Resistencia, memoria y lenguaje material en la poesía de Marlene NourbeSe Philip

Andrea Reed nos presenta a NourbeSe Philip y su poesía, que trae al presente un pasado doloroso y que reinventa una lengua colonizadora.

Texto de 04/03/21

Andrea Reed nos presenta a NourbeSe Philip y su poesía, que trae al presente un pasado doloroso y que reinventa una lengua colonizadora.

Tiempo de lectura: 10 minutos

Marlene NourbeSe Philip nos lee pausadamente a través de la cámara de la computadora. Durante la pandemia, la sala de poesía Woodberry de la biblioteca de Harvard ha organizado una serie de lecturas de poesía por Zoom. En los últimos meses, esta plataforma digital nos ha permitido conectarnos al mismo tiempo desde distintas geografías. Las personas que tenían las cámaras prendidas mostraban los oídos en sus pantallas mientras escuchaban la fuerte y pausada voz de la poeta. Después de cada poema, aparecía un aplauso virtual (es decir, un emoji de manitas) en las pantallas individuales y el chat avanzaba rápidamente con incesantes muestras de entusiasmo. 

NourbeSe Philip se ha convertido en una de las principales feministas y poetas afrodescendientes anticoloniales de las Américas. Su primer poemario She Tries Her Tongue – Her Silence Softly Breaks [Ella prueba su lengua – Su silencio se rompe suavemente], publicado en 1988, ganó el prestigioso premio Casa de las Américas. Con una brillante lírica, ritmo jazz y descomposición de la lengua, Philip derrumba el silencio colonial y da voz a la diáspora africana en América. 

La poeta nació y creció en Trinidad y Tobago, una isla pequeña del Caribe, colonizada primero por los españoles en el siglo XVI y después por los ingleses en el siglo XVIII. La violencia y las epidemias casi acabaron por completo con la población indígena. La mano de obra esclavizada fue reemplazada por africanos llevados forzadamente desde el occidente de África a las plantaciones de caña de azúcar y tabaco. Con este pasado y con esta memoria, ella escribe. 

Si bien su poesía es conceptual y se resiste al inglés formal, ha sido cada vez más importante en su trayectoria acercarse a la materialidad de las palabras, es decir, moverse del texto al cuerpo, de la palabra al performance. Su poesía ha estado siempre vinculada a un pasado africano, en el que el canto, los rezos, la danza y el ritual son inseparables de la expresión personal. Ha realizado lecturas en vivo y performances rituales de su poemario Zong! La lectura y el movimiento del cuerpo se vuelven uno mismo; Philip se convierte en un portal que nos lleva a percibir/sentir un pasado (aún presente) de violencia racial. 

Los textos de Philip son ya en sí mismos un ritual. Las posibilidades que le dan el espacio de la página se convierten en un método para reclamar experiencias espirituales y sensoriales. Al romper con las estructuras espaciales de la página y las convenciones literarias, NourbeSe denuncia las interacciones de poder en la construcción de la historia, el conocimiento, los cuerpos y el lenguaje en el Caribe. Su poesía es un desafío a las estructuras de poder etnopatriarcales al ir más allá del texto y reconstruir su poesía con estética del ritual; es decir, el texto se vuelve forma y su contenido lingüístico se vacía. La poesía de NourbeSe deconstruye el lenguaje inglés (una lengua colonialista en Trinidad y Tobago) y lo descontextualiza para llegar a lo que ella llama las “uncharged root words” [palabras raíz sin contenido], el lenguaje vacío que aún no contiene historia ni connotaciones, para así reconstruir la memoria y sentir la pérdida, el dolor del silencio colonial y la historia que ha ignorado el pasado afrodescendiente en América.

Los y las poetas caribeñas han denunciado por décadas la imposición de lenguas. En el Caribe enseñan a expresarse desde los tropos lingüísticos de los idiomas del conquistador, inglés, español o francés. En las escuelas, decía el poeta barbadense Edward Kamau Brathwaite (1930-2020) en Nation Language, se lee sobre Shakespeare, George Eliot, Jane Austen, literatura inglesa y sus formas literarias, modelos que tenían muy poco que ver con la realidad caribeña. Paradójicamente, los caribeños crecen con más herramientas literarias para describir la nieve —paisaje europeo—, que los huracanes, por ejemplo. Una poética que distorsiona el lenguaje formal y la estructura tradicional de la página revierte las cargas de significado de sus palabras y  permite nuevas y distintas resonancias literarias.

