Exclusiva en línea: En Guadalajara, oportunidades perdidas

Un elefante blanco está junto a la segunda ciudad más importante del país. La Villa Panamericana de Jalisco puede ser el punto de quiebre para el gobierno de Alfaro, según la decisión que tome.

Texto de 14/10/19

Un elefante blanco está junto a la segunda ciudad más importante del país. La Villa Panamericana de Jalisco puede ser el punto de quiebre para el gobierno de Alfaro, según la decisión que tome.

Tiempo de lectura: 4 minutos

Una vez más, la politiquería, las batallas de poder y la ignorancia se vuelven los protagonistas del hacer ciudad en México. En este caso, el espejo que refleja todo esto el de la Villa Panamericana, en Guadalajara.

Llamamos Villa Panamericana al elefante blanco que habita de manera irregular en una zona natural —un Área Natural Protegida desde el año 2000— en el municipio de Zapopan. Se trata de El Bajío del Arenal, situado a unos 14 km del centro de la ciudad; es un complejo habitacional que albergó a 7,500 atletas para los Juegos Panamericanos de 2011 que tuvieron lugar en Guadalajara, Jalisco. Dicha edificación contó con una inversión de recursos públicos de mil 200 millones de pesos aproximadamente.

Este complejo se convirtió en un ejemplo más de las oportunidades fallidas que han acumulado la ciudad de Guadalajara y sus alrededores a lo largo de los años. En este caso, en particular, se contaba con el pretexto perfecto: la organización de un evento internacional muy destacado. La Villa daba la posibilidad de repensar la vivienda, de regenerar y reorganizar polígonos importantes del tejido urbano ya existente. A partir de esto, el gobierno de ese entonces, bajo el liderazgo del alcalde Alfonso Petersen, seleccionó el centro de la ciudad como el polígono a intervenir. La idea era formidable, se realizarían proyectos de vivienda asequible en un polígono al que le urge una adecuada renovación. El planteamiento era claro; mejorar el entorno urbano, rehabilitar el centro histórico y aprovechar la oportunidad en beneficio de la ciudad. Después de fuertes negociaciones entre el gobierno y los habitantes de la zona, en 2008 se destinaron 351 millones de pesos de recursos públicos a través de un fideicomiso para adquirir 55 predios (21,423 m2)en el polígono establecido cercano al Parque Morelos (uno de los parques con mayor relevancia histórica y uno de los más céntricos de Guadalajara). Posteriormente se realizaron los proyectos arquitectónicos pertinentes, ejecutados por arquitectos como Alberto Kalach, Carme Pinós y Rick Joy, entre muchos otros. Es decir, todo parecía caminar de manera adecuada, estableciendo un plan urbano a gran escala, con rumbo y visión —algo sin duda extraño en nuestro México actual.

Sin embargo, todo se vino abajo en un contexto de crisis económica y, por si fuera poco, quedó ligado al aroma de corrupción que rodeó el proyecto3, así que la Villa Panamericana en el centro de la ciudad quedó tan sólo como anécdota.

En el año 2009, a nombre de la ODEPA, se decidió cambiar de sede y construir, casi como por decreto monárquico (por un grupo integrado por Mario Vázquez Raña, Carlos Andrade Garín, el alcalde tapatío Juan Pablo de la Torre, y el gobernador en ese tiempo, Emilio González Márquez), el complejo panamericano en un predio con enorme importancia ambiental, en la zona de amortiguamiento del polígono natural del Bosque de La Primavera, una zona boscosa de 30,500 hectáreas con 140 mil años de existencia, que desde antes de ser nombrado Área Natural ya había sido establecido, en 1980, como Zona de Protección Forestal y Refugio de la Fauna Silvestre4. Y, sin mayores problemas, sin trabas, se desarrolló ahí el complejo de viviendas, con un gasto de 2 mil 500 millones de pesos, propuesto por el entonces gobernador Emilio González.

Sin embargo, el problema no terminó con esto, pues el enorme complejo de cuatro edificios, con alrededor de 900 departamentos5 realizados por la empresa constructora COREY —y que son, desde el punto de vista arquitectónico, algo vergonzoso— fue habitado únicamente durante los juegos deportivos y lleva abandonado desde entonces, casi una década. Hoy en día, es objeto de campañas políticas y pleitos de poder en Jalisco. Actualmente, el Gobierno de Jalisco mediante el gobernador Enrique Alfaro y la empresa Green Life Capital, han acordado la venta de la Villa con el fin de recuperar algo de la pésima inversión pública en un proyecto rodeado de opacidad. Pero, ¿qué sigue?, ¿habitarlo y que todo siga como si nada? Es necesario contar con todos los estudios de impacto antes de concretar cualquier venta, se debe de realizar un plan de desarrollo para toda esa zona que dote de los servicios necesarios: drenaje, vialidades eficientes, transporte público, etcétera, en vista de que hoy es un caos. No se puede seguir operando con tal opacidad y voracidad por parte del gobierno y de los desarrolladores inmobiliarios en la ciudad. Demoler sería lo ideal, que quedara en la memoria como un monumento a la ineptitud y corrupción gubernamental. Pero sabemos que eso es imposible: existen demasiados intereses y negocios de por medio. Al venderlo, Alfaro lograría pasos políticos importantes, pues recupera la inversión del IPEJAL (Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco) y del IJALVI (Instituto Jalisciense de la Vivienda), principales aportadores del capital inicial para la construcción de la Villa6.

Sin embargo, desde otra perspectiva, podría ser una oportunidad de moneda de cambio para establecer un enorme polígono urbano de amortiguamiento y protección a la Primavera. Es una ventana para realizar un ejemplar proyecto urbano que se comprometiera con el contexto natural. Digamos que se concreta la venta de la vivienda por parte del gobierno y Pensiones del Estado recibe de vuelta su inversión; como se dijo, sería un movimiento político interesante para el actual gobierno estatal, pero ¿qué pasará a futuro en esta zona? Por el momento sólo es un negocio, una transacción. No se tiene una visión hacia el futuro del espacio que rodea a la Villa. El gobierno debería de actuar con políticas públicas serias para congelar el polígono de amortiguamiento y evitar futuras construcciones e incremento de densidades en la zona.

Tienen todo para convocar a urbanistas, arquitectos y organizaciones ambientales para replantear y repensar la zona. Sería fenomenal que se pudiera generar un gran espacio de disfrute de la naturaleza, con áreas de esparcimiento al aire libre, a la vez que generar los servicios necesarios y vitales para la zona, y así promover el respeto al gran anillo boscoso que rodea la urbe: el bosque de La Primavera. La pérdida de una enorme oportunidad abre la ventana para otra más. Ojalá se tome una buena decisión en algo tan delicado; de lo contrario, sino los perdedores seguiremos siendo los habitantes de Guadalajara.

Enrique Alfaro tiene esa posibilidad abierta para actuar con ética y responsabilidad ante los tropiezos y los intereses pasados; es su decisión dar el primer paso hacia un beneficio colectivo o volver al camino de los intereses personales y a la vez, olvidar cualquier aspiración política futura. EP

1.- Bareño Rosario. El Occidental. 28 de Marzo 2018, https://www.elsoldemexico.com.mx/republica/sociedad/villa-panamericana-en-zapopan-en-el-abandono-total-1568955.html

4.- http://bosquelaprimavera.com/origen.php

6.-Romo Patricia. 27 de Agosto 2019. https://www.eleconomista.com.mx/estados/Acuerdan-venta-de-Villa-Panamericana-20190827-0005.html

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