No todo está perdido. Gabriela Anaya analiza algunas de las medidas que se pueden tomar desde los océanos para enfrentar el cambio climático.
El futuro parece gris, pero podría ser azul: propuestas para una agenda climática basada en los océanos
No todo está perdido. Gabriela Anaya analiza algunas de las medidas que se pueden tomar desde los océanos para enfrentar el cambio climático.
Texto de Gabriela Anaya Reyna 14/12/21
Si leer acerca del cambio climático les pone los nervios en punta, no son la excepción. Soy parte del grupo. La psicología ha acuñado términos para describir los efectos de la crisis climática en la salud mental y me identifico con algunos1. Para contrarrestar mis propias emociones difíciles ante la crisis climática, este artículo se enfoca en posibilidades basadas en los océanos que contribuyen a la estabilización del clima. Todas las acciones que se incluyen pueden llamarse “de efectos garantizados;” es decir, son acciones que aún si no cumplen el propósito final de ayudar a mantener la temperatura promedio global bajo el umbral deseado, aumentarán capacidades y medidas adaptativas de impacto positivo en medios de vida y ecosistemas, sea cual sea el cambio climático que ocurra.
Mantener la temperatura debajo de un incremento promedio de 1.5°C
El Acuerdo de París es el eje central de compromisos y metas de los países que lo ratificaron. El objetivo principal del acuerdo es catalizar y reforzar la respuesta mundial al cambio climático para mantener el aumento de la temperatura promedio durante el siglo por debajo de 2°C con respecto a niveles preindustriales. Éste es el margen de temperatura que la ciencia considera como límite máximo para evitar cambios catastróficos en los ecosistemas y en las sociedades. Idealmente, el aumento máximo en temperatura debería ser de 1.5°C.
El consenso científico es que el incremento de la temperatura promedio actual es 1.1°C mayor que en tiempos preindustriales. De mantenerse las tendencias actuales, el mundo podría cruzar el umbral de los 1.5°C en las dos décadas siguientes y el de los 2°C poco después de la mitad del siglo. Mantener la temperatura debajo de 1.5°C al cierre del siglo parece una posibilidad estrecha. Las palabras del Secretario General de la ONU durante la reciente COP262 confirman el uso del adjetivo “estrecho” en la oración anterior. De acuerdo a Guterres, incluso en el mejor de los casos, las temperaturas aumentarán por encima de los dos grados. El realismo del Secretario General no fue un llamado a dejar atrás el objetivo de 1.5°C, sino a multiplicar la ambición de los esfuerzos de mitigación para reducir las emisiones globales en un 45% para 2030. El océano puede jugar un papel importante en esta ambición, así como en la adaptación a los efectos derivados del cambio climático.
El océano: víctima y solución
Para algunas personas podría ser difícil concebir la centralidad de los océanos en el clima. No obstante, bajo el espejo de su superficie se encuentra más del 90% del espacio habitable del planeta, por lo menos 250,000 especies conocidas y el mayor almacén de carbono biológico del mundo. La relación del océano con el clima es de dos vías: regulado y regulador, víctima y solución. Los procesos oceánicos absorben entre el 20 y 25% de las emisiones mundiales de CO2 y más del 90% del calor producido por la humanidad. Por otra parte, también están expuestos a amenazas derivadas del cambio climático3. El aumento de temperatura, el aumento del nivel del mar, la acidificación y los cambios en los niveles de oxígeno ponen en riesgo no solo a diversas especies y ecosistemas marinos y costeros, sino también a procesos y actividades humanas que se sostienen de la salud del mar.
