Elecciones en Estados Unidos: La importancia del voto hispano

El proceso presidencial y electoral del 2016 en Estados Unidos (EU) tiene características poco vistas en procesos anteriores. Por una parte, es la primera ocasión en la historia de dicho país en que una mujer es la candidata de los demócratas, mientras que, en el caso de los republicanos, se escogió a una persona que […]

Texto de 24/10/16

El proceso presidencial y electoral del 2016 en Estados Unidos (EU) tiene características poco vistas en procesos anteriores. Por una parte, es la primera ocasión en la historia de dicho país en que una mujer es la candidata de los demócratas, mientras que, en el caso de los republicanos, se escogió a una persona que […]

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El proceso presidencial y electoral del 2016 en Estados Unidos (EU) tiene características poco vistas en procesos anteriores. Por una parte, es la primera ocasión en la historia de dicho país en que una mujer es la candidata de los demócratas, mientras que, en el caso de los republicanos, se escogió a una persona que viene del mundo de los negocios y que nunca antes había participado en política. Después de las Convenciones electorales del verano pasado, en las que se definió a los candidatos de ambos partidos, el Demócrata y el Republicano, resultaron ganadores Hillary Clinton del primero, y Donald Trump del segundo.

A diferencia de otros procesos, como se observa en la Gráfica 1, en esta ocasión ninguno de los dos candidatos es considerado como excelente. Todo lo contrario, pareciera que la sociedad estadounidense está muy descontenta con ambos. A pesar de que Clinton cuenta con una experiencia de más de 30 años en el ejercicio de la política y de la administración pública, tanto en el ámbito local como en el nacional, su experiencia no es suficiente como para que la po­blación la reconozca como la mejor. Por el contrario, se le ve como una candidata por la que, en principio, muchos van a votar pero sin quererla especialmente y sin sentir que sea idónea para ellos. Representa al sistema y, en este momento, un número muy alto de estadounidenses está totalmente en contra del mismo.

Donald Trump, por el contrario, ha sabido jugar muy bien con una actitud antisistema que sin duda le ha ganado un gran porcentaje de adeptos, particularmente de una población blanca de la clase media baja, sin educación, y sobre todo adultos y adultos mayores que han visto muy mermada su situación económica. Este proceso electoral tiene lugar en un escenario en que la sociedad estadounidense está muy desencantada económica y socialmente, y en el que se viven altos niveles de violencia ante los que las minorías afroamericanas, hispanas y asiáticas —estas últimas en menor medida— tienen cada vez mayor número de conflictos entre ellas, dentro de sí mismas y con la población blanca. Desde hace ya varios años, en especial durante los últimos cuatro, los conflictos sociales son cada vez más violentos y se ha incrementado un sentimiento de odio, racismo y discriminación de todos contra todos. Trump ha tenido un discurso que en lugar de favorecer la reconstrucción armoniosa de la sociedad, exacerba el ánimo contrario.

Clinton, por su parte, tampoco ha logrado que se le perciba como una solución a este problema. De ahí que ninguno de los candidatos se vea hoy como el mejor (ver la Gráfica 1).

Es importante enfatizar que el interés de la población por lo que sucede en estas elecciones es mucho mayor que en otras. La población se preocupa por conocer quién será el próximo presidente y cuáles serán sus prioridades, tanto de su agenda nacional como de la internacional. El nivel más bajo de interés en un proceso electoral lo vimos en el año 2000, cuando George W. Bush ganó por primera vez la presidencia, ayudado por su hermano Jeb Bush, quien en ese momento era gobernador de Florida. Por el contrario, el seguimiento y el interés de los procesos creció sustancialmente en 2008 —la primera ocasión en que se contaba con un presidente afroamericano, Barack Obama— y en el momento actual, en que el modelo económico y social no ha logrado satisfacer la mayoría de las necesidades de la población.

Es importante recordar que el presidente Obama heredó la peor crisis económica del sistema estadounidense y global, y, a pesar de que ha habido muchos avances, la situación no mejora para un número amplio de la sociedad, y de ahí que el malestar de muchos los lleve a estar en contra de las decisiones de Washington y en contra del sistema. Las encuestas muestran cómo este interés por los procesos se ha ido moviendo desde la primera administración en la que ganó Bill Clinton.1

Ahora bien, en el proceso actual la población estadounidense tiene, en general, importantes preocupaciones e intereses, que son los que los llevarán a votar a favor de uno u otro candidato. Los temas mostrados en la Gráfica 2 son los que más moverán al electorado, y dependiendo la forma en que los candidatos presenten soluciones a todos estos aspectos es lo que en buena medida definirá el voto popular del 2016. Es muy significativo que el principal tema sea el de la economía; sin embargo, el de salud, seguridad social y educación, entre otros, no son tan prioritarios. Llama la atención que después del tema económico, los siguientes más importantes son los de terrorismo y la política exterior. La preocupación externa es una constante en la agenda nacional, pero pareciera que las preocupaciones sociales pierden importancia inmediata.

