La relación de México con China y Asia del este

El Centro Tepoztlán Víctor L. Urquidi, en su proyecto México próspero, equitativo e incluyente. Construyendo futuros 2024-2030 , presenta la sección Replantear la presencia de México en el mundo, coordinada por Susana Chacón y Olga Pellicer.

Texto de 19/02/24

El Centro Tepoztlán Víctor L. Urquidi, en su proyecto México próspero, equitativo e incluyente. Construyendo futuros 2024-2030 , presenta la sección Replantear la presencia de México en el mundo, coordinada por Susana Chacón y Olga Pellicer.

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Nuestro país tiene ya una interrelación con China y otras economías de Asia y Oceanía superior a la que cuenta con otras regiones del Mundo, aunque debajo de Estados Unidos. A continuación, se describe a una región sui generis con la que el futuro desarrollo de México deberá tener relación estrecha, si realmente se quiere una diversificación global de la política exterior nacional.

La región

Para los fines de este trabajo se define una región —crucial para los intereses actuales y futuros de México— como la compuesta tanto de elementos estrictamente geográficos de Asia y Oceanía, como políticamente estratégicos. Son 18 países y 2 entidades económicas especiales las que conforman el área objetivo del presente análisis. 

Se incluye del lado de economías avanzadas a 7 de ellas: Japón, Corea del Sur, Singapur, Australia y Nueva Zelanda más la Región Administrativa Especial de Hong Kong y Taiwán, considerada por la ONU provincia de China.

Entre las economías emergentes figuran China y la India que ocupan el primer y tercer lugares respectivamente, de los PIB más grandes del mundo medidos por la paridad del poder adquisitivo de sus monedas y los 10 países que forman parte de la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia (ASEAN), más Corea del Norte.

Las entidades políticas y económicas en desarrollo con las que México tiene mayores contactos y potenciales vínculos económicos son China, India, Filipinas, Indonesia, Malasia, Tailandia y Vietnam. Con estos 6 países México tiene intercambio de embajadas, a lo que se suman las representaciones diplomáticas similares de las 4 economías desarrollados de Asia. Esto suma 11 embajadas mexicanas en la región; 3 consulados generales en las ciudades de Shanghái, Guangzhou y Hong Kong (China), un consulado de carrera en Mumbai (India) y una oficina de enlace en Taipei.

Quedan 5 países de la ANSEA, uno de ellos que califica como economía petrolera, el Sultanato de Brunei, más las 3 economías más atrasadas de dicha Asociación: Camboya, Laos y Myanmar. En estos países no hay embajadas mexicanas, sino representaciones concurrentes. 

La población de los 19 países de Asia-Pacífico mencionados, más Taiwán, Hong Kong y Macao, representaban al 23 de agosto de 2023 el 46.25% (3.726 billones de personas) de la población mundial (8.056 billones). En cuanto a la economía, en Asia del este, incluido el sudeste asiático, se ubican las economías más dinámicas del mundo, encabezadas por China, que en 2023 está sufriendo una pérdida de dinamismo, seguida por Japón y la llamada segunda generación de los de los tigres asiáticos: Filipinas, Indonesia, Malasia y Tailandia. La primera generación de ese tipo fue la conformada por Singapur, Corea del Sur, Hong Kong y Taiwán.

Para dar una idea general del potencial económico de la región que aquí se ha denominado Asia del este, pero que cubre mucho más, baste con señalar que en 2022 las siguientes 12 economías representaron el 32.4 % de la economía mundial medida en US$ a precios actuales.

PaísPIB (US$ a precios actuales) billones
Australia1.675
China 17.963
República de Corea1.665
Filipinas 0.404
RAE de Hong Kong0.360
India 3.385
Indonesia 1.319
Japón 4.231
Malasia 0.406
Nueva Zelanda0.247
Singapur 0.467
Tailandia 0.495
Suma (12)32.617
Mundo 100.56
Fuente: Banco Mundial, 2023
Geopolítica de la región objetivo

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos quedó como la potencia dominante de la alianza de las Naciones Unidas en Asia del Este y el sudeste asiático. La Guerra de Corea (1950-1953), que terminó con una tregua existente hasta el presente, confrontó bélicamente a Estados Unidos con la República Popular China, instaurada apenas en octubre de 1949 por los victoriosos comunistas en la guerra civil habida en ese país desde mediados de 1946. Washington impuso una política de contención a China comunista y logró que por 22 años la representación de ese país en la ONU quedara en manos de la República de China, instalada en la isla de Taiwán con apoyo estadounidense.  

Estados Unidos mantuvo el bloqueo geopolítico a China mediante una serie de tratados de seguridad militar de carácter bilateral y multilateral, el primero de estos fue suscrito en 1950 por Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda (ANZUS), todavía vigente, y el más ambicioso fue la Organización del Tratado del Sudeste Asiático, con 8 países de los cuales sólo Filipinas y Tailandia eran de la región, uno de Asia Meridional (Pakistán) y cinco países extrarregionales. Este acuerdo funcionó de septiembre de 1954 a junio de 1977. 

