El renovado auge de Bernie Sanders

Norteando es el blog de Patrick Corcoran en Este País y forma parte de los Blogs EP.

Texto de 17/02/20

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Tiempo de lectura: 3 minutos

Bernie Sanders ha salido como el gran ganador tras las primeras dos elecciones primarias para escoger el abanderado demócrata que enfrentará a Donald Trump en noviembre. El senador de Vermont se ha consolidado como líder de la carrera, después de quedar en segundo lugar en Iowa y un triunfo estrecho en Nuevo Hampshire.

Más importante aún que los triunfos de Sanders es el aparente desplome de Joe Biden, el vicepresidente de Obama y otrora favorito para llevar la nominación. Durante meses, iba de cabeza en las encuestas nacionales y las de Iowa, el primer estado en tabular sus votos y por lo mismo una clave en el proceso curioso de Estados Unidos. Pero Biden quedó en cuarto lugar en Iowa y quintó en Nuevo Hampshire. En pocas palabras, una catástrofe.

Si fuera un juego de futbol, estaríamos apenas en el décimo minuto, así que la nominación de Sanders está lejos de concretarse. Pero por lo pronto, es el resultado más probable.

El auge de Sanders conlleva dos dudas sobre las implicaciones de su posible candidatura. La de más importancia inmediata es si puede ganarle a Trump. Sanders es un político carismático; saca provecho de la franqueza que balconean sus raíces neoyorkinas. En un ambiente que se destaca por los discursos artificiales, Sanders habla como una persona normal. Por lo tanto, tiene un aspecto auténtico que le sirve bastante.

Pero hay razones para dudar de su viabilidad en una elección general. Su candidatura va en contra de las lecciones de los comicios de 2018, en que los demócratas arrasaron en zonas suburbanas que antes votaban por republicanos. La estrategia en aquel momento no era tan complicada: Postular candidatos que representaban las preferencias políticas de su comunidad, hacer hincapié en la locura y mezquindad de Trump, y ya. Así ganaron una tras otra curul en la Cámara de Representantes.

En cambio, Sanders es un ideológico de corazón. Su identidad política se basa en gran medida en una etiqueta que es anatema para una gran parte del electorado: socialista. Y aunque sean populares sus quejas sobre la creciente desigualdad y la riqueza excesiva de Wall Street, la propuesta en que más ha apostado—Medicare for All, una reforma al sistema médico que pone a todo ciudadano en un solo programa administrado por el gobierno—se convertirá en una lacra en una elección general. En fin, sobrarían razones para preocuparse de sus posibilidades.

La segunda duda que provoca una candidatura de Sanders es que quiere decir sobre el futuro del partido demócrata. Si ganara la presidencia, se estallaría una gran revoltura en el partido, comparable a la llamada Reagan Revolution de 1980 para los republicanos. Con la elección de Reagan, los republicanos moderados ya tenían los días contados. El futuro del partido fue del conservadurismo duro, incluso de una derecha extremista. Los pragmáticos se convirtieron en figuras despreciadas.

Se ve claramente en el movimiento de Sanders esta misma priorización de las necesidades ideológicas encima de las soluciones prácticas y los detalles de las políticas públicas. Su propuesta para Medicare for All ignora las complicaciones técnicas, los aumentos inevitables en los impuestos, y la oposición de millones de ciudadanos que están contentos con su seguro médico actual. Sanders habla de desmantelar los bancos grandes sin tomar en cuenta que afecta el empleo de millones de personas. En 2016, prometió que su programa económico produciría un crecimiento de mas de 5 porciento, una cifra simplemente absurda. Y los que hablan de las barreras inevitables a estas metas son, como los republicanos moderados después de la llegada de Reagan, unos traidores a la causa. Para el movimiento de Sanders, enfocarse en detalles a costo de las transformaciones históricas es cobardía.

Las cualidades de sus seguidores merecen una discusión más profunda que el espacio permite, pero también cabe mencionar que ellos representan un cambio en la forma demócrata de hacer política. Su discurso se basa en la rabia, el desdén, y el coraje, y no solamente contra la derecha sino contra cualquier persona que coincide con sus preferencias. Se destacan sobre todo los llamados Bernie Bros, chavos famosos por sus expresiones de misoginia en contra de mujeres que critican a su galán. El bloque de apoyo para Sanders representa una de las corrientes más agresivas en la política gabacha.

Dicho de otra manera, el triunfo de Bernie implicaría el eclipse de la tecnocracia centrista como la fuerza dominante dentro del partido demócrata. En su lugar, habría que acostumbrarnos a los activistas y los ideólogos.

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