Respecto a las expectativas de la sociedad estadounidense sobre los dos candidatos presidenciales y su capacidad para resolver los diferentes problemas, hay encuestas que nos dejan ver cómo los votantes consideran que Hillary Clinton tiene más herramientas y habilidades para tomar las decisiones adecuadas en parte sustancial de los aspectos que les preocupan.2 Salvo en el caso del manejo de la economía y el terrorismo —temas en que se otorga a ambos candidatos la misma capacidad de decisión—, Hillary es vista como una mucho mejor posible presidenta.

Los estadounidenses consideran también que la continuidad en la agenda política y económica está mucho más en manos de la candidata demócrata, mientras que piensan que si ganara Trump, no sólo no sería un buen presidente, sino que los cambios que haría podrían tener repercusiones y consecuencias muy negativas. Es de llamar la atención que en materia de honestidad ninguno de los dos candidatos lleva la delantera (ver la Gráfica 3). El caso de Hillary es muy cuestionado por el uso del correo electrónico personal en situaciones de Seguridad Nacional, en las que debió haber utilizado el correo institucional del Departamento de Estado. En cuanto a Trump, es altamente criticado por el nivel de fraudes que instrumentó durante años en la conformación de sus empresas, por la forma injusta en que ha tratado a parte importante de sus empleados en materia de salarios y por su falta de respeto al derecho de los trabajadores.

Del total del electorado estadounidense, los votantes presentan diferencias claras al momento de emitir su voto. Tanto en el caso de los hispanos como en el de los afroamericanos, la mayoría está con los demócratas y con Hillary. Este partido les ha ofrecido mejores condiciones de inserción en la sociedad y respeto a sus intereses. El Demócrata es sin duda un partido mucho más liberal e incluyente que el Republicano. Por su parte, y como se mencionó arriba, la mayoría de las mujeres están con Clinton. Los jóvenes también, sin duda, así como la población con mayores niveles educativos. Es en dichos grupos en los que el partido debe centrar su atención durante estas últimas semanas con el fin de que no duden en votar por él y se evite una salida a favor del voto rojo o republicano.3

Voto hispano

Al centrar nuestra atención en el voto hispano, es importante recordar que en las cuatro últimas elecciones presidenciales los hispanos han sido sustanciales en la definición del resultado final. Tradicional e históricamente el voto hispano ha sido en su mayoría para los demócratas. El mayor número de electores latinos republicanos fue alcanzado en 2004 en el resultado de la segunda administración de George W. Bush. Por la forma despectiva y crítica con la que Donald Trump se ha referido a esta comunidad, es de esperarse que los ánimos le serán completamente opuestos. Durante los últimos meses se ha comentado que Trump unificó el voto hispano, pero en su contra. No cabe duda de que el malestar que ha provocado entre los hispanos y en especial entre los mexicanos dará un resultado mayoritariamente a favor de los demócratas. Sin embargo, esto no es seguro, por lo que el equipo de Clinton debe hacer una gran labor para movilizarlos y asegurarlos. Las propuestas políticas que se hagan a favor de los intereses de los hispanos serán clave para la definición de su votación.4

En el momento actual podemos plantear un escenario hipotético en el que la mayoría será obtenida por Hillary, aunque el resultado de la votación esté cada vez más cerrado. Pensemos porcentualmente: si, por ejemplo, ella obtuviera el 51% de los votos totales y Trump el 42%, el caso del electorado latino sería distinto, mucho mayor para Clinton con un 66% vs. un 24% para Trump. Es, pues, evidente que los latinos están mucho más con los demócratas.5

