La ruta para conservar a las abejas

Las abejas forman parte de muchos procesos, además del de la miel. Michelle Morelos se acerca a dos apicultoras para hablar de estrategias de conservación necesarias y los retos que han enfrentado para salvaguardar el hogar de las abejas.

Texto de 17/11/21

Las abejas forman parte de muchos procesos, además del de la miel. Michelle Morelos se acerca a dos apicultoras para hablar de estrategias de conservación necesarias y los retos que han enfrentado para salvaguardar el hogar de las abejas.

Tiempo de lectura: 6 minutos

Escuchar la palabra abeja es pensar en miel, aunque sólo 5% de las 20 mil especies que existen en el mundo la producen. El cine o la televisión las retratan viviendo en panales, en comunidad, aunque la mayoría son solitarias, hacen sus nidos en el suelo y no todas “pican”. Reconocer su diversidad es parte de una estrategia de conservación integral de todas las especies, hoy en día amenazadas por las actividades humanas. 

Una ruta directa para la protección de las abejas es asegurar el bienestar de los ecosistemas en los que interactúan, ya que todo está interconectado. “Si no hay polinización, no hay dispersión de plantas; y si no hay continuidad vegetal, no hay retención de suelos; sin retención de suelos o biomasa disponible, existe menos captura de dióxido de carbono”, menciona Ana Lilia Torres en entrevista para Este País

Torres, junto con su hermana Mariana, continuaron una tradición familiar de tres generaciones en la apicultura y decidieron dar vida a Panalli, colectivo de mujeres que producen y transforman productos de la colmena. 

Parte de su trabajo de Ana Lilia se enfoca en la crianza de abejas Apis mellifera, esta actividad contribuye al fortalecimiento de áreas para la alimentación de diversos grupos de polinizadores, incluidas las abejas, encargadas de la polinización del 75 por ciento de los alimentos vegetales y frutales que día a día consumimos. 

La agricultura intensiva, una gran piedra en el camino 

Estos insectos son esenciales para la producción agrícola, sin embargo, esta misma actividad provoca que vivan en constante amenaza. La situación de crisis actual se debe, en parte, a los pesticidas y fertilizantes usados por la agroindustria y por la introducción de insectos exóticos para el control de plagas. Estas acciones ponen en riesgo la supervivencia de las abejas y generan desajustes en el funcionamiento ecológico de la naturaleza. 

«“El cambio de uso de suelo afecta las condiciones fundamentales que necesitan las abejas para anidar. Del total de abejas que existen [a nivel mundial], el 70% hacen nidos en el suelo”»

“El modelo intensivo de producción se enfoca en los resultados sin contemplar la diversidad de elementos vivos que existen a su alrededor”, explica Torres. “El cambio de uso de suelo afecta las condiciones fundamentales que necesitan las abejas para anidar. Del total de abejas que existen [a nivel mundial], el 70% hacen nidos en el suelo”, comentó Ana Lilia. 

Para solucionar este problema, la agroecología es una propuesta que pretende examinar los cimientos de la agricultura desde un marco conceptual que abarque las esferas económicas, sociales y ecológicas de la población. “La apicultura no será posible sin un manejo sostenible de la vegetación. Se requiere avanzar hacia un modelo agroecológico” asegura en entrevista telefónica.

En México, 43 mil personas se dedican a la producción de miel, por lo que es necesario promover una apicultura que posicione a las abejas como especies clave para la protección del medio ambiente.“No está mal sembrar, no todo es blanco o negro, tiene que ver más con las formas de producción y los insumos que se utilizan” asegura. 

El trabajo comunitario como vía para salvaguardar su hogar

“De 2014 a 2018, se perdieron en México alrededor de mil 600 millones de abejas.”

De 2014 a 2018, se perdieron en México alrededor de mil 600 millones de abejas. Este declive en su población fue una de las alertas para las y los productores que buscan implementar un plan para su conservación. En el caso de la Apícola KITI YUUMA, empresa indígena integrada por 60 familias de apicultores de 15 municipios de la Costa de Oaxaca, vigila que las áreas circundantes a los apiarios se encuentren libres de contaminación.

Este trabajo lo hacen a partir de la implementación de un comité de control interno que se encarga de dicha labor. En este grupo participan los integrantes del colectivo, quienes comprueban que no existan fuentes de contaminación — ríos con descargas de aguas residuales, carreteras o basureros— a tres km. a la redonda de donde se encuentran las abejas.

“Una vez que verificamos que no existe riesgo, se instalan las colmenas, cajas con miles de abejas obreras, cientos de zánganos y una reina. La vegetación y la floración de los alrededores determina la cantidad de colmenas. Un apiario se puede conformar de 15, 20 o 30 colmenas”, menciona Ángeles Chávez, coordinadora de la Apícola KITI YUUMA.

Una para todas y todas para una

Las abejas utilizan el polen como fuente de proteínas, mientras que sus carbohidratos los obtienen a partir del néctar de las plantas. Gracias a una enzima que tienen en su saliva son capaces de generar la miel.  Tanto las abejas domésticas como las que no tienen aguijón —también llamadas meliponas— ofrecen múltiples servicios ecosistémicos al planeta. 

