es lo que hacía el director de orquesta Bruno Walter, quien interrumpía a media mañana los ensayos de su orquesta para que el sueldo diario de los músicos les alcanzara para comprar sus víveres básicos, ya que si intentaban comprarlos en la tarde, su sueldo era insuficiente.
En esa terrible época, las familias se desmoronaron debido a que el jefe de familia no podía dar sustento a sus hijos y perdía el respeto de estos. El director sueco Ingmar Bergman capta este colapso social en la película El huevo de la serpiente (1977), donde una sociedad desmoralizada por la violencia y la incertidumbre se inclina hacia soluciones radicales, allanando el camino para el ascenso del nazismo una década después.
El colapso de la Bolsa de Valores de Nueva York en 1929 marcó el inicio de la Gran Depresión, un período de crisis económica global. Sin embargo, esta crisis había iniciado unos años antes con la quiebra de varios bancos pequeños que daban crédito a los campesinos, mismos que se vieron en aprietos por la caída de los precios de los productos agrícolas durante la década de los 20. La película Las viñas de la ira (1940), basada en la novela de John Steinbeck y dirigida por John Ford, es un testimonio desgarrador del sufrimiento de las familias campesinas estadounidenses, despojadas de sus tierras y obligadas a emigrar en busca de empleo.
La quiebra de los bancos es descrita por la película ¡Qué bello es vivir! (It´s a Wonderful Life), dirigida por Frank Capra (1947), la cual ilustra lo que se conoce como una “corrida bancaria”, donde los depositantes quieren sacar todos sus ahorros del banco por la desconfianza en el sistema financiero. La película no solo es una obra maestra del cine clásico, sino también una lección práctica sobre el impacto de la psicología colectiva en la economía.
La Gran Depresión, aun con el programa de expansión de gasto del presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt, el llamado “New Deal”, no logró abatir el desempleo en prácticamente 10 años. Es conocida la frase que el secretario del Tesoro, Harry Morgenthau, dijo en 1937: “Hemos gastado más que nunca y no funciona, el desempleo persiste y la economía sigue débil; lo siento”.
La problemática del desempleo, la fragmentación de las familias y el deterioro de las condiciones económicas de todas las clases sociales se muestran en la película Cinderela Man (El Luchador), dirigida por Ron Howard (2005), en la cual se muestra con claridad la dificultad para conseguir empleo aun en las grandes ciudades como Nueva York, donde el famoso Central Park era conocido como Hooverville (como burla al presidente Herbert Hoover quien no hizo nada para combatir el desempleo); ahí la gente sin posibilidades apenas sobrevivía. Sin duda, un drama que vivieron muchas familias y que normalmente no se describe a detalle en los libros de texto.
La posguerra, la Guerra Fría y la reconstrucción económica
El fin de la Segunda Guerra Mundial trajo consigo una era de reconstrucción sin precedentes. A diferencia de los errores cometidos tras la Primera Guerra, el Plan Marshall permitió a Europa recuperarse rápidamente mediante inversiones en infraestructura y producción. Este período, conocido como “Los 30 años gloriosos”, tuvo un crecimiento económico sostenido e inflaciones bajas.
Sin embargo, esa etapa estuvo marcada por tensiones geopolíticas causadas por la rivalidad entre Estados Unidos y la Unión Soviética, en lo que se conoció como la “Guerra Fría”. La película Dr. Strangelove (Doctor intrépido), dirigida por Stanley Kubrick (1964), muestra con un humor oscuro cómo el mundo estuvo al borde de la catástrofe nuclear, mientras que la serie Los misiles de octubre, dirigida por Archie Sharp (1974), retrata lo cerca que estuvieron de enfrentarse Estados Unidos y la Unión Soviética durante la crisis de los misiles en Cuba en 1962.
Una película que muestra las diferencias entre el capitalismo y el comunismo, y que describe la crisis del gobierno de Gorbachov en la Unión Soviética, es la película Tetris, dirigida por John Ward (2023), donde se muestran las dificultades del régimen comunista para comercializar un producto sumamente solicitado, ante la burocracia y la corrupción inherentes en los gobiernos comunistas. Otra película que muestra la transformación de Alemania Oriental ante la caída del Muro de Berlín y la nostalgia de los comunistas ante el desquebrajamiento del régimen es ¡Adiós, Lenin! (Good bye Lenin!), dirigida por Wolfgang Becker (2003)
El auge de los mercados financieros en las décadas de 1980 y 1990 estuvo acompañado de especulación en un entorno de muy poca regulación en los mercados financieros. La película cómica Trading Places (De mendigo a millonario), dirigida por John Landis (1983), nos da una clase de cómo funcionan los Futuros de bienes básicos (commodities) y los abusos de un mercado poco regulado. Cabe aclarar que, a raíz de esta película, se promulgaron varias leyes para regular este mercado. Tal vez la película más icónica de esta época es Wall Street, dirigida por Oliver Stone (2010), que se convirtió en un emblema de la “exuberancia irracional” de esta era, mostrando los excesos de la avaricia y del uso de información privilegiada.
La quiebra de Barings Securities, la casa de bolsa más antigua de Inglaterra en 1995, causada por operaciones especulativas no autorizadas en instrumentos Derivados, se retrata en la película Rogue Trader, dirigida por James Dearden (1999). Esta película es un recordatorio de cómo la falta de controles internos y la especulación desenfrenada pueden derrumbar incluso a las instituciones financieras más antiguas.
El colapso financiero de 2008, impulsado por la burbuja inmobiliaria y las hipotecas subprime, marcó el comienzo de una nueva era de incertidumbre económica. Películas como The Big Short, dirigida por Adam McKay (2016), Margin Call, dirigida por J.C, Chandor (2011) y Too Big to Fail, dirigida por Curtis Hanson (2011), desglosan con detalle los complejos mecanismos que llevaron al colapso del sistema financiero global, incluyendo el mal manejo de riesgos, los conflictos de interés y la falta de conocimiento de instrumentos financieros sofisticados por parte de los inversionistas, los departamentos de control de riesgo e incluso las autoridades financieras.
Las repercusiones de la crisis inmobiliaria en otros países, particularmente en Grecia, es descrita en la película A puertas cerradas (Adults in the Room), dirigida por Costa Gavras (2019), que narra la miseria del pueblo griego en 2015, después de años de planes de austeridad implantados por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y el grupo de países de la Unión Europea. La crisis griega se originó por un gasto excesivo por parte del gobierno griego y el ocultamiento de cifras de finanzas públicas para fingir que se cumplían con los parámetros de la Unión Europea (y así poder mantenerse dentro del euro), pero se agravó con la crisis inmobiliaria global.
Desde las trincheras de la Primera Guerra Mundial hasta los rascacielos de Wall Street, estas películas no solo documentan el pasado, sino que también ofrecen lecciones cruciales para evitar repetir los errores. A través del cine, la historia económica se convierte en una narrativa viva, rica y profundamente humana. El cine es un instrumento muy poderoso para entender no solo las fallas del sistema financiero y de la política económica, sino también para humanizar a las víctimas de estas crisis, mostrando cómo las decisiones afectan a individuos y comunidades enteras. EP
El autor se auxilió de la IA en la elaboración de este texto.