La poesía de NourbeSe Philip rompe con el inglés de adentro hacia afuera, abre las palabras y las moldea. Los textos se vuelven formas en movimiento. La voz de Philip desafía nuestras ideas del pasado y evidencia la mirada del hombre blanco en la construcción histórica. Las palabras discontinuas, fragmentadas y a veces superpuestas de Philip apuntan a subvertir los modelos literarios ajenos en los que los africanos en el Nuevo Mundo se vieron obligados a habitar. La deconstrucción de las estructuras tradicionales del lenguaje le devuelve, por tanto, la posibilidad de crear historia y rememorar las experiencias de afrodescendientes en las Américas. 

Por materialidad del lenguaje me refiero a una poesía que se convierte en forma. Al entrelazar el cuerpo con la palabra,  la poesía deviene ritual e inicia un paradigma espiritual. El uso de analogías poéticas que hacen referencia a las tradiciones africanas subvierte los archivos coloniales y los tropos etnopatriarcales. Resalta la importancia de los sentidos para comprender y también deconstruir la realidad, “the embodied experience of the wor(l)d” [experiencia encarnada del mundo/palabra] (Philip “Wor(l)ds”), como lo define Philip. Así, la ruptura de las tradiciones literarias no solo denuncia y confronta la marginación, la violencia lingüística colonial y la construcción de archivo histórico que ha ignorado la memoria afrodescendiente, sino que también demanda la necesaria experiencia de sentir y llorar la pérdida y el dolor de su historia. Hace unos años, la académica y poeta Evie Shockley decía que la poesía de Philip “efectúa una catarsis o, más exactamente, resuelve un problema que se encuentra en la intersección de las emociones, la psique y el alma”. Precisamente como lo analiza Shockley, la escritura de Philip es realmente una experiencia ritual textual.

“Al romper con las estructuras espaciales de la página y las convenciones literarias, NourbeSe denuncia las interacciones de poder en la construcción de la historia, el conocimiento, los cuerpos y el lenguaje en el Caribe.”

La decolonización del lenguaje 

La intrusión de los pueblos europeos en el Caribe comenzó con la imposición de idiomas (español, francés, inglés) y la prohibición y discriminación de las lenguas nativas de los esclavos africanos —como Ashanti de Ghana y Kikongo o Lingala del Congo—. El lenguaje configura una forma de ver y experimentar la realidad. Es a través de la creación de nuevas “i-images” [yo-imágenes], concepto que desarrolla Philip para reimaginar palabras en las que privilegia el ‘yo’ en ellas, que el nuevo lenguaje subvierte el inglés formal para incluir la memoria racial propia. La poesía experimental de Philip es un esfuerzo por dislocar e incluso destruir el idioma inglés “as it is” [tal cual es] para recrear las historias y mitos de los afrodescendientes en el Caribe, olvidados y silenciados durante mucho tiempo, y “to use the language in such a way that the historical realities are not erased or obliterated” [usar el idioma de tal manera que las realidades históricas no sean borradas ni destruidas]. (Philip “Wor(l)ds”)

Al romper el lenguaje, sus poemas cuestionan la experiencia impuesta y la cosmovisión de los colonizadores, construida con un lenguaje etimológicamente hostil y extranjero. Emerger con un “lenguaje vivo” autónomo y liberado implica descontaminar y romper los discursos dominantes. Philip forza el problema político y temporal de la descontextualización del yo-africano; es decir, el lenguaje no contiene la experiencia de los afrodescendientes, ¿cómo, entonces, reconstruir una lengua que sea inclusiva? 

La poesía de Philip reconfigura historias de despojo y silencio desde la raíz de la lengua. Las palabras contienen sus asociaciones pasadas y constantemente hacen referencia a sus usos, por lo tanto, su poesía pretende desarticularlas desde el origen. Philip observa que “muchos factores afectan y determinan el orden de las palabras en una oración hablada: el estado mental del hablante; el género del hablante; sus intenciones; el contexto del discurso; la impresión que el hablante desea causar; el equilibrio de poder entre el hablante y el oyente y, no menos importante, las limitaciones de la gramática universal”. Esta explicación del poder arraigado al lenguaje supone una suposición tácita de que la ruptura de asociaciones pasadas también romperá las estructuras actuales de poder.