“Las Apis melliferas llegaron desde la colonia (siglo XVII), como muchas otras especies que no son de la región y se domesticaron en México. Desde hace siglos se adoptó el cultivo de la abeja y se observó la importancia que tenía debido a que es la especie que produce mayor cantidad de miel”, comenta Chávez Alejandro.

Las especies con las que trabajan requieren del desarrollo de conocimientos sobre la interacción de las plantas con sus polinizadores por parte de las y los apicultores. Quienes colaboran con las abejas, como Ángeles, pueden ser capaces de reconocer tanto las épocas de floración de las plantas, como su duración y abundancia. “Los árboles del guapino, el tololote y la campanilla en la región, así como otro tipo de floraciones, producen una gran cantidad de néctar, que se traduce en una mayor producción de miel”, dice Chávez.

“Para ambas apicultoras, ninguna abeja es más o menos que otra, ya sea porque es nativa o por su valor comercial.”

Para ambas apicultoras, ninguna abeja es más o menos que otra, ya sea porque es nativa o por su valor comercial.  “Existe una larga tradición de cultivo y una crianza de las abejas Apis mellifera, pero los procesos de colonización y degradación, relacionados con problemas estructurales y de violencia simbólica es lo que ha mermado y erosionado saberes”. 

Los problemas retorcidos del mercado afectan a las abejas

Una estrategia para lograr la permanencia de proyectos productivos relacionados con las abejas es lograr esquemas de comercialización justos. Las dinámicas de adquisición actuales, por lo general, no son a contra entrega, las industrias se tardan más tiempo en pagar a los productores. “Los pagos espaciados muchas veces son injustos, y generan tensiones que vulneran a las y los apicultores”, explica la cofundadora de Panalli. 

Esta problemática se potencializa durante las crisis, en especial, cuando el mercado interno es débil, como es nuestro caso. En México se consume menos de una cucharada de miel al día; y el consumo anual per cápita es de alrededor de 300 gramos, mientras que el de Chile es de 700 gramos. Muchos de las y los productores, como es el caso de Apícola KITI YUUMA, su trabajo se concentra en atender las exportaciones. Sin embargo, de 2018, 2019 y parte del 2020, padecieron una crisis que los hizo perder muchas de las colmenas al no poder exportar miel.

“El 90% del producto que cosechamos se va a Europa. Esos dos años que la miel se quedó en el mercado nacional llegó a valer hasta 20 pesos el kilo, no recuperábamos ni los costos de producción”, narra la integrante de Apícola KITI YUUMA.

“Resistimos el primer año, pero el segundo sucedió lo mismo que el primero. Tuvimos una gran pérdida de insectos, ingresos y empleo, lo último que se te ocurre es investigar los impactos en la naturaleza alliberar a las abejas, si iban a sobrevivir o no, era estar preocupados por si nosotros íbamos a comer o no”. 

«Parte de las acciones que se requieren para evitar que esta situación se repita es fortalecer el consumo interno. En la actualidad, “a las empresas les interesa el volumen más allá de la calidad o el proceso de manejo de la miel”…»

Parte de las acciones que se requieren para evitar que esta situación se repita es fortalecer el consumo interno. En la actualidad, “a las empresas les interesa el volumen más allá de la calidad o el proceso de manejo de la miel”, comenta la integrante de Panalli

La organización promueve un trato cercano con las y los consumidores que eligen sus productos, “transmitirles a las personas en diversos espacios lo que estamos haciendo y conjugarlo con sus preocupaciones, porque muchas veces lo que el sistema provoca es una desarticulación de la vida misma”, explica. 

Otros de los consejos es que “las y los consumidores deben leer las etiquetas y consumir miel de productores orgánicos y pequeños productores”,  recomienda Ángeles Chávez, “por normatividad, en la etiqueta se debe decir si ese producto es miel o jarabe sabor miel”. También se busca que las y los mexicanos normalicen el consumo de mieles cristalizadas, las cuales se pueden encontrar dependiendo su origen floral y la temperatura del medio ambiente. 

Socializar la importancia de las abejas

En respuesta al colapso de las distintas colonias de abejas en el mundo, se realizan diversas actividades desde el arte para remarcar su importancia. Una de las iniciativas es El panal monumental, pieza creada para el Festival Internacional Cervantino en 2017 y hoy se encuentra en el museo textil de Oaxaca.

Esta pieza comunitaria integrada por más de 1300 hexágonos tejidos busca hacer comunidad y asumir a los quehaceres textiles como estrategias de resistencia. Para Miriam Mabel Martínez, escritora y parte de las 280 tejedoras que hicieron posible esta obra. 

Martínez considera que el tejer es otra forma de hacer activismo, de compartir, pensar y ayudar “lo que nosotras hemos hecho es hablar de las abejas para concientizar. En una mesa de análisis en la que participé se preguntó cómo podemos conservarlas y una apicultora mencionaba que una de las estrategias para la conservación de las abejas es generar foros como el panal, donde se hable al respecto, ese fue el mejor halago que le hicieron a esta obra”, comentó en entrevista. 

Sea desde el saber tradicional, el periodismo o la ciencia, salvaguardar a las abejas es una tarea en colectivo. A estos insectos se les considera los seres vivos más importantes del planeta, sin embargo, para proteger a las abejas no bastan los cuidados hacía una sola especie. Para combatir la crisis climática se requiere proteger a los seres vivos y no vivos, sin importar los servicios ecosistémicos que ofrezcan a los seres humanos. EP

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