Condiciones habilitadoras y medidas para una agenda climática basada en los océanos
La comunidad científica y de activistas del clima reconocen ampliamente el papel de los océanos en hacer posible la adaptación a 1.5°C. Si bien la prioridad central para mantener al planeta en este umbral térmico es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el océano es necesario para lograr la neutralidad de carbono. Un informe publicado en 2019 concluye que el océano es una poderosa fuente de soluciones y que éstas podrían reducir la brecha de emisiones4 hasta en un 21% si el objetivo es mantener el aumento de la temperatura en 1.5°C para 2050, o hasta en un 25%, si el objetivo es de 2 °C5. Las siguientes condiciones habilitadoras y medidas de adaptación y mitigación basadas en los océanos permitirían avanzar a los países costeros en sus compromisos del Acuerdo de París:
- Condiciones habilitadoras
1.1 Reconocer que el océano es parte de la solución
La protección de mares y costas a través de áreas naturales protegidas y otros instrumentos de gestión tuvo no menos de 20 años de retraso con relación a sistemas terrestres. La agenda climática tiene también una dilación que no nos podemos permitir. La visión planteada en la reciente Declaración de los Océanos por el Clima (Ocean por Climate Declaration) ofrece una visión útil de referencia: “océanos saludables y productivos para un futuro resiliente, positivo para la naturaleza y con cero emisiones netas de carbono.” Yo agregaría el adjetivo “justo” al futuro deseado, pues hay una miscelánea de injusticias actuales y potenciales asociadas con la crisis climática.
1.2 Cultivar una ciudadanía con conocimiento climático
La ciencia relacionada con el cambio climático es interdisciplinaria y compleja. Hay estudios que muestran que las personas expuestas a información acerca de problemas ambientales complejos experimentan mayores sentimientos de indefensión y, por ende, tienen mayor inclinación a dejar el problema en manos del gobierno6. Ya no es posible cobijarnos en este mecanismo de defensa emocional. Los diversos órdenes de gobierno juegan un papel nodal en la atención de la crisis climática, pero es necesario que comprendamos el sistema climático y cómo aplicar este conocimiento en nuestras preferencias de consumo, estilos de vida y trabajo como integrantes de nuestras comunidades.
- Apostar por la ciencia y por otras perspectivas epistemológicas
La ciencia juega un papel central en la necesaria cruzada climática. La mayoría de las personas en la ciencia aceptan la existencia de las amenazas7; su tarea actual es comprender, documentar y predecir los detalles del cambio. La lista de desafíos relacionados con este rol es larga e incluye, entre otros, los siguientes retos: contar con financiamiento sostenido; aumentar la resolución espacial y probabilística de sus pronósticos8; adoptar enfoques multidisciplinarios y de pensamiento complejo, y trascender el conservadurismo científico para coexistir y contribuir a habilitar epistemologías diferentes a las de la ciencia.
- Financiamiento diversificado, pero alineado
La movilización de recursos económicos para el apoyo de las ciencias oceánicas y el desarrollo de soluciones azules es un prerrequisito para fortalecer el papel del océano en la batería de soluciones climáticas. Estos recursos deben provenir no solo de los gobiernos y del sector filantrópico, sino del sector privado. La clave para que un peso más un peso de financiamiento sean más de dos, será la alineación de intenciones entre diversas fuentes y receptores.
1.5 Participación de la sociedad civil y colaboración multiactor
Debido a la complejidad de los problemas asociados con el cambio climático, se requieren acciones orquestadas, multisectoriales, multigeneracionales y multidisciplinarias. Los gobiernos de los diversos órdenes juegan un papel nodal, pero no aislado ni único. Lo mismo aplica a la sociedad civil, organizaciones sociales, centro de investigación y sector privado. No hay espacio para complejos de llanero solitario. Es posible generar, fortalecer y defender la implementación de agendas climáticas basadas en los océanos a través de visiones de conjunto y acciones alineadas entre sectores con perspectivas diferentes, pero orientadas a una visión común.
- Integrar una perspectiva de justicia climática
El cambio climático no es solamente un tema ambiental y económico, es también un tema político y social. La lucha contra el cambio climático debe ir unida a la búsqueda de la justicia social. Aunque el ideario de los acuerdos y plataformas climáticas internacionales incorpora el principio de responsabilidades común pero diferenciadas en función del nivel de industrialización y otras circunstancias nacionales, la atención a la justicia climática se diluye y carece aún de un significado operacionalizable. Hay diversos componentes sociales y de derechos humanos por relacionar o fortalecer en las agendas climáticas, como la participación ciudadana, la seguridad alimentaria, la igualdad de género y la transición justa a modelos energéticos descarbonizados, entre otros más.