Por otra parte, de los 64 millones de hispanos que viven en Estados Unidos, el número de posibles electores que están en edades y condiciones, es decir, que cumplen los requisitos para votar en 2016, es bastante alto: 27 millones de personas. Sin embargo, los estadounidenses se encuentran ante varios problemas que tienen que resolver para que este número de votantes sea realmente válido. En una primera instancia es fundamental que los 27 millones estén registrados, pero no sólo eso. Como se puede apreciar en la Gráfica 4, en la elección del 2008, por ejemplo, a pesar de que en ese momento el voto posible era de 19.5 millones, sólo 9.7 millones de electores registrados votaron. Ambos partidos deben hacer una gran labor en las pocas semanas que restan para el 8 de noviembre para que los 27 millones vayan realmente a votar. De nada sirve que estén registrados si no votan. La gran diferencia para el resultado de noviembre la tendrá quien logre que la población salga realmente a votar. Esto es indispensable, ya que existe cada vez más una mayor preocupación por el acercamiento en las encuestas entre ambos candidatos. Reitero la necesidad de que toda la población registrada salga realmente a votar. La labor que los partidos políticos están haciendo a nivel local, estatal y federal es enorme. Se trata de registrar y, más importante aún, de convencer a los electores de que salgan y no se queden en sus casas durante las elecciones.

La composición de la población hispana con posibilidades de votar es también interesante. El número más importante es el de los jóvenes, quienes son sin duda una prioridad para los partidos políticos, no sólo en esta elección sino para los próximos 50 años, de ahí que la forma en que ahora logran acercarlos a los partidos será muy importante para las elecciones y la política futura.

Además de los jóvenes, la preferencia de las mujeres está con Clinton.6 Es en estos dos grupos en los que más están enfocando sus baterías los partidos en los diferentes estados, pero también en los condados. Recordemos que el acercamiento que los partidos logren con la población directamente es lo que permitirá que la aproximación que hoy tienen Trump y Hillary en las encuestas cambie rumbo al resultado final de noviembre. De todos los grupos minoritarios, el que mayor número de nacimientos tiene es el de los hispanos. Es el que más crece y también el que asegura en el futuro próximo el mayor número de electores. De ahí la prioridad de hacer una labor muy cercana y de acompañamiento en estas elecciones, pero también en el futuro postelecciones. Son los hispanos quienes tendrán un rol sustancial en la labor de la política estadounidense. Si la tendencia se mantiene en las elecciones, existe entonces una certeza sobre la victoria final de Hillary Clinton. No obstante, en el entendido de que ella no ganase sino el candidato republicano, las condiciones serían otras y, por qué no adelantarlo ahora, la situación de los hispanos merecerá una gran preocupación social, política y económica.

Debemos recordar que una parte numerosa de los hispanos es la de todos aquellos que nacieron del lado estadounidense y tienen raíces de al menos cuatro o cinco generaciones en dicho territorio. De hecho la mayoría de los hispanos que viven allá, nacieron ahí. Son muchos menos los que llegan de fuera. Existe al menos un 30% de diferencia entre unos y otros, siendo los nativos los mayoritarios. Como mencionó Eva Longoria en la Convención Demócrata, “mi familia es desde siempre de Estados Unidos. Fue la frontera la que se movió pero no mi familia. De pronto estábamos del lado estadounidense cuando antes estábamos en territorio mexicano”.7

Veamos ahora cómo cambian los temas y las preferencias electorales de los latinos frente al total de la población estadounidense. Sus intereses inmediatos son distintos y corresponden a los requerimientos y necesidades que distan de ser los de la mayoría de la población en eu. El único aspecto en el que coinciden es en el tema económico. Para todos es el primero. Ambos lo consideran el de mayor importancia dentro de la agenda. A diferencia de la población en general, para los hispanos el tema de la educación es sustancial. Recordemos que en especial para los que llegan de fuera, entre mayor sea el nivel educativo que posean, mejores serán las condiciones laborales, económicas y sociales que alcancen. Por el contrario, para ellos el tema de la política exterior pasa a un nivel más alejado de las prioridades, pero todos los aspectos sociales y de salud se encuentran dentro de los primeros rangos. Las preocupaciones de los hispanos tienen mucho más que ver con lo cercano a lo cotidiano, mientras que el resto de la población puede centrarse en temáticas ajenas al día a día y a los requerimientos inmediatos.8

Ahora bien, si nos centramos tan sólo en el electorado hispano registrado, el tema que más le preocupa es el de la educación, y no necesariamente el económico.9 Recordemos que la competencia en un mundo de meritocracia se ve favorecida por los niveles educativos. Este electorado es el que más le preocupa actualmente a los candidatos y a sus respectivos partidos. Veremos qué propuestas son las que se van a ofrecer en materia educativa con el fin de asegurar al electorado hispano.

Terrorismo, seguridad y política exterior no son materia de los principales intereses dentro del grupo de los hispanos. Al menos así fueron las prioridades hasta el 2014. Ahora bien, como se mencionó antes, de lo que más se habla en los grupos políticos es del crecimiento del grupo hispano y del porcentaje de jóvenes con el que cuenta. Las proyecciones señalan que es el grupo que mayor número de jóvenes tendrá en el futuro, por lo que se le debe acercar a una conciencia política y una mayor participación desde ahora, y lograr que sus preferencias partidistas se vayan dibujando también. De esta manera, los partidos tendrán un número de votantes reales asegurado y sustancial frente al de los otros grupos minoritarios.

