Boca de lobo: Superhéroes exprés de la 4T

Boca de lobo es el blog de Aníbal Santiago y forma parte de los Blogs EP

Texto de 12/06/19

Boca de lobo es el blog de Aníbal Santiago y forma parte de los Blogs EP

Tiempo de lectura: 3 minutos

Trump anunció en Twitter que como México era un muchacho obediente no nos castigaría: por lo pronto, que el horrible vecino del sur (nosotros) se quedara tranquilo: “The tariffs scheduled to be implemented by the US (…) are hereby indifinitely suspended”, escribió. El politólogo Antonio Attolini leyó que ese presidente nos perdonaba la sanción arancelaria y la felicidad dio brinquitos en su cuerpo. Tomó su dispositivo para crear un tuit muy original con la adulación alcanzando el cosmos. ¿Hay modo más certero para venerar, arrodillarse del fervor, que cambiar la letra del Himno Nacional e insertar a quienes más admiras? “Para ti, @m_ebrard, las guirnaldas de oliva! ¡Un laurel para ti, @Martha_Barcena, de victoria!”, puso y arrobó al Canciller y la embajadora en USA.

Leí eso y recordé que en la UNAM mi querido maestro Bernardino nos acercó a la obra de Gramsci, filósofo marxista italiano creador del concepto “intelectuales orgánicos”. ¿Quiénes son? Seré sintético (admito que peco de simplista): son los pensadores cuya producción ideológica -libros, debates, artículos, discursos- trabaja para el poder: lo avala, nutre, justifica y se rompe las manos aplaudiéndole. ¿Al doblegarse qué obtienen? Palmadas en la espalda, puestos, premios, influencia. La teoría que moldean se sirve de la hegemonía política, y a la vez le sirve.

No me contuve y di retuit al nuevo himno añadiendo que el término “intelectuales orgánicos” de Gramsci definía a “vergüenzas” como Attolini. Aunque imaginé un esgrima con él, no respondió ni mu. Quién sí lo hizo fue otro joven y popular intelectual, Gibrán Ramírez, que en Twitter salió a defender a (su amigo, supongo) Attolini llamándome a mí “ignorante” dos veces y una vez “pobre hombre” por mi referencia a Gramsci.

Así me fue: esos tuits en contra mío suman 826 likes y 2932 retuits. Multitudes tuiteras lectoras de Gramsci (cof, cof) dicen que el concepto es inaplicable en Attolini y casi que había que mandarme a la guillotina. A quien en esas horas no le fue mal fue al secretario Marcelo Ebrard, nuevo prócer de la patria. De manera sumaria intelectuales y seguidores le alzaron monumentos virtuales por su prudencia, valor, entereza, astucia, dignidad y temple que nos salvaron de la catástrofe económica de todos los tiempos.

En este país donde si no eres fanático de la 4T eres conservador, si no alabas eres corrupto, si eres crítico eres fifí, Marcelo fue el soldado que el cielo dio a nuestra querida patria ahora que un extraño enemigo osaba profanar con su planta su suelo.

Pero pasaron las horas (sabio, el tiempo) y la información regaló a los guardias feroces del poder y a quienes no lo somos un bien único: los matices. Supimos que Estados Unidos enviará a los migrantes ilegales centroamericanos que arreste a nuestro territorio (“ustedes México, encárguense de esos menesterosos”), que debemos mandar al sur miles de efectivos de la Guardia Nacional (ya van 6 mil) para que en redadas masivas los indocumentados no pisen México, su escala a USA. E importa un pepino si esas mujeres, hombres, niños, huyen por hambre, pobreza o la mortal Mara Salvatrucha. A frenar a esos miserables a costa de lo que sea con nuestras fuerzas policiales, que serán embajadoras de las fuerzas policiales gringas.

¿Si no cumplimos? Aranceles, ya avisó Trump. Digno acuerdo el que logró Marcelo, que ayer no tuvo más remedio que aceptarlo: México tiene 45 días para bajar el flujo migratorio o sufriremos látigo.

Los intelectuales y sus huestes deberían esperar un poco, ser cautelosos, buscar información, identificar los sutiles tonos de la realidad, antes de alzar monumentos exprés a sus superhéroes.

Por más orgánicos que sean. EP

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