Desmantelando el archivo a través de la poética ritual

La analogía a la corporalidad de las palabras es una herramienta literaria que utiliza Philip para acercarse y acercarnos a la experiencia de la pérdida y el sufrimiento del (neo)colonialismo. Las referencias al cuerpo y las palabras repetitivas que tienen un efecto en hacernos cantar envuelven al lector en una especie de trance. Tal sistematicidad se convierte en una oración y lleva al lenguaje hacia una estética corporal: canto, danza, ritual. Frente a la institucionalización del racismo y la destrucción del pasado afro, las palabras de Philip son un rastro de lo silenciado y reivindican epistemologías ancestrales. De esta manera, el énfasis en la experiencia ontológica borra el lenguaje/texto que contiene discursos de dominación. El siguiente fragmento nos muestra cómo un poema se extiende al reino de los sentidos y lo espiritual. Podemos encontrar la relación entre habla, emociones y espíritu al final de su poema “She Tries Her Tongue; Her Silence Softly Breaks”:

That body should speak

When silence is,

Limbs dance

The grief sealed in memory;

That body might become tongue

Tempered to speech

And where the latter falters

Paper with its words

The crack of silence;

That skin become

Slur    slide    susurration

Polyphony and rhythm—the drum;

The emptied skull a gourd

Filled

With the potions of determine

That complete the split in bridge

Between speech and magic

Force and word;

The harp of accompaniment the ribcage

Strung with the taut in gut;

Flute or drumstick the bones.

When silence is

Abdication of word    tongue and lip

Ashes of once in what was

… Silence

Song    word    speech

Might I… like philomela… sing

continue

over

into

…pure utterance

[Ese cuerpo debe hablar

Cuando el silencio es,

Las extremidades bailan

El dolor sellado en la memoria;

Ese cuerpo podría convertirse en lengua

Templado para hablar

Y donde este último flaquea

Papel con sus palabras

La grieta del silencio;

Esa piel se vuelve

Calumnia              Deslice               Susurro 

Polifonía y ritmo: el tambor;

El cráneo vaciado    una calabaza

Llena

Con las pociones de determinar

Que completan la división en el puente

Entre el habla y la magia

Fuerza y palabra;

El arpa de acompañamiento la caja torácica

Encadenado con tensión en la tripa;

Flauta o palillos de tambor de huesos.

Cuando el silencio es

Abdicación de la palabra                     lengua y labios

Cenizas de una vez en lo que fue

… Silencio

Discurso                   palabra            habla

¿Podría … como Filomela … cantar?

seguir

encima

     hacia

…pura expresión]

En estos versos, casi al final de su poema, Philip invoca el ritual utilizando imágenes del cuerpo: “el cuerpo debe hablar”, “los miembros bailan”, “ese cuerpo puede convertirse en lengua”. La música y la magia, mencionadas, nos recuerdan las epistemologías africanas desatendidas por el principal modo de expresión en Occidente, el texto. El puente “entre el habla y la magia” es la oración, el punto de entrada para los rituales textuales. Su poesía, en este sentido, propone que la ruptura y apertura del idioma inglés lleven hacia una experiencia corporal, realzada por tropos africanos de la música y el canto (“polifonía”, “palillos de tambor los huesos”). Las líneas discontinuas del poema rompen el enfoque de lectura tradicional, deconstruyendo las convenciones y las normas literarias impuestas por el colonizador. Sin embargo, también el ritmo y la referencia al sonido y la danza desarrollan una fenomenología del ritual. Pide “silencio” y la “abdicación de la palabra”. El poema hace eco de la ancestralidad africana y enfatiza un camino de deconstrucción más allá del lenguaje al activar el reino del espíritu, es decir, la encarnación de la experiencia de la negligencia (“sellada en la memoria”). Al afirmar su capacidad de escribir desde adentro hacia afuera, el poema es una meditación sobre el significado de la danza y el canto en las prácticas espirituales de África Occidental.

En su poemario Zong!, más incisivamente Philip representa visualmente el ritual. Basado en el caso Gregson v. Gilbert, este libro narra “lo que no puede ser contado, pero debe ser contado”, la masacre de 150 africanos que fueron arrojados por la borda del barco Zong en 1781 para que los dueños pudieran cobrar un seguro por pérdida de propiedad. Es un libro que llora y denuncia la muerte de cada uno de los africanos asesinados. El libro consta de seis secciones, un glosario, un manifiesto (grupos e idiomas africanos, animales, partes del cuerpo, tripulación, comida y bebida, naturaleza, mujeres que esperan), notanda y el texto de Gregson v. Gilbert

