Ciudad Bosque: reduciendo las desigualdades verdes en el Valle de México

Tamara Blazquez Haik relata e ilustra cómo, gracias a la unión de dos proyectos independientes, se creó Ciudad Bosque.

Texto de 05/09/23

Tamara Blazquez Haik relata e ilustra cómo, gracias a la unión de dos proyectos independientes, se creó Ciudad Bosque.

Tiempo de lectura: 8 minutos

Las nuevas generaciones, en especial las denominadas como millennials y generación z, son injustamente tachadas como generaciones de jóvenes egoístas e indiferentes. Sin embargo, nada podría estar más alejado de la realidad ya que de unos años para acá jóvenes de estas generaciones han tomado la batuta en distintos movimientos y luchas tanto sociales como ambientales.

Tomemos como ejemplo a Malala Yousafzai, quien ha encabezado movimientos por los derechos de las mujeres y niñas en Pakistán, o a Greta Thunberg, quien encabeza el movimiento “Fridays for Future” enfocado en crear conciencia y acción contra el cambio climático. Estas dos jóvenes han sido reconocidas a nivel global por su liderazgo, pero no son las únicas exponentes de las nuevas generaciones enfocadas en crear un cambio positivo para nuestro planeta.

Tal es el caso de Carlos Valecillo y David Valdez, dos jóvenes habitantes de la Ciudad de México que se han tomado muy en serio el reforestar camellones y áreas verdes de sus colonias, en Coyoacán y Azcapotzalco, utilizando solo especies nativas y endémicas. Esto ha mejorado la calidad de vida de quienes habitan en dichas colonias. 

Juntos han creado un ambicioso e importante proyecto, el cual busca restaurar las áreas verdes en algunas de las colonias más deforestadas y urbanizadas de la Zona Metropolitana del Valle de México. Su objetivo es reducir la pérdida de biodiversidad y la llamada “desigualdad verde”, es decir, aquella en la que solo las familias residentes de zonas de alto poder adquisitivo tienen acceso a la naturaleza.

El proyecto de reforestación de Carlos Valecillo comenzó a raíz de la pandemia. Durante este tiempo, se propuso reforestar los camellones y áreas verdes alrededor de Villa Coapa en Coyoacán. En estos espacios, comenzó a sembrar especies de árboles nativos y a crear jardínes para polinizadores con flores como salvias, algodoncillos y lantanas, especies muy atractivas para dichos animales.

Algunos vecinos de la zona se interesaron por las labores de Carlos y  lo han ayudado con alguna que otra cosa, colocando huacales alrededor de los árboles recién sembrados para protegerlos o creando letreros para informar a los demás vecinos acerca de los árboles, entre otras acciones. Tristemente, Carlos se ha visto enfrentado también con alguna que otra resistencia por parte de vecinos no tan informados o que por alguna razón no quieren ver la ciudad un poco más verde, sin embargo, ha seguido adelante sin importar los retos.

El proyecto de reforestación ha sido expandido al camellón localizado en avenida Miramontes también en Coyoacán. En este camellón que mide 1300 metros cuadrados y 690 metros en su perímetro, Carlos ha sembrado varias especies nativas; entre ellas destacan seis especies de encinos, una de las cuales se encuentra amenazada, cazahuates, palos dulces, retamas, moras, ahuehuetes, huizaches, árbol de manitas, especie en peligro de extinción, capulín, liquidambar, tronadoras, pinos, cedros blancos y hasta algunos árboles frutales como guayaba y tejocote. 

Esta labor de reforestación ciudadana es de suma importancia: funciona como un apoyo para las autoridades que no siempre destinan personal o presupuesto para reforestar. Además,  estas actividades ayudan a generar comunidad, ya que las labores en el camellón de Miramontes se han llevado a cabo con la ayuda de personas interesadas que han respondido a los llamados y las convocatorias de Carlos, Esto evidencia que parte de la ciudadanía, a diferencia de lo que se cree, sí tiene un interés por la naturaleza y su conservación.


Sin embargo, uno de los mayores retos para Carlos ha sido la resistencia por parte de las mismas autoridades. La reforestación cuenta con la autorización de la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA) y aunque las especies que se han sembrado no intervienen con la paleta vegetal, conformada por especies exóticas, implementada por la Secretaría de Obras y Servicios de la Ciudad de México (SOBSECDMX), la falta de capacitación del personal de la SOBSE los ha llevado a arrancar o dañar los árboles y arbustos que Carlos y sus colaboradores han sembrado. Este asunto ya se ha discutido con la Secretaría y, aún así, los daños continúan.

A pesar de estas malas prácticas por parte de la autoridad, Carlos ha seguido adelante con su proyecto, germinando distintas especies de árboles, arbustos y plantas nativas y endémicas. También ha brindado su apoyo a otros colectivos y personas interesadas en realizar labores similares, generando así un cambio positivo no solo para el medio ambiente y quienes transitan y viven por las zonas de Villa Coapa y Miramontes, sino para todos los habitantes de la Ciudad de México.