Con la recuperación del asiento de China en la ONU por parte de la República Popular y la salida de Taiwán de la organización, en octubre de 1971, se produjo una amplia apertura de China comunista que condujo al establecimiento de relaciones diplomáticas con su adversario internacional, en enero de 1979. A partir de entonces y hasta mediados del segundo decenio del siglo XXI, se produjo una estrecha interdependencia económica sinoestadounidense, que fue mutuamente benéfica en lo económico, político y cultural. 

La abundancia de mano de obra china y su elevada productividad permitió que la rentabilidad del capital global aumentara sin que sus costos subieran; en realidad bajaron, como habrían de demostrar dos historiadores económicos –uno estadounidense, Niall Fergunson y otro alemán, Moritz Schularick– en un trabajo publicado en 2007, en el que llamaron a esa relación económica simbiótica ‘Chimerica’. 

Puesto en términos más sencillos y amplios, el ‘acoplamiento’ logrado entre Estados Unidos y China entre 1991 y alrededor de 2015 fue un buen negocio para ambos países, cada cual con objetivos estratégicos que serían divergentes. Para los políticos, dirigentes y pensadores del primer país, se esperaba que tal acoplamiento no sólo llevaría a la economía china a una de mercado, sino que incluso influiría en un cambio radical en el sistema político de ese país asiático en favor de una democracia representativa. Para los ideólogos chinos lo importante del acoplamiento con Estados Unidos era que ello ayudase a su desarrollo económico, tecnológico y a la perpetuación de lo que ellos y los dirigentes llaman “socialismo con características chinas”.

Los focos rojos de la región

Hoy pueden identificarse puntos de conflicto en la región, azuzados o suavizados por la confrontación histórica entre Estados Unidos y China. Uno es la península de Corea donde la República Democrática Popular, una potencia nuclear emergente, mantiene un clima de enfrentamiento con Corea del Sur, Japón e incluso Estados Unidos. Los esfuerzos por encontrar acuerdos han dado pocos resultados y Pyongyang juega con la amenaza nuclear.

Otro foco de conflicto es en el Mar Meridional de China donde Beijing ha desarrollado una fuerza naval de creciente poderío y busca controlar extensas áreas de ese mar que de hallan en litigio, entre varios países ribereños, por la soberanía sobre islas, islotes y arrecifes y sus aguas adyacentes. Claramente el objetivo de China es reducir la presencia militar-naval estadounidense en ese mar, en el que también se encuentra el estrecho de Taiwán, isla a la que China denomina provincia rebelde y a la que no renunciará nunca a que se incorpore al territorio chino peninsular. Por su parte, Estados Unidos vende armas al gobierno de Taiwán y promete ayudarlo en caso de una invasión china. Parece que la ficha de Taiwán es una pieza más en el ajedrez de la pugna por la hegemonía global que mantienen ambas potencias.

Los diferendos fronterizos entre China y la India y entre ésta y Pakistán son otro punto de fricción que en varias ocasiones han ocasionado enfrentamientos militares entre esos tres países, todos con capacidad nuclear bélica.

Fuerzas centrípetas  

Junto a lo anterior, existen procesos de integración económica, política y cultural como los habidos en la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia (ANSEA), donde después de décadas se han formado entre los 10 países que la integran 3 comunidades: política y seguridad, económica y sociocultural. Este bloque regional ha buscado acuerdos con países que están fuera del sudeste asiático, el más exitoso de los cuales ha sido la llamada Regional Comprehensive Economic Partnership, cuyas iniciales son RCEP.

La RCEP empezó a negociarse en 2021 entre los 10 miembros de ANSEA y 6 países: China, Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelandia y la India. Al final Nueva Delhi se salió del acuerdo y quedaron 10 más 5, en el acuerdo que en español puede traducirse como la Asociación Regional Económica Ampliada, suscrito el 1° de enero de 2022. En 2024 es muy probable que, a partir de la ratificación del acuerdo por parte de todos sus miembros, comiencen las negociaciones para la creación de una zona de libre comercio de nueva generación, que comprende a los 15 países mencionados del sudeste asiático, Asia del Este y parte de Oceanía. Independientemente de las diferencias políticas que últimamente se han acentuado entre esos países, prevalece el interés económico porque una asociación entre, por ejemplo, China y Japón, se fortalezca por encima de las discrepancias políticas.   

Otro esfuerzo de coordinación regional es el mecanismo de la Asociación de Países de Asia-Pacífico (APEC), creado en 1989 por 12 países lo que aumentó 15 en 1991, con el inesperado ingreso de la República Popular China, Taiwán que debió adoptar en nombre de Taipei chino y Hong Kong, entonces una dependencia del Reino Unido. A partir de entonces se usó el término “economías” en vez de “países”. México entró al mecanismo en 1993, junto con Papúa Nueva Guinea. Actualmente forman APEC 21 economías; 14 de Asia, incluye a Rusia por la parte asiática de su enorme territorio; 2 de Oceanía y 5 del Pacifico oriental (Canadá, Estados Unidos, México, Perú y Chile).