Su poemario reescribe la historia al representar lo que había sido borrado del registro histórico. A través de su acercamiento a la poesía concreta, recupera lo que el archivo histórico ignoró. En palabras del investigador Anthony Reed: “Zong! no es una ‘mejor’ representación de la esclavitud […] sino una exigencia de repensar la naturaleza y los espacios de la historia y lo que se ocluye en la representación…” Y agrega que la poesía de Philip apunta a desarrollar una “i-imagen” adecuada desde el inglés, mediante el uso del idioma con el que se ha negado a los descendientes de africanos, y “su poética se convierte en una de ‘silencio expresado'”. Al cuestionar una historia etnopatriarcal, Zong! presta atención al conocimiento borrado y los hechos ignorados en el archivo histórico del colonizador. 

El poema tiene seis secciones; aquí hablaré brevemente de la última, “Ebora”. La materialidad de las páginas juega con la disposición espacial de las palabras (ver Figura 1). En comparación con las secciones anteriores, estas páginas son ilegibles. Impresas en tinta gris, es difícil leerlas. Las frases y las palabras se superponen como olas en el océano, lo que hace imposible encontrarles sentido. Sin embargo, podemos leer las imágenes y escuchar algunos sonidos:

Ora           my we 

Ora         my ashes 

my god              Ora     over 

This is but an oration             of loss (Philip Zong! 176)

[Ora                  mi nosotros

Ora                     mis cenizas

mi dios         Ora                   superior

Esto es solo una oración                               de pérdida]

El poema da un salto repentino a una estética de la irrepresentabilidad. Las palabras dejan de ser el medio desde el cual se puede acceder a la narrativa. Los hechos históricos aquí se expresan con la forma textual, el movimiento de las palabras superpuestas, la ilegibilidad. En “Ebora”, palabra que hace referencia a los espíritus submarinos de Yoruba, las imágenes de las palabras superpuestas, ilegibles, nos llevan a través de un mar de palabras tachadas. Empezamos intentando leer de forma tradicional: de derecha a izquierda, de arriba a abajo. Pero es imposible. A medida que avanzamos por las páginas, se vuelve cada vez más borrosa y torpe la lectura. ¿Qué sentido tiene la ilegibilidad en un texto que supondría que debe ser leído? Las primeras páginas se pueden leer de forma intermitente y fragmentaria: 

This is a tale     falling to our souls  time within loss 

[Este es un relato      cayendo                 hacia nuestras almas             tiempo dentro de la pérdida]

(Philip Zong! 177)

El relato ahora trasciende el lenguaje, y de lo visual emana el significado real: remembranza que no puede ser recuperada con palabras, olas de sufrimiento que se superponen, acompañan y arrastran a otras. Escribir desde adentro significa que el texto ya no es texto; las palabras borradas son elementos para evidenciar la pérdida. El pasaje anterior destaca la idea de que el objetivo principal de la poesía de Philip no es ya construir una línea de pensamiento, sino una fenomenología espacial. En su continua ilegibilidad, el texto se convierte en ritual visual. En la última página (ver figura 2), es casi imposible leer las palabras. La disposición de la página es un performance textual. La poética del ritual encarna, en última instancia, el recuerdo en relación con la creación de hechos, y transforma la experiencia histórica a través de una epistemología de los sentidos y lo espiritual; subvierte los rastros borrados y permite que las personas del presente se comprometan plenamente con el recuerdo y el duelo de la pérdida de 150 personas asesinadas violentamente en el contexto de la esclavitud. La poética de Philip nos invita a subvertir y a confrontar el legado histórico etnopatriarcal desde el ritual textual, es decir, trascender el discurso y percibir desde el movimiento de las palabras la danza visual. 

“Escribir desde adentro significa que el texto ya no es texto; las palabras borradas son elementos para evidenciar la pérdida.”

Estas son páginas de “Ebora” (páginas 176 y 182) que hace referencia a un pasado africano. Las letras de esta última sección del poemario Zong! (Middletown: Wesleyan University Press, 2008) se imprimieron en tinta gris.

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La poesía de Philip, más allá de ser abstracta e irrumpir con el lenguaje inglés y su archivo de opresión, nos habla, además, de rituales poéticos textuales para doler y remembrar el pasado (y presente) de marginación y violencia colonial. EP

Referencias

Philip, M. Nourbese, “Wor(l)ds interrupted. The unhistory of the Kari Basin”, Jacket2, 2020.
Philip, M. Nourbese, Zong! Middletown: Wesleyan University Press, 2008.

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