La voz del canal que antes fue un río: reseña del libro Aunque es de noche de Montserrat Rodríguez Ruelas

Ismene Venegas nos ofrece una maravillosa y estimulante reseña de Aunque es de noche, novela de Montserrat Rodríguez Ruelas ganadora del Premio Nacional de Novela Breve Amado Nervo 2021.

Texto de 03/11/23

Aunque es de noche

Ismene Venegas nos ofrece una maravillosa y estimulante reseña de Aunque es de noche, novela de Montserrat Rodríguez Ruelas ganadora del Premio Nacional de Novela Breve Amado Nervo 2021.

Tiempo de lectura: 5 minutos

Montserrat Rodríguez Ruelas nació en Tijuana, Baja California, en 1993. Ha sido condecorada con diversos reconocimientos literarios y acreedora a importantes apoyos y becas en promoción de las artes escriturales. Su novela inédita Esta ciudad lleva su rostro obtuvo mención honorífica en el Premio Binacional de Novela Joven Frontera de Palabras 2019, convocado por el Programa Cultural Tierra Adentro. Asimismo, fue becaria del programa Jóvenes Creadores 2020-2021 del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, y sus cuentos y reseñas literarias han sido publicados en revistas como Gramanimia, El Septentrión, Punto de Partida y Este País.

Montserrat Rodríguez Ruelas

La escritora Ismene Venegas nos ofrece, a continuación, una maravillosa reseña sobre Aunque es de noche, novela con la que Montserrat Rodríguez obtuvo el Premio Nacional de Novela Breve Amado Nervo 2021.


Aunque es de noche es una novela corta que atraviesa el paisaje social de Tijuana del mismo modo que un río atraviesa la ciudad. Es un libro coeditado por la Universidad Autónoma de Nayarit y Ediciones del Lirio, y el primero publicado de su autora, Montserrat Rodríguez Ruelas, una joven maestra de primaria y escritora tijuanense. Me había encontrado antes con la escritura de Montserrat en las reseñas y relatos de algunas revistas literarias digitales y en ella la vi verter una mirada fresca y nostálgica sobre su territorio. Esa mirada permea de manera constante esta novela en la que el agua del canal del Río Tijuana es dotada de una esperanzadora voz que cuenta la historia de dos viajes, el de Ulises y el de Aura. Un lenguaje narrativo nítido que camina a un paso poético lleva al lector a recorrer una cicatriz de concreto que antes fue el lecho de un arroyo.

Aunque es de noche es una novela corta que atraviesa el paisaje social de Tijuana del mismo modo que un río atraviesa la ciudad.”

El Río Tijuana fluye desde la Presa Rodríguez, entre los cerros del este, hasta la frontera con Estados Unidos, la cual cruza para después decantarse al mar en un estuario. De este lado, el trazo de cemento del canal que lo contiene es la espina dorsal que divide en dos a la ciudad y cuyo cauce es habitado por personas que viven al margen del resto. Con frecuencia son depósito de miradas que las desprecian o ignoran desde la comodidad de los autos o desde las banquetas, carne de cañón en las redadas de seguridad. En la travesía de Ulises la brújula que guía su viaje al mar es el canal: la canalización, que es como llaman los tijuanenses a la infraestructura urbana que los atraviesa.

Aquí los ríos son intermitentes. Solo llevan agua cuando llueve. Y aunque no todo el año el agua corre por los cauces de las zonas riparias, a sus orillas suceden cosas que en los chaparrales de los cerros no ocurren. La presencia de la humedad permite que árboles de gran tamaño crezcan: bosques lineales que serpentean a lo largo de los arroyos, cuya sombra a la orilla protege del sol inclemente, desde los valles hasta el mar. En una zona semiárida como esta el agua le abre paso a la vida.

Portada de Aunque es de noche

El agua corre por los cauces durante el invierno y a veces durante la primavera, que es cuando las sierras se deshielan y por laderas y cañones fluyen las escorrentías. Fuera de esa parte del año, si el cauce lleva agua, es el agua sucia de la ciudad. Siempre que un arroyo o río es alimentado por aguas residuales todo cambia. Empiezan a crecer las plantas invasivas y el olor intenso a caño, también. Personas como Ulises encuentran un lugar al que llamar propio en estos rincones urbanos que ahuyentan al resto de los habitantes. El resto pasa solo por la orilla: desde la vía rápida o los puentes que cruzan el canal.

Las lluvias vienen en enero y aparecen en ciclos de abundancia que tienen lugar casi cada diez años. Hay quien descansa en la confianza de que, en ese lapso más o menos largo de tiempo, el lecho de los arroyos va a estar seco, como si fuera un camino, un sendero. Algo transitable o habitable. En la temporada seca se levantan las cuarterías de cartón y lámina que dan refugio a los habitantes de la canalización. El agua conoce su camino y lo toma cuando el ciclo de abundancia regresa. En las zonas riparias naturales, las raíces de los grandes árboles que crecen a las orillas de los cauces son las que mantienen el agua en su curso durante las crecidas. Los encinos y alisos con sus raíces y troncos protegen el entorno del río durante una inundación. Pero cuando el cuerpo de agua llega al poblado y el poblado crece en ciudad de un modo desordenado y “a pesar de sus cerros”, como Montserrat lo señala en su novela, el río deja de ser río. Ahora es la canalización. No solo con el cemento, sino también con el lenguaje el Río Tijuana es despojado de su nombre, del mismo modo que le sucede a Haku, el espíritu del río en la animación japonesa El viaje de Chihiro (ese otro viaje del Studio Ghibli), a quién le arrebatan su nombre y con él la memoria de quién es.  

Ulises no eligió vivir en la canalización. Llegó y poco después emprendió el viaje. Un golpe de nostalgia lo mantiene en marcha y construye un remanso luminoso a fuerza de contarse día a día un cuento, el de Aura. Las historias de Ulises y de Aura son viajes paralelos que se unen en una especie de matemática imposible donde las rectas paralelas se dirigen a un punto común: la orilla. La orilla de una ilustración de Escher, la orilla de una frontera burlada por un cuerpo de agua, la orilla de una estrella, la de un canal: el agua que palpita debajo de todo y que eventualmente, y pese a ella misma, va a llegar al mar.

Aunque es de noche es la voz del canal que fue río, un texto brillante, crudo e indispensable de la literatura joven del norte…”

Aunque es de noche es la voz del canal que fue río, un texto brillante, crudo e indispensable de la literatura joven del norte que se cocinó con el apoyo del programa Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes 2020-2021. Recibió, por parte de la Universidad de Nayarit, el Premio Nacional de Novela Breve Amado Nervo 2021 y se publicó a mediados de este 2023. EP

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