Sin duda el grupo de los hispanos importa para el proceso actual pero más aún para el futuro, no sólo durante los tiempos electorales sino también en cuanto a la posible participación en política. Es claro que el grupo de los blancos es el que más rápido envejece, el crecimiento de los asiáticos se ha ido estancando y el de los afroamericanos crece todavía pero no con la velocidad del de los hispanos.

Sistema electoral estadounidense

Vale la pena mencionar que el Sistema Electoral estadounidense es muy distinto del mexicano. En éste lo importante no es la votación directa sino la votación del colegio electoral. La primera es conocida como el voto popular mientras que la segunda como el voto electoral. ¿Cómo funciona? Existe un total de 538 votos electorales en todo el país que está compuesto por el de 435 representantes y 100 senadores, además de tres electores del Distrito de Columbia. Para alcanzar la presidencia de eu se requieren tan sólo 270 votos electorales. El número de los mismos varía por estado dependiendo del total de la población con que cuenten, y por ende, del número de representantes y senadores que tengan en el Congreso. Esto quiere decir que no porque un candidato gane un mayor número de estados tiene asegurada la elección. Lo que se tiene que alcanzar es el total de 270 votos electorales. Recordemos el caso de la segunda elección de Obama en la que el candidato republicano Romney se acercó mucho al presidente demócrata pero perdió la elección (ver la Figura 1).

Otro caso que es interesante rescatar una vez más es el de la elección del 2000 en la que Al Gore ganó el voto popular pero el electoral resultó a favor de Bush, por lo que los republicanos rescataron la presidencia después de 12 años de estar en manos de los demócratas.

Reflexión final

Finalmente, las encuestas han variado todos los días y en diferentes momentos, pero es en dos, levantadas en julio y a finales de septiembre, cuando los candidatos se han acercado más en las preferencias de los votantes. No obstante, las proyecciones nos dicen, particularmente las del proyecto FiveThirtyEight, que es una de las encuestadoras más serias y que compara el total del resto de las encuestas, que las tendencias desde el 22 de septiembre para el próximo 8 de noviembre son que Clinton ganará con 284 votos electorales y Trump alcanzará 253.4. En cuanto al voto popular se piensa que la candidata demócrata obtendrá un 46.8% y el republicano un 44.8%.

No cabe duda de que el resultado no es seguro y que este proceso electoral ha sido uno de los más complicados e inesperados. Así como al principio muchas personas dudaban de que Donald Trump sería el candidato republicano, otros más pensaban que Hillary Clinton tenía el proceso totalmente de su lado. La campaña nos ha mostrado los pesos de la incertidumbre y las dificultades, calculadas o no, ante las que se pueden enfrentar los candidatos. El resultado de los debates será una pieza importante a considerar y el resto queda en los partidos políticos y su capacidad para movilizar y asegurar a los votantes definidos y a los que no lo están. Los famosos swing states serán también definitorios en el proceso, particularmente los casos de Ohio, Florida, Nevada y Carolina del Norte. El tiempo lo dirá: la continuación del legado de Obama o el cambio hacia las políticas republicanas. EstePaís

NOTAS 

1 Pew Research Center, 2016 Campaign: Strong InterestWidespread Dissatisfaction, julio de 2016 .<http://www.people-press.org/files/2016/07/07-07-16-Voter-attitudes-release.pdf> Ver la gráfica titulada “High Levels of Interest in the Election”.

2 Ib. Ver la gráfica “Trump and Hillary on the Issues”.

3 Ib. Ver la gráfica “Demographic Differences in Support for Trump and Clinton”.

4 Pew Research Center, Latino Voters in the 2012 Election, 2012. Ver la gráfica “The Hispanic Vote in Presidential Elections, 1980-2012”.

5 Pew Research Center, 2016 Campaign… “Clinton Holds Wide Advantage Over Trump Among Latino Voters”.

6 Ib., gráfica “Among Hispanics, Those Who Are ‘English Dominant’ Less Unified in Support for Clinton”.

7 Pew Research Center, “Statistical Portrait of the Foreign Born Population in the United States”.

8 Ib., gráfica “Top Issues for Hispanic Voters…”.

9 Pew Research Center, “Latino Support for Democrats Falls, But Democratic Advantage Remains”.

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