- Medidas de acción para una agenda climática basada en los océanos
2.1 Inclusión de medidas relacionadas con el océano en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional
Las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) son el corazón (o, por lo menos, el hígado purificador) del Acuerdo de París. Un número creciente de estados costeros e insulares han incluido objetivos, políticas y acciones basadas en mares y costas en sus NDC. La Plataforma de Océanos y Clima, en conjunto con algunas organizaciones de la sociedad civil, publicaron en octubre de este año un reporte al respecto9. El reporte examina NDCs nuevas o actualizadas presentadas al cierre del primer ciclo de revisión del 2021 y que incluyen esfuerzos de mitigación o adaptación10 a través de soluciones marinas y costeras basadas en la naturaleza (NbS, por sus siglas en inglés). De 118 países que presentaron sus NDCs hasta el 21 de octubre de 2021, 71 incluyeron soluciones marinas y costeras para el cambio climático. Aunque el número de países con contribuciones actualizadas que contemplan soluciones marinas y costeras representan un incremento del 15% con respecto al grupo de NDCs del 2015, no solo es necesario aumentar la ambición, sino contar con mejores mecanismos de rendición de cuentas para asegurar el cumplimiento de las medidas.
2.1 No dejar atrás y multiplicar las medidas de mitigación
Una tendencia que emerge del análisis de NDCs de 2021 es que un número mayor de países favorecen actualmente las medidas de adaptación basadas en el océano sobre las de mitigación. Sin restar importancia al segundo tipo de medidas, es imperioso que los países implementen acciones de mitigación en los océanos que ayuden a cerrar la brecha de emisiones. Como señalan bien Hoegh-Guldberg et al. cada medida de mitigación debe contemplarse a la luz de consideraciones técnicas, económicas, sociales, y políticas. Cada medida implica también la consideración de aspectos de gestión territorial y de justicia social. Dentro de las medidas recomendadas a nivel internacionales destacan las siguientes:
- Profundizar la investigación del potencial de secuestro de ecosistemas de carbono azul menos estudiados y que aún no han sido incorporados a las NDCs11.
- Escalar los esfuerzos de protección y restauración de ecosistemas marinos y costeros. Esto implica multiplicar la inversión en ambos rubros, así como en el monitoreo y la expansión de la cobertura de ecosistemas en los sitios en donde el aumento del nivel del mar abre nuevas oportunidades.
- Descarbonizar industrias basadas en el mar y las costas, como el transporte marítimo, la pesca, la acuicultura y el turismo. Esto implica la consideración de nuevas tecnologías, políticas e incentivos económicos.
- Establecer metas nacionales para aumentar la proporción de energías renovables generadas en el océano (por ejemplo, por mareas, corrientes, oleaje y eólica marina).
- Explorar el aprovechamiento de alimentos y otros recursos marinos que tienen una menor huella de carbono que sus contrapartes terrestres. En este sentido destaca el hecho de que la huella de carbono de la mayoría de la proteína capturada en el mar para consumo humano es sustancialmente menor que la de proteína terrestre (especialmente la del ganado vacuno).
2.3 Fortalecer las medidas de adaptación
Las estrategias de adaptación más empleadas en las NDCs actualizadas en 201 fueron medidas para el manejo sustentable de zonas costeras y áreas marinas protegidas (en 65 países). El segundo grupo más numeroso de estrategias de adaptación incluyen medidas de restauración y protección de ecosistemas marinos y costeros (en 53 países), seguido por medidas para pesquerías preparadas ante el clima y comunidades pesqueras (en 36 países)12. Dentro de las medidas de adaptación que es posible reforzar y potenciar en los años por venir están las siguientes:
- Desarrollar estrategias de adaptación basada en ecosistemas que incluyan la restauración y protección de ecosistemas de “carbono azul” (por ejemplo manglares, pastos marinos y marismas).
- Implementar medidas de protección de al menos el 30% de los mares en 2030.
- Habilitar la adaptación de marismas y humedales al retroceso de la costa a través de medidas como13:
- Evitar la construcción de caminos y desarrollos inmobiliarios en zonas de alta vulnerabilidad y en la cercanía de ecosistemas costeros que podrían extender tierra adentro;
- Promover la compra de terrenos con fines de conservación;
- Incorporar estudios de vulnerabilidad frente al cambio climático en la planificación territorial, especialmente en zonas parcialmente recuperables.