De manera similar a Carlos, David Valdez inició un proyecto de reforestación en el camellón que se extiende por las avenidas de Camarones, Salónica y Heliópolis en la alcaldía Azcapotzalco poco antes de iniciada la pandemia. 

Este ancho camellón, con torres de electricidad y ductos de Pemex a lo largo, parecería no ser el lugar idóneo para reforestar; sin embargo, David ha demostrado todo lo contrario sembrando especies de árboles y arbustos nativos y endémicos como cazahuates, capulín, mezquite, tepozán, encinos, tronadoras, ahuejote, chapulixtle, así como agaves y nopales.

Después de tres años, los resultados en el camellón son visibles. No solo se tiene una zona más verde, sino que en esta área bastante urbanizada se logran escuchar aves cantando, el zumbar de las abejas nativas que se acercan a árboles en floración como las tronadoras, tepozanes, y hasta nopales. Los vecinos se han  visto inspirados por las acciones de David, al grado de que han brindado su apoyo cuidando a los árboles sembradas, y hasta creando pequeños jardínes frente a sus negocios u hogares. Incluso, algunos vendedores ambulantes de la zona han participado en labores de riego de las plantas y árboles, lo que no solo ha ayudado a la naturaleza, sino que ha creado un sentimiento de comunidad y apoyo en el camellón.

Por supuesto David también ha enfrentado algunos retos con las autoridades, sobre todo en lo que respecta a algunos pinos y cedros sembrados en las banquetas de avenida Camarones, donde al construir la ciclovía se llenó de cascajo el espacio donde están los árboles, algunos fueron desmochados y otros fueron dañados al colocar las señalizaciones. También algunos árboles son dañados cuando las cuadrillas de la autoridad podan el pasto del camellón, y también por algunos vecinos malintencionados que han desmochado o dañado los árboles de alguna u otra forma. Afortunadamente, tanto los árboles como David han resistido a pesar de los obstáculos.

David ya no reside en la zona de Azcapotzalco, pero no ha dejado desamparado el camellón: cada semana regresa a regar y a cuidar de las especies sembradas. Algunos de los árboles ya tienen una altura considerable y continúan creciendo gracias a los cuidados de David y los vecinos del camellón. Brindan a quienes viven en esta área un ambiente saludable en medio de la incesante y devastadora urbanización en la Ciudad de México.

A pesar de que Carlos y David tenían estos proyectos tan similares, no fue hasta que las redes sociales hicieron su magia que ambos se conocieron y decidieron unir lo aprendido y el amor por la naturaleza para crear Ciudad Bosque.

En palabras de Carlos y David: “Los árboles no deben ser exclusivos de colonias de alto poder adquisitivo; es importante reducir la desigualdad en el acceso a la naturaleza. La mayoría de las colonias con alto y muy alto índice de marginación tienen un grave déficit en áreas verdes. Está comprobado que el arbolado urbano mejora la salud mental de los habitantes de la ciudad, contrarresta los efectos de la isla de calor y específicamente los árboles nativos dan soporte a la biodiversidad urbana, tienen mayor capacidad de adaptación al clima y al suelo, tienen gran importancia histórica y biocultural y algunos son comestibles o medicinales“.

Ciudad Bosque implica justamente lo que describen: romper con las desigualdades en el acceso a la naturaleza al restaurar la biodiversidad en zonas altamente urbanizadas, en su mayoría consideradas de “bajos recursos”.

Las reforestaciones se realizan bajo la invitación de los habitantes de colonias interesadas en restaurar sus espacios ya que, de acuerdo con David y Carlos, las reforestaciones son mejor recibidas cuando son los mismos habitantes quienes las inician, involucrándose en las labores y posteriores cuidados a largo plazo que requieren los árboles.

Por supuesto, un proyecto de esta índole, que además de ser sumamente necesario es ambicioso, requiere de fondos y de mucho apoyo. Fue por eso que por medio de la plataforma de Donadora, Carlos y David dieron a conocer esta propuesta y lograron juntar más de 60 000 pesos para iniciar el proyecto, que ya cuenta con varias invitaciones a reforestar distintas colonias del Valle de México.

Gracias a todo este apoyo, Ciudad Bosque ya plantó más de 350 árboles en distintas colonias de alcaldías como Iztapalapa, Álvaro Obregón, Tlalpan, Azcapotzalco, Coyoacán, así como en Ecatepec y Cuautitlán Izcalli en el Estado de México. Por supuesto, el proyecto sigue adelante, y David y Carlos van por más.
Los resultados obtenidos por Carlos, David y Ciudad Bosque son un claro ejemplo del compromiso que muchos jóvenes tienen con la conservación de la naturaleza en nuestras ciudades. Además, demuestran cómo las acciones individuales sí importan y sí generan cambios tangibles y reales para el medio ambiente. Nos inspiran a actuar en pos de la misma causa, sobre todo en grandes ciudades como la Ciudad de México. EP

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