De este peculiar mecanismo (no es un organismo) se han desprendido varios intentos por formalizar la creación de bloques económicos en Asia-Pacífico. El más exitoso hasta ahora es el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, en inglés Trans-Pacific Partnership (PPT) que se inició en 2016 con 12 países (economías de APEC), entre ellos Estados Unidos, pero no China. El presidente Trump retiró la participación de su país y quedaron 11 países, entre ellos México, que se propusieron el 30 de diciembre de 2018 establecer un tratado de libre comercio en la cuenca del Pacífico, denominado Acuerdo Integral y Progresivo para la Asociación Transpacífica (Comprehensive and Progressive Agreement for Trans-Pacific Partnership – CPTPP)        

Fuerzas centrífugas 

Las fuerzas que van en contra de una más amplia cooperación dentro de la región objetivo se han disparado en el último decenio, debido a la creciente rivalidad entre China y Estados Unidos. Este último ha reactivado acercamientos políticos y consensos en la región, particularmente con sus aliados de la era de la guerra fría y en el sudeste asiático y Asia meridional, a fin de que vean a la República Popular como una amenaza a sus intereses y en varios casos a su soberanía marítima. 

Asimismo, Washington ha promovido nuevos mecanismos de contención a China, como el QUAD o diálogo de seguridad Cuadrilateral – Estados Unidos, Japón, India y Australia – surgido en 2007 y cuyo objetivo principal es trabajar por una región Indo-Pacífico libre, abierta, próspera e incluyente. Es un foro estratégico informal de información y ejercicios militares conjuntos y reuniones cumbre, la última de las cuales se efectuó en Sidney, Australia el 20 de mayo de 2023. Otros arreglos recientes como el AUKUS, una alianza estratégico-militar entre Estados Unidos, Australia y Gran Bretaña, anunciado en septiembre de 2021 como una alianza para la región Indo-Pacífico, forman parte de una escalada estadounidense para contrarrestar el creciente poderío e influencia china en Asia.  

La importancia de la región objetivo para la política exterior de México

Los 20 países y territorios mencionados al principio como objetivo estratégico para la diversificación de los intereses de México en el extranjero, tienen como núcleo central la troika China-Japón-Corea del Sur. Estos tienen ya una importancia política y económica indiscutible para nuestro país, especialmente China, segundo socio comercial de México después de Estados Unidos. En 2022, el intercambio comercial de los tres países asiáticos mencionados con México alcanzó la cifra de 182,600 millones de dólares, según datos del Banco de México, superior al intercambio habido con Europa y con mucho más al habido con América Latina y el Caribe (51,305 millones).

Cabe resaltar que el déficit comercial mexicano frente a la citada troika fue en 2022 de 136,118 millones, pero el superávit que tuvimos con Estados Unidos superó ese déficit: fue de 207,677 millones de dólares. Hay una interrelación clara y compleja entre los flujos comerciales de México con América del Norte y Asia del Este.          

Al agregar a la India, ANSEA, Australia y Nueva Zelanda no me queda duda de que el futuro de la expansión económica e influencia internacional de México estará fincado en esa peculiar región que llamo Asia del Este. Ese potencial de oportunidades es mucho mayor que el que históricamente nos ha dejado nuestra pertenencia latinoamericana.  

Propuestas de acción para México en la región objetivo

A fin de aprovechar mejor las oportunidades que ofrece la región objetivo es menester que la diplomacia de México corrija los errores de los últimos 5 años de ignorar a la APEC y a los otros grupos multilaterales que se han formado a la sombra de tal mecanismo de consultas y a los cuales pertenece México. En cuanto a algunas acciones concretas, baste citar las siguientes:

  • En lo bilateral, se requiere reforzar las 11 embajadas los 3 consulados generales que se tienen en la zona, con recursos y suficiente personal diplomático
  • Es fundamental retomar la participación activa de México en las reuniones anuales de la APEC, en particular las reuniones cumbre de los líderes de las economías miembro. En la cumbre de 2022 el asiento de México estuvo vacío; la reunión de 2023 será en San Francisco y no está considerada en la agenda del presidente de la República
  • Participación continúa y con delegaciones bien preparadas en el Acuerdo Integral y Progresivo para la Asociación Transpacífica (CPTTP) 
  • Buscar la aceptación de México como socio de diálogo en la ANSEA
  • Estrecha coordinación entre los trabajos de diplomacia bilateral y multilateral en la región objetivo, dirigidos por la Secretaría de Relaciones Exteriores 
  • Dotar de agregados económicos (comercio, finanzas y servicios turísticos) a las embajadas y consulados con mayor demanda de estos servicios. Debe restaurarse una oficina como Pro México, apoyada por la banca de desarrollo del país, para reforzar las actividades de las representaciones mexicanas en Asia y en general, que tienen mayor trabajo en las áreas mencionadas

Deben fortalecerse con agregadurías culturales a las misiones diplomáticas habidas en China, Japón, Corea, India, Indonesia, Vietnam y Australia. EP

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