- Preparar a las pesquerías y a comunidades pesqueras ante el clima a través de instrumentos varios de gestión que tomen en consideración el contexto y las repercusiones del cambio climático a corto y largo plazo. El enfoque climático en el manejo de la pesca y la acuacultura requiere de medidas de manejo flexibles que se revisen y adapten ante la dinámica de cambio de las condiciones ambientales.
- Evaluar y mitigar el riesgo de comunidades costeras, con un énfasis en la protección de poblaciones vulnerables, especialmente de NNAA y mujeres que tienen una exposición desproporcionada a riesgos oceánicos.
Ensanchar la estrecha posibilidad
Las condiciones y acciones antes descritas son ambiciosas y su implementación es compleja. No obstante, son necesarias y, de implementarse, no solo ayudarían a lograr la meta de mantener al planeta en el umbral del incremento promedio de temperatura de 1.5°C, sino que se lograrían otros beneficios deseables, por ejemplo, la seguridad alimentaria, la resiliencia de comunidades costeras y el desarrollo social y económico. No incluí políticas públicas en la lista de condiciones habilitadoras con total intención, pues considero que solemos verlas como la bala de plata que terminará con todo mal que nos aqueja como sociedad. Tanto las políticas públicas como la voluntad que las nutre son centrales, pero no suficientes. Una atención seria al cambio climático que incluya las aportaciones de los océanos requerirá de una matriz diversa de agentes individuales, redes e instrumentos de cambio. Estabilizar el clima en el umbral propuesto por el Acuerdo de París puede ser una posibilidad estrecha, pero no hay arrepentimiento posible en voltear al océano por soluciones que ensanchen la probabilidad de lograrlo. EP
1 Clayton, S., Manning, C.M., Krygsman, K., & Speinser, M. 2017. Mental Health and Our Changing Climate: Impacts, Implications, and Guidance. Washington, D.C.: American Psychological Association, and EcoAmerica.
2 Las Conferencias de las Partes (COP) son cumbres anuales que realiza la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
3 El informe especial del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) publicado en 2019 sobre el océano y la criosfera en un clima cambiante describe la presión que el cambio climático tiene ya sobre los ecosistemas oceánicos. El informe anticipa un futuro sombrío para la mayoría de la vida en el océano y para las millones de personas que dependen de él, a menos que se reduzcan drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.
4 La brecha de emisiones es la diferencia entre las emisiones esperadas si las tendencias y políticas actuales continúan y las emisiones consistentes con limitar el aumento de la temperatura global.
5 O. Hoegh-Guldberg et al. 2019. The Ocean as a Solution to Climate Change: Five Opportunities for Action. Science 10.1126/science.aaz4390.
6 Shepherd, S., & Kay, A. (2012). On the perpetuation of ignorance: System dependence, system justification, and the motivated avoidance of sociopolitical information. Journal of Personality and Social Psychology, 102, 264-280.
7 Cook, J. et al. 2016. Consensus on consensus: a synthesis of consensus estimates on human-caused global warming. Environ. Res. Lett. 11, https://doi.org/10.1088/1748-9326/11/4/048002.
8 Stainforth, D.A., Calel, R. 2020. New priorities for climate science and climate economics in the 2020s. Nat Commun 11, 3864. https://doi.org/10.1038/s41467-020-16624-8.
9 Lecerf, M., Herr D., Thomas, T., Elverum, C. Delrieu, E. and Picourt, L. 2021. Coastal and marine ecosystems as Nature-based Solutions in new or updated Nationally Determined Contributions. Ocean & Climate Platform, Conservation International, IUCN, GIZ, Rare, The Nature Conservancy, Wetlands International and WWF.
10 Las medidas de adaptación actúan sobre los impactos que ya se han producido debido al cambio climático; las de mitigación se centran en las causas, es decir, en la prevención de impactos.
11 El carbono azul en manglares, pastos marinos y marismas es la medida de mitigación más presente en las NDCs de la actualización en 2021, pero solo seis países incluyeron estrategias de carbono azul en otro tipo de ecosistemas costeros.
12 El bajo número de países que incluyeron medidas de adaptación centradas en la pesca parece denotar que, en el mejor de los casos, los países apuestan al manejo sostenible de las poblaciones de peces, más que a adaptar las pesquerías a los impactos del cambio climático.
13 Ver sección de infraestructura verde en Océano y Cambio Climático: 50 Preguntas y Respuestas.
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